Cuando la leona encuentra a la serpiente [Arianne Sinclair]

¿Realmente tenía que llegar al extremo de ir corriendo en su forma animal hacía el bosque prohibido para que la dejarán tranquila? Era lo que se preguntaba Kayla cuando llegó a aquel lugar lleno de árboles y de criaturas, algunas escalofriantes y otras no tanto.

Observó a su alrededor para comprobar que no había nadie y tomó su forma humana.

Deseaba estar sola, era así de simple. De hecho era una persona que se agobiaba rápido cuando había mucha gente a su alrededor y prefería la soledad, la tranquilidad, no es que fuera antisocial, simplemente no le agradaba que alguien que no tenía su confianza estuviera indagando sobre su vida privada.

Las chicas de su cuarto no hacían mas que preguntarle cosas íntimas, quien le gustaba, si había besado a alguien alguna vez, si había pasado de los besos... ¿cuando entenderían que a ella aquellas chiquilladas no le llamaban la atención?

Suspiró y se reclinó (no recuerdo la palabra y me ha salido en catalán creo >_<) contra el árbol.

Oyó un ruido, no era lejano, mas bien había sonado cerca, Kayla llevó su mano hacía el bolsillo de la falda del uniforme y cogió su varita sin sacarla del bolsillo, esperando para que el dueño del sonido apareciera.

El Bosque Prohibido, otra vez ahí. Arianne pensó en darle una oportunidad más, a pesar de todas las veces que ha decidido visitarlo, sólo en una logró algo de acción. Las otras terminaron siendo incómodas o en su defecto, tener que buscar la diversión, ya que las criaturas se negaban a salir. Como en esta ocasión, parece.

Suspira aburrida, desde hace un tiempo a esta parte todo la estaba aburriendo, cada vez necesitaba más adrenalina, jugar hasta el límite. Por eso prefiere jugar con las personas, que terminan siendo tan volubles como cualquier serpiente y terminan haciendo lo que ella quiere, reaccionar, caer en su juego.

Mientras camina con su varita en alto, iluminando por donde va, se encuentra con una figura rubia, una chica que casi le gritaba que había visto con anterioridad. Se le hacía tan familiar que llegaba a asustar, pero de todas formas, Arianne está segura de nunca haberla visto antes.

—¿Una leona perdida? —pregunta ella tranquilamente, iluminando el lugar. Tal vez jugar con esta chica pueda sacarla un poco de su letargo, del aburriemiento que comenzaba a atormentarla— ¿o sólo viniste a pasear?

Kayla se giró hacia la rubia que tenía delante, en seguida se dio cuenta que era de Slytherin y Kayla tenía muchos prejuicios contra los Slytherins. Ante su comentario, una sonrisa de superioridad apareció en su rostro.

- Vaya, una asquerosa y repugnante serpiente, yo vine a dar una vuelta ¿a que viniste tú? ¿A buscar algún chico al que engañar con tus malas artes, víbora? - se tomó unos segundos para observarla, se rió y rodó los ojos - ¿Te visten los duendes o simplemente tienes mal gusto? - volvió a tomarse unos segundos y tomó su varita con mas fuerza en su bolsillo - soy Kayla Addy, alguien bastante superior a ti ¿quien eres tú, lagartija?

Suspiró y se preguntó si aquella chica resultaría tener valor para contestarle y divertirla o sería una aburrida serpiente como las otras.

(Lo siento, ella es así >_<)

Arianne no es una chica que se molesta con facilidad, por lo menos al nivel de que logren sacarla de su faceta de arrogancia, pero este chica, esta leona le recordaba totalmente a cierto ex-león que ha sido el único en lograr sacarla completamente de sus casillas. Bufa y rueda los ojos, ¿qué más podría hacer? ¿Responderle cada estupidez que salió de su boca? Sí, porque no tiene nada mejor que hacer y porque de verdad que necesita quitar tensiones. Y si ella es como cree, sí que lo logrará.

—¿Malas artes? —ríe ella con burla—. No hables si no sabes —dice ella, mirándola con arrogancia—, ¿qué sentido tiene venir a buscar a alguien a un bosque? Para eso está el castillo. —Vuelve a rodar los ojos, de verdad esperaba que la chica no la defraudara.

Camina cerca de ella, observándola, viendo como una de sus manos se afirmaba en un punto en concreto. Su varita.

—El hecho de que el rojo sea más aceptado que el verde no significa que tenga mal gusto, y en realidad, sí, los duendes me visten. —Le sonríe nuevamente—. Son ellos los que confeccionan mi ropa, una de las más finas de todo el mundo mágico para tu información. Pero ¿qué sabrás tu de eso? —La mira desdeñosa, con un profundo asco en la mueca de su boca—. Si al parecer tu te vistes con lo que personas como yo desechamos.

Jugar y tentar. Existen muchas formas de divertirse y esa es una de las favoritas de Arianne. Llevar al límite a las personas, que no sepan controlarse, que respondan barbaridades.

—Arianne Sinclair, cachorrita —se presenta con un tono de superioridad más propio de ella, ese que utiliza cada vez que dice su apellido, obviando el comentario de que la otra rubia es mejor que ella—. Y veo que acabo de conocer a la hermana gemela de Seth, ya veía yo que te hacías conocida. Agradable, chico, alguien con el que... sería divertido jugar un rato.

Se aleja un par de pasos, retrocediendo, y siempre mirándola a los ojos. La sonrisa malévola de su rostro cada segundo se hacía mayor. Arianne esperaba una buena respuesta de la Gryffindor, una que mínimo la haga pensar.

Arianne rueda los ojos cuando la chica terminó de hablar, le recordó levemente a Keira con todo lo que habla, pero está la diferencia de que la otra chica siempre anda de buen humor, esta... sin comentarios. Bufa al tener que responder tanta cosa, por lo que se toma unos segundos, de verdad espera que la chica salga con comentarios menos impulsivos y sepa pensar con claridad.

—Veo que de verdad sabes poco y nada, pero no perderé mi tiempo discutiendo algo que no comprenderías, chica, no está a tu nivel, eres demasíado inferior para comprenderlo —habla divertida, sonriéndo de medio lado, molestándola con sus palabras.

Se afirma en el árbol que está al frente de la Gryffindor y se cruza de brazos, para hablar venenosamente, demostrando que de verdad nada le importa realmente. Ante la rección de la chica al escuchar sobre su hermano fue algo que no se esperaba, por lo menos con todo lo que había dicho, esperba que sacara su varita o algo así, pero de todas formas le hizo algo de gracia.

—Pues sí, tu hermano se puede defender completamente solo, pero no creo que se quiera defender de mi, no tiene motivo para hacerlo, yo no le voy a hacer algo malo —Sonríe maliciosa, pero cambia el tema inmediatamente a lo otro que la chica había dicho—. Y por fin en algo que pensamos parecido, sí que mi madre era estúpida al ponerme ese nombre, aunque lo hizo porque quería que fuera pura de alma. Idiota. —Rueda los ojos levemente, sin tocar el tema del tamaño de su trasero, sabe que está bien, no perderá el tiempo en hacerselo entender a la otra chica.

Arianne piensa un momento sobre las primeras palabras de Kayla, sabía de una persona que lo defendería con dientes y garras y mucho antes de que la leona se llegase a enterar que ella había estado jugando con su hermano. Ariel Eriksen, la Hufflepuff que perdió la compostura y golpeó la pared en un acto impulsivo.

―Ariel Eriksen daría lo que fuera para que tu hermano no sufra ―le dice burlona―, hasta un puñetazo a una pared de las mazmorras. ―No pudo aguantar más y se largó a reír, ese hecho aún le hacía demasiada gracia, porque esa reacción vino después de un: “Sólo somos amigos”. Sí, claro, y a Arianne le gusta el Quidditch―. También hay un chico, pero ese no me preocupa, está más interesado en aumentar mi ego que ver que estoy jugando con él o en este caso con su amigo.

Se encoje de hombros, tratando de molestar aún más a la chica; aunque en realidad que no le interesa qué es lo que puede pensar la leona de ella; es más, posiblemente se terminaría burlando de aquello de todas formas.

―Y no, no cumplo con las expectativas de mi madre ―habla luego de unos segundos de silencio―. Me he preocupado de romper cada una de ellas ―agrega maliciosa. Y se queda callada para observar a la chica que parecía tener un debate interno. “Raro”, piensa, sobre todo al escuchar la última frase de su acompañante, por lo que Arianne sólo ladeó la cabeza, curiosa.

¿De aumentar su ego?

- Adam haría lo que fuera por sus amigos, puede ser muy malicioso cuando quiero, yo lo sé muy bien, no creo que puedas decir que le conozcas mejor que yo, aunque es muy vago, dejará el trabajo sucio a Ariel, a él no le gusta demasiado comerse la cabeza, se desentenderá todo lo que pueda - vaya, estaba criticando a mi ex-novio, genial.

De modo que se encargaba de romper las expectativas de su madre.

- Dudo que cumplas las expectativas de nadie - dije con malicia.

―Cumplo las expectativas de personas que realmente importan ―dice ella, con voz suave para que la chica pudiera comprender lo que ella dice, mientras se encoge de hombros. Sí, su tono era molesto pero es el que Arianne quería usar―. El resto da igual. Siempre da igual, que piensen y hablen lo que quieran, al fin y al cabo ser como soy, tener lo que poseo, sigue siendo la envidia de muchos. Y no creo que eso cambie alguna vez.

Cuando dijo lo primero, hablaba pensando en su padre. Ella sólo trataba de ser agradable para él, ser aceptada y consentida por su progenitor. El resto de las personas de verdad le da lo mismo, si fuera por ella hechizaría a cada uno de aquellos que deseen controlar su vida.

―Y con respecto a Adam ―vuelve al tema de real relevancia en esa conversación. Si es que a eso se le puede llamar así―. Veo que lo conoces muy bien y que no tienes muy... buenas ideas con respecto a él. Lo que es una lástima, el chico cuando quiere es realmente agradable.