Un desafío personal [Arianne Sinclair]

El curso pasado habían estudiado los Unicornios y Arianne quedó fascinada con ellos. Es que encontraba increible que un ser como tal tuviera tantas propiedades beneficiosas para el mago. Y como siempre, esa necesidad de saberlo todo predominó en ella y decidió tomar su varita y salir a buscarlos al Bosque Prohibido.

Nunca había entrado ahí, aunque habían repetido tantas veces que era peligroso que lo había absorbido como tal esponja. Sin embargo, siempre es bueno variar y tenía los conocimientos necesarios para mantenerse con vida dentro de ese lugar.

Ya llevaba sus buenas horas dando vueltas, cuando decidió devolverse para ir a comer algo. Había avanzado unos metros, cuando escuchó ruidos muy cerca de ahí. Con la agilidad de una serpiente y con su varita en alto se acerca a ese lugar y se sorprende al encontrarse con una persona. Se esconde detrás de un árbol y susurra: "Nox".

Ese bosque no era tan respetado por nada, no sólo era el habitad de tantas criaturas mortales, sino que también reducía la visión, tantos árboles y ramas por el camino hacían que practicamente te pierdas.

En eso, mientras caminaba a paso sigiloso, el sonido de madera crujiendo hizo que me ponga en guardia, por suerte el suelo estaba regado de malezas, un factor a favor para que no te lleves una sorpresa.

Inmediatamente al escuchar esa advertencia, eché un rápido vistazo por todo mi alrededor, girando en mi propio eje. "Nox", alcanzé a susurrar, caminando a pasos silenciosos pero firmes hasta el árbol que había divisado como más cercano.

Arianne decidió moverse, aunque sea un poco. Por mucho que la oscuridad cubriera el lugar, atacar era la primera y única opción que tenía. Sin bajar la varita, decidió rodear el árbol, caminando de puntillas para una mayor comodidad y silencio.

Se impuso a mantener su respiración tranquila y a escuchar todo a su alrededor, pero la presencia de esa persona al frente de ella, la instó a moverse hacia un lado.

Un, dos, tres pasos.

Y el crujido de unas ramas quebrándose la mandó a maldecir en su mente y antes de cualquier otro pensamiento o movimiento, exclama "Expeliarmus"

Al dar los primeros pasos, tratando de escuchar algún tipo de movimiento, suspiré al no sentir nada, Tal vez pudo ser el vien... Pero no, en cuestíon de 2 segundos ya estaba en el piso, había chocado contra un árbol el cual me frenó, mi varita cayó a una distancia posible, cerca de mi vaso. Había sufrido los efectos de un "Expeliarmus". Cuando el hechizo me había impactado, pude ver de donde provino, es más, la persona tuvo que salir de su escondite para hacerlo. Sin mucho que pensar, giré sobre las malezas haciendo un roll, tomé mi varita y apuntando a la silueta conjuré "Inmobilus", confiando en que así mi objetivo se inmovilize.

Arianne se había movido rápidamente al hechizar a esa persona, pero supo de inmediato que la varita no había salido demasíado lejos, pues una nueva luz iluminó el lugar.

―¡Protego! ―Y el hechizo se vio, para desgracia del otro, desviado.

Suspira, lentamente, y vuelve a cambiar de lugar. Paso a paso, con más cuidado que hace un momento. El silencio era absoluto, al nivel que llegaba a ser una molestia en los oidos de la chica, mucho más de lo que es la oscuridad.

Y pensar que ella sólo había ido a ver los unicornios.

―Mocomurcielago ―susurra en dirección de donde había salido el hechizo anterior.

-¡Impedimenta!.- responde con su varita hacia delante, haciendo ineficaz el hechizo de su oponente.

Con mis pies me arrastré medio metro, para terminar con pararme detrás de aquel árbol y casi sin pensarlo, como por reacción propia después de tanta clase de DCAO, conjure: - Mimblewimble.- casi en un susurro, pegando mi espalda contra aquel gran árbol, con la espera de escuchar como el sujeto desconocido intentaba citar su próximo hechizo.

Si no es por el constante movimiento de Arianne y el Protego que lanzó nuevamente, el hechizo le hubiese llegado de lleno. Los ojos de la chica acostumbrados a la oscuridad, buscan incesantemente al mago pero, como era obvio, nada veía.

―Homenum Revelio ―susurra levemente y sólo necesitó de unos segundos para saber la ubicación del otro. "Bingo", piensa sonriéndo de medio lado, mientras rápidamente se coloca en un ángulo que le sea de ayuda―. Incarcerus―murmura finalmente, deseando que en ésta ocación sirva.

Al no escuchar nada, Cedric toma por echo que su hechizo había funcionado; hasta que siente como unas sogas empiezan a atar sus piernas llegando casi a sus brazos. Tenía que pensar rápido porque sino estaba muerto, y lo tenía claro.

Giró su muñeca para apoyar la punta de su varita en la soga, seguidamente pronunció en un susurro - Evanesco.- haciendo que la soga desaparezca.

Había estado un par de segundos atado, y al ser afectado por un hechizo razonó que su oponente había lanzado algún tipo de hechizo defensivo previamente. Estaba a la deriva en esa posición, seguramente su oponente lo estaría viendo; pero el muchacho no tenía idea de donde estaría el, así que pronunció - Ascendio.- casi en un murmuro, haciendo que vuele en línea recta hacia arriba, quizás por la oscuridad de la noche eso no se viera. Termina por encima de la copa de un árbol, conjurándose un "Protego Totalum".

No sabía si su hechizo había funcionado. Por lo que se acercó al árbol con cautela, preparada para cualquier ataque. Pero al llegar, verdaderamente se sorprendio al no encontrarlo. Necesitaba luz y la necesitaba en ese momento pero eso sería como rogarle que la atacara.

Desde ese lugar, protegida por el árbol, levanta su varita hacia la dirección contraria y sisea.

―Reducto.

Rápidamente y con el mismo cuidado que la ha caracterizado, se mueve de ese lugar mientras el árbol al que apuntó explotaba, buscando algún indicio de que el mago está por ahí.

Cedric lo veía todo desde la copa de un árbol, suspira del alivio al ver que el mago hechiza otro árbol y no el de el. Con el conjuro Protego Totalum podría ser que haya sufrido los efectos de la invisibilidad, decide verse las manos... ¡Y así era!, habia surtido efecto los, valga la redundancia, efectos secundarios del hechizo. Tenía a su oponente a su merced, era sólo cuestión de pensar algún hechizo que no fallase.

Si él tiene algún tipo de protección entonces, mmm.. ¡Claro! - Exclama en sus pensamientos al recordar un hechizo.

Apunta la varita hacia abajo suyo, ya que desde arriba se divisaba mejor todo, cerca de donde vió una sombra y murmura - Petrificus Totalus.- sujetándose con fuerza del tronco del árbol con sus piernas, esperando que con esto el duelo termine. Éste hechizo sólo podía ser revertido por Finite Incantatem.

Suerte. No hay otra palabra para describir la situación de Arianne. Si no fuera por el par de pasos que dio a último segundo, el hechizo le hubiese llegado. Desde su lugar no veía muy bien, por lo que decidió moverse para el lado del árbol que había impactado con su Reducto, quería hacerlo aparecer algo que funcionó a medias. Había atacado pero no le dio tiempo a la chica de saber de qué parte salió el hechizo.

No había lógica para lo que había sucedido. Bueno esa situación no tenía lógica. Y por más que buscaba el lugar de escondite de la otra persona no podía encontrarlo. Bufa y decide volver a intentar sacarle de su escondite. Vuelve a mirar el lugar y a punta a distintos árboles para exclamar en cada uno:

―Confringo.

Había fallado, no veía lo suficiente como para poder atinarle. Decidió dejarse guíar por lo que escuchaba, pero vamos, tampoco había mucho que escuchar. Fué entonces que otra idea brillante se le cruzó por la cabeza. -Auris Magna.- susurró. Ahora podía escuchar con claridad, y lo que escuchó no le gustó demasiado. El mago había conjurado un "Confringo", y no sólo una vez, repetía el hechizo una y otra vez.

Se escuchaban las explociones, Seguramente quiere tumbar todos los arboles - pensó al escuchar las maderas explotar. Cedric se rascaba la nuca, tenía que pensar en algo y tenía que hacerlo ahora. Entonces recordó uno de los últimos hechizos que logró aprender y sin pensarlo lo conjuró -Portandum.- tratando llegar a la base del árbol. Al abrir los ojos no estaba donde pensaba, a dos metros hacia su izquierda estaba el árbol donde el yacía escondido, no había sido exacto con el hechizo; igualmente eso no le importaba, seguía estando invisible y ahora podía escuchar perfectamente como repetía y repetía el conjuro la otra persona.

Siguiendo de dónde provenía el sonido, vió como exactamente en el centro de los árboles que explotaban había una figura que se movía sin cesar, agitando su varita.

Ahora si, no escaparás - pensó al conjurar -Petrificus Totalus.-

Arianne sabía que había sido una medida desesperada pero también sabía que debería sacarlo de su escondite.

―Protego ―exclama al escuchar como conjuraban un petrificus. Odiaba ese hechizo, la idea de quedar a merced del atacante se le hacía asquerosamente incómoda.

Se sentía atrapada, no alcanzaba a distinguir de donde salían los hechizos, por lo que decidió hablar.

―¿Qué ocurre, eh? ―habla en un tono normal que retumba en el silencioso bosque―. ¿Te da miedo salir a jugar?

Se movió rápidamente de ese lugar, no necesitaba que la siguieran atacando de esa forma. Sus pasos seguían siendo cautelosos, silenciosos. Y aunque estaba cansada, lograba mantener su respiración tranquila.

Cedric no cabía en sí de sorpresa, y no era por cómo demonios ella se había percatado del hechizo que él había lanzado, sino porque era ella; con sólo su voz bastó para reconocerla. Mmm.. esto creo que es aún mejor. pensó el chico planeando algo. Sería mucho mas divertido derrotarla sabiendo que es esta serpiente y no cualquier otra criatura mágica de por aquí.

Él comenzó a acercarse un poco, sólo un poco, mateniendo una distancia prudente para no llevarse una sorpresa. - Expelliarmus .- como él no se había podido proteger de aquel hechizo que era tan rápido, seguramente ella tampoco podría, ya que tenía la completa desventaja en todos los aspectos, vamos, ni lo veía. Inmediatamente lanza ese hechizo, pronuncia otro, sin tiempo de por medio -Volarium.- haciendo que la varita de Arianne se pierda a lo lejos.

Arianne estaba sorprendida y con su orgullo herido al percatarse que la habían hechizado y habían logrado que perdiera su varita. Gruñe molesta, aún no podía ver con quién había estado luchando.

―¡Bravo! ―dice ella, tragándose todo el veneno que había acumulado y aplaudiendo arrogantemente. Y a pesar de estar en una situación de desventaja, no podía evitar sacar por lo menos ese orgullo Slytherin que pedía a gritos ser sanado―. ¿Por lo menos ahora podré ver al duelista?

La chica caminaba en la oscuridad, esperanzada por encontrar su varita. Una perdida de tiempo, pero ¿qué más podría hacer? ¿Quedarse ahí parada y esperar tranquilamente? No, primero muerta.

El chico sonríe de lado al ver que a la Serpiente no le había quedado otra opción que rendirse. La tenía donde quería, ahí en el piso; producto del Expelliarmus, indefensa, sin su varita. Lo pensó por unos segundos y se apiadó de ella, ¿Para qué avergonzarla más?, con tal de saber que había sido un Gryffindor su duelista y más precisamente Cedric el que la derrotó, bastaría para herirle un poco de ese gran ego que tenía.

- Accio varita.- dijo el chico levantando su mano libre para sostener la varita de Arianne que llegaba desde algún recóndito lugar para descanzar en la palma del chico.

Mientras se producía los efectos del hechizo, en ese trayecto, Cedric comenzaba a visibilisarze, poco a poco, mostrándose con una sonrisa de lado. Tomó la varita de la muchacha desde la punta enseñándosela para que la tome. - Creo que perdiste esto, lengua larga.- dice inclinándose, como haciendo una reverencia; de burla, claro está. No sentía temor de entregarle la varita, su autoestima estaba por los suelos y, atacarlo una vez más por la espalda, sólo la dejaría como una mala perdedora.

Arianne siente como el odio la consume al ver de quién se trataba. "Cedric Blair". Y se regaña mentalmente al dejarse perder por un león como él.

—Entonces el león si sabía usar la varita —le dice ella con tono neutro, levantándose primero y quitándole la propia de las manos del chico—. Tanto tiempo, Cedric —le dice irónicamente, marcando burlo el nombre. Sí, porque pudo haber perdido, pero herir el orgullo de una serpiente no es mejor—. ¿Y cómo vas del ataque del animago?

Con su varita ya en mano, susurra un leve "Lumos" y puede ver al chico con su rostro sonriente y ella sólo tuvo la necesidad de quitarselas a golpes. "Relájate", piensa, respirando con lentitud, "Sólo es el león, pudo haber sido cualquier otro ser."

-¿Acaso lo dudabas?.- dice haciéndose el sorprendido, mientras también pronuncia un "Lumos", para alumbrar el camino de vuelta.

Sentía como cada palabra que pronunciaba la serpiente traía un letal veneno, él ya se había conformado con ganarle ampliamente, así que se decidió por dejar de burlarse de ella; lo que si no podía dejar de hacer es molestarla.

- No, en realidad a eso vine al bosque, a buscar alguno con el que pueda disfrazar estas marcas.- dice riéndose, claro, como si unas marquitas le importaran.

- ¿Y tú?, ¿Qué te trajo a la derr.. al Bosque Prohibido, eh, Serpiente?.-

Perdón, casi se me mezclan mis pensamientos con el habla. Pensaba divertido, Cedric; mientras emprendía su viaje de regreso a Hodwarts.

Caminar de regreso al colegio con él, era lo menos que le apetecía a Arianne, pero no había muchas posibilidades. Ya era tarde y no podía perder el tiempo esperando que él avanzara.

—Como no te interesa y el ser educado no te queda, mejor dejémoslo así, Blair. —Contestar a esa pregunta hubiese sido estúpido e insensato de su parte.

Se adelanta, caminando arrogantemente. Un duelo perdido no es lo suficiente para bajar de su nube a la chica, en realidad es algo que puede superar, aunque le cueste ligeramente.

—No perdamos el tiempo innecesariamente.

Arianne estaba distante, fría y de mal humor; bueno, más de lo normal. Tenía los motivos suficientes para estarlo, pero al menos esta derrota demostraba que Cedric no era un hablador por gusto.

- No necesariamente hay que parar para hablar, otra cosa muy distinta es que no quieras hacer lo segundo.- comenta el muchacho adelantándose, mientras se acomodaba el cabello usando los dedos de su mano como un peine.

"Respira", se dijo la chica tratando de tranquilizarse.

―Error ―dice ella escuetamente―. No quiero hacer lo segundo... contigo.

"Así de simple", agrega mentalmente. Cedric no era de su agrado, ahora por obvias razones, y por mucho que intente sonar agradable, Arianne sabe perfectamente que no lo conseguirá. Podría ser cínica con todo el mundo, desde los profesores hasta los niñitos de primero, pero cuando alguien de verdad le es una molestia, no hay mucho que pueda hacer para tratar de ocultarlo, porque simplemente no le da la gana.

Cedric levantó una ceja, sintiendo nuevamente el veneno que fermentaban las palabras de la chica, era casi imposible tratar de hablarle, y si todavía tenía alguna posibilidad hoy no sería. Realmente no caerle a Arianne no era algo que le quitaba el sueño, pero sólo con la idea de caminar una hora con ella en este estado se le hacía muy aburrido y denso.

Estando detrás de ella, ya que con tal de no verle la cara iba por delante, tomó uno de sus hombros con fuerza, haciéndo que se detenga. Con la otra mano el león desenvainó su varita apuntándola.

-Portandum.-

Estaban a pasos de la entrada de Hogwarts, Blair guarda su varita y se encamina hacia la gran puerta, explicándole de espaldas a la chica:

- El sólo hecho de imaginarme una hora caminando allí contigo me dió sueño.- dice levantando una mano, confiando en que ella desde atrás la veía - Que sueñes con un cambio de piel.- termina de decir refiriéndose a su condición de serpiente mientras baja la mano.

―El sólo hecho de imaginarme una hora caminando allí contigo me dió sueño ―refunfuña burlesca. ¡Merlín! Estaba actuando como una niña, una chiquilla de esas de las que se queja tanto. Por lo que trata de remediarlo con un típico comentario arrogante―. Deberías sentirte halagado de que hubieses tenido ese provolegio.

Sin embargo, suspira al verse liberada de esa caminata, que no sólo hubiese sido molesta para él.

―Buen trabajo, me has evitado el aguantarte ―le felicita con tono irónico. Avanza a paso lento, demasíado, y bufa al ver la original despedida del león.

―Sólo piérdete, chico.

- Es la primera y única vez que me va a encantar seguir sus órdenes, Me Lady.- comenta irónico, mientras se giraba haciendo una reverencia, obviamente burlezca encima de las escaleras.

Luego simplemente volvió a lo que hacía, subir escalón por escalón. Sabía que al despertar y ver su varita una sonrisa de lado a lado se le dibujaría.