¿Intencionalmente? [Sebástian Ascott]

En la clase de DCAO estubimos hablando acerca de las maldiciones imperdonables, lo que me causó una gran curiosidad. A la hora de la merienda, cuando todo el mundo estaba en el gran comendor, aproveché para acercarme a la sección prohibida, con un poco de suerte, podría entrar sin que me vieran. Llegé a la biblioteca, la bibliotecaría estaba al acecho, tenía una cosa en mente, se que lo que estaba pensando estaba mal pero aún así lo hize. Saque del bolsillo de mi túnica la varita, me escondí detrás de una estantería y apunté directamenta a su cuerpo. -Confundus- dije en un susurro, ahora estaba confundida y podía pasar sin que me viera, y en efecto eso es lo que hize. Ya había logrado entrar, ahora a buscar mi libro de maldiciones imperdonables. Me encontraba buscando un libro cuando escuché a una persona detrás de mi, suavemente cogí la varita (si sería un prefecto, estaba muerto xD) y me gire bruscamente. La cara me cambió cuando descubrí que no era un prefecto, vaya un alivio, me acerque a la chica, su cara me resultaba familiar, no sería...
-Lo mismo digo, no esperaba una sorpresa de este tipo- dije suavemente, no iría a ser que la bibliotecaria recobraría la cordura.

-Ha no muerdes, yo pensaba que sí- dije intentando ponerle isterérica, me encantaba hacer rabiar a la gente y mucho más a ella. -No tenía pensado hechizarte- le dije sin guardar aún la varita -Creeme normalmente no hago daño a nadie, aunque a ti igual me lo pienso- agregé con una sonrisa sarcástica. He de confesar que encontrar hay a Valerie me había causado mucha intriga, ¿qué estaría haciendo? -Y se puede saber que haces tú aquí- realmente me incomodaba algo su presencia, me había cortado totalmente el rollo, ahora no podía seguir buscando mi libro no iría a ser que se chivaría a algún profesor.

Sí lo había conseguido, Valerie parecía estar incómada con la situación, y eso me encantaba, podía ver como su rostro cambiaba cada vez que abría la boca. -Tú te crees que me importan los asuntos de una loca, tengo casas más importantes en las que pensar- comenté mientras la sonrisa sarcástica adornaba aún mi rostro. La relacion con ella era mucho más divertida así, aunque tenía que confesar que no me gustaría acabar con aquella amistad extraña. Eramos como la noche y el día, pero aún así, yo la consideraba una amiga algo especial. -Te recuerdo que yo estaba tranquilamente aquí, hasta que llegaste tú- le dije esperando una bronca.

La situación parecía haberse convertido en desagradable por su parte, aunque yo me estaba divirtiendo bastante, discutiendo con ella y saltandome las reglas del Hogwarst, al fin y al cabo estabamos en la sección prohibida rezando para que la bibliotecaria no despestaría de su estado de distracción. -Pues pregunto porque en el fondo me preocupo por ti- respondí sinceramenrte -Pero veo que tú no sientes lo mismo, asique te obligo a que te vayas y me dejes en paz- agregé algo arrepentido de haber sido tan brusco con ella. -Ah, y unas de las cosas en las que tengo que pensar es en la muerte de mi lechuza- respondí apenado mientras la tristeza iluminaba mi cara he incluso me salía alguna lágrima.

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