Para matar el aburrimiento [Meredith Harker]

Después de haber estado un rato en los jardines con mucho frío, entré a Hogwarts de nuevo con Mer. Fuimos hasta el respectivo lugar donde estaba el cuadro con frutas, esperé a que Meredith llegara al lado mío.

Yo nunca antes había estado en las cocinas, pero me habían dicho cómo había que entrar y escuché que había muchos elfos domésticos que te servían lo que quisieras. Me sentí completamente estúpida mientras le hacía cosquillas a la pera.

Entré con Mer a mi lado y vi las decenas y decenas de elfos domésticos trabajando allí. Al final, no era todo un verso, más bien era cierto... Bueno, al fin y al cabo, de Hogwarts uno podría esperarse cualquier cosa.

Caminamos velozmente por los pasillos, hasta llegar al cuadro de frutas. Dejé que Haru, por ser la primera vez que iba a las Cocinas, tuviera el honor de hacerle cosquillas a la pera, para que revelara la entrada.

Allí dentro, los Elfos trabajaban con su habitual buena predispocisión. No tardaron en acercarse dos Elfos, para preguntarnos si podían ofrecernos algo.

―Para mí ―dije―, un jugo de manzana pequeño y una tortita de calabaza tibia, por favor ―pedí, acercando mis manos a un horno para que tomaran calor.

―¿Sorprendida? ―pregunté, luego, a mi acompañante con una sonrisa en mis labios, que recuperaban su color luego de volverse morados en los Jardines.

Dos elfos se acercaron y preguntaron qué queríamos. Mer contestó con toda naturaleza y yo tardé un rato para reaccionar.

-Ehh... ¿Un jugo de calabaza?.- si, la primera vez era impactante, creo. Al menos para la próxima sé lo que me espera.

-No, para nada.- le mentí a Mer, sonriendo traviesamente, para que se notara que era mentira.

Ahora ya no tenía frío, pues allí con los hornos y todo eso estaba calentito... Y afuera era como entrar a una heladera.

La miré con reproche. Poca gente, en su mayoría sangre pura con grandes cantidades de galleons en sus bóvedas de Gringotts, no se sorprendía ante la magnificencia de las Cocinas.

―No te creo ―murmuré, con una risita.

―Así que, dime... ―intenté sacar un tema de conversación. Pero el frío de los Jardines había congelado mi cerebro, aparentemente.

¡Claro que no me creía!... Los elfos trabajan de aquí para allá y sin parar... Eran increíbles. Uno trajo una bandeja con los dos jugos y la tortita. Yo agarré el zumo de calabaza.

-Arigatou (gracias).- no sabía si el elfo entendió, pero era costumbre mía contestar así. Escuché que Mer hablaba y no supo cómo seguir.

-Te digo... ¿qué?- contesté. Seguía mirando a los elfos, era la primera vez que los veía frente a mis ojos y no en imágenes. Mi madre moriría por tener uno de ellos, pero ella era muggle. Con que aquí se preparaban las fantásticas comidas del Gran Comedor...

-Esta es la primera vez que tengo elfos delante de mis ojos, siempre los veo en fotos o imágenes.- comenté al aire bebiendo después el jugo de calabaza.

Tomé mi jugo y mi tortita de la bandeja, y oí agradecer a Haru en japonés, así que le seguí el juego, y le dije al Elfo:

―Merci, monsieur; gracias, caballero en francés ―aclaré. El Elfo se retiró, sonriendo. No debía estar muy acostumbrado a que le respondieran en otros idiomas, y parecía gustarle.

―¿De veras? ―pregunté, sorprendida―. Mi madre quería sacrificar al que tenía ―le conté―. Pero logré convencerla antes que le hincara un diente...―noté mi error, así que me apresuré a corregirlo―. Digo, antes que lo liberara. El pobre ya está viejo, y no le queda mucho de vida, así que... ―dejé la frase en el aire.

Escuché como Mer hablaba francés. Yo sabía... Algo. Escuché lo que decía y casi escupo el zumo de calabaza, claro que me contuve.

-¡¿Qué?! ¿Tienes un elfo doméstico? ¿Cómo que hincarle un diente?- pregunté horrorizada. Yo no sabía precisamente mucho del mundo mágico, además de lo que había aprendido en Hogwarts. ¿Cuánto vivían los elfos domésticos? ¿Por qué eran tan serviciales? ¿Les gustaba serlo?... Sabía que eran como una especie de esclavos pero... Perdí el rumbo de mis pensamientos.

Le di un mordisco a mi tortita, y luego bebí un sorbo largo de mi jugo. Y mientras bebía, asentí a la pregunta de mi amiga. Tragué, y contesté:

―Sí, el viejo Dorianski. Es ruso ―dije, con cariño―. Un regalo de bodas de los padres de mi mejor amiga de toda la vida. Ya venía con sus añitos, de todas formas ―comenté―. No tengo idea cuánto viven en promedio, pero Dori cumplirá 80 años este verano ―respondí, ignorando lo de "hincarle un diente".

-Oh.- fue todo lo que se me ocurrió decir mientras seguía bebiendo el jugo de calabaza.

-Así que... ¿Todos estos elfos cocinan para el Gran Comedor?- dije, para hablar de algo. Se sentía el calor en las cocinas, y pensar que sólo hace unos minutos estábamos afuera con el viento frío.

―La gran mayoría, si no me equivoco ―respondí, quitandome el gorro y dejándolo por ahí―. Otros se encargan de la limpieza general de castillo ―bebí un sorbo de mi jugo―. Cuartos, aulas, salas comunes ―ejemplifiqué.

El calor ya se estaba haciendo notar. O quizás era que afuera hacía tanto frío que me daba la sensación de calor. Mordí mi pastelillo, con aire ausente.

―¿Es mi impresión, o aquí está como un horno? ―pregunté.

¡¿En qué clase de cosas ando pensando?! Claro... ¿Quién limpiaba Hogwarts? Wow... Tantas cosas que yo no sabía. Vi que se quitaba el gorro y yo me acordé de que aún lo llevaba puesto, así que la imité.

-Tal vez estás demasiado abrigada, o es por estar acostumbradas al frío de afuera...- contesté bebiendo el último trago de mi jugo de calabaza.

Terminé mi jugo de golpe, y me atraganté ligeramente. Tosí un poco para despejar mis vías respiratorias.

―Tal vez ―dije, entre toses. Finalmente pude respirar sin jugo en mis pulmones, y me saqué la bufanda y bajé el cierre de mi campera (off: ¿cuál sería el equivalente mágico a una campera? xD).

(Off: Roleaste en español argentino ewe, en latino es chaqueta creo xD. Ehm... No tengo ni idea x_x)

No pude evitar reirme cuando ella comenzó a toser, probablemente se había atragantado con el jugo. La vi desabrigarse.

-¿Estás bien?- pregunté cuando ya ella había dejado de toser. Miré a los elfos, moviéndose de aquí para allá, trabajando sin más.

-¿Los elfos nunca descansan?- dije al aire, inocentemente.

(off: Shhh... que nadie se entera^^~ jaja, además lo importante es que lo entendiste vos)

―Sí, sí ―respondí, recuperando mi color. Era increíble como pasaba de azul por el frío, a rojo por la asfixia, para volver al color crema normal en cuestión de un par de minutos.

―Creo que sí ―repuse―. En vacaciones de verano ―añadí―. Pero, al parecer, a ellos les gusta ―me encogí de hombros.

-Eso me parece extraño, son casi como esclavos...- contesté. A mí también estaba empezando a darme calor, así que me desabroché el saco que llevaba puesto, sin quitármelo.

-¿Tú vienes seguido a las cocinas?- pregunté sonriendo, ahora que sabía que mis dientes no castañearían de frío ni nada por el estilo, creo que hasta mis mejillas probablemente hayan tomado un color rosado.

―Me atrevería a decir que son casi esclavos ―murmuré―. Trabajan por mero placer, sin cobrar un knut por todo su trabajo. Y lo hacen felices.

Miré a los Elfos, que trabajaban en la cena. Tenían mucho trabajo, claro, pues alimentar a todos los alumnos de Hogwarts no era poco, precisamente.

―Bastante seguido ―respondí―. Es un buen lugar para pensar. Además, los Elfos son muy amigables.

Me senté en un taburete que había ahí en la cocina, creo que no molestaba, los elfos no lo usaban. Había otro cerca.

-Claro, lo imagino. Pero... ¿Para pensar? ¿Con el ruido? Si... Puede ser.- contesté, distraída. Le hice un gesto con la mano a Mer.

-¿Quieres sentarte o vas a quedarte de pie?- pregunté sonriendo. Se sentía el aroma a comida, dulce, salado, de todo... Preparando para la cena del Gran Comedor. Me dieron ganas de probar algo, pero me contuve.

Reí y me senté en el taburete que me indicaba Harumi.

―Pero, más allá del ruido y de los Elfos, ¿cuántos alumnos ves, sin contarnos a nosotras dos? ―repliqué, sonriendo.

Pasó a nuestro lado una Elfina, con una bandeja de pastelitos y rezongando porque había tres que no entraban de ninguna forma.

―Yo tengo una solución ―le dije, riendo, pero con un tono gentil―. Déjanos dos aquí, y el tercero te lo comes tú ―la Elfina pareció sorprendida, pero luego asintió, nos dejó los pastelillos, y se marchó comiendo el tercero.

No había pensado en lo que Meredith dijo.

-Tienes razón, pero hay más personas que de seguro vienen a las cocinas... Sólo que en distintos horarios, supongo.- comenté.

Vi a la elfina que pasaba por nuestro lado y escuché lo que Mer dijo, esos pastelillos tenían una pinta bárbara. Uf, más me valía no comer mucho en la cena.

-¿No estamos interfiriendo con su trabajo?- pregunté a mi amiga, que tenía los pastelillos.

―Sí ―respondí―. Pero la Cocina es grande. Aunque siempre es bueno charlar con algún alumno, también. Los Elfos son demasiado complacientes (off: eso sonó feo^^)―fruncí el ceño.

Ante su pregunta, respondí―: Puede ser ―me encogí de hombros―. Pero a ellos no les molesta. Es más, disfrutan de nuestra presencia ―solté una risita. Le tendí uno, y mordí el otro. Hacía rato había acabado el pastelillo inicial, y éste sabía mejor. Si es que eso era posible.

(Off: LOL, me hacés reir xD no seas mala ewe)

Me tendió uno de los pastelillos y lo agarré para luego darle un mordisco. Tenía un sabor exquisito.

-Si sigo comiendo así hoy no podré cenar.- comenté, mordiendo nuevamente el pastelillo.

-¿Cómo sabes que les gusta o no el que estemos aquí?- pregunté luego de haber tragado, o sino me atragantaba. Iban y venían, iban y venían, eran obreros. Era increíble poder ver a tantos juntos trabajando así, sin entretenerse o distraerse con nada, sin quejas...

―Si no les gustara ―repuse, con la boca llena. Tragué y continué―. Si no les gustara, ¿no crees que nos echarían? ―pregunté―. ¿O responderían cuando les hablamos? ¿O se acercarían a ofrecernos algo cuando recién llegamos? ―eran solo ejemplos.

―Y tú decías no estar sorprendida ―comenté, entre risas―. Tendrías que ver tu rostro ahora ―bromeé. Volví a morder el pastelillo, distraídamente.

Mer había empezado a hablar con la boca llena y casi estallo a carcajadas, pero recordé que tenía pastelillo en la boca y lo único que hice fue sonreir con la boca cerrada. Ella tenía razón nuevamente.

-¿Qué no es característico de ellos eso de ser serviciales y amables? ¿O hay elfos malos?- había leído alguna que otra vez sobre elfos domésticos, pero no tenía mucha información sobre ellos.

-Lo siento, sin un espejo no podré ver mi rostro- contesté siguiéndole la broma. Antes de seguir comiendo vi pasar a un elfo o elfina, no sabía distinguirlos, cerca.

-¿Podrías traernos algo de beber por favor?- le dije amablemente, pues en algún momento iba a atragantarme de comer sin tomar nada.

La pregunta de mi protegida me puso en jaque.

―En realidad, no lo sé ―respondí, sinceramente―. Tendría que averiguar ―lo añadí a mi lista de cosas pendientes por hacer. Mordí otra vez el pastelillo.

Me siguió la broma de su rostro, y casi vuelvo a atragantarme. Sabiamente, Haru le pidió algo de beber a un Elfo que pasaba por allí. Tragué el bocado.

―Gracias ―le dije―. Existen severos riesgos de muerte en este lugar, sin algo para beber cerca ―bromeé.

(off: "Soool, cargué crédito! No te mueras de la alegría! Ey, decile a Cami que le respondo en cuanto mi tía se vaya. Estamos viendo centros de mesa para mis 15, y otras cosas. Gracias, mi vida! ♥" Mensaje copiado TEXTUAL de Mari^^)

Off

Spoiler:

No pude contener la risa por lo que dijo, suerte que no había comido más o me hubiera atragantado. Hoy estaba de buen humor.

-Un mago no puede morir atragantado por culpa de un pastelillo, creo...- dije, mientras el elfo o elfina venía con dos bebidas, no le dije específicamente de qué pero supuse que eran jugo.

-Ariga... Digo, gracias.- le dije, recordando hablar en inglés y no en japonés. Agarré los dos vasos y le alcancé uno a Mer.