Un respiro (Ewan)

Hogwarts estaba lleno de paisajes hermosos y tranquilos para relajarse un rato (a excepción del Bosque Prohibido claro) por algo era un mundo mágico, como si se tratase de un cuento de hadas.

Aunque no todo era miel sobre hojuelas, actualmente hacia cientos de rumores sobre el Señor Tenebroso y derivados, cosa que atormentaba a Mia, ya que sentía que sus padres irían a por ella, para reclutarla en el ejercito del Señor Tenebroso, y que si se rehusaba, le darían muerte a su propia hija, como en ocasiones anteriores habían tratado.

Quiso salir hacia el Lago, que a esa hora aproximadamente estaba solitario y podría estar tranquila un rato para pensar. Se sentó en una piedra a la orilla del lago, y echo su cabeza hacia el despejado cielo.

Estaba paseando por el lago, cuando vi a una chica sentada en una roca y mirando el cielo despejado. Había salido a caminar para despejarme después de haber convertido mis deberes de pociones en una masa informe, viscosa y burbujente, no se me daba nada bien, pero eran importantes, mi sueño era aprender a hacerme la poción matalobos, pero era un sueño irrealizable.

-¿Hay algo interesante en el cielo que escape a mi entendimiento?- le pregunté cuando llegué a su lado.

Hizo un gesto de sorpresa, el muchacho la había tomado totalmente desprevenida, esta tan sumida en sus pensamientos que ni siquiera escucho sus pasos, hasta que su voz la despertó de aquel mundo fantasioso.

-El cielo es un hermoso misterio. –contesto, volviéndose hacia el joven, le parecía conocido, pero no lo ubicaba del todo- Mia, Mia Rennold es mi nombre ¿Qué hay de ti? –se presento extendiéndole su mano como un saludo.

Estreché su mano con una sonrisa y me apoyé levemente en una roca que estaba en frente suyo, de tal manera que pudiera mirarla, sino, sería muy incómodo.

-Tomaré eso como un sí- dije riendo, vaya respuesta me había dado, ¿dónde estarían todas las chicas normales y simples del castillo?, parecían estar en peligro de extinción- me llamo Ewan. Dime Mia, ¿qué te trae por estas rocas?- pregunté.

Mia se hecho a reír divertida, su actuación de hacerse la “chica misteriosa” había resultado tal vez, usualmente le gastaba bromas a sus amigos, y Ewan no fue la excepción, solo le quiso dar la primera impresión de ser una lunática, lo miró inocentemente y se disculpo.

-Perdóname, no pude evitar intentar hacerme la misteriosa –le sonrió picadamente- Solo quise salir a tomar un poco de aire, y tal vez olvidarme de todos los líos de Hogwarts… -suspiro profundamente, como si tuviera mil cosas en la cabeza- ¿Qué hay de ti, Ewan?

me rei cuando me dijo que se había hecho la chica misteriosa, no es que yo me lo hubiese creído mucho, pero la verdad es que me había extrañado sus respuestas, que ahora ya tenían un poco más de sentido.

-Más o menos lo mismo, olvidarme de mis asuntos de Hogwarts, o en otras palabras, olvidarme del desastre que he hecho con mis deberes de pociones- expliqué riendo- si lo viese el profesor, me parece que se reiría en mi cara.

Mia miraba la complexión fisica de Ewan, sinceramente le parecía mas un típico chico deportista, no era bueno en pociones por lo que comentaba el muchacho, cosa que acercaba mas a Mia hacia sus sospechas.

-Lo dices como si hubieses volado tú habitación en pedazos o algo parecido –rió divertida- Dime, ¿te gustan los deportes? Me pareces del tipo deportista…-pregunto interesada.

Rei con su comentario, no había volado en pedazos mi habitación esencialmente porque no estaba en ella, pero la poción burbujeante había empezado a comerse la mesa en la que había estado trabajando antes de que la pudiera eliminar por completo.

-Es que resultó algo parecido- dije- Sí, bueno, tampoco es que viva para hacer deporte pero me gusta, me lo paso bien, ¿y tú?- le pregunté, estaba sentada, pero a pesar de todo se le veía buena figura.

Era curioso, a Mia también le gustaba mucho el deporte, pero se inclinaba más a las artes, un tiempo jugaba Quidditch y era buena, pero termino dejando al equipo para dedicarse mas a sus estudios ya que ese era su último año en Hogwarts.

-Me gustan, claro, de hecho solía jugar Quidditch, pero como este es mi último año y me decidí por enfocarme en los estudios –hizo una pausa- Espera… ¿En que curso estas?

Yo nunca había participado en el equipo de Quidditch, y no era cuestión de empezar ahora, con todo lo que tenía que estudiar, no había mejor manera de perder mi valiosísimo tiempo libre que jugando al deporte mágico.

-Pues al parecer en el mismo que tú, aunque me acabo de dar cuenta de tu existencia, no te ofendas- le dije- en cualquier caso, te apuesto a que tú también acabas de notar que vivo en el mismo castillo que tú.