-Bueno, desde luego me apetece algo excitante.- Susurró contra los labios de Dastan. Se veían muy apetecibles, besables... Y, antes le habían parecido suaves.
Acarició con suavidad calculada el cuello del chico y cruzó sus manos por detrás de el mismo. Río, coqueta, antes de acercar aún más su rostro. Pero ella no lo iba a besar, no. Él iba a besarla, la besaría desesperadamente porque tendría muchísmas ganas. Porque, Elianne, era tentación pura y malvada.