En la cafeteria despejando la mente (Arianne Sinclair)

Tal vez de verdad el muggle no fuera feo, pero es que simplemente ellos no le van, tal vez puede dar miles de razones, pero la verdadera es que Arianne los ve como seres inferiores, con un grave defecto que es la carencia de magia. No, no se rebajaría para estar con uno de ellos.

―Pues deberías ―dice ella, terminando su café. Mira a Leila y le sonríe, dándole a entender que es momento de salir de ahí. Ya se le ocurrirá algo interesante para hacer―. Creo que es una pérdida que estés trabajando acá ―comenta, para inmediatamente agregar―. Sí, el lugar es muy... elegante pero ¿mesero?

Estaba aburrida ya del chico y eso que no llevan más de veinte minutos hablando. Tal vez sea porque él está más preocupado de no babear que de otra cosa, pero igual, se aburría y si no es por la limitación del Ministerio a los estudiantes para hacer magia, ya estaría molestando a unos cuantos muggles.

El chico parecia mas que alagado cuando Ariane le dijo aquello. Pille el significado de la sonrisa de la rubia al momento decidiendo que ya habia estado bien y que era casi imposible que el muchacho se acordara si quiera de que no le habiamos pagado.

- Oh, Ariane, ¡mira la hora que es!, nos van a asesinar si los dejamos esperando - dije mirando mi reloj y haciendo alucion de que teniamos que ir a encontrarnos con alguien - lo siento, fue divertido, pero ya debemos irnos; se nos hizo tarde... - dije con cara de angel y fingiendo que de verdad queria quedarme mientras empezaba a pararme.

―¡Por Dios! ―exclama ella, utilizando a aquella deidad que los muggles creen tanto―. Sí que nos matarán ―concede ella y muerde su labio inferior, mientras se coloca de pie para mirar al chico, escondiendo sus aires de superioridad―. Si no fuera porque realmente es importante, ten por seguro que nos quedaríamos un poco más.

Arianne mira a Leila y le guiña un ojo, divertida. El chico les dijo algo de que las entendía y se puso de pie para anotar algo en un papel, el cual estira a Leila sonriéndole a ambas.

―Nos vemos otro día, querido ―le dice sonriéndole casi con ternura―. Ten por seguro que volveremos.

Comienza a caminar y mira su reloj, pues en verdad era algo tarde ya y debían volver a Hogwarts, salen del lugar y caminan un poco alejándose de la cafetería.

―¡Qué idiota! ―exclama cuando sabe que están libre de que las pillen―. ¿Qué te pasó, Leila? ―le pregunta a su amiga acercándose a ella, algo curiosa.

- ¿Como puede ser tan ingenuo? - coincidi con ella - creo que ni se le paso por la cabeza que lo que queriamos era no pagar la cuenta - dije soltando una corta risa.

- ¿Como que que me paso? sobre que, no entiendo - dije un poco confundida, no entendia a que se referia Arianne

Arianne sonríe y se acerca a la chica para quitarle de su mano el papel que el ingenuo del mesero les entregó.

―Ya sabes, linda, esto... ―observa atentamente lo que ahora tenía en sus manos y frunce el ceño al ver un montón de números―. Sé que no me di a entender, pero la curiosidad era mayor ―ríe un poco y le devuelve el papel, antes de caminar un poco, alejándose un poco más de la cafetería. Son chicas llamativas, no sería dificil reconocerla―. Al final, ¿qué es eso? ¿Por qué un montón de números?

Cuando me devolvió el papel recién caí en la cuenta de que aun lo llevaba en las manos. Lo rompí por la mitad y lo bote a un lado.
- No me había fijado que aun tenia ese trozo de papel – dije sin darle importancia – tenia escrito el numero de un celular, un artefacto muggle para comunicarse a grandes distancias – le explique mientras seguiamos caminando – de seguro aquel chico tenia la “esperanza” de que lo llamaramos… mmm, parece cruel, dejarlo esperando una llamada que nunca llegara – dije con voz inocente y luego me rei un poco – pobre muchacho…

El rostro de Arianne daba a entender perfectamente que eso no le agradaba, ni siquiera su incesante curiosidad por saberlo todo apareció cuando escuchó "aparato muggle" de la boca de Leila.

―Pues se lo merece ―dice sin importarle en nada el camarero―. Aún no entiendo cómo pudo creer que de verdad sentíamos 'curiosidad' por él. ¿Acaso no ve que somos superior a él? ―Sí, ya mucho se había demorado en sacar su lado prejuicioso y poco tolerante, pero es que simplemente es mayor que ella, es algo que ya no puede controlar―. Lo único que lamento es que esa cafetería era por lo mínimo agradable, aunque de todas formas no hubiese vuelto.

La chica sonríe a Leila y observa su alrededor, sabía que muchos la miraban y ella sólo sonreía arrogante. Le encanta que la miren, porque demuestra que solo pueden hacer eso, nunca algo más. Ni uno está al nivel de ella.

―Por cierto, querida, ¿cómo nos iremos a Hogwarts? ―pregunta ahora que lo piensa, mordiéndose el labio inferior. Había llegado allí en escoba gracias a Theodore, pero él ya no volvería, eso estaba claro.

Sonreí al escuchar las palabras despectivas a Arianne. Ya estaba, por decirlo de algún modo, acostumbra a su faceta arrogante que era la que mas predominaba en su personalidad.
Cuando mencionó lo de regresar a Hogwarts metí una mano en uno de los bolsillo de mi remera sacando una escoba en miniatura y mostrándosela.
- De la misma manera en que llegue yo – dije mientras caminábamos a un callejón donde no hubiera ningún muggle de mirón. Saque mi varita y susurre un “engorgio” e inmediatamente esta volvió a su tamaño normal.
Subí a la escoba esperando que Arianne hiciera lo mismo.

Escoba. Claro, ¿qué más podría ser? Si ninguna de las dos puede hacer Aparación porque aún son menores de edad, algo que a Arianne no le molesta, la idea de que algo malo le pase no le es agradable. Oh, que no le agrada nada.

Muerde su labio y suelta un bufido, después de rodar sus ojos. No le quedaba de otra más que confiar en las capacidades de vuelo de su amiga. Por lo que sin pensarlo mucho más y se sube detrás de Leila, se afirma como debe y susurra:

―Espero que de verdad sepas manejar esta cosa... odio las alturas ―su voz sonó cansada, de verdad que no tiene muy buenas experiencias volando. Una de ellas es una competencia perdida, una competencia que aún le hiere el ego.

Siente como Leila patea el suelo y como se elevan en el cielo, Arianne solo atina a morderse el labio y abrazándola con más fuerza. Sabe que en poco tiempo estará nuevamente en Hogwarts y en suelo firme. Sólo son unas horas. Nada más.

Y sin decir otra palabra, se pierden en dirección a la escuela.