Disfrutando la velada [Edmond] +18

- conosco el lugar perfecto - Le dije mientras saliamos del salon. Heche un ultimo vistazo atras y los chicos parecian estar disfrutando de la velada, y era mi turno de disfrutarla aun mas.
Lo gui atraves de pasillos y escaleras, y algunas veces me paraba en seco para besar sus labios y asi no enfriar el juego que estabamos teniendo esa noche.

Subimos dos pisos mas y llegamos a una puerta de madera oscura en la que resaltaba una placa con mi nombre.
- Mi despacho y mi habitacion - le dije mientras abria la puerta y lo llebaba hacia el interior.
Cerre con pestillo para que nadie nos molestara.
Me pare enfrente de el, y decidi no sacarme la mascara por el momento.

Corríamos por los pasillos como dos chicos enamorados, "Rose" volteaba cada cierto tiempo y me daba besitos en los labios, era delicioso, ella sabía precisamente como avivar el fuego que había nacido en aquella fiesta de disfraces, llevábamos una actitud tan infantil y al mismo tiempo perseguíamos un propósito tan de adultos que era irónico y entretenido, reí mientras corríamos, y me sorprendí al llegar a su despacho. Sin dudarlo leí el nombre que en la placa brillante decía: Meredith Avalon. Mis suposiciones eran correctas, esa figura deseable y esos labios deliciosos pertenecían a la profesora de pociones y jefa de Ravenclaw, sonreí de costado al leerlo y me mordí el labio inferior, de un tirón Meredith me llevó dentro de su despacho / dormitorio donde seguramente pasaríamos un rato inolvidable. Cerró todo perfectamente para no tener visitas indeseables y se quedó frente a mi pasmada, casi sin decir nada... me enterneció la imagen y al mismo tiempo hizo que la sangre en mi cuerpo hirviera, me aferré a ella en un abrazo mientras le besaba apasionadamente, una vez terminó de cerrar la puerta y contra la misma puerta recargué su cuerpo, mientras el mio se recargaba en el suyo, el beso alcanzaba niveles de deseo insospechados, mis manos realizaban caricias más atrevidas y profundas, al mismo tiempo que conservaban la sutileza y delicadeza que se necesitaban para pasar un buen rato.. ya sería tiempo para cosas más rudas, pensaba en mi mente mientras bajaba en besos por su mentón y su cuello, el cual sobreestimulaba denuevo, para devolverle todo el calor que pudo haber perdido en el camino a su lugar, mientras una de mis manos llegaba más abajo de su cintura, la otra corría lentamente el hombro de su vestido, siguiendo con besos por allí, recorriendo de bajada y de subida nuevamente, para volver a sus labios y pegarme a su rostro, respirando agitado con mi frente pegada a la suya.

- Ya sé tu nombre... quieres seguir siendo Rose.. o prefieres que te llame Meredith?- Pregunté abusando de la ventaja de que aún ella no sabía mi nombre.

Cuando estube para frente a el fui consiente del momento exacto en que daba los pasos para acercarse hacia a mi, asi que en el momento en que comenzo a besarme yo ya tenia mis brazos abiertos para atraerlo mas hacia mi cuerpo que ahora ardia en deseo cada vez que el besaba mi piel.
Mis manos comenzaron a enredarse en su pelo y a bajar por su espalda, repitiendo lo mismo una y otra vez.
Sentia su tacto en mi cuerpo, lo que hacia mi respiracion mas agitada. Me separe un poco de sus labios para besar su cuerpo y asi poder ser capaz de responder a su pregunta.

- Dejame ser Rose por esta noche y no tu profesora de pociones - le susurre en el oido, donde le di un pequeño y jugueton mordisquito.
El hecho de estar contra la pared y su cuerpo presionando el mio me hacia agtarme aun mas, dificultandome la respiracion, por lo que lo comence a empujar levemente sin apartar mi cuerpo del de el haciendo que retrocediese hasta que su cuerpo choco contra la mesa de mi despacho.

Las cosas iban cambiando lentamente, ahora era yo quien perdia el control y al mismo tiempo estaba siendo guiado por su cuerpo hacia la mesa, donde me quedé sin parar de acariciar el cuerpo de mi compañera, sin parar de disfrutarla.. sin parar de tocarla y besarla por todo sitio que encontré para mí, reclamando todo su cuerpo en ese momento, reclamando su respiracion y sus labios, reclamando su ser completo. Una de mis manos tomo una de sus piernas, elevando su muslo para que envolviera mi cintura, mi mano salió de su pierna y volvió a recorrer con una caricia, ahora bajo su vestido, llegando a sentir el cielo en el tacto de esa piel suave tersa y deliciosa, me volteé rápidamente para que ella quedara contra la mesa, así, abrazando mi cintura con su muslo y con mis manos en su rostro besándole y buscando en su espalda el como desabrochar su vestido. Ya había perdido la cordura hace rato, ya no pensaba en nada más que en hacerla mía, ya no pensaba en nada más que en ser de ella.

-Shh, Rose.. comprendo..- Mis labios volvieron a los suyos, en un beso impuesto y bastante duro, como si de sus labios necesitara para vivir, disfrutaba de cada sensación apegado a ella, cada poro de mi cuerpo parecía intoxicado por su aroma, en mi sistema comenzaban a suceder todas las reacciones conocidas en la fisionomia de un humano, Meredith, no Rose era fantástica.. y esta noche le demostraría cuán fantástico yo también puedo ser. - Rose, como me encantas - Exclamé entre besos mientras me quitaba el saco y lo lanzaba lejos, comenzando luego, a desabrochar el vestido de mi princesa.

En cualquier otro momento aquella posicion en que me encontraba podria haber sido realmente incomoda, pero ahora... me sentia capaz de poner mi cuerpo de cualquier forma que fuese posible con tal de no estar ningun segundo fuera de contacto con el y no perder aque lla calidez que nos inundaba.
Sentia como sus manos recorrian mis piernas, eso era algo realmente .... exitante ... que me hacia suspirar de manera audible.
Nuestro besos ya habian perdido cualquier rastro de delicadeza que pudieran haber tenido mientras nos encontrabamos en la fiesta, pues ahora se habian vuelto mas bruscos... mas deseosos, y yo no me detendria hasta satisfacerlos por completo.

- Entonces hoy estoy completamente a tu merced - le dije mientras el desabrochaba mi vestido y yo le ayudaba bajandolo de mis hombros.
Comenze adesabrochar uno a unos los botones de su camisa sin ver, ya que mis ojos se encontraban a la altura de su rostro mientras seguia besando sus labios. Cuando hube terminado comenze a realizar el trayecto dedeslizarla por sus brazos.

Su ayuda había sido ideal al momento de desabrochar su vestido, pues este cayó delicada y lentamente por su cuerpo, delineando toda su figura como una caricia, en un abrir y cerrar de ojos, mi panorama había cambiado completamente... lo que mi tacto había logrado capturar no fue suficiente ni tan fantástico en comparación con lo que ahora estaba viendo, el color de su piel, sus formas.. su geografía en si, Rose era fantàstica - Eres preciosa- Susurré apegándome nuevamente a su cuerpo, ahora semidesnudo, acariciando con mayor libertad su figura mientras que sentía que mi pecho estaba siendo desnudado por sus manos, ayudé con un movimiento de mis hombros para quedar sin camisa, apegué mis ojos a los de mi amante, pues ya más que compañera era mi amante... mordí mi labio con sicalipsis y hice un camino de besos, sus labios, su mentón, su cuello, su pecho, su vientre, su omligo, al parar allí, quité el vestido de donde estaba y lo lancé a una silla que allí había - Sería terrible que se ensuciara - Agregué con tono galante volviendo a sus labios, apoderandome de ellos mientras mis manos se posaban en sus muslos ya con mayor libertad, tomando ambas piernas le levanté de tal forma que quedó sentada, y conmigo entre sus piernas, ahora una de mis manos recorría su espalda y la otra acariciaba su pierna, esa piel.. esa piel era fantástica... luego, como un reflejo me abracé a ella, sentí su piel casi desnuda junto a la mía y era fantástico,... solo algo nos limitaba... su ropa interior que como una muralla.. impedía el contacto total de nuestros cuerpos. - Rose.. yo también.. yo también... soy tuyo... soy todo tuyo esta noche- Contesté mientras besaba sin parar por sus hombros y su cuello, sus labios y ahora más abajo, mis manos recorrían la línea de su espalda hasta llegar a esa prenda superior que se interponía entre nosotros, su brasier, no tardé en desabrocharlo, pero sin separar mi pecho del suyo, evité que este cayera y me dejara ver parte de lo que me faltaba por conocer

Ya no habia ninguna marcha atras, y tampoco es que me la haya estado planteando, pero con mi vestido ya saliendose de su lugar era .... dificil .... mas que dificil .... imposible que pusiese parar o retorceder del punto en el que ya nos hayabamos.
Estabamos comenzando lenta y fogosamente el camino hacia la felicidad... hacia el extasis, y eso me hacia desear a mi compañero cada vez mas.
- Se siente bien que un hombre te aprecie - le susurre como respuesta. No estaba muy acostumbrada a ese tipo de comentarios, no acostumbraba a acercarme mucho a los hombres, pero una situacion como esta me hacia reprocharme por tener esa actitus por tantos años. aislandome completamente de mi genero opuesto.

Sus besos quemaban mi piel y me hacia querer....cada vez mas... sentirlo y unir nuestros cuerpos como uno solo, pero todos sabian que la magia de todo estaba en el juego previo que se realizara antes.
Comenze a acaricir su esplada y su torso denudo, tenia buena musculatura, la que recorri completamente con ambas manos y aveces apretandolo con un pequeño exeso de fuerza producto de la sensacion que comenzaba a hacerse cada vez mas presente en mi, en mi interior.
- Es muy fino, agradesco mucho tu gesto - le dije cuando menciono lo del vestido, que ya no estaba en mi, y desmostraba toda mi fragilidad, todo mi cuerpo... o casi todo mi cuerpo, algo que mi acompañante noto y desabrocho mi prenda superior.
Yo aproveche ese momento para quitarme la mascara de una vez por todas, pues no me estaba siendo de mucha utilidad en este momento.

La desaparición de esa máscara fue como una revelación... como un paseo de ida y vuelta al cielo, era ver el rostro de la mujer que había conocido en la fiesta de Ravenclaw y de la mujer con la que planeaba disfrutar de una noche maravillosa, su rostro era precioso, parecía una muñeca, sus rasgos finos, su nariz delicada... parecía haber sido creada por el mejor artesano del universo, si sus ojos y sus labios eran fantásticos, cuando estaban acompañados de sus cejas, su nariz y sus pómulos, eran el cielo, esa faz delicada e inocente era lo que me había imaginado de ella, pero al mismo tiempo no era ni un poco parecida, pues nunca me imagine que en un ser pudiera habitar tanta belleza, el sentir sus manos en mi espalda me hizo temblar... leves espasmos de placer venían a mi cuerpo entero al sentir sus manos en mi cuerpo desnudo, era increíble lo que sentía ante su tacto, puesto que nisiquiera estaba en una de mis sonas sensibles y me hacía temblar de placer.

- Te aprecio, te quiero, te deseo...- Contesté a su comentario antes de apoderarme de sus labios y lanzar mi máscara bien lejos, dejando tambien mi rostro al descubierto, ahora ambos estabamos en ingualdad de condiciones, ahora ambos podríamos ser uno, ahora los dos ya no existiría, ahora existiría solo la mezcla de dos cuerpos que están respondiendo a su instinto, acompañados por la ternura y la pureza de un sentimiento algo prematuro, tras aquel beso me separé de su dorso para que la prenda cayera por si sola hasta sus piernas, que estaban conteniendo mi cintura, dejé dicha prenda a un lado y antes de abrazarle, no pude evitar acariciar suavemente y sentir el tacto de sus pechos... con caricias que parecían roces. Necesitaba lograr la excitación en mi compañera, quería hacerle sufrir de placer de la misma manera que ella lo hacía en mi con su mera presencia, en mi pelvis comenzó a erguirse levemente mi miembro, el cual, con suaves movimientos hacía interactuar contra su pelvis que estaba a una prenda de la total desnudez.

Ya no quedaba ningun rastro de Meredith Avalon, la profesora de pociones que llevaba mas de un año trabajando aqui y se habia ganado el aprecio de muchos de sus estudiantes, e incluso convirtiendose en la profesora favorita de algunos, Kyle era una ejemplo claro que reflejaba este asunto.
No eso estaba completamente muy lejano a como me veia y como me sentia en este momento. Me veia como una mujer apasionada, deseosa de dejarse querer y entragar todos sus intindos y sentidos a la accion que estaba a punto de llevar a cabo con este muchacho, mi futuro compañero de cama.
- He aprendido que uno no puede negarse a sus deseos, y es hora de complacer los nuestros - le dije, mi voz sono mas como un gruñido dabido a la extacion a la que me estaba viendo expuesta.

Senti el calor de su tacto y el roze de su piel cuando acariciaba mis pechos haciendome inhalar profundamente para luego hundir mi rostro en su cuello y comenzar a jugar ahi de forma apasionada.
A pesar que nunca habia visto el rostro de aquel chico antes de que se quitara la mascara, yo conocia una parte de el gracias a su informe cuando de matriculo aqui en el colegio, era mi deberer conocer a los estudiantes de mi casa.
- Es un verdadero placer conocerlo al fin señor Dantes - trate de imitar un tono formal, pero solo fue un intento pues enseguida me vi forzada a volver a sus labios.
Una de mis manos permanecia enrredada en su pelo, mientras que con la otra comence a bajar lentamente, acariciando su torso desnudo hasta llegar a su abdomen.

- Ah si?...- Pregunté mientras frotaba mi cuerpo sin parar y aumentando cada vez la intensidad de mis caricias en su cuerpo, disfrutando de aquel roce infernal y maravilloso que su calor con el mío provocaban, nuestros cuerpos ardían por estar el uno con el otro, y pronto nuestro deseo se haría realidad - Mi único deseo eres tu - Dije con pasión mientras mordía su labio inferior y arrastraba su rostro hacia el mío, para darle un beso apasionado y recorrer completamente su boca con mi lengua, disfrutando de cada caricia que Meredith "Rose" me brindaba, definitivamente tendría que ir a clase de pociones más seguido... el roce era insoportable, pero al mismo tiempo delicioso, el problema era que no me conformaría solo con eso... - El placer es mío, Meredith, digo, Rose - Dije con una sonrisa picarezca, su nombre real era tan fantástico para mi en aquel momento que me sentía capaz de gritarlo a los cuatro vientos, y seguramente lo estaría gritando en unos minutos más, mientras nuestros agitados cuerpos se fundían en un tortuoso movimiento, una de mis manos abandono su pecho, bajando lentamente por su vientre, disfrutando del tacto de su piel canela, ella había estado escondida en m cuello, en un juego que me hacía jadear de placer y deseo, quería más, necesitaba más de ella...

Mientras su caricia bajaba por mi pecho, comprendía a lo que se acercaba, lentamente la mano que resbalaba por su pecho y su vientre tomó ventaja, llegando al borde de su prenda íntima, comenzando a sentir el calor de sitios donde quiza nunca antes nadie habia estado, y si alguien estuvo alguna vez, que importaba... ahora ella, era mía. Mi mano no tardó en llegar a su flor, la cual con un dedo comencé a acariciar suavemente por sobre la prenda, sin descanzo, sin prisa, deseando su desesperación... la caricia recorría todo lo que la situación permitía... gran parte de su entrepierna, era delicioso el tacto cálido y suave de su prenda, aunque el calor no venía precisamente de ésta, una de sus manos se enredó en mi pelo, revolvièndolo, y en un jadeo placentero le revelè que era uno de mis grandes puntos débiles, abrazado a su cintura... acariciando su flor, sintiendo su respiración... besando su cuello, sus labios, su frente, su nariz, estaba desesperado por ella, por estar en su interior y reclamarla para mí... este juego previo era fantástico, sencillamente sublime, pues al menos a mi, ya me había llevado a un punto donde pocas veces había estado. - Serás mía esta noche, Meredith?- Pregunté como pidiéndole a gritos sus caricias y sus besos.

Su tacto, sus caricias sobre todas aquellas partes que ya estaban desnudas de mi cuerpo, vientre, espalda, hombros y pechos, me hacian enloquecer. Deseaba dessde lo mas hondo se mi ser continuar asi, con este placer que llagaba a doler, pero que quedaba igualado con la felicidad que ma hacia sentir.
Mis pensamientos ya estaban completamente alejados de cualquier lugar, y todo el espacio de mi cabeza lo ocupaba Edmond, aquel... no podria decir muchacho, por que ya era todo un hombre, es mas, ya era mayor de edad. ERa un adulto. Estabamos en igualdad de condiciones, y eso me hizo pensar que quizas mas tarde, despues de que hubiesemos acabado esto haria que me sintiera menos culpable. ¿culpable? ¿por desear y sentir todo este placer? Sinceramente... no lo creo, hasta puedo llegar a pensar que este quizas no seria nuestro unico encuentro desde ahora en adelante.
Este pensamiento me hizzo sonreir mientras me hallaba en sus labios. Deseaba ya tener otro encuentro cuando apenas estabamos comenzando con este.
Apenas Comenzando.

Mi mano no cumplio su cometido porque la de el llego a situarse en el lugar mas intimo de mi cuerpo antes de que yo lo hiciera con el suyo, pero esto no queria decir que volviera a intentarlo nuevamente.
Me deje querer durante un segundo, sintiendo aquellas caricias que me hacian pensar que nuestros anteriores actos solo podian derretir un cubo de hielo en comparacion a este, que sentia que era capaz de hacer desaparecer algun lago congelado.
El movimiento de su mano era el ideal, me estimulaba de forma perfecta .... haciendo que deseara de forma inmediata sentirlo dentro.
- Esta noche.... y puedes buscarme cuantas mas quieras - le susurre en la comisura de sus labios, vovliendole a besar de forma brusca, pues mis manos comenzaron a avanzar hacia aquel bulto que ya habia sentido cerca de mi minutos antes, acariciandole de forma lenta.... pero intensa.
Ya no aguntaba mas, necesitaba.... le necesitaba. Pare las caricias sobre su miembro y comenze a inclinarme hacia atras, sobre la mesa, como un gesto que indicaba que ya era hora de que me quitase la ultima prenda que me cubria a mi.

Me encargué de darle un trato digno de una princesa, disfrutando de la calidez que aumentaba en su entrepierna, que comenzaba a arder y con leves dejes de humedad me daba la bienvenida, me llamaba a entrar, como un acto reflejo que quizá nisiquiera ella comprendía y obviamente no controlaba... Mi dedo curioso no se detuvo, aumentando la intensidad de la caricia, profundizando, moviendo más rapido, como un jadeo susurró en la comisura de mis labios que me aceptaría cuando yo quisiera, bueno, yo iba a querer un poco de ella todos los días, era tan hermosa, tan deliciosa, tan.. candente. Meredith era preciosa y al mismo tiempo apasionada, mi mente se fue a un punto donde nos encontráramos día a día, en el bosque, en su despacho, en la torre de astronomía, en el campo de Quidditch, en diferentes locaciones, posiciones, situaciones y sentimientos, definitivamente Meredith era la mejor profesora de pociones que nunca en mi vida había conocido, sus labios gritaban por los míos, me probaba, le rogaba desesperadamente que no me despegara de ella, y no lo hice, profundicé cada beso, y enternecí cada beso que era necesario enternecer. Su mano bajó furtivamente hasta el bulto de mi pantalón y allí comencé a sentir el cielo... sus caricias eran tan intensas que llegué rapidamente a ese punto donde dolía estar tan atrapado, donde mi miembro pedía ser liberado, salir, ver la luz y posteriormente conocer aquel sitio donde habitaría esa noche...

Sonreí ampliamente al notar su desesperación, inclinándose hacia atrás me rogaba que le desnudara completamente, y no necesitaba pedir nada más, sin dudarlo fui a sus labios besándolos, con pasión, luego bajé por su cuello, lamiendo y acariciando con mis dientes, posteriormente en su pecho, depositando un beso en cada uno de los botones que estos presentaban, su vientre, su ombligo, su pelvis, ambas manos en sus caderas se encargaron de bajar la prenda, de quitarla, mientras que cada sector ya liberado era llenado con un beso, cálido y profundo, terminè de sacar la prenda por uno de sus pies, lanzándola lejos para luego volver por su tobillo besando hasta su entrepierna, la cual probe con mi lengua sin dudarlo, subí por el mismo camino de besos y me quedé frente a su rostro, espectante, deseoso, mirando mi propia pelvis asi como un "Umm Por qué no vienes por mi?", tomé sus hombros fuertemente y tocando su boca primero con mi lengua que con sus labios, me apoderé de ellos una vez más, deseoso y necesitando habitar en ella. - Espero estés a gusto- Agregué confiado, sin mirarle, solo sintiendole.

Aquella mano jugaba de una manera perfecta sobre mi flor, sus caricias me hacian sentir que me hallaba en el paraiso, un lugar al que me gustaria coemnzar a entrar de manera mas seguida si sempre era capaz de sentirme asi.
El mevimiento era tan intenso sobre mi y tan satisfactorio que poco a poco fui llegando a mi primer orgasmo hasta obtenerlo completamente entre jadeos profundos y casi sin sonido. El movimiento de su mano era constante, y no me quede satisfecha con uno, queria llegar a unos cuantos mas y ya estaba comenzando el camino para el segundo.
Mis caricias sobre el se fueron haciendo cada vez mas intensas a medida que yo iba a disfrutando mas de este placer doloroso.

Sus besos recorriendo mi cuerpo quemaban al rozar mi piel deseando mas y mas, que siguieran su camino no importan que tan lejos debieran llegar.
La prenda estorbante al fin salio y me dejo totalmente desnuda donde se podia apreciar mi cuerpo de forma completa, mostrando toda mi fragilidad de mujer.
- Pero aun quedan muchas cosas que probar - le dije mientras le empujaba un poquito hacia atras para que yo pudiese comenzar aquel camino de besos, partiendo desde sus labios y bajando hasta su torso, y continuando cada vez mas abajo hasta situar mis manos a la altura de su pelvis y comenzar a desabrichar su pantalon, y cuando lo comenze a bajar aproveche el impulso y se llebo consigo su ropa interior.
Yo volvi al lugar en donde estaba mientras seguia acariciando su miembro y llebaba mi boca a su cuello, besandole por debajo del lobulo de su oreja.

- Sí.. definitivamente... y tenemos toda la noche - Agregué mientras sentía como explotaba en mis manos, humedeciendo la prenda íntima que aún estaba allí antes de que me hubiera desecho de ella, su explosión había sido deliciosa, fantástica, apasionada, imparable, defitniviamente esta sería una noche larga, y muy placentera... Mis brazos envolvían su cuerpo, con la firmeza suficiente como para ser toscos y suaves al mismo tiempo, y cobijarla en mis caricias que no pararon a pesar de que un ciclo había acabado en su cuerpo, pues al parecer, deseaba otro, y quizá uno más... Lentamente, noté como sus manos se iban encargando de desnudarme, lográndolo con total efectividad y sensualidad, sus movimientos combinaban perfectamente con su imagen sensual y su sonrisa picarezca, sin embargo, su fragilidad... sus ojos brillantes eran lo que me confundía, cómo era posible tal mezcla en una persona?... bueno, había solo una forma de descubrir cual faceta primaba por sobre la otra, sin notarlo, me vi sin mi pantalón y sin mi ropa interior, fui completamente liberado, para luego comenzar a ser acariciado en aquel sitio bajo del ombligo que tenía mil nombres y ninguno al mismo tiempo, la boca de Meredith se clavó en mi cuello y luego comenzó a besar mi cuello y tras el lóbulo de mi oreja, ambos estímulos eran insoportables, en cuestión de segundos logré "crecer" todo lo que podía crecer, llegando a un punto donde ya era casi insoportable tanta presión, sin dudarlo comencé a jadear, aprovechando que estaba pegado a su oído igual que ella en el mío, trataba de apegarme más a sus piernas, dejando el espacio para su mano traviesa que me acariciaba lascivamente y que lograba que me mordiera el labio con deseo, a medida que aumentó la velocidad, lancé un gemido de placer en su oído, que se ahogó lentamente... como conteniéndose, tomé su espalda con una mano, y mi otra mano se posó en una de sus montañas, acaricié aquel montículo hermoso, dejando a su hermano de lado muy a mi pesar, la mano de su espalda rapidamente subió hasta su cuello, enredándose con su cabello, y el estímulo de mi otra mano en su pecho duró tan poco como la caricia en su espalda, pues no tardé en volver a mi guarida en su entrepierna, ahora desnuda.

- Oh Meredith, me encantas - Jadeé en su oído antes de comenzar a lamer tras su orejita igual que ella, pero capturando su lóbulo con mis labios, para luego seguir y seguir besando lamiendo y mordiendo su cuello, sobre estimulándolo, rogándole a mi compañera, por darme una probada de su interior.

Esto ya se nos estaba llenodo completamente de nuestrol control, y no es que no me agradara esta idea, todo lo contrario, me sentia feliz de estar de esa forma en sus bazos, porque nunca antes habia llegado a tal punto de exitacion como en el que me encontraba en este minuto. "La magia esta en el juego previo " pense en mi interior. Aquella frase estaba completamente en lo cierto, porque aumentaba la necesidad de querer tener a esa persona dentro de ti, y llegado el momento el placer era completamente diferente a cuando la relaciones son brutas y sin sentimientos.
Mi mano que jugaba por debajo de su pelvis muy pronto cumplio con su objetivo, pero no me detube para que el deseo aumentara mas y mas dentro de el.
Aunque sabia que no duraria mucho haciendo esto, pues yo tambien deseaba tenerlo dentro de mi en este momento.

- Se te ha olvidado que esta noche soy Rose - dije con un ..... gruñido? quizas esa es la palabra mas adecuada para definir aquella frase que me salio entre jadeos, y hablando de jadeos, el sentirlo gemir de placer cerca de mi era un estimulo realmente grandioso que me hacia ahogarme y respirar con dificultad.
Sentir sus carias y besos era lo mejor. Era el fin. Ya no podia aguantar mas.
Lentamentemi mano que se encontraba por debajo termino su accion y comenzo a subir hasta situarse sobre su torso, y con la otra cogi la suya, la que se encontraba estimulandole y la pose sobre uno de mis pechos, en donde habia estado anteriormente.
- A llegado la hora - susurre en su oido mientras amia su cuello por unos segundos cortos.
Con un movimiento con gracia y sensualidad acorte la distancia entre nuestras artes intimas hasta el punto que llegaron a rozarse, lo que me hizo gemir de placer.

Rose.. Rose, lo había olvidado, pues Meredith ya no llevaba máscara, pero si era importante para ella ser otra persona, lo comprendería, lo aceptaría y lo disfrutaría, incluso si cada noche juntos se pusiera un nombre diferente, la llamaría como ella quisiera ser llamada, el placer, el placer que me hacían sentir sus caricias y sus jadeos, sus movimientos, su estimulación en mi falo que ya parecía palpitar con desesperación en sus manos, pues ya la sangre que allí había solo circulaba, los músculos ya no podían absorver más, ya no podía crecer más... ya no podía estar más excitado...

- Ah si?... aqui comienza el verdadero juego - Continué con una sonrisa algo altivo, para luego sentir como dejaba de estimular mi miembro, y como tomaba mi mano para despejar su entrada, su flor estaba al descuierto, no pude evitar bajar mi mirada para enfocarla en su entrepierna, se veía completamente apetecible, la cercanía que ella había generado era deliciosa, el roce, estábamos casi pegados, y era delicioso, al parecer el cariño en su pecho había sido placentero, pues allí guió mi mano, no me resistí y comencé a acariciarlo, frotarlo, sentirlo, estimularlo. Desesperadamente busqué su boca, para besarla y más que eso comerla, amaba ese contacto delicioso, arrastré mi mano desde su cabello hacia abajo, con una caricia por la línea del deseo, la línea marcada en su espalda, para detenerme donde esa línea terminaba, para retener su pelvis, para que no pudiera huir, aunque en realidad, ya no era posible huir, alargando el beso cuanto más pude, comencé a invadir su entrada con suavidad, con lentitud, con paciencia, sintiendo un gran placer que se esparcía como un shock eléctrico en mi cuerpo, me hizo temblar, la punta de mi falo caliente desapareció en su flor, y el beso tuvo que terminar por falta de aire, aún apegado a sus labios exclamé plácidamente - Oh! Rose! - El poco aire que había recobrado lo había perdido en esa espiración excitado, luego volví a sus labios nuevamente mientras mi mano subía por su espalda y mi otra mano no paraba de estimular su pecho... el interior de Meredith era delicioso, cálido, húmedo, me recibía con las puertas abiertas, ése sería mi hogar esa noche, allí habitaría, y estaba completamente a gusto. Lentamente mi miembro se perdía en su flor, en su entrepierna... invadiendo lentamente... entrando, no dudé en gemir, en jadear, en besarle por todo el cuello y su rostro.

Me mordi en labio inferior con picardia ante sus primeras palabras. - Hare que sea el mejor juego de toda tu vida - le dije mientras enrredaba mis manos en su cabellos y volvia a atacer su boca, principalmente me divertia con su lengua, sintiendo su claido roze dentro de mi boca que me impedia respirar, pero aguante durante unos segundos mas para alargar aquel apasionado beso. Me separe un poco y junte mi frente junto a la de el mientras trataba de acompasar un poco mi repiracion y recuperar el aire que habia perdido hace unos segundos atras.
Comenze a lamer, literalmente, su cuello, saboreando su piel por debajo de la barbilla y por detras de su oreja, bajando luego un poco hasta llegar a sus hombros, en donde me detube y comenze el camino de regreso hasta sus labios.
Fue en ese intante en donde me fui del paraiso y llegue a parar hasta el cielo, el momento en que el comenzo a entrar en mi.

Pase lentamente mi legua por mis dientes delanteros cuando el comenzo a realizar el primer movimiento. Senti cada cosa, sobre todo cuando el comenzo a abrir el paso por dentro hasta llegar al punto maximo.
- No importa que no seas cuidadoso, solo entregate por completo al placer y ambos disfrutaremos - mi voz fue un poco entrecortada y me costo pronunciar aquellas palabras de forma fluida, pero lo importante es que fueron entendible.

- Yo... procuraré que esto ... no lo olvides nunca - Dije ahogando un jadeo mientras pasaba la mano de su pecho a su espalda, y abrazándome a ella, me acomodé de tal manera que los botoncitos de sus pechos chocaran y rozaran con los del mío, en una caricia que aumentaba su velocidad a medida que mis arremetidas se iban profundizando, primero era necesario llegar al final, sentí como mi fali desaparecía completamente en su flor, encajábamos perfectamente, éramos como dos piezas de un rompecabeza, me invadía una sensación tan fantástica, tan extasiante... no tardé en comenzar a hacer caso a su petición, estando en su cálido y húmedo interior era imposible quedarse quieto, así que allí, abrazado a su espalda, pegado a su pecho, con mi lengua dentro de su boca, comencé el movimiento, en círculos, lento y desesperante, era como si su cuerpo solamente pendiera de mi pelvis, era delicioso, el calor era tanto, que sentía como que si salía, mi vida se acabaría, por esto comencé a generar más calor, dejando el movimiento circular para transformarlo en arremetidas, rapidas, duras, como si mi cuerpo se moviera por si mismo, pues parecía un movimiento automático, me separé de sus labios solamente para soltar un gemido que era casi un grito de placer, para luego seguir aumentando más y más la intensidad de mis arremetidas en ella, sentía como su interior ardía, o quizá era mi miembro que ardía en ella.. bueno, mientras ella pudiera sentir ese calor, ya poco importaba. - Ro..Rose... Oh,....Ah...Mmm..- Jadeaba pegado a sus labios, para luego bajar la intensidad notablemente, para elevarme un poco y mirarle desde arriba, como para confirmar que esto no era un sueño, acaricié sus muslos, su pelvis, sus pechos, tomé ambos montes entre mis manos y decidí torturarlos con caricias lascivas, fingiendo inocencia, apretando entre mis dedos los botones de su pecho, mientras los acariciaba y masajeaba, volviendo a sus labios nuevamente - Esto se siente fanástico-

Solte una pequeña risilla forzada, pero que se vio interrumpida por un jadeo de mi parte, por lo que no sono como lo esperaba - ¿olvidarlo? No creo que este dentro de mis capacidades olvidar algo asi - le reconocio. Y en mis palabras se demostraba completamente la verdad. Era imposible que yo pudiera olvidar alguna enrredada que tubiera con uno de mis alumnos... asi que tecnicamente .... lo recordaria para toda mi vida.
Diablos! como podia estar pensando algo asi en este momento, era una distracion absoluta, y yo desde luego no estaba dispuesta a seguir perdiendome agun detalle de nuestra hazaña, por lo que enseguida volvi a la accion.
Le entregue mi boca de una forma inigualable, pero en este momento no solo mi boca, mi cuerpo entero estaba a su merced y el podia hacer lo que quisiera.
Enrrede una de mis piernas nuevamente a su cintura cuando el comenzo a entrar en mi de manera rapida y brusca, pero eso se sentia realmente bien....fantastico....genial. Era un ritmo perfecto, pero bien sabia que era imposible de mantener si queriamos alargar al maximo este momento de placer.
Mi mano que se encontraba detras, en su cabello, atrajo su cabeza hacia mi cuello, con el proposito de que el jugara ahi durante unos moemntos, aunque sea un ratito pequeño. Amaba el contacto de otra persona en esa zona.
Mi respiracion era cada vez mas y mas agitada, y algunas veces soltaba unos jadeos pequeños. Sinceramente, no sabia cual era la gracia de que algunas mujeres gritaran tanto en el acto sexual, por lo que trataba de regular mi respiracion.
- Estoy deacuerdo contigo en eso, so ....solo que fantastico es una palabra muy pequeña - termine la frase a costa de mucho esfuerzo.