Cedric Leonard Blair, El Vengador.

.·Nombre·.
Cedric Leonard Blair.

.·Edad·.
16 años.

.·Preferencias para Pareja·.

- Chicas más o menos de su edad, aunque no está en búsqueda ni mucho menos.

.·Raza·.

- Mago.

.·Sangre·.

- Mestiza.

.·Ocupación/Profesión·.

- Estudiante.

.·Casa·.

- 1º, 2º y 3º Gryffindor. 4º Slytherin.

.·Aspecto·.

- Cedric es un chico de mediana estatura, a simple vista 1.75 metros más o menos. Su cabello castaño claro está levemente dirigido hacia la izquierda de su rostro, dejándole un pequeño flequillo. Mantiene una buena forma, delgado y con físico marcado. Sus ojos color café intenso ocultan en su interior muchos misterios.

.·Carácter·.

- Se caracteriza por hablar lo justo y necesario, es muy desconfiado y a veces se torna competitivo. Llega a mostrar sus verdaderos sentimientos a sus verdaderos amigos. Para él un amigo no es cosa de una charla, es más, en toda su vida llegó a tener sólo 3 amigos. Obviamente salió con muchas personas en su vida, pero no los consideraba así, eran sólo gente conocida para él. Pero puede llegar a entregar su propia vida por sus amistades. Es un joven muy listo, si hay algo que lo motiva día a día es saber que le quedan muchos hechizos por aprender, pociones que conocer, monstruos y animales mágicos por ver. Solía ser muy mujeriego, pero nunca le gustó atarse a nadie, eran cosas de una noche; muchas veces lo necesitaba, sufría de abstinencia al no acostarse con mujeres en período de meses. Pero este último año ha cambiado demasiado. Luego de la muerte de su padre se ha vuelto mucho más frío, algo egocéntrico y mucho menos paciente a la hora de discusiones, suele llegar a utilizar su varita con los mismos compañeros de su casa. En fin, lucha por lo que desea y, en este momento, ese deseo es ser el mejor mago en Hogwarts y poder vengarse de una vez por todas.

.·Historia·.

- Nació un 17 de septiembre de 1981 en una casa de buen pasar ecónomico, del vientre de una joven hermosa llamada Roselyn Jane. Su cabello ondulado de color cobre brillaba como oro ante la presencia de luz, sus ojos color miel y su esbelta figura cautivaron a Shane Blair, un estudiante de magia de la academia Hogwarts que cada verano volvía a la casa de sus padres y la veía, no le importó que ella sea un Muggle, su amor era a prueba de todo. El día que su primogénito por fin había nacido, ambos lloraron de felicidad y esperanza, no eran momentos fáciles de llevar. Su padre luego de recibirse con honores, fué aceptado en el Ministerio de Magia, recomendado por nada más y nada menos que el mismísimo Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore, en ese entonces todavía director de Hogwarts. El mundo mágico estaba viviendo un mal momento, los Mortífagos acechaban y cada vez más, mataban a sangre fría a cualquier mestizo, "Sangre Sucia" le llamaban ellos; por eso Shane y Roselyn vivían preocupados, sentían miedo, sí, mucho miedo. En el Ministerio, Shane cada día escuchaba más rumores sobre la vuelta de ya saben quien. Temía por la vida de su hijo y su mujer, y hacía bien... Un día de otoño, ya cuando las hojas estaban completamente despegadas de los árboles y se dedicaban a planear sobre el suave susurro del viento, pasó lo tan temido, Mortífagos invadieron la casa de la familia, Roselyn los vió llegar volando por los aires desde la ventana, entonces, rápidamente, sacó al bebé de la cuna y lo llevó hasta el altillo, allí fué cuando recordó las palabras de su marido: "Si alguna vez, escúchame bien, si alguna vez por algún motivo debes esconder al niño hazlo aquí.- Dice señalando un cajón - Está encantado, al cerrarse y dar una vuelta de llave su contenido se hace invisible e inaudible". La mujer hizo lo debido, escondió a su niño de tan sólo 17 meses por horas. Parecía interminable, como si los segundos no pasaran, pero al fina el niño escuchó el giro de llave, haciendose visible.

Cedric, ese fué el nombre elegido por su padre. Esa tarde de otoño falleció Roselyn Jane, asesinada brutalmente por mortífagos, enojados por no encontrar al sangre sucia. Desde entonces el niño se crío con su padre, dijo su primer palabra a los 5 años de edad, su padre lo vió razonable, después de lo que había vivido. Asistió al primer año de Hogwarts, dejando en su cuidad natal a los pocos amigos que había echo, sus calificaciones eran puros dieces. Todo en el instituto mágico parecía ir bien, conoció a Dumbledore, a quien le llegó a tener mucho aprecio y cariño. Los primeros dos años pasaban, dentro de la escuela sus mismos compañeros le habían asignado un apodo, KOD le hacían llamar, siempre que le tocaba demostrar sus habilidades por medio de alguna prueba impuesta por el profesor, terminaba derrotando a su oponente, de ahí el sobre nombre (King Of Duels). Fué entonces cuando estaba por terminar 2do que el terror volvió a acechar a los estudiantes. El director desapareció y nadie sabe nada de él desde entonces. Pero eso no es todo, ese mismo día se los reunió a todos los estudiantes de las diferentes casas para dar la noticia y, luego, Minerva McGonagall se dirigió hasta donde estaba sentado invitándome a su despacho, ahí fué cuando me lo comunicó.

- Hijo, tu padre.. .- Dijo ella tratando de juntar fuerzas para decirlo - Los Mortífagos Cedric.. .- En ese mismo momento me paré tumbando la silla y subí por las escaleras buscando mi cuarto.

Según parece desde la muerte de su madre, su padre se habría dedicado exclusivamente a investigar sobre los seguidores de Voldemort, buscando venganza. Pero terminó muerto cuando éstos se dieron cuenta. Ahora Cedric, su único hijo, juró matar a los responsables de la muerte de sus padres, ubicar a Dumbledore y seguir con la tarea que le dejó su papá, vengarse.

Ah, y por cierto, su padre no lo nombró Cedric por nada, su nombre significa "Esperanza"...

Todo sea por la misión 'Parte I'.

Necesitaba esto, necesitaba entrar a Slytherin, era algo esencial y puramente necesario. Mi primer pedido a Minerva McGonagall había sido, como me imaginaba, totalemente rechazado y hasta me trató de un acto de deshonor, por no sentirme Gryffindor, por rechazar lo que el Sombrero había elegido por mí, lo que en verdad era. Entendía sus palabras, pero ella seguramente en el fondo sospechaba de porque Cedric quería esto para él, pero se hacía la desentendida. Movió cielo y tierra en el Ministerio de Magia para que lo dejasen cambiarse de casa, lo único que logró es que unos pesos pesados hablaran 'amablemente' con la vice directora.

Al día siguiente, luego de disfrutar un gran festín, las señas que le hacía Minerva desde la gran puerta de entrada a la Sala Común hizo que el chico se parara, tomara sus cosas y la siguiera hasta su despacho. Esos pasillos se tornaron tan silenciosos que armaban una atmósfera de tensión y nervios, la señora de ya tan avanzada edad no emitía ni una sola palabra, ni un gesto, sólo caminaba seria. Cuando ya teníamos la puerta de su despacho frente a nuestras narices, ella se limitó a abrirla para que él pase primero y, luego, pasar ella. Tomó asiento y así también la imitó él.

Habían muchos papeles sobre ese escritorio, la señora los revisaba atentamente con sus anteojos como guía, pasando hoja por hoja, leyendo. El Gryffindor no era de sentir nervios, pero esta situación lo ameritaba; sus dedos rebotaban en sus piernas, sus pies se movían ligeramente de un lado al otro, su mirada se posaba en cada jarrón y obra de arte del cuarto, no podía aguantar mucho más.

- ¿Para qué me mandó a llamar? - preguntó rompiendo esa enorme capa de hielo que tanto lo estaba perturbando.

Minerva levantó su mirada mientras se sacaba sus anteojos, viendo directamente a Cedric, con su rostro sin expresión alguna.

- Estuve reconciderando tu propuesta, Cedric, y te voy a dar una oportunidad - afirmaba.

- Genial, ¿Cuál? - respondió él ansioso, sea cual sea esa prueba tenía que pasarla.

- Te someteras a la misma prueba por la que eres un Gryffindor - se levanta de su cómodo asiento y baja el Sombrero Seleccionador de una de las repisas.

Si el momento anterior lo puso nervioso, ¿Ahora qué le quedaba?. No importa de que manera fuera, pero tenía que ser un Slytherin, pensar como uno, sentirse uno, para poder pasar esta dichada prueba. La señora caminó unos pocos pasos hasta él, deben haber sido los pasos que más lento pasaron para Cedric, suspiró mirándolo y le colocó el sombrero.

Éste, como de costumbre, comenzó a moverse de un lado a otro, como si pensara. "Slytherin, maldito, soy un Slytherin". pensaba el chico casi hasta murmurándolo tratando de influir al mágico sombrero.

- Mmm, ¿Así que Slytherin verdad?, oh no sé, estoy en duda - recriminaba el sombrero - Eres un chico valiente sí, muy valiente, ¿Por algo eres un Gryffindor no? - "¡Mierda, soy un Slytherin, tengo que serlo!" - Ahmm, pero también siento un profundo odio en tí, ¿No eres el mismo chico que seleccione en primer año verdad? - apenas Cedric pudo notar como Minerva cambió la expresión de su rostro al escuchar este comentario - Ya, ya, definitivamente no eres el mismo. Has cambiado chico, sí, tienes las típicas cualidades de un Slytherin, eres astuto; mucha determinación, si quieres algo luchas por conseguirlo, ingenio... Pero esa valentía, mmm, esto está muy díficil - "¡Pero termina ya con esto!, ¿Soy un Slytherin no lo vez?" - Ehh, no sé porque pero tengo la sensación que luego me voy a arrepentir, pero tienes todo, eso es lo que veo... ¡Slytherin! -

McGonagall se limitó a llevar el sombrero a su respectivo lugar, se la veía ... ¿Triste?. Cedric sólo le dedicó una mirada, profunda, penetrándose en la de ella, como queriendo comunicarle todo por un sólo ese cruze; el cual duró casi un minuto, fué algo... Raro.

Ese mismo día el chico se encontraba ya mudando sus cosas de su habitación, llevaba sólo un par de libros y su varita, con ésta última trasladó lo que le faltaba, usando su ingenio y un simple hechizo.

Los demás alumnos lo veían raro, cotillaban entre ellos, se escuchaban sus murmuros. No era para nada normal ver a un alumno cambiar de casa, es más, no se recuerda que algo de tal magnitud haya pasado.

.·Otras Cosas·.

Habilidades: Era el guardían central de Gryffindor, por lo que sabe de sobre manera volar una escoba, pero a finales del año pasado renunció a su cargo al enterarse lo de su padre, no podía seguir pensando en juegos estúpidos. Es bueno en "Encantamientos", es una de sus clases predilectas, junto a la de "Cuidado de Criaturas Mágicas". Este año, al ya cumplir el requisito de los 16 para su licencia, comenzó a cursar "Aparición"; todavía es un novato en esta asignatura.

Patronus: Un tigre. Desde chico le fascinaban esos animales, se veían rudos, omnipotentes, dueños de todo, los que se hacían respetar entre los demás; ¿Será por eso que al realizar su primer Patronus éste tomó su forma?

Boggart: Su madre muerta. Ver esa imagen lo aterroriza, despierta sus más profundos fantasmas, es algo que no puede tolerar.