Nombre:
Meredith Harker.
Edad:
Dieciséis años.
Preferencias para pareja:
Chicos de su edad o mayores.
Raza:
Bruja (hija de vampiro)
Sangre:
Mestiza
Ocupación/Profesión:
Estudiante
Casa:
Ravenclaw
Aspecto:
Cabello rubio platinado, usualmente largo (al cual le gusta cambiar de apariencia seguido con hechizos), ojos celeste claro, usualmente muy delineados o sin delinear en absoluto. Midiendo como 1.65, aún le falta crecer un poco, pues en su familia todos son muy altos. Delgada, quizás demasiado. Nariz respingona, labios suaves.
Carácter:
Calculadora, cínica, pesimista. Sarcástica al extremo, puede llegar a ser muy manipuladora.
Defiende sus ideales hasta las últimas instancias, aún así estén equivocados, por lo que suele meditar mucho antes de tomar una decisión definitiva.
A pesar de ello, si se la encuentra en un buen día, se comporta alegremente. A pesar de todo es simpática, agradecida, humilde, divertida (a su manera, claro).
Es malhablada, y no intenta controlarse, a excepción de las clases, donde es un ángel caído. Tiene una mentalidad abierta para ciertas cosas, y muy cerrada para otras. Su fuerza de voluntad es incomparable.
Meredith es rockera, es decir que la música es una gran influencia en su vida, y así lo demuestra, vistiendo playeras de bandas u oyéndolas cada vez que tiene la oportunidad, canturreando las canciones a media voz y anotando las letras por todas partes (sus apuntes son muchas letras de canciones, poco apunte de la clase).
Es muy sensible a lo que comida se refiere, pues está en rehabilitación de anorexia.
Posee la inusual capacidad de descomponer el mundo y luego volverlo a acomodar, así que son pocos los detalles que pasa por alto. Piensa que los grandes cambios surgen de las grandes ideas, y por eso, haciendo gala a su espíritu Ravenclaw, intenta cambiar el mundo, la realidad en la que vive actualmente, a través de grandes ideales. Es por eso que aún no sabe a qué bando se aliará, pues no termina de evaluar cuál de los dos le permitirá llevar a cabo sus ideas.
Este último año se vio envuelta en profundos cambios teológicos principalmente, que comenzaron a cambiar su forma de ser y su escencia de persona. Porque antes, decir que era cristiana era una osadía, pero ahora, decir que no es católica, es no hacerle justicia a su sufrimiento (dice San Mateo en las Bienaventuranzas, "felices los que por mi culpa son calumniados, pues de ellos es el Reino de los Cielos", o algo así, y en este tiempo ha sido muy insultada por su religión).
Historia:
Criada por un chiflado padre mestizo, viéndose así fascinada por la música muggle, y una seria madre vampiro, aunque casi siempre ausente, lograron en ella un equilibrio y entre las locuras de su padre y la seriedad de su madre, la personalidad de la muchacha es bastante amplia (a pesar de todo, siempre se sintió más unida a su padre en la mayoría de los aspectos).
Pasó su infancia rodeada de lo mejor que el dinero pudiera comprar, y aún así, desprecia a la gente que lo presume. Ella lo tuvo, y si quisiera, podría volver a tener acceso a ello, pero lo repudia. Prefiere vivir sencillamente que los lujos que podría ofrecerle su mansión.
Luego de un pequeño accidente en el tercer año de primaria muggle, donde volvió la piel de su profesora violeta por retarla por llevar la playera del uniforme rayada con letras de canciones, se vio obligada a asistir a unas cuantas sesiones psicológicas, en las cuales no reaccionaba más que asintiendo o negando con la cabeza (motivo por el cual la psicóloga casi le diagnostica autismo).
El año anterior, en verano, leyó un libro extraño sobre lo mal que podría hacer el sobrepeso, y desde entonces, comenzó a comer cada vez menos, terminando con un cuadro de anorexia media. Aún debe ir al psicólogo mágico y muggle por ello.
Otras cosas:
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Habilidades: Le gusta Encantamientos y es naturalmente buena en Historia de la Magia, aunque, como casi todo el alumnado, no le preste atención a dicha asignatura. Tiene maña con Pociones, materia en la cual no es muy eficaz, pero su objetivo de este año es ese: mejorar Pociones.
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Patronus: Conejo, animal que le sienta a la perfección pues representa la
humildad y el
servicio, pero también el
miedo y el
poder de moverse a través del mismo.
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Gustos: ♪Me gusta el Rock... El maldito Rock♪ (canta La Renga, identificándola totalmente), el chocolate es su rehabilitante favorito, aunque todavía no puede comer una tableta entera sin sentir la necesidad de vomitarla. También le gustan las playeras de bandas de rock, los buenos discos, los zapatos caros (el único regalo caro que permite a sus padres que le hagan) y los libros (en especial, el olor de los viejos). Ama toda clase de juego de cartas, desde el póker hasta el truco (juego de cartas argentino).
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Boggart: Ella misma, atada a una silla, amordazada y oprimida, representando su terror a la pérdida de su preciada libertad
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Vicios: Ninguno en realidad. Por más que fume, puede dejarlo con la misma sencillez que sopla un diente de león. Lo mismo le ocurre con la bebida, con el café o cualquier otro vicio común.