Cerveza de Mantequilla, yo invito. [Elianne Nott]

Hacía días que estaba antojada con beber una cerveza de mantequilla, y ya que no tenía un o una mejor amiga que anduviese conmigo a todos lados, como un ave solitaria, entré a Las tres escobas sin nadie que me acompañase. Tampoco me apenaba ir sola por las calles, de cierto modo me hacía sentirme independiente, y así no molestaba a mis amigos que de seguro hacían cosas más interesantes.

- Humm.. -

Miré a través de la gente, buscando una mesa disponible, hasta encontrar una cerca de una especie de escalera. [La mesa aquella que sale en la película del príncipe mestizo, donde se sientan Harry, Hermione y Ron, donde ven a Ginny besándose con Dean]. Caminé hasta ella, corrí la silla y me senté. Al poco tiempo fuí atendida, y pedí una cerveza de mantequilla, la razón de por qué había entrado a aquel sitio.

Llegó mi pedido, y antes de probarla dí una mirada a los que allí estaban, mientras frotaba mis manos en las piernas a causa del frío.

Elianne sentía como se le congelaba hasta el cerebro. Y, eso, era malo, muy malo. Tenía las manos rojas, ¡maldito el que le dijo que no hacía frío! Estaba segurísima de que tenía la cara roja por el frío. Y no era un rojo precioso y tierno. Era un rojo de: tengo frío. Mucho frío. Entró a las tres escobas y, como de costumbre, estaba llenísimo. Analizó con ojo crítico pero todas las mesas estaban llenas. Se acercó a la barra y le pidió a Rosmerta un chocolate calentito. Entonces recordó que había una mesa que nunca estaba ocupada. Con una expresión de felicidad y su chocolate en mano, se acercó a la mesa. Estaba. Ocupada. ¡Gracias Merlín! Elianne observó que solamente había una chica así que se acercó y le preguntó, sin fijarse en su cara, si estaba libre el sitio.

Apenas había probado mi cerveza de mantequilla. Di un sorbo y antes de seguir bebiéndolo, saqué mi dinero para ver que me alcanzara. Por suerte, hasta me sobraban galeones. Las tres escobas ya se estaban llenando, y pocas mesas estaban ocupadas. Iba a darle otro sorbo al líquido aquel, cuando una chica de cabellos claros preguntó si estaba libre el sitio, refiriéndose a las demás tres sillas que estaban en la mesa que yo ocupaba.

- No, puedes sentarte si quieres.. -

Dije con una muy leve sonrisa.. sin fijarme bien en su rostro, pues en ese momento veía a unos chicos de la mesa atrás de la recién llegada, en donde jugaban una partida de ajedrez, y al parecer uno estaba en problemas, próximo a perder.

Elianne levantó su mirada para observar a la chica. Oh, perfecto, era la única Gryffindor que no la soportaba. Porque Elianne era una Slytherin correcta y contaba con el aprecio de muchas personas de distintas casas. Excepto de esa, pero bueno, si se dejaba llevar por sus prejuicios era culpa suya no de Elianne. Y, desde luego, no se iba a ir de su mesa solo porque no le agradase la compañía.

-Oh, eres tú. Bueno, me da igual. ¿Qué tal estás, querida?-. Preguntó, sarcastica.

OFF:

Spoiler:

Dejé de lado el juego de ajedrez y subí la cabeza para ver a la chica que me haría compañía. ¿Elianne? Ahh no puede ser verdad. Esa chica tenía un no se qué que no me agradaba mucho, y no lo digo por que fuese Slytherin, ya que varios amigos míos pertenecen a esa casa. Además, yo siempre he pensado en ser agradable sólo hasta que el otro ataque, y si no lo hace mejor. La miré con normalidad, sin sonreír, pero tampoco con signo de molestia o desagrado.

- Sip, soy yo. Estoy bien, gracias.. bebiendo una cerveza de mantequilla como podrás ver.. - Le respondí a pesar del sarcasmo en sus palabras. Mis labios se movieron levemente en una pequeña sonrisa. - ¿Tú te encuentras bien? - La interrogué, y mientras esperaba respuesta, bebía más cerveza de mantequilla.

Spoiler:

Elianne suspiró, no entendía que tenía esa Gryffindor, con la que había hablado contadas veces y sólo había visto de reojo alguna vez, que le ponía los pelos de punta. Era una sensación molesta, desagradable. Pero si Nightray no quería guerra, Elianne no le daría guerra.

-Bueno, si obviamos que hace un frío que pela y que no siento las manos, me siento bien-. Respondió, encogiéndose de hombros. Ciertamente, y Elianne nunca lo admitiría, Nightgray tenía una belleza oriental muy distinta de los modelos clásicos europeos.

- Ah pues sí. Hace bastante frío, pero como me considero una mujer de las nieves, digo que amo el invierno y éste clima.. Aunque no creo que te interese.. - Le respondí posando ambas manos en la orilla de la mesa para poder así, jugar con mis dedos.

La rubia Slytherin ya estaba sentada en la mesa junto a mí, y pude ver que no tenía ganas de pelear, al menos no por ahora. Hay unas serpientes que no siempre son hartantes como la desagradable de la señorita Sinclair, con quien me había topado en el jardín días antes. Miré a Elianne.

- Bien, como soy buenita te invito algo. Escoge lo que sea de aquí y te lo compro, pero que no sea muy costoso, ¿eh? - Mi padre me había enviado dinero, por lo que tenía más para gastar. Tomé el "menú" en donde salían las cosas que había en las Tres Escobas, sobre todo líquidos, y se lo alcancé, arrastrándolo por la mesa.

Elianne observó a Nightray juguetear con sus dedos en la mesa. Ahí estaba esa sensación vomitiva que le impedía soportar a la chica. -No, si lo puedes contar. Otra cosa es que yo comparta tu opinión.- Comentó, mirándose las manos, las tenía rojas del frío. Y no le gustaba como quedaban con su manicura francesa.

Entonces escuchó a Nightray ofrecerle algo, qué extraño. Se encogió de hombros, para luego declinar el ofrecimiento. -No quiero nada gracias, me llega y me sobra con mi chocolate-. Comentó, sosteniendo sonriente su taza de chocolate y dándole un sorbito.

Miré a la joven de rubio cabello. Yo seguí jugueteando como si tocara alguna melodía en un piano. Seguramente eso hacía, seguía una pauta de una de las canciones que me gustaba. - Quizás te gustaría estar en una isla tropical, ¿no? En la playa tomando sol - Respondí, pensando en que muchos, la gran mayoría quisieran salir del clima helado a uno cálido, tomando refrescos junto al mar, recostados en una toalla o en una hamaca. Al contrario de ellos, yo prefería estar esquiando en la nieve o haciendo muñecos con ésta. Alaska me vendría bien.

Rechazó mi invitación. Su chocolate caliente le bastaba, así que mejor para mí. - Es la primera vez que te veo sonriendo.. - Le dije desganada al ver que mi cerveza de mantequilla se acababa. Más tarde pediría un café.

-No te creas, la verdad me gusta más el clima primaveral, con toda la lluvia que trae, pero no el frío.- El frío le recordaba muchísimo a su infancia y su infancia no había sido de sus partes favoritas en su vida. Frunció ligeramente el ceño, por haber desviado su línea de pensamientos.

Elianne escuchó desconcertada a Nightray, claro que la había visto sonreir. Elianne siempre sonreía. -¿Sí? Qué curioso-. Reflexionó, con una media sonrisa.

- Sí, el clima de la primavera es bueno, pero yo prefiero el otoño. Parece que tenemos ideas bien opuestas - Comenté acomodándome en la silla, haciendo un gesto a una mujer que estaba atendiendo. Ésta se acercó y pude encarcarle un café con malvavisco, pues me gustaba poner a éste último encima del líquido oscuro.

- O por lo menos es la primera vez que lo noto.. - Sonreí yo esta vez, inocente e infantilmente. - Casi siempre ando por las nubes, así que no es raro que no me de cuenta de las cosas - Terminé la cerveza de mantequilla de un sorbo esperé mi nuevo encargo.

-Bueno, qué más dará... Me importa poquísimo que tengamos opiniones distintas, aquí lo importante es discernir porqué no me caes del todo bien-. sentenció Elianne, tamborileando con los dedos en la mesa, siguiendo una melodía mental de The Rolling Stones.

-Yo solo me fijo de vez en cuando-. Comentó Elianne, fijandose en el cabello rojo fuego de la chica, evidentemente bien teñido, y en su corte de pelo. Elianne no se veía capaz de teñirse el pelo, a decir verdad.

- No sé, eso deberías saberlo tú. Si yo no te agrado por algo será, pero no creo haber hecho nada malo.. humm.. quizás es mi sangre mestiza, mis rasgos asiáticos o que soy desesperante a veces, cosa que dudo que sepas porque no hablamos mucho, por ende, no me conoces.. - Comenté casi seria, para finalizar con una leve sonrisa. - Yo creo saber por qué no me agradas.. - Añadí finalmente.

Mi café había llegado, con mi malvavisco flotando en él. Tomé la bolsita con el azúcar, la abrí y eché dentro, para después apoyarme de manera aburrida en mi mano, y el codo del mísmo brazo en la mesa. Con la otra mano hacía girar la cucharita sin tocarla, para revolver lo que acababa de echar al café con el malvavisco estorbándome. - No es por ser mala, pero la mayoría de los Slytherin sonríen por verse superiores a alguien en alguna situación o cosas así.. y quizás por eso lo pensé - No la miraba en ese momento. Mis ojos estaban puestos en la cuchara.

-Me tachas de racista y misógina. Pero mira tú por dónde yo te caigo mal solo por el color de mi corbata.- Comentó Elianne burlona. -Sería estúpido por mi parte despreciarte por ser mestiza cuando yo lo soy también. Y, bueno, por ser asiatica, me da a mí que sería cierta envidia pero no me caerias mal-. Reflexionó Elianne en voz alta.

-Supongo que es porque nunca me he tomado la molestia de conocerte-. Comentó, encogiendose de hombros. Y le dio un sorbo a su chocolate que seguía calentito.

- Bueno, si lo dices así suena feo.. y asumo mi error de pensar de esa forma - La chica tenía razón. Yo reclamando que los Slytherin eran de tal forma y yo mísma había hecho un comentario así. Tomé algo de café, avergonzada por mis palabras, no me sentía orgullosa de lo que había dicho. Lo del mestizaje me sorprendió pero no dije nada, lo mísmo por su comentario sobre los asiáticos.

- Ese es uno de los problemas más comunes.. has visto sólo una parte de la persona, pero no la conoces en verdad.. - Comenté después de haberme quemado la lengua por estar despistada. - Aunque noto que eres buenita.. sino hace rato me hubieses comido viva.. - Dije metafóricamente, sonriendo levemente.

-Yo lo digo como lo pienso, la verdad. Lamento si te has sentido ofendida en algún momento.- Suspiró Elianne, aburrida. Odiaba ser políticamente correcta, pero con los Gryffindor había que andar con pies de plomo... Aunque ellos no tuvieran ningún tacto. Elianne observó a Nightray bebiendo de su chocolate avergonzada. Sí, una sonrisa malvada de medio lado fue plasmada en su rostro.

Elianne se sintió extrañamente bien al escucharla decir que era una buena persona.-Bueno, supongo que sí, soy una buena chica.- Respondió, arrogante.

- No hay problema.. ya dicen suficientes cosas de mí, y una más no es la gran cosa.. supongo.. - Le comenté, bebiendo un poco del café en una actitud calmada, que era extraña ver en mí. Miré a la rubia de reojo, sonreía. Inflé las mejillas amurrada cual niña pequeña tratando de que no lo notara, ya que sabía que esa sonrisa no era de las "buenas". - Aunque seas buena chica, a veces eres mala igual.. - Dije sin pensar, haciéndome la desinteresada, mirando a una mujer con su esposo en una mesa de al lado.

-¿Es idea mía o este día es aburrido? - Pregunté, volviendo mi atención a la Slytherin, que seguía allí, tomando su chocolate caliente. Tomé el malvavisco y lo comí, adoptando luego la mísma pose aburrida de hace un rato: El codo apoyado en la mesa y mi cabeza en la mano del mísmo.

Elianne se sonrojó suavemente, probablemente por el calor del chococate y no porque no estuviese acostumbrada a que le dijesen que era buena pero mala.-Bueno, qué puedo decir en mi defensa, me gusta el gris. Ni el negro ni el blanco-. Comentó, indiferente.

Empezó a contar los tonos de rojo que tenía Nightray en su pelo. Dios, realmente se aburría. Eran cuatro.

-La verdad es que es el clásico día de invierno que se pasa tomando algo caliente y viendo el paisaje. O leyendo.-Dijo, desviando la mirada hacía unos críos que estaban haciendo muchísimo ruido. Uno de ellos la miró y la señaló. Elianne les fulminó con la mirada y el ruido murió.

Lo del gris me hizo sonreír, en ciertas ocasiones también me sentía al medio de todo, como cuando dos amigos tuyos se pelean y tú tienes estar ahí intentando reconciliarlos. Bebí más de mi café, notando que afuera comenzaba a llover.

- ¡Genial! Cuando salga de aquí iré a correr bajo la lluvia~ - Comenté emocionada con una gran sonrisa al ver ese espectáculo. - Mientras tu lees o haces algo así, yo estoy mojándome.. - Me reí, notando como miraba a los niños. Me causaba gracia que se callaran con sólo una mirada de la Slytherin.

-Hombre, es que lo de correr bajo la lluvia es algo para hacer en plan romántico. O con los amigos. Eso sí que es legendario...- Comentó Elianne, recordando la última vez que lo había hecho, había sido en verano, con Kyle. Y había sido, francamente, refrescante. Elianne amaba el verano, pero solo el inglés puesto que era el único en el que podía hacer un calor de mil demonios pero al día siguiente una lluvia maravillosa.

Elianne observó a Nightray dirigir la mirada hacia los enanos a los que había callado. -Sentiría compasión por ellos pero yo fui así y a mí también me callaron de esta manera. Es el ciclo de la vida-. Le dijo, como si contara un secreto.

- Para serte sincera.. jamás he tenido un momento romántico como ese. De hecho, no recuerdo haber tenido pareja, por lo menos no una oficial.. - Le conté intentando recordar. A los 13 años había tenido un seguidor.. un chico dos años mayores vecino mío, pero a pesar de que sabía que le gustaba, él jamás se atrevió a confesármelo. Finalmente comencé a salir con un irlandés que estuvo viviendo cerca de mi casa, pero nada formal. En fin, eso me daba igual.

Seguí mirando a los chicos, oyendo lo que Elianne tenía para decirme. - Tu infancia no fue muy bonita, ¿verdad? - Interrogué a la Slytherin, arriesgándome a meterme en un asunto privado. Los pequeños se alejaron, jugando un poco más allá, temerosos a ser regañados por la chica que estaba frente a mí.

-Yo tampoco he tenido parejas, pero sí que he tenido momentos románticos.- Comentó Elianne, ella no creía en el amor, nunca había sentido ese famosisimo cosquilleo, esas piernas temblorosas, esos sonrojos sin sentido. Elianne nunca los había sentido...

Su mirada volvió a Nightray y sintió esas náuseas de nuevo. Por eso no le acababa de caer bien. Era una sensación incómoda, que Elianne había sentido contadas veces. Y, simplemente no le gustaba. Escuchó a Aya... Nightray, preguntarle por su infacia. -Mmm... No, la verdad es que no. Tuve una infancia común y corriente, al menos para una familia de tradición Slytherin-. Respondió, tocando incoscientemente la cicatriz que tenía en la pierna. Aquella había sido la única vez que había peleado seriamente con su madre... Parpadeó, volviendo a la realidad ¿qué más le daba el pasado? -¿Y tu infancia?- Preguntó, con cortesia.

Ella era bastante bonita, y me era curioso que no tuvo pareja. La vida es así, llena de misterios, crees en algo, pero no siempre sucede. Sonreí al escucharla y tomé más café, mientras ella se prestaba a responder a mi pregunta de su infancia. - ¿Común y corriente? - Repetí al oírla. Sabía poco de ella, y si decía eso posiblemente se refería a la típica infancia de un Slytherin, los cuales debían obedecer las reglas de sus padres en cuanto a pensar en que ellos son superiores a los otros, bla bla. Cuando preguntó sobre la mía, sentí una especie de escalofrío.. sabía que era mi turno.

- Nací allá en Japón, mi padre es inglés y mi madre japonesa. Perdí a mi gemela cuando estábamos pequeñas en un accidente, y años después a mi madre debido a una enfermedad.. Eso es básicamente el resumen de mi vida.. - Le dije con cierta nostalgia. Miré por la ventana. La lluvia caía, devolviéndome al pasado.

Llegó un silencio incómodo, de esos que Elianne solía ignorar. Pero también se le formó un nudo en la garganta al escuchar a Nightray hablar de su infancia. Era jodido haber perdido a su madre. Elianne imaginaba que si ella perdiese a su tía el mundo se le caería encima. Elianne hizo una mueca al ver que su mano intentaba cruzar la mesa para darle un signo de empatía. Por un momento no tuvo control sobre su cuerpo y acarició la mano de Nightray en señal de apoyo. - Lo lamento mucho. Yo no sé que me pasaría si mi tía muriese.- Le dijo, con un estremecimiento de disgusto.

Por un momento no supe que hacer o decir. Solía hablar de ellas como si estuviesen vivas, o como si me alegrase de que estuviesen en un sitio mejor. Mi rostro no expresaba alegría, ni tristeza, ni mucho menos enojo o algo así. Aunque me sorprendí de que la mano de Elianne se posara en la mía. ¿me estaba dando su apoyo? Y sus palabras.. así que tenía una tía a la cual apreciaba mucho.

- No hay nada que lamentar, me siento bien aunque no estén aquí.. - Le respondí con una cálida sonrisa, mientras miraba curiosa a la vez la mano de ella. No sé por qué, pero tenía ganas de reírme y me aguantaba.