¿Un escondite no tan escondido? [Robin ^_^]

Odiaba en lo que me estaba convirtiendo, no hacia mas de dos dias casi mate a una persona, y la maldicion aumentaba a una velocidad alarmante, tanto, que temia siquiera hablar con cualquier persona, queria estar lo menos posible con alguna persona pues suponia una verdadera amenzana para el que se acercara a mi, asi que en esos dos dias me ausente a todas las clases, no me encontrarias en ningun lugar de Hogwarts, solo entraba al castillo para dormir, por lo demas estaba en los lugares mas vacios.

Asi que uno de mis lugares que usaba para ocultarme de los demas eran unas cascadas, el ruido del agua me relajaba y el frio de la misma aliviaba mis dolores constantes, me puse bajo una de las cascadas mientras que estaba abrazando mis piernas y colocando mi cabeza en ellas.

Las cataratas. ¿Cataratas? ¿Cómo había llegado hasta allí? Ni siquiera sabía que en Londres había cataratas de tal magnitud. ¿Qué había hecho? No me acordaba, acababa de despertarme cerca de unas cataratas. Empecé a pensar intentando recordar qué había sucedido, cómo había llegado allí. No era nada malo, sólo estaba confusa porque acababa de despertar de una larga siesta.

Había salido de Hogwarts a pasear fuera de la civilización, donde nadie pudiese encontrarme si quisiera hacerme daño. Había caminado tanto que no pude más y caí rendida en un profundo y tranquilo sueño. Ahora acababa de levantarme y caminé hacia las cataratas para verlas más de cerca.

El agua estaba bastante fria y al estar yo debajo, sentia toda la fuerza del agua en mi espalda, realmente estaba relajado, los recuerdos de lo ocurrido hace dos dias golpearon mi mente, e instintivamente, aprete las uñas contra las palmas de mis manos, estas penetraron en mi piel, sangrando, el agua que habia se tornaba levemente rojiza.

-¿Porque soy esto?-dije al borde de las lagrimas apretando aun mas.-¿Porque no puedo ser normal?

Seguí avanzando hacia las cataratas. La voz de mamá se oyó en mi cabeza.

No te metas en lugares peligrosos o podrías hacerte daño.-yo le contesté mentalmente, como si hiciera falta.- Mami, no voy a acercarme demasiado, sólo quiero verlas un poco mejor.

Ahora que usaba gafas... Mi vista se había reducido un poco. Seguí avanzando hacia la caída del agua y mis ojos detectaron cómo el agua se tornaba levemente de rojo, ¿Pero qué era eso? Me acerqué corriendo y estuve a punto de resbalarme. Grité y me quedé sentada en el suelo, el vértigo había podido conmigo una vez más.

El agua me golpeaba con mas fuerza, y no me dolia, simplemente me gustaba, si, era extraño, algo que debia de dolerme casi ni lo sentia, mis ojos se tornaron a un color rojizo y mis pupilas se deformaron, adoptando la silueta de las pupilas de los gatos.

Escuche un ruido y acto seguido Kin aparecio de la nada, riendo sadicamente y bastante alto.

-Parece que tenemos una nueva victima, esta vez, por tu propio bien, ¡¡ASEGURATE DE MATARLA!!

Apenas tenia consciencia antes de que Kin apareciese, y ahora ya perdi casi toda la que tuve, mire a la direccion de donde provenia el ruido, habia una chica, joven, lastima que lo que quedaria de ella despues de esto no seria mas que un cadaver.

-Seas quien seas, siento decirte esto pero tu hora llego al venir aqui, lo siento.-murmure otra vez, levantandome, y apuntando la varita hacia aquella direccion.-Bombarda Maxima.

Seguía respirando entrecortadamente, hiperventilando del susto que me había llevado, había estado a punto de morir cayéndome por aquel precipicio. Mamá tenía razón, no debí haberme acercado, pero si el agua estaba roja debía de haber alguien sangrando detrás y quería ayudarlo. Pero él no parecía estar por la labor de dejarse ayudar.

Ni siquiera me dio tiempo a reaccionar. No pude coger mi varita, sólo retrocedí en el suelo cuando vi venir hacia mí el hechizo de aquel desconocido del que ni siquiera pude fijarme en los rasgos. Me di la vuelta para poder ponerme de pie pero en lo que gateaba para intentarlo mientras huía de la Bombarda Máxima, ésta llegó a un objetivo, cayó al suelo y se desplomó, me quedé colgando del precipicio. Grité intentando sujetarme pero el suelo estaba muy resbaladizo por el agua y caí. Rápidamene cogí mi varita.

- ¡Accio Escoba!-exclamé y esperé que mi escoba llegase antes a mí que yo al fondo del precipicio. Así fue, me sujeté a ella con fuerza y me subí no sin dificultad sobre su palo. Volé hasta lo alto de la catarata, lo más lejos posible del borde y me dejé caer en el suelo de rodillas aún con la escoba en la mano. La caída me había agotado mucho psicológicamente. Miré hacia mi agresor, era un chaval, quizá algo mayor que yo pero un muchacho igualmente.- ¿Por qué? ¿Por qué has hecho eso...?

Habia fallado el hechizo pero aquella chica estuvo a punto de caerse desde lo alto del precipicio, pero era habil, convoco a su escoba y se elevo, obligando a que tuviera que moverme, para Kin esto comenzaba a ponerse odioso, y para mi, comenzaba la tortura a manos de Kin.

-¡Necio, has fallado!-exclamo furioso.

Tras eso solte un terrible grito de dolor, eso hizo que liberase aun mas sangre de mis heridas, que aparecian por diversas partes de mi cuerpo.

-Lo siento.-le dije a aquella chica.-Carpe Retractum.

El encantamiento habia dado en el blanco, tire de la varita hacia mi, haciendo que ella y su escoba se acercaran a mi, evitando cualquier salida.

-Perdoname...-murmure.-Incarceo

¿Por qué gritaba tras mi pregunta? Me asusté y retrocedí aún de rodillas. Parecía torturado por algo, quizá se había herido porque sangraba por todas partes. Recordé aquella tortura, aquella noche, aquel vampiro, no había gritado ni una sola vez aunque lo que me había hecho me habían dado ganas de dar alaridos, de gemir, de quejarme, de morir.

No entendía a aquel chico, me pedía perdón y me atacaba ¿Por qué lo hacía? ¿Era otro mortífago de los que no querían hacer daño? Fuera como fuese, no pude evitar ser atraída por su varita. En el ''viaje'' solté sin querer mi escoba intentando resistirme en vano. Y después... Otra vez no... Tenía mi varita pero estaba muy cerca, por eso no pude evitar que mi cuerpo quedase atado y mi varita cayese de mis manos. Aún así permanecía estando de rodillas. Me incliné hacia un lado intentando coger mi varita del suelo. Gemí del esfuerzo pero no me rendí.

-Vamos ahora esta bajo tu control, quitale la varita y despues haz que me divierta un poco.-dijo con una sonrisa malevola acercandose a aquella chica.-Es guapa, asi que tendremos mas diversion.

Kin seguia con su actitud sadica aunque no sabia porque, cuanto mas guapa fuera la chica mas solia divertirse, y yo, bueno, no es que no intentara negarme, esque si lo hacia acabaria casi muerto y aunque no queria hacer daño a nadie, pero en esas circunstancias mi instinto hacia que prefiere sobrevivir a morir.

-Accio Varita.

Su varita lego a mi mano y la tire a un lado, no queria hacer lo que iba a hacer e incluso intente negarme no verbalmente, pero Kin seguia haciendome cortes por doquier y no pararia hasta que comenzase su juego, tras unos segundos paro, y el agua que habia bajo mis pies era casi totalmente roja.

Apunte a su cuerpo, con un giro de varita aparecieron numerosos cortes, que rompieron partes de su camisa y penetraron en la piel.

¡No! ¡Mi varita! Ahora sí que no podría cogerla, estaba muy lejos. Por suerte no había caído cascada abajo. ¿Pero qué tocaba ahora? No, cortes... No... Chillé de dolor y me arqueé un poco hacia delante. Tenía miedo, mucho miedo. No lo comprendía, ¿Me iba a matar sólo por haber ido allí? Quizá por haber desobedecido a mamá... Pero en realidad no había hecho nada malo, sólo satisfacer mi curiosidad.

El agua que pisaba el chico seguía roja, estaba sangrando ¿Por qué? Me estaba haciendo daño, mi camiseta estaba rota y mi piel rajada y, aún así, quería ayudarlo. Pero tuve que pensar en mí misma. Ahora estaba un poco más lejos y podía mirarlo, vi la trayectoria de su varita y me giré adecuadamente para que uno de sus lacerantes cortes me liberase de la cuerda. Acto seguido, gateé y pasé por debajo de sus piernas. Cogí mi varita y lo apunté con ella.

- Expulso.

Los cortes que hice a aquella joven parecian gustarle a Kin, cuanta mas sangre veia derramada mas manso se volvia conmigo, aunque cada vez querria una tortura mas fuerte y sangrienta.

La chica fue bastante inteligente, aprovecho uno de mis cortes para liberarse de las cuerdas y con un metodo poco ortodoxo consiguio alcanzar su varita, apenas tuve tiempo de reaccionar cuando recibi el impacto de un expulso, por lo que sali disparado varios metros atras.

-¡MALDITO INUTIL, NO PUEDES MATARLA NI SIQUIERA CUANDO ESTA ATADA!-grito fuertemente Kin.-¡ESTUPIDA NIÑA, ACABAS DE FIRMAR TU SENTENCIA DE MUERTE!

Kin se acerco a mi, cada paso que daba provocaba un corte mas profundo, hasta que al final se unio a mi, las heridas dejaron de borbotear sangre, mi mirada se hizo mucho mas sadica, y mostraba una sonrisa realmente aterradora.

-¡¡DESMAIUS!!

El hechizo funcionó, por suerte lo había cogido desprevenido y el chico salió volando varios metros más allá. Me dio tiempo a levantarme del suelo, me dolían mucho los cortes pero podía seguir empuñando mi varita para defenderme y, cuando me lanzó el Desmaius, estaba preparada.

- Protego.-pude ver el cambio del chico. Ya no sangraba y su rostro... Su rostro me daba escalofríos, pero no me desconcentré.- Desmaius.-repetí su hechizo, porque no quería hacerle daño aunque él a mí sí.- No voy a dejar que me quites la vida.-dije con calma.

Evito mi hechizo con un protego, astuta y de igual modo volvio a lanzarme el mismo hechizo que use yo, no queria herirme, lastima, asi quizas su muerte supondria un acto de defensa propia o un reto mas dificil.

-Impedimenta.

Su hechizo fue anulado con un leve movimiento de mano.

-No te pedi tu opinion. Deprimo.-dije creando un gran socavon bajo sus pies.-Sectusempra.

Una decena de venenosas serpientes descendieron por el socavon en el que la joven se encontraba presa, tendria, si alguna le picaba y le transmitia su veneno, una muerte lenta, agonizante y dolorosa.

¿Por qué era tan complicado? Siempre fallaba cuando no lanzaba un ataque dañino, era frustrante. Había deshecho mi hechizo con la misma facilidad con la que yo me libré del suyo.

Un enorme agujero se creó bajo mis pies y abrí los ojos del asombro para caer en su interior. Como en el encuentro con el vampiro, me di de bruces contra el suelo, golpeándome en la cabeza. Escuché, aturdida, el hechizo que había lanzado y grité al pensar en las serpientes. Me gustaban, pero las de aquel hechizo eran muy agresivas. Por suerte sabía qué hacer.

Me levanté rápidamente haciendo un esfuerzo antes de que las serpientes cayeran al agujero y me cubrí con los brazos. Miré las serpientes, que oscilaban a mi alrededor. Yo me quedé muy quieta y levanté después el brazo que tenía la varita con lentitud.

- Ascendio.-murmuré y, al instante, salí impulsada hacia arriba gracias a mi varita y al hechizo. Busqué mi escoba con la mirada, necesitaba saber dónde estaba para poder convocarla o ir a por ella, pero no la veía, mis gafas se habían astillado un poco y, por suerte, no me había clavado los cristales.

La chica sabia de serpientes, y por lo que parecia era bastante habil en combate, esto se pondria interesante, asi que disfrutaria un poco, buscaba con la mirada algo, su escoba seguramente, pero no saldria de aqui facilmente.

Apunte con la varita a sus gafas arreglandolas, luego hice un circulo con la varita, una barrera invisible nos cubria, nadie saldria a menos que uno dejara al otro, o el otro matase al primero.

Seguro que se preguntaba porque habia arreglado sus gafas.

-Un perro indefenso es mas aburrido que uno con todas sus fuerzas,
¡VAMOS, DEMUESTRAME QUE QUIERES VIVIR!

Pese a Kin, me controlaba mis heridas sangraban aun mas, el agua parecia un autentico charco de sangre.

Por el rabillo del ojo lo vigilaba por si me atacaba mientras buscaba mi escoba, me apuntó con su varita y mis gafas se arreglaron. ¿Por qué había hecho eso? ¿Quizá se había arrepentido de lo que estaba haciendo? Vi cómo algo se formaba a nuestro alrededor y al escuchar sus palabras supe que aquello no había terminado.

Retrocedí, frustrada, y topé con una pared invisible. Me di la vuelta y la aporreé, intentando salir, pero no podía.

- ¡Deprimo!-exclamé apuntando al muro después de separarme un poco de éste, pero tuve que agacharme porque el hechizo rebotó y vino directo hacia mí. Me sentía mal, estaba frustrada. Me giré hacia él, había un charco de sangre bajo sus pies que me daba escalofríos.- Déjame salir de aquí, por favor, yo no te he hecho nada... Te ayudaré a curarte esas heridas...

¿Era compasion las palabras que salian de aquella joven? ¿Se estaba compadeciendose de mi? No podia ser real, esto era surrealista, si se suponia que era ella la que estaba en peligro mortal y aun asi se preocupaba por mi, ese hecho libero un poco de compasion hacia ella, por tanto Kin perdia paulatinamente el control sobre mi, pero no se daria por vencido tan facilmente.

-¡NO! ¡LAS PERSONAS SOLO SERVIS PARA HERIR, Y HACER SUFRIR! ¡AHORA SERE YO EL QUE LO HAGA!-sonrio maleficamente.-¡Gubraith!

Un fuego eterno rodeo a la joven, y crecia por momentos debia de actuar pronto a no ser que quisiera ser ceniza en poco tiempo.

Pero yo... Yo no era así... ¿Por qué me decía eso? Ni siquiera me conocía... No era justo que me atacase por las buenas, al menos no sin saber cómo era, sin que yo le hubiese hecho sufrir como él decía. Tenía miedo, no podía ocultarlo, y aumentó cuando sonrió de aquella manera. A veces echaba de menos aquellos momentos en los que no tenía miedo a nada más que a tener miedo.

Grité cuando el fuego me rodeó, el fuego... Antes no me daba miedo nada y ahora... Ahora me daba miedo casi todo, casi todo lo exterior. Me tiré al suelo y me cubrí con los brazos, como si así pudiese salvarme de alguna manera.

- Yo no te he hecho sufrir.-sollocé sin poder contener un momento más las lágrimas. Me había bloqueado, no sabía qué podía hacer, un Acuamenti no serviría puesto que el suelo estaba mojado y las llamas eran cada vez más grandes y agresivas. Levanté la mano que sostenía la varita con temblor.- Fiendlocked.-estaba segura de que no iba a funcionar, pero no se me ocurría otra cosa que hacer.

Vi a aquella chica llorar, sollozar, el miedo se reflejaba en su rostro...¿era esto lo que era en realidad? ¿Mi esfuerzo por evitarlo habia sido en valde? ¿Al final, solo me reducia a ser una especie de asesino sin compasion? Las lagrimas de aquella chica y su rostro penetraron en la volunta de Kin, atravesandome completamente.

Cai al suelo de rodillas, las llamas se redujeron hasta casi extinguirse, las lagrimas comenzaban a salir de mis ojos y caer tras pasar por mi rostro y caian al agua rojiza.

-¡MATAME, HAZLO, MATAME!-exigi con mas fuerza.

El unico camino que me quedaba para evitar todo el mal que pudiera hacer era quitarme del medio, pero era tan cobarde que ni siquiera era capaz de quitarme de enmedio.

-Matame, no quiero hacer daño a nadie, por favor, quitame la vida.-suplique.

Como suponía el fuego no se extinguió sino que se avivó aún más. Una de las llamas estuvo a punto de alcanzarme y solté un grito de terror mientras volvía a cubrirme con los brazos.

- ¡Por favor, para!-supliqué. El ruido del fuego fue disminuyendo y miré un poco a través de mis brazos. El fuego empezó a desaparecer hasta que no quedó ni rastro de él. Me descubrí completamente mientras respiraba de forma agitada y miré al agresor de nuevo. Ahora gritaba que lo matase...- No puedo...-murmuré, no sabía si acercarme, por propia experiencia no lo hice, al menos no hasta que estuviese segura de que no era peligroso.

-Hazlo, se de lo que soy capaz si esto vuelve a ocurrir, te ordeno que lo hagas.-dije casi como un ultimo aliento.

Mis lagrimas seguian bajando por mi cara, y como signo de que las palabras que salian de mi boca eran totalmente ciertas lance mi varita hacia ella.

-Ya puedes hacerlo...

Baje la cabeza esperando aquel momento, aquel momento que quizas seria traumatico para ella, pero que a largo y corto tiempo, supondria una mejora para todo el mundo, y para mi....

No podía creerlo... Aunque no hacerlo sería algo tonto después de todas las cosas que había visto, después de todos los sucesos que había presenciado. La mano me tembló y mi cuerpo se convulsionó en un escalofrío cuando volvió a pedirme que lo matara y me lanzó su varita.

- Por favor, no... No puedo hacerlo...-murmuré y tomé su varita con cuidado, como si fuera algo muy frágil y delicado. Me levanté del suelo y retrocedí para luego palpar en el aire y comprobar que ya no había ''prisión'' invisible. Luego caminé tras él lentamente, un paso, luego otro, después otro, hasta que llegué frente a él y miré hacia mi derecha. Allí estaba mi escoba.- Accio Escoba.-murmuré y el objeto volador vino hasta mí. Me senté sobre ella y le tendí la mano al chico.- Sube.

El tiempo que estuve bajo el efecto de Kin, me estaba pasando factura apenas podia hablar o pensar con claridez, no sabia porque aquella chica no queria hacer lo que yo no podia, y ademas, ¿porque queria que me montara en su escoba? Ojala que fuera para que cuando estuvieramos a unos veinte metros me dejara caer y me estrellase contra el suelo.

No dije nada ni si quiera me inmute cuando mis heridas comenzaban a dolerme aun mas, solo estuve sobre la escoba callado, como si el abrir la boca hiciera que me mantuvieran con vida.

No se si fue real o no, pero me parecio decir un leve gracias, tan leve que hasta yo dude de que lo hubiera dicho o no.

Subió a mi escoba y escuché su agradecimiento, fue muy suave y en un tono muy bajo pero yo lo escuché perfectamente.

- Por favor, agárrate fuerte...-murmuré, temía que se tirase de la escoba abajo y además parecía muy débil, quizá no podía aguantarse. Pensé unos cuántos hechizos que usar si caía de la escoba y después di un pisotón en el suelo para luego elevarnos y volar hasta Hogwarts, aquel chico no parecía mucho más mayor que yo, tenía que estar estudiando en el colegio seguramente.

Llegué a las afueras de Hogwarts y descendí hasta tocar el suelo con mis pies. Entonces me giré hacia el chico, que parecía a punto de desplomarse, no tenía muy buen aspecto.

- ¿Estás bien? Dime que sí...-dije tomándolo de un brazo con una mano mientras que con la otra sujetaba su varita y la mía.

(Venga, abre en la enfermería n.n Lo haría yo, pero no puedo u.u)