un poco herido

despues de haber tenido un encuentro con un Centauro el cual me ataco por el hecho de ver las criaturas magicas de su bosque fui rapidamente a San Mungo un lugar especializado en heridas por lo cual necesitaba un poco de ayuda por lo poco qu esabia de pociones supe que habia sido herido con una flecha cuya pocion me debilito rapidamente no sabia que hacer asi que entre al consultorio del lugar para resivir ayuda

Ese dia en particular el hospital estaba repleto, los medimagos y las enfermeras no daban a basto. Todo era un caos ordenado porque, a pesar de no contar con el personal suficiente y estar desbordados, cada quien sabia lo que tenia que hacer.
Serenity se encontraba atendiendo pacientes en la planta de "Heridas provocadas por Criaturas" ya que la suya era la mas tranquila de todas.
Entro en el consultorio y cerro la puerta tras ella, encontrandose con un joven mago con una herida en uno de sus brazos. Supo enseguida, gracias a su olfato, que estaba envenenado.
- Le voy a pedir que se siente en la camilla y me cuente que es lo que paso -
Señalo la camilla mientras se acercaba para poder ver mejor la herida.

me acoste mientras le contaba - fui a investigar a los unicornios en el bosque y al parecer eso hizo molestar a uno de los centauros de ahi no me pidio qu eme retirara ni nada simplemente me ataco, saque mi varita y utilize un hechizo para domarlo pero al parecer fue mas rapido que yo y me clavo una lanza o algo por el estilo - la mire con seguridad y clama pues todos los medimagos de San mungo eras a mi opinion los mejores

Tuvo que morderse la lengua para no decir lo que pensaba en ese momento. El mago, idiota como ninguno, habia querido domar a un centauro. Ella misma habia tenido experiencia con esas criaturas y habia salido airosa gracias a su velocidad.
- Esa herida parece estar envenenada. ¿Tiene algun sintoma? -
Trabajaba con profesionalismo, limpiando la herida. Sin inmutarse ante la fina linea de sangre que caia desde la herida, aunque tenia que admitir que el veneno que la recubria era de gran ayuda.

me avergonze un poco por loq ue habia dicho - si un poco de sueño, pienso que el veneno era un tipo de sobnifero ya que no me duelo y no siento mi brazo - sonrei ligeramente - creo qeu fui un tonto al intentar domar a un centauro creo qeu al final de todo es mas rapido que yo - dije en forma de burla hacia mi

Una vez que la herida estuvo vendada, se dirigio hacia el armario de posiciones que se encontraba en el consultorio y saco dos pequeños frascos.
- Le voy a dar una posicion para que sane su herida y la otra le servira para contrarestar el veneno -
Deliberadamente habia pasado su comentario por alto, no le interesaba entablar una conversacion sobre lo idiotas que podian llegar a ser los mortales, que con sus aires de superioridad lo unico que lograban era aunmentar su despresio a ellos. Algo bastante paradojico porque sin duda disfrutaba de utilizarlos para su propio placer personal.
- Tomese primero esta -
Cuando estuvo nuevamente al lado de la camilla le entrego el antidoto

me incomodo que no hablara mucho mas que para decirme lo que tenia que hacer con las pociones tome el frasco que me dio primero me tome la posion yli mire un poco confundido - ok entendido digame no le gustaria trabajar para la escuela Howgarts? - pregunte un poco intrigado tal vez no le importaria mucho pues ella tenia su propio trabajo

Espero unos minutos a que el antidoto le hiciera efecto antes de cambiarle el frasco, entregandole la posicion para cicatrizar su herida.
- Como podra ver, yo ya tengo mi propio trabajo -
Este comentario lo hizo dirijiendose hacia el escritorio, sentandose en la silla detras del mismo, tomo un pergamino y saco la punta del tintero para escribir algunas indicaciones.
- Ademas, nunca me negaria a ayudar en la enfermeria del colegio de ser necesaria mi ayuda -
Su vista no habia abandonado en ningun momento el trozo de pergamino que escribia, asi como tampoco dejaba de deslizarse su mano sobre el.
- Aqui le dejo algunas indicaciones que debera seguir para su total recuperacion -
Le dijo levantando por fin la vista, extendiendole el pergamino. A pesar de la rapidez con la que habia escrito, su letra era pulcra y legible, casi parecia magicamente.