De nuevo nos encontramos... [Grisco]

Me dirigía de nuevo a la enfermería. Aquellos ataques de fiebre no eran normales y quería comentárselo de nuevo a la señora Pomfrey. Caminé por los pasillos hasta que al fin llegué. Como de costumbre, nada más pisar el pasillo de la enfermería, la fiebre cesó. Corrí a buscar a la enfermera, pero me paré a mitad de camino, pues casi choco contra un Ravenclaw conocido.
- ¡Grisco! ¿Cómo tú por aquí?- le dije, sorprendida de encontrármelo en aquel lugar.

Estaba en una camilla, sin el vendaje, el brazo estaba desastroso, daba demasiada grima. Cuando vi a Angelina me lo tapé entre las mantas. Ah, hola Angel, le dige. Bueno, cuando me llevaste a la enfermería, me he tenido que quedar aqui, el brazo estaba desastroso, prefiero no contarte detalles.

Noté la tensión del chico. Escondía su brezo herido bajo las sábanas. No sabía por qué se avergonzaba de algo como una herida.
- Oh, cuánto lo siento...- me acerqué a la camilla por un lateral- ¿me dejarías ver tu brazo? Por cómo te dolía, no puede tener muy buen aspecto...

Solte un bufido, daba grima verlo, preferiria no enseñarselo, pero, acepte. Saqué el brazo de entre las sabanas. Tenía casi todo el brazo negro, y aun salía un poco de sangre, se había caido parte de la carne y se podía ver un poco del hueso. Trague saliba, y le dije. Esta bastante peor que ayer, me han dicho que me llevarán a San Mungo.

La expresión de mi rostro al ver el brazo del chico fue más de asombro y preocupación que de asco. Había terminado por acostumbrarme a ver sangre y heridas graves (mi padre es cirujano), por lo que más que nada, me preocupaba el estado de la herida. Con sumo cuidado, tomé su brazo sin tocar las zonas ensangrentadas y lo miré intentando recordar todo lo que me contaba mi padre.
- Definitivamente tienes un problema... y bastante grave...- parecía que le hubiesen arrancado la carne del hueso de un modo desastroso. No pude evitar preguntar- ¿Cómo te hiciste eso? Y no me digas que te caíste de la escoba, porque no me lo creeré.

Deacuerdo, pero es un secreto, le dije. Mire por ambos lados, parecía que no habia nadie. Veras, estaba en el lago, dondo un paseo, cuando un tipo se me cruzo, yo pase de largo, pero me estaba apuntado con su varita. Intenté sacarla, pero el pronuncio un hechizo, una de las maldiciones imperdonables. La maldición Crucio. Cerre los ojos al recordar ese dolor. Cuando me quise dar cuenta, estaba en la enfermería, con el brazo vendado.

Me sorprendí bastante cuando el chico mencionó la maldición imperdonable. Había oído hablar de ellas, pero no creía que aún hubiese gente que les diese uso. Un tanto conmocionada por la impresión, seguí hablando.
- ¿Y no le viste la cara? Quiero decir, de todos modos, el Ministerio estará al corriente. Es imposible hacer una maldición imperdonable y salir impune... y más aún si lo haces en terrenos de Hogwarts...

Eso ya no lo se, lo unico que vi fue que tenía una mascara y un tatuaje en la muñeca. ademas, creo que usó un traslador, pero, en la enfermería me han dicho que la directora ya sabe de lo ocurrido y ya ha dado parte en el ministerio. No se nada mas, solo se que espero que la persona que me hizo la maldicion, hizo una pausa incomoda. Le pase lo mismo que ha mi.
Espero que me vallas a visitar en San Mungo, le dije sonriendo.

No pude evitar una amplia sonrisa con las últimas palabras del chico.
- No lo dudes. Pero... tendré que llevarte algo... Bueno, ya lo pensaré será una sorpresa que te haga sonreír.- levanté la mano izquierda mientras la derecha la colocaba sobre el corazón de forma teatral- Te doy mi palabra.- Dicho esto, abracé al chico amistosamente justo cuando llegó la señora Pomfrey, que carraspeó sonoramente. Antes de que me mandase irme, me apresuré a explicarle:
- Señora, lo que le deje la semana pasada... Me ha vuelto a ocurrir hace tan solo unos minutos. Justo venía a decírselo cuando me he encontrado a Grisco...

Minutos mas tarde, sali de la camilla y me dirigía a la salida. Entonces, vi a Angelina en la entrada. La salude y le dije, Bueno, ya nos veremos, ya han enido a recogerme para ir a San Mungo, espero que nos veamos alli, por cierto, avisa a Seb, que seguro que tambien querra ir.

Sonreí a Grisco cuando le vi salir por la puerta. Finalmente el pobre chico tendría que ir al hospital. Me acerqué y le di un abrazo de nuevo.
- Bueno, espero que te mejores pronto. Y tranquilo, pasaremos a verte lo más pronto que podamos.- Con una nueva sonrisa, vi cómo llegaba la enfermera y supuse que se llevaría al chico, por lo que me senté de nuevo mientras ella se acercaba a él.

La enfermera, acababa de hacer un traslador para que fuese ha San Mungo, antes de tocar el traslador, una lata, me despedí de Angelina, y le dije, espero que em recupere, ya que a lo mejor me lo tengan que quitar y ponerme uno de hierro. Entonces, ella me sonrió y toque el traslador.

Spoiler: