Cosas varias(Lydia)

Chloe caminaba por la orilla del lago con los zapatos en una mano y la varita en la otra. Hacía buen día, soleado, pero había empezado a soplar un viento tremendo, y la chica empezaba a tener frío, además de que estaba despeinada. Andaba mojándose los pies con el agua helada del lago, con los pantalones remangados para que no se le mojaran.

Iba pensando en toda la gente a la que quería que la había abandonado por los mortífagos. Andrew fue el primero, pero luego vinieron Jacob, Kyle, Bea...Cuando una ola muy fría o grande la mojaba, apartaba sus pensamientos para volver a la realidad y secarse los pantalones, tras lo cual salía un poco del agua. Llegó a la conclusión de que los mortífagos siempre se entrometían en su camino a la felicidad, y que cuando saliese del colegio, estaba dispuesta a unirse a cualquier organización que se enfrentase a ellos.

Tras esa resolución tan fundamental para su vida, tuvo que salir conrriendo del agua, porque el calamar gigante y sus movimientos habían generado una ola peligrosa para su integridad.

Aquel día me aburría tanto que decidí salir del castillo y pasear un poco. En muchas ocasiones, el castillo era para mí como una cárcel. Había momento en los que preferiría estar en Azkaban antes que en ese colegio. Ésta era una de esas innumerables ocasiones.

Extrañamente, otro de mis paseos me llevó hasta el lago. Llegué a pensar que el lago me llamaba de forma inconsciente. Estaba a punto de sentarme cerca de la orilla cuando vi, a lo lejos, a alguien huir de una ola gigante que iba directa hacia ella. Me acerqué para ver quién era: Una alumna... posiblemente algo mayor que yo.

-Deberías ir con más cuidado... Parece que al calamar le gustas. -dije con tono sarcástico cuando estuve junto a ella.

Ahora que la tenía cerca, pude mirar bien sus facciones. Apenas la conocía de haberla visto por el castillo. No pertenecía a Gryffindor, de ser así ya la habría reconocido.

Chloe vio por el rabillo del ojo como se le acercaba alguien, era una chica de la que no se acordaba, lo cual, por otra parte, no era nada nuevo. Era demasiado despistada para recordar a alguien así por las buenas. La chica hizo un comentario un tanto sarcástico e improcedente a su parecer. No entendía porqué a la gente le gustaba tanto el sarcasmo, daba lugar a confusiones fácilmente evitables y a ella no le solía hacer gracia.

-Si le gustase como comida, creo que más que lanzarme una ola sacaría un tentáculo y me comería, y si le gustase porque sí, creo que no me lanzaría una ola, a menos que esa sea su manera de demostrar su afecto, y en tal caso, sí que le gustaría. Pero lo considero improbable- dijo en tono serio, tras lo cual sonrió.

-Soy Chloe, ¿y tú?- le preguntó mientras mantenía la sonrisa.

Miré hacia el lago y vi cómo el calamar se escondía mientras la chica me hablaba sobre el porqué le había lanzado una ola. No le había prestado mucha atención; el tema de calamares gigantes me interesaba tanto como las regañinas que me daban los profesores casi a diario.

Cuando Chloe se me presentó, le devolví la sonrisa.

-Yo soy Lydia -contesté, volviendo a mirar hacia el lago-. Parece que me equivocaba... -añadí, indicándole con la cabeza que mirase hacia el lago, que volvía a estar tranquilo. El pulpo había desaparecido.

Me acerqué a una gran roca anclada en la orilla del lago y me apoyé, sin importarme que la ropa se me manchase de polvo.

-No recuerdo haberte visto por Gryffindor... -murmuré mirándola.

Tras oír lo que dijo Lydia Chloe soltó una risita sin poder evitarlo, la razón de que no la había visto por la casa de los leones era muy simple.

-Será porque voy a Ravenclaw y no a Gryffindor- comentó todavía con sus risitas- supongo que tú sí eres de Gryffindor- añadió con una sonrisa.

-Oh, el calamar gigante ya no me quiere...por un lado es bueno, y por el otro me siento rechazada...dime, ¿cómo te lo tomarías tú?, es que yo no sé si alegrarme o deprimirme...-dijo triste. Que la rechazar un calamar gigante sonaba muy deprimente.

Sus risas me parecieron algo burlonas por mi pregunta.

-No... Te he dicho que no te veía por Gryffindor porque me aburría... -murmuré con ironía, en un tono algo picado por sus risas.

Otra vez hablando del calamar. Esta vez intenté prestarle algo más de atención.

-Yo me lo tomaría bien... a saber lo que hubiera salido de una relación así... -dije con tono de broma-. Además, los calamares tienen algo de pulpos.

Por su forma de hablarme, me pareció algo apenada; por eso comenté lo del calamar así, para ver si lograba animarla. Me parecía algo patético deprimirse por un bicho acuático gigante, pero no dije nada; había aprendido a callarme muchas cosas con el paso de los años.

Chloe se alegró, aunque no estaba del todo convencida por las palabras de la chica, aunque al final llegó a la conclusión de que los calamares no sabían apreciar la belleza humana y que por eso la rechazaba, peor para él.

-Los pulpos son más inteligentes y a mí me gustan más como saben, aunque los calamares en su tinta tampoco están mal, ¿cuanta tinta crees que tiene el calamar gigante?, sería tan genial tenerla, la de cosas que podría hacer con ella...Sería genial, pero me parece que es demasiado arriesgado intentar conseguirla, quizás cuando muera...¿qué crees que pasará cuando estire la pata, bueno, el tentáculo?, ¿se lo comerá la gente del lago?, yo he pensado en ello muchas veces y nunca llego a una conclusión que me agrade- dijo.

La miré, torciendo el labio inferior en gesto de asco. Odiaba el pescado, el marisco y cualquier otra cosa que saliera del agua para cocinarse. Intenté disimularlo con una sonrisa.

-Supongo que cuando se muera, se lo comerán los peces que viven en el lago. Aunque si quieres comértelo, puedes hacer algo muy sencillo... -murmuré, con un tono un poco seductor mientras buscaba en el bolsillo de mi túnica mi varita-. Haz un hechizo para cargártelo y esta noche habrá de cena calamar gigante -dije, sacando al fin mi varita.

Me giré hacia el lago y agité mi varita, sin decir ningún hechizo. Quería ver su reacción. En realidad, no pensaba matar a aquel bicho gigante y asqueroso... ¿Cenar calamar? Puag... Entonces me iría a la cama sin cenar.

Chloe abrió los ojos con espanto, ¿matar al calamar?, ¿pero si era un personaje más de Hogwarts y sin él la vida no tenía sentido?, bueno, sí que lo tenía, pero las tardes de primavera-verano junto al lago ya no serían lo mismo, y no podía tolerarlo.

-¡NOOOOOOOO!, ¿cómo se te ocurre?, matar al calamar gigante es como una blasfemia. El calamar pertenece a Hogwarts y la vida en el castillo no sería lo mismo sin él, ¿qué haríamos los días de verano junto al lago?, ¡nada!, no tendríamos nada interesante hacia donde mirar si la conversación nos aburriera, imagínatelo, sería horrible- dijo consternada ante la idea de perder a su adorado y deseado calamar gigante.

Traté de contenerme la risa ante la desesperación de esa chica.

-Tranquilízate... tampoco es para tanto -murmuré-. Sólo es un bicho. Un bicho enorme y asqueroso...

Miré de nuevo hacia el lago y sonreí. El bicho gigante ya ni siquiera se distinguía entre las sombras del fondo.

-Lo que yo haría en verano aquí, sería darme un buen baño si no estuviera el bicho ese... Y yo creo que exageras un poco eso de que es la vida de Hogwarts...

Me cogí un mechón de pelo y comencé a retorcerlo con indiferencia.

-Sinceramente, por mí podría morirse ahora mismo... Sería lo más interesante que pasa en el colegio en mucho tiempo -dije, mirando de reojo a la chica mientras me encogía de hombros.

No odiaba tanto al bicho, pero me gustaba hacer rabiar a la gente. Chloe no iba a ser ninguna excepción.

Que chica más desagradable, así no iba a tener ningún amigo. Aunque Chloe soltaba una bordería de vez en cuando, no lo veía el gusto a ser así permanentemente, le parecía estúpido e innecesario, además de que a la gente normal no solía gustarle que les trataran así. En su opinión, ser borde era una manera muy mala para hacer amigos.

-Pues será que tú no sabes encontrarle cosas interesantes a Hogwarts, porque el castillo está lleno de ellas, como la sala de los Menesteres, la Sección Prohibida, el Sauce Boxeador... y otros sitios menos extraños, pero igual de geniales como el estadio de Quidditch- comentó Chloe un tanto enfadada.

Sonreí divertida al ver realizarse mis intenciones en esa chica. La estaba enfadando. Borré la sonrisa y me crucé de brazos, encogiendo mis hombros.

-Esas cosas te parecerán a ti divertidas... A mí me parece una prisión peor que Azkaban -murmuré con tono indiferente.

Volví a mirar hacia el lago, que estaba tranquilo. A decir verdad, el calamar gigante daba algo de vida a este lugar, pero a mí me importaba poco ese dichoso calamar; me daba ya bastante asco. La miré de reojo; ese día me apetecía hacer rabiar a alguien, y Chloe era la única que tenía a mano.

-¿Qué vas a hacer ahora que no está tu amado calamar? -pregunté con una sonrisa sarcástica.

Que niña tan molesta, una idea cruzó como un rayo por la cabeza de Chloe, y esta decidió darle una lección de humildad y buen humor a aquella chica tan boba. Llevó su mano a la varita lentamente y cuando la tocó, la sacó a toda velocidad y hechizó a Lydia.

-Levicorpus- la chica quedó colgada boca abajo en un abrir y cerrar de ojos y Chloe soltó una risitia alegre- ahora que no está el calamar gigante, me divierto con otra cosa, en este caso, tú colgando boca abajo, no me digas que no es para partirse de risa- comentó riendo, cuando la cara de Lydia empezó a ponerse roja, la chica la bajó con un golpe de varita.

Chloe me hechizó, elevándome por los aires y colgándome boca abajo. La miré furiosa, señalándola con el dedo.

-¡Suéltame ahora mismo! -dije, enfadada mientras mi rostro empezaba a enrojecer a causa de la ira que tenía y la sangre que se me subía a la cabeza.

Escuché su comentario y me soltó. Caí en el suelo y la miré con ira. Me levanté corriendo y me sacudí la ropa.

-¿Por qué has hecho eso? -pregunté mirándola a un paso de mí, sin dejar de mirarla con ira-. Si repites eso, te arrepentirás.... -añadí, señalándola con el dedo.

Odiaba que usaran hechizos sobre mí, y aún más si era para burlarse.

Chloe paró de reir y miró fijamente a Lydia, que poco sentido del humor, de verdad. La gente estaba cada vez más amargada sin ninguna razón y le parecía tan estúpido que se tomasen las cosas tan a pecho...


-Porque me aburría- respondió mirándose un momento las uñas- ¿a sí?, ¿y qué me vas a hacer niñita borde?- le preguntó infantilmente. Su varita seguía en su mano y se golpeaba con ella levemente el muslo, impacientemente. Dudaba que la chica le lanzase un hechizo, y si lo hacía, ella no dudaría en lanzarle otro.

Sonreí de medio lado cuando me hizo esa pregunta, mientras observaba su varita.

-¿Y de verdad piensas que voy a caer tan bajo como para malgastar mi magia? -dije mientras me cruzaba de brazos-. Escucha niña, yo no soy como tú... -añadí mientras me giraba y comenzaba a alejarme de ella.

Esta chica me estaba empezando a parecer ridícula y, además, me comenzaba a caer bastante mal. Yo no estaba hecha para aguantar tanta idiotez.

Chloe hizo pucheros con la boca mientras bufaba interiormente, necesitaba acción, explotar algo, necesitaba distraerse, o sino terminaría lanzando Levicorpus por el colegio.

-Uy, que niña más madura, ¿o quizás cobarde?- dijo a la vez que la miraba con cara de desafío, hacía demasiado que no se peleaba con alguien interesante y eso le estaba pasando factura- ¿sabes?, eres la peor Gryffindor que he conocido, hasta un Hufflepuff me respondería- añadió con una sonrisa un tanto malvada, estaba empezando a disfrutar. En momentos como este, era cuando se plenteaba que quizás estaría mejor en Slytherin.

Me giré, mirándola con pena.

-¿De verdad crees que voy a jugar contigo? -pregunté, mirándola con una sonrisa-. Estás muy equivocada si crees que por llamarme cobarde voy a sacar mi varita. Me da igual lo que pienses de mí; yo sé como soy, y con eso me basta.

Me quedé callada, esperando su respuesta mientras la miraba. Me estaba empezando a dar pena por la forma desesperada en la que quería pelearse conmigo.

Chloe guardó la varita poniendo morritos, que niña más aburrida, no tenía ninguna cualidad buena a sus ojos, era una borde de cuidado y además "responsable", los de la casa de los leones no solían ser así, tendría que buscarse un Slytherin idiota y orgulloso, no podía ser demasiado difícil, el colegio parecía estar lleno de ellos.

-Pues tú te lo pierdes borde sosa- le dijo sacándole la lengua, tras lo cual se giró y comenzó a dar saltitos en dirección al colegio, bordeando el lago.

Sonreí al ver que la chica se alejaba. Por fin estaba sola.

Me tumbé en el césped, mirando al cielo azul para hacer tiempo hasta la hora de irme al colegio. Tardaría todo lo posible en regresar. Se estaba a gusto allí.