Escapando de las clases ¬w¬U

Caminaba con aburrimiento, nuevamente saliendo de clases, ahora seguía historia de la magia. Tan aburrida estaba la noche anterior, pyendo a las demás chicas en otras habitaciones haciendo sus pijamadas diaras, que agarré el libro de la materia y lo leí de cabo a rabo. Aun estaba aburrida y comencé a hacer apuntes sobre lo que entendia, haciendo dibujos cómo referencias y notas en las esquinas "Qué bajo... haciendo tarea para divertirme ¡Qué horror!" ,me había dicho esa noche, a la mitad de mi tarea auto impuesta.

Suspiré cuando vi a pocos pasos el salón de la clase... tenía mucha flojera de entrar... los apuntes de anoche habían sido mejores que todas las clases de historia del mundo. Recordaba perfectamente todo y entrar hay era un martirio que nadie quisese vivir. Suspiré muy frustrada y me detuve en seco... "Si ya se todo lo que tengo que saber por ahora... No necesito entrar", me dije esperanzada.... "talvez... me tome un respiro..."

-Bueno... nadie se dará cuenta que no estoy... todos estarán dormidos en la clase y terminando esa cviene el almuerzo -me dije desidida.

Me di media vuelta y salí del castillo, revisaba a donde ir... ya habia ido al bosque prohibido, a las afueras de hogwarts, hogsmeade, los jardines no me apetecian... así que simplemente miré a lo lejos, viendo el sauce boxeador. "Suena interesante, ire haya", sonreí para mis adentros u continue mi caminata de huida.

Llegué al lugar donde crecía el sauce... lo miré con una cara de asombro. Estaba a casi tres metros de él cuando paré en seco para mirar y respirar hondo el aire fresco. El viento que soplaba era gélido. El invierno legó cómo siempre: Blanco y frío, cubriendo todos los terrenos que rodeaban Hogwarts con nieve. Me facinaba poder ver esos paisajes de invierno, aunque no me gustara del todo el frío, era una inagen sublime a la cual no podía negarme a observar durante horas.

Tomé un poco de nieve en mis manos desnudas (no había encontrado mis guantes en la mañana) y comencé a jugar con ellas. Tratando de darle forma, senti la textura y cómo esta se derreetía en tener contacto con mi piel. Pero no sólo era la nieve en mis manos que se convertía nuevamente en Líquido, también unos cuantos copos que iban cayendo elegantemente del cielo.

Sí, sí, era Hogwarts, era magia, no era mi vieja escuela muggle, pero eran clases al fín y al cabo.
Además... Algunas no eran tan "mágicas" que pudiera decirse...
Historia de la Magia no estaba tan mal... Pero era Historia, y no tenía ganas de eso al menos por el día de hoy.
Así que luego de debatirlo unos segundos en mi cabeza, decidí no acudir a esa clase.
Esperaba poder completarlo luego de alguien más.
Me dió un poco de lástima por el pobre profesor, pero bueno... De seguro ni lo notaría.
Ya decidido no ir a clases, ahora me faltaba decidir a que parte del castillo ir.
Hogwarts era un castillo muy grande, así que había cientos de lugares a los cuales poder ir, por tanto, decidirme era una tarea difícil (más difícil que decidir entre ir a clases o no, claro).
El castillo era grande... Enorme, sí...
Pero también podía ir a los terrenos, los jardines, cerca del lago.
Se me ocurrió que sería una buena idea, aunque en realidad, mi mente se debatía entre eso, la Sala Común y la Biblioteca.
La Sala Común con el fuego de la chimenea era tentadora, y la Biblioteca con sus libros y quizás un poco de chocolate, también.
Pero por alguna extraña razón, me decidí por salir fuera.
Mis pies me llevaban sin yo saberlo, hacia el Sauce Boxeador.
Hacía bastante frío, y los terrenos estaban recubiertos con el blanco color de la nieve. Era un paisaje muy bonito.
A mí en particular, además, me encantaba el frío, así que...
En el camino hacia el Sauce, ví a algunos alumnos allí afuera, pero no conocía a ninguno.
Cuando estaba ya cerca del árbol, ví una silueta que estaba por allí. No podía identificarla, ya que estaba agachada y de espaldas -probablemente tomando nieve del suelo-, pero parecía una chica.
Me dí vuelta un momento, y ví la marca de mis pasos detrás, en la nieve.
Cuando me acerqué un poco más a la chica, comencé a sospechar quien era, e intenté no hacer ruido.
Esperé que la chica se pusiera de pie, y cuando lo hizo, tosí un poco -de forma intencional, obviamente- para llamar su atención.
Funcionó a la perfección, y se dió vuelta, como yo había pensado que haría.

Estaba realmente perdida en mis oensamientos, disfrutando cómo cuando era pequeña de la nieve que se acumulba por montones en el suelo, en mi cabello y en mi ropa. Corría, aventando nieve con los pies, dejándo caminitos con mi andar, riendo de alegría. No recordaba la última vez que me había sentido tan bien conmigo misma sólo por disfrutar de nieve. Era cómo volver al tiempo y revivir esa niñez que disfruté por pocos años, esa niñez arrevatada por el odio, la muerte, la sangre y la venganza. Una vida destrozada que me dejó en la piel una cicatriz no sólo en mi pierna debido al ataque, si no también por la muerte que comtemplé con mis propios ojos, esa sangre que salpicó mi cuerpo, esos golpes que azotaron a mi corazón sin piedad, esas lágrimas que hasta ese momento nunca pararon de gotear por mis mejillas coloradas de rabia y nostalgia, una lucha contra mi misma, por el remordimiento y la culpa.

En esa escena era una chica completamente nueva, alegre, feliz y despreocupada, gozando de lo que cualquiera vería cómo algo cotidiano. Yo jamás logré ver los días que vivía cómo algo cotidiano, siempre había algo, cualquier cosa que lo marcaba diferente. Cómo aqueñllos coloridos y cálidos atardeceres de otoño, los amaneceres de Primavera, las tardes de nadar en aguas cristalinas en verano, y por supuesto, el frío, el hielo, la nieve blanca de invierno. Todo era mágico, no sólo por estar en Hogwatrs, sino por que ahora abría los ojos para observar y no sólo para ver lo que me rodeaba, lo que quería hacerme compañía en esos momentos de efimero júbilo.

Tanta era mi felicidad que tarde me di cuenta que alguien quería llamarme la atención de una manera bastante peculiar y divertida, volteé un poco extrañada y pude notar que era un chico; al principio me sentí un poco molesta por que interrumpían mis momentos de jugueteos infantiles, pero cuando noté que re a un compañero de Ravenclaw, mi mirada de desprecio cambió a una amena.

Reconocía al chico. Recordaba haberle hablado una que otra vez entre clases, especialmente en herbología y posiones por que compartíamos asientos. También recordaba que cuando me aburría en historia y en transformaciones, le aventaba bolas de papel a la nuca para hacerlo voltear y reírme de su rostro un tanto molesto por mis infantiles actos. Me costaba al principio recordar su nombre, pero con el tiempo lo grabé en mi mente: Remus Wright. Era buen chico y buen estudiante, me caía vbastante bien, aunque no hubiese tenido el tiempo de coincidir con él para hablarle. Hasta ese momento.

-Hola Wrigth -Saludé con una sonrisa, mientras acomodaba mi cabello enmarañado de tanto firar y correr-, Pensé que tú si entrarías a la clase de Historia, pensaba pedirte la tarea, jajaja, también la de pociones y herbología, jajaja.