Haciendo nuevas amistades[Lyra Greed]

Me encanta el mar, me crié ceca de él y adoro su sonido, su olor y su brisa. Lo más parecido al mar que hay por aquí es el embarcadero. Me gusta venir por aquí cuando necesito pensar o no tengo nada mejor que hacer, pero hoy tengo el presentimiento de que va a ser diferente. Hoy el embarcadero tiene algo más mágico que de costumbre...
Tomo aire muy profundo. Es un día semicubierto por las nubes grises y hay un poco de brisa, me hace sentir viva. Aprovechando que me encontraba aparentemente sola, me coloqué descalza justo en el borde de las maderas y puse los brazos en cruz, dejando que la brisa moviese mi fino vestido gris y mi pelo a su antojo. En esta posición me quedé, pensando, deliberando sobre lo que me había traído hasta aquí. Y llegó un momento en que solo oía el sonido del agua bajo mis pies.

Después de un largo día era necesario descansar. Pensé en un lugar al aire libre donde esperaba que no haya bullicio pero con alguna compañía. Salí del Castillo y me dirigí directamente al Embarcadero. Había una chica descalza sobre la madera, así que había elegido bien, tendría compañía al menos. Me acerqué.

-Hola... Soy Lyra.- le dije prácticamente en voz baja, la tranquilidad del lugar me hacía hablar así, era extraño. Luego miré más a la chica, tal vez me la había cruzado en algún lado, pero no la recordaba.

Mientras estaba sumida en mis pensamientos noté por casualidad que alguien se me acercaba, por lo que agucé el oído. Al poco rato oí una voz a mi lado. Abrí los ojos y los posé en los de la chica que acababa de llegar.
-Hola... Soy Lyra- había dicho. Pronunció sus palabras con un levísimo tono, casi inaudible. Decidí volverme del todo hacia ella y, sin apartar la vista de sus ojos le tendí la mano y le respondí con una sonrisa y mi voz más dulces.
-Encantada, soy Angelina, puedes llamarme Angie si te apetece- Era asombroso, con el agua de fondo, aquella chica parecía más bien una sirena. Eché de menos en aquel momento mi cuaderno de dibujo.

La chica a la que saludé se dio vuelta, sonrió y tendió su mano. Parecía muy amable, tenía el pelo oscuro pero su piel era clara. Correspondí el gesto y estreché su mano. La escuché hablar, su voz era extremadamente dulce.

-De acuerdo, Angie.- y solté su mano, había vuelto a hablar en voz baja, era una mala costumbre... Esbozé media sonrisa.

-Soy de Ravenclaw y estoy en quinto, ¿tú?... Este lugar es muy tranquilo, ¿cierto?- estaba hablando distraída y casi sin pensar, aunque esta vez recordé levantar un poco la voz.

Lyra parecía sorprendida y distraída al mismo tiempo. Decidí seguirle un poco la corriente y ver hacia dónde nos llevaba esta conversación.
- Yo soy Slytherin de tu mismo curso- pese a que ella había levantado el tono de su voz y continué utilizando aquel tono tan meloso- cierto, me encanta venir aquí a despejarme un poco al final de la semana... ¿qué te trae a ti por aquí?
Yo seguía mirándola e imaginándomela a modo de sirena en un precioso dibujo que tomaba forma en mi cabeza.

Que extraño, si ella también estaba en quinto seguro tendría que haberla visto antes o compartido alguna clase. Bueno, mi memoria no era exactamente la mejor de todas... Además, creo que me aseguré de que los prejuicios de Slytherin eran tontos, no era la primera persona aparentemente amable en Slytherin que conocía. Angie seguía hablando con este tono de voz dulce, era bonito.
-Necesitaba descansar un poco y busqué un lugar donde no hubiera mucho bullicio... Así que vine aquí.- esta vez volví a hablar despacio, sin darme cuenta.

Definitivamente se había formado una burbuja de silencio y relajación en torno a nosotras dos y la sensación era muy agradable.
- Si esa era tu intención, definitivamente has escogido bien- le sonreí dulcemente sin alterar el tono de mi voz para no romper la burbuja y me volví a concentrar por un segundo en el dibujo de mi cabeza, que ya iba tomando forma.- dime, Lyra... ¿tienes alguna afición?- los trazos de mi mente daban forma ya a las suaves líneas de la cara de la Ravenclaw, convertida en sirena por arte de mi imaginación.

Noté que Angelina parecía concentrada en algo; mientras que yo estaba completamente distraída: que en realidad era lo que estaba buscando. Todavía se sentía la paz y la tranquilidad del lugar.
-No sé... Tal vez leer o patinar, no son precisamente aficiones pero eso hago en mi tiempo libre...- otra vez hablé sin pensar y en voz baja. Comencé a jugar con un mechón de mi pelo, como para hacer algo. No podía estar tan distraída, todo era tan tranquilo...

En mi mente se trazaban las últimas líneas de un dibujo casi terminado. Sonreí satisfecha con el matiz que tomaba mi obra. La sirenita Ravenclaw sonreía sentada en su roca con el mar tranquilo de fondo. Adoraba pintar de ese modo...
- Sí, son cosas entretenidas, sobre todo leer. Un buen libro te transporta al lugar que tú quieras.- sonreí de nuevo. En algún momento le contaría a Lyra lo del dibujo... le interesaría.

-¿Tú? ¿Tienes alguna afición? Y dijiste que estás en quinto como yo, ¿qué tal llevas el tema de los TIMOs?- quería sacar un tema de conversación de alguna manera y romper el ambiente; esta vez también recordé alzar mi voz. Se podía escuchar el sonido del agua y el cielo parecía que anunciaba algún chubasco, las nubes estaban grises.

- Me apasiona el dibujo... de hecho, estaba dibujándote mentalmente como a una sirena... te gustaría ver el dibujo, pero me es imposible enseñarlo- sonreí dulcemente de nuevo, pretendiendo que notase mis buenas intenciones.- Parece que se acercan lluvias. Será mejor que te ateches si no quieres mojarte.- yo prefería quedarme. Había ido allí con aquella intención. Por esa misma razón no llevaba encima su cuaderno. Había ido allí a mojarse. De hecho, llevar bañador debajo de la ropa no era algo que se soliese hacer en pleno invierno.

-¿En serio? ¿Me dibujaste mentalmente?- pregunté retóricamente, me había sorprendido ese hecho. Luego de que ella mencionara que parecía que iba a llover comenzaron a caer un par de gotitas, una llovizna ligera. Miré el cielo y algunas gotas golpearon mi cara. Volví la vista hacia Angelina.
-La verdad me gusta la lluvia, un poco de agua no le hace mal a nadie... Además seguramente hay demasiada gente en la entrada y en la Sala Común, y yo quería un lugar sin bullicio y tranquilo...-

Me sorprendió que le agradase la lluvia...La mayoría de las chicas solían correr a atecharse al menor signo de humedad para que no se les encrespase el pelo, cosa que a mí siempre me pareció una estupidez. Pero Lyra no, la sirenita prefería el agua. Sonreí.
- Es extraño que te guste mojarte... no conozco a mucha gente así.- el agua empezaba a caer en mayor cantidad y nuestras ropas se estaban calando- ¿Te has traído bañador?- sonreí de nuevo a mi nueva amistad esperando su respuesta.

¿Extraño? ¿Por qué? Me gustaba el frío y el agua, ya empezaba a llover un poco más fuerte y mi cabello se iba empapando al igual que mis ropas. Mi compañera seguía con una sonrisa en su rostro.
-No, no he pensado en nadar un día de invierno... Es más, salí apurada y ni siquiera sabía que iba a llover.- le contesté y volví a mirar el cielo, mojándome toda la cara y volviendo la vista de nuevo. Mi cabello parecía estar ya casi empapado y me pasé los dedos por él, luego sería difícil desenredarlo pero no importaba.

No me sorprendió que ella no quisiese nadar, pues no parecía que hubiese ido hasta allí con aquella intención, a diferencia de mí. Sonreí enigmáticamente entes de dirigirme de nuevo a ella.
- Si no te importa, yo había pensado darme un chapuzón y, al fin y al cabo, puestos a mojarse, hagámoslo bien.- me despojé del vestido completamente empapado y lo dejé en el suelo junto con los zapatos que llevaba en la mano y me tiré de cabeza al agua sin esperar respuesta alguna. Ya desde el agua, volví a gritar- ¡Está calentita! Yo que tú entraría, ahí fuera te vas a congelar y, además, ya estás empapada.- sonreí de nuevo y crucé los dedos bajo el agua esperando que Lyra se me uniese. Parecía el tipo de chica dispuesta a ese tipo de cosas.

Parecía que Angie llevaba todo planeado y todavía estaba sonriendo.
-Eh...- Antes de que yo contestara ella se quitó el vestido, dejó sus zapatos y se metió al agua.
Luego me instó a que entrara con ella... La verdad era cierto, ya estaba mojada y hacía frío afuera, aunque no podía llegar a creer que el agua estaba caliente si afuera hacía frío. Me quité las zapatillas mojadas y me senté al borde para mojar los pies.

Parecía que en parte estaba consiguiendo convencer a Lyra. Pero así todo, ella no se decidió a meterse en el agua, si no que simplemente se sentó en el borde de la madera. Mala idea. Con una sonrisilla diabólica, me sumergí en el agua y buceé hasta que vi sus pies sobre mi. Sonriendo aún más, agarré sus tobillos y sin darle tiempo a reaccionar, tiré con todas mis fuerzas hacia abajo. Haciendo que la Ravenclaw acabase en el agua completamente vestida. Salí de nuevo a la superficie tosiendo por el agua que había tragado de la risa. No era una risa malintencionada, si no divertida.

El agua no estaba tan fría como lo había pensado. Chapoteé un poco con los pies mientras miraba el agua... Hasta que en un momento sentí un tirón y solté un grito histérico. Salí rápido a la superficie, ya que no había tomado aire, me refregué los ojos y luego mojé mi cabello "peinándolo" en el agua, para que no me moleste en la cara. Angie estaba riéndose y tosiendo, seguramente había tragado agua.
-Eso fue muy amable por tu parte.- le dije sarcásticamente mientras nadaba hacia ella. ¿Qué sentido tenía salir? Ahora sí estaba mojada y además llovía. Tendría que arreglar mi ropa después.

Cuando por fin logré controlar mi risa, nadé hacia Lyra y me quedé flotando a su lado. La miré y constaté que ahora parecía incluso más una sirena. Sonreí para volver a contestarle.
- No hay de qué. Es siempre un placer ayudar a los demás.- Tras este último comentario acompañado de otra encantadora sonrisa, me sumergí de nuevo bajo el agua.

-Si, seguro...- le contesté, aunque no me había escuchado, pues ya estaba de nuevo debajo del agua.
En cambio yo me quedé flotando en la superficie mientras me alejaba de la madera en donde habían quedado mis zapatillas.
-¿Qué loco nada en invierno, con ropa y mientras llueve? Ah si, yo...- comenté hablando al aire, sin saber si Angie me escuchaba o no.

Mientras permanecía bajo el agua, oía a Lyra hablar, pero no entendía lo que decía. Subí de nuevo para tomar aire y resultó que aparecí más cerca de Lyra de lo que calculaba. Me fijé en sus ojos. Eran preciosos, pero deseché la idea. No, Angie, no. Y, tras sonreír un instante, me volví para seguir nadando.
- ¿Decías algo? Me pareció oírte, pero no lo entendí.

En un súbito movimiento Angie apareció extremadamente cerca mío, ¿es que no sabía abrir los ojos debajo del agua para ver dónde está? Esta chica era épica: siempre sonriendo.
-Estaba hablando sola.- tomé aire y me sumergí, nadé un poco por el mismo área, pues no quería alejarme mucho. Luego volví a salir a la superficie, a ver qué estaba haciendo Angelina.

Me sentía libre en el agua. Nadé en todas las direcciones que se me ocurrieron, me sumergí y salí a la superficie. Estaba en mi mundo. En aquel lugar, en aquel momento era intocable. Notaba la presencia de Lyra, pero parecía un punto minúsculo en la inmensidad de lago. No temía a las criaturas que en él vivían. Sabía más que de sobra que no actuarían si no eran molestadas.

Ella seguía nadando, mientras tanto miré el cielo y me di cuenta de que la lluvia había disminuído. Me acerqué nadando hacia la madera esta vez, estaba empezando a tener frío. Me detuve cerca del borde y volví a buscar con la vista a Angelina, estaba lejos.
-¡Está parando de llover!- le grité lo suficiente para que escuchara, a ver cómo reaccionaba. Aunque yo pensaba que ella querría quedarse nadando.

Parecía que la lluvia amainaba y, aunque no tenía ganas de irme, menos ganas aún tenía de resfriarme, por lo que, tras el aviso de Lyra, nadé hasta la madera para salir. Cogí mi vestido y, tras examinar su estado, decidí cubrirme con él los hombros y me calcé los playeros empapados y tendí la mano a mi amiga para que saliese del agua con menor dificultad.