Era viernes por la noche y no tenía ningún plan, todos se habían ido así que decidí ir pasear por las mazmorras. Hacía bastante frío allí, por eso me sorprendió que me llegase una ráfaga de aire caliente por el camino que tenia a mi izquierda. Seguí el calorcito, esperando encontrarme a alguien al otro lado haciendo algún hechizo para calentar las mazmorras. Tras un largo laberinto de pasillos, aparecí en una sala muy pequeña con un caldero ardiendo en el centro pero no había nadie. También había varias estanterías pegadas a la pared con varios frascos y pergaminos. Me pareció raro que la sala estuviera vacía, pero la curiosidad me comía por dentro así que cogí un pergamino de la estantería y me puse a curiosear. De repente oí un ruido suave a mis espaldas..