¿Hacemos galletas? (Alexandra)

Daba saltos de alegría y mi mamá estaba ansiosa porque ése era el día en que iba a venir Alexandra. Mi mamá temía dar una mala impresión pero yo le decía que no se preocupase, que mi amiga era encantadora y muy sencilla.

Mi padre iba a venir lo más rápido que pudiese de la escuela en la que trabajaba y allí estaba yo, preparando la cocina para tenerla lista cuando Alexandra llegase.

Hacía tiempo había quedado con Robin en ir alguna vez a su casa, y aquel iba a ser el día en que fuera.
Me había vestido con ropa informal pero nueva, pues quería darles una buena impresión a sus padres. Era bastante tímida aunque a veces no lo demostrara.
El conjunto consistía en una camiseta a rayas marineras azules y blancas y unos vaqueros con deportivas. Ahora llevaba además el pelo un poco más oscuro que la última vez que vi a Robin, consecuencia de esto era el bajo estado de ánimo que tenía desde... prefería no recordar.

Cuando llegué a la puerta de la casa llamé al timbre. Me había costado encontrarla porque no me había podido aparecer para no ser vista por ningún muggle, pero esperaba no llegar muy tarde.

Mi padre estaba a punto de llegar y yo no paraba de dar saltitos.

-Estate quieta, Sunset, cariño.-me dijo mamá con una sonrisa.

-No puedo, no puedo, por Merlín que no puedo.-dije dando palmaditas.

-Ya querría ver yo lo que harías tú si te tomaras un café, pequeña mía.-dijo una voz tierna y mi padre me revolvió el pelo.

Solté una risita y entonces sonó el timbre.

-¡Ya está aquí!-chillé y corrí hacia la puerta, la abrí y me abalancé sobre ella.-¡Alexa!

Oí un grito dentro de la casa y casi me eché hacia atrás, pero no me dio tiempo porque Robin se lanzó sobre mi.
Nos hubiéramos caído de no haber sido porque más o menos me esperaba que lo hiciera.

- ¡Hola, Robin! - la saludé, hacía tiempo que no la veía - ¿Llego muy tarde? - pregunté apenada.

-¡No, no, no, no, no!-exclamé.-¡Ven!-casi que la empujé y luego cerré la puerta.-¡Papi, mami!

Mis padres aparecieron por la puerta de la cocina, que estaba al fondo del pasillo desde el recibidor.

-Hola, querida.-saludó mi padre tendiéndole la mano.-Soy Robin, y ella es mi esposa Sunset.

Mi mamá se puso de puntillas-porque era más bajita que yo-para darle un beso a Alexandra en la mejilla.

Me vi arrastrada al interior de la casa mientras miraba hacia todos lados, cohibida.

- Hola, señor - saludé al padre de Robin, que se llamaba como ella al parecer, mientras aceptaba su mano y se la estrechaba.

Luego le sonreí a la madre.

- Gracias por dejar que viniera - les agradecí.

-Gracias a ti por venir, querida.-sonrió mi madre.-Nuestra pequeña no ha tenido muchos amigos.

-¡Ven, Alexa, ven!-exclamé corriendo hacia la cocina.

-Perdónala, cariño.-sonrió mi madre con voz suave.

- No, no hay problema - le dije a la madre, tranquilizándola con una sonrisa.

Luego seguí a Robin hasta la cocina mientras enrollaba un mechón de mi pelo en un dedo. Me ponían más nerviosa esas situaciones en las que no conocía a alguien que enfrentarme al mismísimo Lord. Era irónico y extraño a la vez.

- Tus padres son muy amables - le comenté mientras esperaba.... no sabía que estaba esperando, pero suponía que Robin quería hacer algo.

Me puse un delantal y saqué una bolsa de harina.

-¿Hacemos galletas?-pregunté, sonriente.-Te enseñaré mi receta secreta.

Vi como Robin sacaba un paquete de harina y se ponía un delantal.

- ¡Si, vale! - exclamé contenta, pero, de pronto, me quedé completamente estática.

Tras unos segundos reaccioné y salí corriendo de la cocina tras decir:

- ¡Un momento!

Me acababa de acordar de que no me había presentado a los padres de Robin. Suponía que ya les habría dicho ella mi nombre, pero de todos modos era una descortesía no hacerlo yo.
Llegué hasta donde ellos estaban y frené.

- Esto... lo siento hoy ando un poco despistada, yo soy Alexandra Peverell - me presenté, sonriendo infantilmente - Y eh... vamos a hacer galletas, si salen buenas les traeremos unas cuantas.

Tras eso volví a la cocina con la impresión de que a los Señores Waltz les había hecho gracia mi locura transitoria.

- Ya está - le dije a Robin cuando regresé, pasándome una mano por el pelo - Sólo iba a solucionar un olvido.

Robin y Sunset se miraron sorprendidos y luego sonrieron.
-Encantadora.-murmuró Sunset.
-Perfecta para la niña.-añadió Robin.
-----
¿Alexa me imitaba? Me eché a reír.

-¿Te han echado un obliviate?

Negué con la cabeza.

- No, ¿Por qué? - le pregunté a Robin con curiosidad.

-Porque has ido a solucionar un olvido.-me di la vuelta y le tendí un delantal.-Esto ensucia mucho mucho. ¡Aunque es divertiiiido!

- Bueno, pero se me pueden olvidar las cosas sin que me hechicen ¿no? - pregunté divertida mientras cogía el delantal y me lo ataba alrededor de la cintura.

- ¿Y vamos a hacer las galletas a la manera muggle?

-Claaaaro. Yo aún soy menor de edad, no puedo usar mi magia fuera del colegio, ¿Recuerdas?-le di golpecitos en la cabeza con el puño.-¿Ves como seguro te han echado un obliviate?-dije y me eché a reír.

Me crucé de brazos, haciéndome la ofendida.

- Pero yo sí soy mayor de edad - repliqué - Y ya te dije que no me hicieron nada... ¿Te crees que soy tan fácil de hechizar? - le pregunté, ya dejando de lado el teatro y sonriendo.

Me quedé pensativa.

-Pues la verdad es que no lo creo, más bien que tienes muchas cosas en la cabeza.-dije y reí.

Suspiré y volví a pasarme una mano por el pelo, parecía que esa era mi nueva manía.

- Si, tengo bastantes... - le confirmé con algo de tristeza.

Al cabo de unos segundos cambié la expresión y dije:

- Bueno, pues enséñame entonces como se hacen las galletas a la manera muggle - la animé, sonriendo.

-Pues primero, coges la harina-cogí un puñado y la eché a lo bruto en el bol, haciendo que se extendiera el polvo y nos llegara a nosotras-y después echas leche. Ven, mira, hazlo tú.

[Qué desastre, me olvidé de este rol <.<... si que me debieron de lanzar un Obivliate si... xDD]


Robin comenzó con la receta, pero nos manchó a ambas de harina. Tosí un poco mientras movía la mano para disipar la nubecilla blanca que había llegado hasta nosotras. A este paso la cocina acababa sucia hasta arriba.

Entonces seguí sus instrucciones y cogí la leche, echándola con cuidado en el bol.

- ¿Estás segura de que esto es así? - le pregunté, porque no tenía ni idea de hacer galletas. Lo mío eran los bizcochos, aunque suponía que no debían de diferenciarse tanto... ¿no? - ¿Cuál es el siguiente paso?

(Bah, no pasa nada. No te rías de mí porque no sé preparar galletas xD)

-¡Claro!-exclamé.-Cuanto más harina vuele, mejor sabrán las galletas, ¡Sí, sí, sí, sí!-fui hasta un cajón y cogí un batidor manual. Después cogí el bol con un brazo y con la mano libre empecé a revolver, salpicando de leche toda la cocina a propósito.-¡Después remueves con mucha, mucha energía!

[LOL!! xDD, pues vamos bien, porque como dijo Alexandra, yo sólo sé hacer algún bizcocho simple... jajaja]

- No creo que eso sea algo a seguir... - comenté cuando dijo lo de la harina. Entonces empezó a remover la leche con tanta energía que esta empezó a salpicarlo todo. Hice una mueca cuando me manchó la cara - ¿Y cuanto más manches más buenas estarán las galletas o más se enfadará tu madre? - bromeé, mientras pensaba en si usar un conjuro o no para limpiarme.

- Mmm... Robin, ¿Crees que alguien podrá verme si uso un hechizo? - le pregunté por si acaso, no quería tener problemas con ningún muggle.

-No, no. Mi mamá no se enfada, cuanto más manche más habrá que limpiar. ¡Más diversión!-exclamé. Luego escuché su pregunta y negué con la cabeza.-No, este lugar es muy tranquilo, nadie espía a nadie. Y en casa nunca tenemos visitas salvo algún caso especial.-luego volví a mirar el bol y aumenté de nuevo la energía de batir, que había disminuido antes.-¡Tururururúúúú!

Como dijo que no habría nadie espiando, realicé el hechizo para limpiarme la cara, pero de nada sirvió porque Robin volvió a batir fuertemente la leche y me volvió a manchar, esta vez incluso el pelo.

- Ehem... Robin, como sigas así no va a quedar nada dentro del bol - comenté divertida, mientras volvía a limpiarme a golpe de varita.

Luego miré la extraña masa e incliné la cabeza, dudosa.

- Estooo... ¿no deberías de haber hechado ya la mantequilla? - le pregunté, pues creía que en ese tipo de cosas siempre se usaba para hacer la masa.

(Uch, menos mal que me dijiste lo de la mantequilla, no sabía cómo seguir xD mira qué excusa pone Robin)

-No, no, no, no. Alexa, a los ingredientes hay que tratarlos con cariño, uno por uno. Uno por uno. Sí, sí, sí.-miré el bol.-¿A que sí, harina y leche? Sí, sí.-luego empecé a canturrear.-Queremos mucho a la harina, vamos a darle cariño a la leche...