Alistándonos para salir. {Allioth}

Era el día acordado para la “cita” que le propuso a aquel misterioso Slytherin, Allioth Sabbath, que tanta curiosidad le provoco. Pero la verdad es que dicha curiosidad tan distintiva en la Hufflepuff la llegaba meter en líos, pero la mayoría de estos le dejaban experiencias positivas, y probablemente esta experiencia con el Slytherin también lo haría.

Comenzó a arreglarse para dicha salida, para vestir se puso un vestido simple de tirantes, a la altura de las rodillas de color rosado y con encajes, con unas zapatillas de color rosado a la par. Noelle no era muy complicada a la hora de arreglarse, en su cabello lacio simplemente coloco un pequeño moño de color rosa del lado izquierdo de su cabeza y listo. Tampoco solía utilizar mucho maquillaje, solo un poco de rubor para darle color a sus pálidas mejillas.

Ya casi era la hora para que su acompañante llegara, lo más probable es que ya estuviera afuera esperándola, o bueno, por lo menos Allioth, aparentaba ser un joven puntual.

Algunas compañeras de casa la miraban de pies a cabeza y comenzaban a cotillear entre ellas, cosa que le fastidiaba a Noelle, pero esa bobería no le arruinaría su día, camino rápidamente, abrió la puerta violentamente y la cerró igual, tras de ella ya se encontraba el susodicho joven rubio, esperándola.

Se volvió hacia él, se sorprendió al notar que ya había llegado y presenciado dicho acto de violencia, pero seguido de eso analizo toda la escena, el rubio se encontraba recargado en la pared, con una de sus piernas flexionada y apoyada también en la pared y de brazos cruzados, con una mirada serena y tranquila. La castaña se acerco lentamente, colocando sus brazos detrás de su espalda.

-Disculpa eso… Y la tardanza –le sonrió nerviosa- No llevas mucho tiempo esperando ¿verdad?

Sorprendida ante su elogio, sonrió sin mas, y le agradeció, ¿acaso podía sorprenderla aun mas? Le parecía incluso modesto, elegante, amable… Cautivador, sin duda.

-Claro, vamos –dio unos cuantos pasos hacia las escaleras- Tú también luces fenomenal. –millones de pensamientos invadieron su mente, se preguntaba ¿Cómo se le pudo salir ese comentario? Pensar en voz alta, que torpeza la suya, solo esperaba que no la hubiera escuchado, y si lo hizo, que no pensara mal de ella.