Medianoche [Arianne Sinclair]

A Elianne definitivamente no le interesaba lo más mínimo ir a la sala común de Slytherin. Era viernes y eso significaba que los, normalmente patéticos y subnormales, montaban una "fiesta" en la que se bebían hasta el agua del lago y... En fin, Elianne no iba a desperdiciar su tiempo hablando de la deshonra de Slytherin: la nueva generación. Se fue a una sala alejada de la mano de Merlín, a la que siempre iba los viernes, y dispuso a escribir en su libreta lo mal que le caían los Slytherin cuando escuchó a alguien acercarse.

-Seas quién seas, si te muestras prometo darte una muerte limpia- Dijo, sin molestarse en girar para observar al desconocido.

—¿Y dejar al mundo sin un cerebro que de verdad funcione? No, gracias, creo que paso.

Arianne respondió a lo que una voz le había dicho a penas abrió la puerta de un salón en las penumbras. Siendo sincera no se inmutó, muchas amenazas pocas acciones, estaba acostumbrada a ese tipo de actitudes, por lo que tranquilamente siguió su camino hacia el interior.

La de rubios cabellos estaba molesta con el mundo, pero sobre todo por lo que son capaces de hacer los idiotas de las serpientes. ¡Merlín! ¿Qué clase de sangre pura son? Si sus padres supieran esas situaciones tan bochornosas, posiblemente los castigarían hasta el día de su muerte. Porque sólo logran deshonrar a sus apellidos, a su sangre, a ellos mismos, quedando al nivel de un asqueroso sangre sucia.

Y es por eso que había decidido ir a pasear por el castillo, para despejar su mente y ordenar sus ideas. Nada mejor que un poco de soledad.

—¿Por qué tan sola? —pregunta al ver a una chica con una libreta.

-Tu misma.- Respondió encogiéndose de hombros: siempre había alguna así, que creía conocer a los demás.

-¿Y por qué no? Para perder mi tiempo en la sala común de Slytherin prefiero perderlo hablando conmigo misma; es más productivo, interesante y divertido.- Contestó girandose. Ah, perfecto, una Slytherin. ¡Bien Elianne, Bien! Sí, ahora podía decir oficialmente que estaba perdida.

—Entiendo —dice Arianne divertida por la respuesta de la otra chica—, ¿estás alejándote de la fiesta que hicieron, no? Creen que así lograrán hacer algo productivo por el mundo, pero sólo pierden el tiempo y provocan que sus padres los regañen por lo mismo. Idiotas.

Ese era el problema de muchos, sólo son dolores de cabeza para sus progenitores, tratando de demostrar de una extraña forma su independencia. Conlusión, no saben jugar y mucho menos manipular a la gente. Mejor para Arianne, mientras más inútiles sean los otros, más ganará con su padre.

—Yo también me salí por ello, estar en la habitación es imposible —agrega luego de unos segundos en sus pensamiento—. Por cierto, Soy Arianne Sinclair —se presenta a frente de ella y estirando su mano—, no recuerdo haberte visto.

-Lo sé, es que ya no me dan pena, me dan asco- Respondió ella haciendo un gesto de arrogancia, había tenido suerte de que la chica fuera medianamente inteligente.

-Soy Elianne Noir.- Respondió estrechando la mano de la Slytherin. -No creo que me hayas visto demasiado, no voy muy amenudo a clase, practicamente sólo a los exámenes. Por otra parte, tú eres una Slytherin tradicional: sangrepura, inteligente, astuta...-

—... y que también se salta las clases —termina de hablar, encogiéndose de hombros—. No es por nada pero para mi son una perdida de tiempo, si quiero aprender algo busco un libro en la biblioteca.

Y no mentía, bajo su situación para Arianne las clases perdieron su valor hace unos años, vueltas de la vida talvez, a ella no le interesa averiguarlo que todo se quede como debe estar, tranquilo.

—Por lo menos no tienen tanta resistencia —dice ella volviendo al tema de la fiesta—, pronto se calmarán. Tendré que hablar con un par de chiquillos para que dejen de hacer escándalo tan seguido en la Sala Común. Pierdo horas de sueño.

Arrogante y superficial. Al no conocer a las personas, esa es la faceta que ella muestra, aunque al parecer su acompañante ya se estaba formando una idea. Bueno, si no está muy equivocada, Arianne no tendría porqué hacer algo para cambiarlo.

-Tienes toda la razón, no entiendo como nos pueden colocar con los imbéciles, deberíamos ir por niveles...- Respondió Elianne. No sabía cómo era esta chica, pero algo, un gryffindor le llamaría corazonada, le decía que no era una más.

-Pues algunos sí que tienen aguante. Si Salazar viera esto...- Comentó, sonando horrorizada pero sonriente.

—Por lo menos hay personas de las que se puede sentir orgulloso —comenta ella observando el salón con su varita iluminada—, de los verdaderos Slytherin, de los que el sombrero en ningún momento dudó en colocar ahí. El resto, lamentablemente, deben tener características de las otras casas. No sería malo mandar unos cuantos a Hufflepuff para ver si pegan más.

La chica hace un desdeñoso gesto con su mano y sigue rondando el lugar, observando de ves en cuando a su acompañante. Es una chica atractiva que debe saber utilizar a los chicos, algo que también sería de ayuda si Arianne quiere evitar que se sigan haciendo más celebraciones en la Sala Común. Guarda esa idea para utilizar en algún momento.

—¿Y por qué decidiste pasear por el castillo? Dicen que es una linda noche para estar en el exterior.

-Es una linda noche para los imbécilmente enamorados. No es productivo salir por la noche a menos que se deba buscar algo.- Dijo Elianne que estaba en contra de salir del castillo en diciembre. ¡¡¡Qué estaba nevando, jolin!!!

-¿Y tú, Arianne?- Preguntó, normalmente nadie pasaba por ese pasillo.

—Me gusta conocer el castillo —responde luego de reir ligeramente por el comentario de la chica—, siempre es bueno tratar de saber qué es lo que esconde este lugar.

Arianne cuando pequeña se había leído la Historia de Hogwarts y desde esa época que nadie le sacaba de la cabeza que el colegio tenía tantos secretos que con suerte los Fundadores habían logrado desvelar.

—Y cada vez que salgo me encuentro con algún Gryffindor perdido, no quiero hundir mi buen humor por algo así.

-Una vez alguien dijo que Hogwarts siempre guardaría sus secretos. ¿Yo? Estoy completamente deacuerdo- Respondió Elianne con un amago de sonrisa.

-Te entiendo, últimamente parece haber más que de costumbre. Seriamente me parece que pueden decir lo que quieran de nuestra casa, pero los más hipócritas y crueles son los Gryffindor. Que afirman amar a los hijos de muggles y a los Slytherin nos tranta mal. Que afirman no apuñalar por la espalda pero lo hacen en el corazón... Bah, los Gryffindor son lo peor que hay.- Dijo Elianne mientras le ofrecía a Arianne un trozo de chocolate suizo.

—Bueno, dicen que la esperanza es lo último que se pierde, ¿no? —responde ella con una sonrisa divertida—, una frase muy Hufllepuff pero en este instante me sirve.

Arianne se sienta frente a la chica y recibe el trozo de chocolate que le ofrece, por mucho que no le gustara lo dulce, sabía como comportarse correctamente. Nunca dejaría en vergüenza a su padre.

—Gracias —dice neutral y da una pequeña mordida al dulce—. Y no puedes tener más razón, chica. hablan de tolerancia cuando a nosotros nos dejan de lado por el simple hecho de pertener a Slytherin, sin siquiera querer ver si de verdad seguimos los ideales de la sangre.

Hipócrita. No hay otra palabra para definir lo dicho por la chica, puesto que ella tampoco se da el tiempo de saber más allá de los hijos de muggles con los que se topa, pero bueno, ahora hablaban de los leones o intentos de ellos, por lo que dejaría de lado su propia intolerancia.

—Claman justicia y son los primeros en caer en lo contrario. —Termina de decir, negando con la cabeza, burlándose de los idealistas leones—. Por eso no me agradan y sólo juego con ellos, son simples cachorros que les gusta mostrar las garras de ves en cuando. Una mera diversión para una aburrida serpiente.

-Pues curiosamente la dijo uno de los magos más importantes de la historia actual- Respondió Elianne. Observó como Arianne comía el chocolate con aparente placer... ¿O realemente le gustaba?

-La verdad es que no se equivocan demasiado. ¿Cuántos sangresucia hay en Slytherin? ¿Cuántos mestizos? En nuestra casa solo hay niños que repiten como loros lo que les han dicho cuando eran pequeños. No creo que haya muchos que compartan mis ideales sabiendo de historia.- Elianne habló con neutralidad, estaba en un pantano y si no tenía cuidado podía morir envenenada, por su veneno o por el de Arianne.

-La verdad es que las casas no siguen los ideales de los fundadores: los ravenclaw no estudian, los slytherin son imbéciles, los gryffindor falsos... ¡Ah, espera! Los hufflepuff siguen sin sevir para nada.- Era agradable hablar con alguien que no se escandalizara por su opinión, últimamente trataba con las otras casas más que de costumbre.

—Pues hay muchos que repiten como loros, pero al momento de actuar dejan mucho que desear, pero hay otros que no creen, que piensan que es una pérdida de tiempo y aún así quedan de lado. Siendo sincera, me da lo mismo lo que a ellos le ocurra. —Arianne se encoge de hombros y sonríe. decidió no explayarse más de lo necesario, estaba de buen humor como para arruinarlo por pequeñeses.

Sin embargo, no pudo aguantar la carcajada que salió de ella por el comentario de los Hufflepuff, porque sí, ellos eran lo que todo el resto de las casas no aceptaba, pero por lo menos seguían siendo ellos mismos, los leales, los buenos... los inútiles.

—Pero tienen eso a su favor, siguen siendo ellos. Nosotros estamos cada ves peor, demostrando la degradación de nuestra casa. Sinceramente, por lo menos los amarillitos siguen siendo unos buenos para nada.

-¿Sabes qué, Arianne? Me caes bien. Espero que algún día cuando conquiste el mundo estés allí.- si me dejas explicarte por qué la sangre me resbala.- Es más, creo que deberíamos ir a Slytherin ahora mismo y acabar con esa "fiesta" y luego podríamos hablar sobre el... Ah, futuro.- Los ojos de Elianne brillaron con algo parecido a la astucia y la codicia.

-Me encataría saber tu opinión sobre algunos temas sin tapujos.- Dijo Elianne levantandose de su asiento. El veritaserum de la tableta de chocolate debería empezar a hacer efecto en un rato.

—Pues si me das un cargo importante en tu futuro mundo, por supuesto que estaré allí.

Respuesta simpática para nada irónica. Una de las tantas facetas de Arianne. Y se sorprende por la brillante mirada de la chica, una mirada que demostraba el poder que anhelaba. Bien, a la rubia también le cae bien su acompañante, aunque a diferencia de el otra, ella no lo diría tan rápido.

—Siempre es bienvenido hablar del futuro, sobre todo si antes se puede hacer silenciar una sala común completa llena de idiotas —responde levantándose y sonriendo ante el siguiente comentario de la chica. "Tendré que saber de ella" piensa, agregandola a la lista de personas a las que preguntar a su padre.