aburrimiento (Libre)

Con un libro en la mano y el suave murmullo de las olas del mar azotar levemente los cimientos de madera sobre los que se levantaba el embarcadero por el que años atrás había llegado por primera vez a aquel idílico lugar.

Crucé las piernas con un gesto ágil para después, dejar que mi cuerpo sucumbiera al cansamiento y cediera de manera que yo quedara sentado el suelo. Bufé y con un ligero vistazo alcé rostro el dirección al cielo encapotado que no hacía más que recordarme la soledad del momento. Mis manos aún seguían acunando el libro de alguna escritora Muggle que había robado en mi estancia por ese mundo, bajé de nuevo la vista a las páginas decoradas por frases concienzudamente ordenadas y me dispuse a leer.

Chloe bajó resbalando la pendiente que llevaba al embarcadero, hacía mucho que no pasaba por ahí y se había decidido por dar una vuelta por la zona, a ver si habían botes. No lo había, cosa bastante obvia dado que el lago estaba congelado, pero había un chico sentado por ahí leyendo, lo que le llamó enormemente la atención. La chica continuó bajando hasta llegar a la altura del chico.

-Hola- saludó alegremente- ¿no tienes frío?- preguntó ligeramente preocupada.

Mi mente seguía vagando por paraderos inóspitos basados en la clara y concisa explicación que el libro daba sobre estos. Mi mente había entrado en una especie de shock. Mis ojos viajaban solos inspeccionando todas y cada una de las palabras mientras yo me fundía en la piel del temible antagonista que pretendía, con cierto juego sucio, acabar con la paz de la humanidad.

Mi concentración era más que evidente, pretendía girar la última página en la que se describía el final de aquella temible trama. Posé uno de mis dedos sobre el final de la hoja y otro al lado contrario de este mientras procedía a girarla, pero eso me fue imposible pues una voz disturbió la en la que me veía sumido. Giré el rostro con cierta tranquilidad de manera que unos ojos azules impactaron sobre los míos.

-Hola- sonreí de lado con ese encanto natural que supongo había adquirido de mi madre. -Ahora que lo dices un poco.- ladeé la cabeza.

Chloe sonrió, el chico era muy guapo y estaba leyendo un libro con bastante interés, por lo que la chica se sintió un poco culpable, quizás le había interrumpido en una parte interesante. Ella odiaba que le hiciesen eso.

-Ya me parecía a mí, es que estás al lado del lago congelado, lo extraño sería que no tuvieses frío.- comentó sonriendo- Siento haber interrumpido tu lectura, de verdad, si era algo interesante y quieres seguir leyendo, yo me voy...- dijo con tono preocupado.

Mi vista seguía desvaneciéndose de manera disimulada entre las perfectas curvas de su cuerpo, la verdad es que era una chica bastante guapa, no podía negarlo. Sonreí de lado ante sus palabras.

-Esto de no moverse no es bueno.- dejé el libro sobre la húmeda madera mientras miraba el horizonte y estiré los brazos haciendo lo mismo con los dedos. Sus palabras me hicieron volver la visa hacia ella. -No te preocupes, es una final básico.- le quité hierro al asunto encogiéndome de hombros y cerré el libro moviendo la tapa.

Chloe rio al oír lo que dijo sobre quedarse quieto y suspiró aliviada cuando afirmó que el final era básico, por lo que no importaba realmente que le hubiese apartado de la lectura. La chica sonrió y decidió presentarse.

-Soy Chloe, ¿y tú?- le preguntó al chico.

Sonreí de lado y por mera cortesía que ya creía olvidada, me levante de manera que la diferencia de altura en la que antes ella descataba ahora se invertía.

-Mi nombre es Mijaíl.- contestó contundente mientras le tendía una mano. -Encantado de conocerte Chloe.-

El chico se puso de pie y Chloe tuvo que mirar hacia arriba para verle la cara, ella que tenía entendido que era alta, ahora se sentía pequeñita al lado de Mijaíl, quien se presentó y le tendió la mano.

-Lo mismo digo- añadió estrechando a su vez la mano del chico- ¿qué leías?- preguntó interesada.

Sentí la calidez de su mano rodear la mía y con la misca cordialidad que la había alzada, la bajé al finalizar el saludo. Fruncí el labio ante su pregunta y desvié un momento la vista hacia el libro volteado al revés sobre la vijea madera color que años anteriores había sido color caoba, luego la volví a mirar.

-Nada, un libro muggle sobre "magos"- bromeé marcando las comillas y sonreí. -Y tú, ¿qué haces aquí con el frío que hace?- la señalé con el mentón.

Chloe sonrió, no sabía que los muggles hablaban de los magos en sus libros, le llamaba mucho la atención. Quizás, más adelante, podría pedirle el libro a Mijaíl y ver cómo los retrataban.

-Doy un paseo, nada fuera de lo común. Pero no tengo que preocuparme por el frío, voy bien abrigada- afirmó.

Alcé una ceja ante su respuesta pues la verdad tampoco había entendido demasiado bien a qué se había referido con esa expresión.

-Eres una exagerada, no hace tanto frió.- bromeé mientras me giraba para coger el libro. Debo admitir que era una chica bastante guapa.

Chloe se estremeció en broma, como si se estuviera congelando. Ella tenía frio y había venido bien abrigada. Gracias a eso, ahora mantenía una agradable temperatura corporal y mientras no se helase el mundo derrepente ella estaría bien.

-Sí que lo hace, quizás tú eres un insensible que no pasa frio, pero yo soy muy friolera, así que por eso vengo abrigada y ya está, no hay dolor- dijo sonriendo.

Fruncí los labios bromeando y me acerqué a ella con cierta tranquilidad.

-entonces, señora friolera es hora de volver a la cárcel.- dije usando ese último término para referirme a la escuela pues, en cierta manera estar allí era lo mismo que las cuatro paredes tras las que me había escondido durante años. La miré y sonreí de lado.

Después de pensar un poco, Chloe llegó a la conclusión de que el término "cárcel" se refería a Hogwarts, aunque para ella no era una cárcel de verdad, sino uno de los pocos sitios donde se sentía a salvo y protegida, y dónde podía estar tranquila y libre de preocupaciones mayores.

-Está bien, vuelvo, pero sólo si tú me acompañas- dijo con una sonrisa.

Me puse el libro bajo la barbilla mientras estiraba hacia abajo el sueter color canela que llevaba ese día y que sin quererlo había subido dejando que el frío se filtraba por las pequeñas perforaciones. Reí al escucharla de una manera algo extraña puesto la posición era en pocas palabras, difícil.

-¿Te vas a fiar de una desconocido?- bromeé mientras empezaba a caminar bajo los chirridos de la madera vieja.

Chloe paró un momento, durante su infancia siempre había estado acompañada por una niñera o algo por el estilo que se preocupaba de que se portase bien. Como siempre había estado con personas de las que sus padres se fiaban y nunca había salido de su entorno, no la habían dicho demasiadas veces eso de "no te vayas con extraños".

-Depende, ¿eres un mortífago, asesino a sueldo o secuestrador?- preguntó seriamente.

Sonreí y dándole la espalda seguí caminando.

-Pese a que eso de ser sicario podría ser divertido...- hice una pausa intentándole dar algo de vidilla al tema y pensando la respuesta. -Creo que el señor Corleone no me ha contratado aún.- me encogí de lado y me paré para hacerle una seña de que siguiera hacia delante.

Chloe no entendía muy bien lo que había dicho el chico, ¿Quien era el señor Corleone?, no entendía nada. De todos modos, decidió que Mijaíl no era malo, porque había dicho que serlo podría ser divertido.

-¿Quién es el señor Corleone?, ¿es malo?, si no te ha contratado significa que eres bueno, ¿verdad?- preguntó mientras caminaba deprisa para llegar a la altura de Mijaíl, que se había adelantado.

Reí al escucharla, parecía tan inocente que sin duda alguna mentirle, o mejor dicho desplazar el tema había sido una tarea fácil.

-¿El señor Corleone?- repetí metiendo la mano derecha en el bolsillo de los tejanos. -Es un mafioso, el pradrino.- dije haciendo el típico gesto italiano y haciendo una imitación barata de imitación de Marlon Brando.

Chloe enarcó las cejas, y a pesar de que la curiosidad era muy fuerte, decidió que no seguiría preguntando, se sentía muy estúpida cuando le costaba entender las cosas. Ya lo miraría más tarde en algún lado. Trotó unos metros para ponerse finalmente a la altura de Mijaíl y una vez lo logró volvió a caminar a velocidad normal.

-Ya veo, entonces, descartando ya que seas una mala persona, ¿cómo eres?- le preguntó al chico.

Chloe preguntó algo que me hizo pensar, la verdad que no tenía un atrón claro sobre mi personalidad más bien dependía de la persona con quién me topaba en ese intante. Seguí andando algo pensativo unos cuantos metros.

-Depende de la persona.- rompí el silencio. -¿Cómo dirías que soy?- pregunté con cierta curiosidad.

Chloe se quedó quieta unos segundos, no se esperaba la pregunta, pero después alcanzó a Mijaíl por enésima vez. De verdad, eso no era normal, el chico tenía una zancada demasiado larga para ella, aunque fuese lento.

-Pues serio, y supongo que un poco irónico, no podría decir mucho más, te acabo de conocer- dijo sonriendo levemente- no te pregunto lo mismo porque ya me sé la respuesta- aseguró.

Aminoré un poco la marcha pues tampoco tenía prisa ni pretendía hacer que la chica se fuera al suelo por un resbalón. Metí la otra mano en el bolsillo y saqué el paquete de tabaco que llevaba en éste.

-¿Te importa si fumo?- pregunté alzando un poco la cajetilla para luego sonreír. -Y, haces bien en no preguntar-

Chloe enarcó las cejas asombrada. ¿Fumar?, ¿qué era eso?, Mijaíl parecía una caja de sorpresas a decir verdad, y le intrigaba mucho, ¿de dónde habría salido?, le intrigaba enormemente.

-No claro, adelante- cuando el chico encendió el cigarrro y el humo le dio a la chica, Chloe se puso a toser- ¿pero qué es eso?, huele fatal, ¿cómo te puede gustar?

Saqué un cigarrillo con un grácil movimiento de muñeca mientras que con rapidez lo posaba sobre mis labios, después busqué el encendedor y cuando lo encontré, tapando ligeramente el pitillo con la mano derecha lo encendí. Le di una primera calada y expulsé el humo con cierta tranquilidad. Sus preguntas me sorprendieron, entonces supuse que, a lo mejor, ella jamás había ido al mundo mágico.

-Tabaco, ¿nunca has ido al mundo Muggle?- ladeé la cabeza extrañado.