El frío puede vencer hasta al pelaje de un león. [Cassandra Lee]

Caminar hacia la montaña está siendo energizante, necesitaba dejar de pensar y de arreglar su mundo, Arianne sólo quería divertise en esos momentos. Abrigándose con su bufanda sigue con lo suyo, había escuchado hablar a unos alumnos de un lago que se encontraba por el lugar y tenía la intención de poder patinar por lo menos, algo que en el Lago Negro no podría hacer. Sólo quería despojarse de todas sus facetas y ser, al menos por unos minutos, una chica normal, sin protocolos, sin reglas, sin el futuro que le espera.

Llega y sonríe sinceramente al verlo congelado. Es perfecto, el viaje no fue en vano. Se prepara, hechiza sus zapatos, se acomoda la ropa como debe y comienza a caminar por el hielo, arrastrando sus pies, dando pequeñas vueltecitas y sintiendose libre.

Sin embargo, no todo dura para siempre y unos ruidos la alertaron de que no estaba sola en ese lugar. Con su varita en alto, apunta hacia donde los sonidos provenían y pregunta:

―¿Quién está ahí?

Arianne arquea una ceja al ver a una chica aparecer detrás de la roca que tenía al frente. "¿Pistolera?" piensa y baja la varita aunque siempre atenta a un posible ataque. Sonríe cínicamente, volviendo a utilizar una de sus facetas. Lástima, ella que quería descansar de todo eso.

―Soy Arianne Sinclair ―responde a la pregunta hecha por Cassandra y se mueve un poco, arrastrando sus pies. Observa a la chica, su cabello rojo y sus ojos claros. Tal vez debería sonarle de algún lado pero siéndose sincera no le importaba lo más mínimo.

La chica no le daba buena espina, tenía la extraña sensación de que no era de confiar. Aunque si lo piensa correctamente, nadie es confiable para la rubia chica, sobre todo si son desconocidos.

―¿Y tú, querida, qué haces por estos lados tan sola? ―pregunta con voz melosa, dándole un toque burlón a su pregunta.

Arianne ladea la cabeza y algo sorprendida ve que la chica se acerca a ella, mientras se reía de su propia broma. La rubia hace una pequeña mueca con su nariz, mostrando la molestia que sentía, má que nada porque el momento de tranquilidad que tanto deseaba, definitivamente se había cancelado. ¿Por qué siempre se encuentra con personas cuando necesitaba estar sola? No lo entiende.

Escucha la pregunta la pelirroja y medita un poco, lo que no necesitó mucho; la verdad está descartada de un comienzo, el punto es qué decir a aquello.

―Para nada ―comienza hablar, impulsivamente, pero con el mismo tono de voz que había utilizado con anterioridad―. Planear las maldades quita la diversión, es mejor cuando es... improvisado.

Y mueve su varita de un lado para otro dándole a entender a la chica -que reconoció como de la casa de Gryffindor- que estuviera alerta. Sigue con lo suyo, patinando tranquilamente por el lago, mirándola de reojo a la chica.

OFF: Perdón por la ausencia, entre semana no suelo tener mucho tiempo para el rol.

No entendí el comportamiento de mi nueva conocida, se comportaba muy raro, como si estuviera en una película. Pensé que igual se había tomado las cosas a las malas y supuse que era algo normal entre Slytherins. Vi como se giraba y me daba la espalda, volviendo a sus cosas. Me miraba de reojo, por encima de su hombro, atentamente y con descaro. Su pelo rubio platino, caía sobre su capa negra y daba la impresión de que era mucho más pura de lo que ella quería aparentar ser.

Se paseó de aquí para allá, y yo no me quise mover del sitio. Me sentía molesta por aquel trato y exigía no una explicación, si no una oportunidad. Me gustaba la gente difícil.

- ¿Dónde vas?

OFF:

La escucha hablar y la mira por sobre su hombro con una sonrisita maliciosa.

—A ningún lado, yo estaba acá disfrutando del lago —responde dandole la cara nuevamente, mientras seguía patinando por el hielo que cubre el lago—, y seguiré haciendo eso, querida.

Sigue con lo suyo por unos minutos, la Gryffindor no se movía, tal vez espera algo de ella, algún comentario que nunca diría por el simple hecho de ser una orgullosa serpiente. Vuelve a mirarla pero en esta ocasión con una clara curiosidad en sus ojos. La otra chica está demasíado tranquila, ni siquiera se está moviendo para atacar.

—¿Por qué no me puedo topar con leonas como tu más seguido? —comenta, dando un suspiro.

Arianne la mira desafiante por unos segundos, pero inmediatamente forma una pequeña sonrisa en su rostro. No le estaba diciendo que se marchara, en realidad, ni siquiera lo había pensado, sí, quería algo de tranquilidad pero la leona no estaba atacando, por lo que no hay necesidad de que se vaya.

—En realidad, lo decía porque no has salido con algún ataque —le dice sinceramente—, normalmente, tus compañeras ya hubiesen tratado de arañarme con sus garritas de leona, pero tu no, lo que hace que sea agradable estar en el mismo lugar.

La sinceridad no es algo que ella practica muy seguido con los integrantes de la casa de Gryffindor, pero no vio necesario mentir en esta situación, sería estúpido,