Descanso [James Smith]

Necesitaba descansar, necesitaba alejarme de muchas cosas.
Pasé toda la tarde paseando por las calles de Hogsmeade, escuchando la nieve crujir bajo mis pies, ese sonido me relajaba.

Mis mejillas comenzaron a ponerse rojas a causa del frío, a pesar de ir bien abrigada. Llevaba una gran bufanda y un gorro de lana. Miré hacia el cielo, sonriendo por primera vez.

Metí las manos en los bolsillos y decidí ir a Las Tres Escobas, al menos, allí entraría en calor.

Al entrar una ola de calor me dio de golpe en la cara.

Me senté en una mesa libre, y me quité la bufanda, dejándome el gorro, ya que si no me despeinaría.
Levanté la mano para llamar al camarero, mientras observaba la gente que había en el local.

-¿Qué vas a tomar?- Dijo un gran hombre mirandome

-Una cerveza de mantequilla, por favor - Mi voz sonó suave, y algo bajita, quizás me había resfriado por haber pasado tanto tiempo en la nieve.

Dios, estoy agotado, llevo toda la mañana de aquí para allá y de allá para aquí. De saber que me hacían falta tantas cosas para ser profesor me habría planteado no serlo. Miento, habría aceptado, pero hubiese pedido la ayuda de un elfo doméstico. Hice como diez pedidos de plumas, libros... Incluso de túnicas. ¡Túnicas! Dios mío, qué bajo he caído. Bueno, al menos ahora sigo con ropa muggle que es más cómoda (y calentita).

Entro en las tres escobas, definitivamente se han pasado con el hechizo climatizador, y observo a mi alrededor, una melena pelirroja me llama la atención. ¿Será posible que haya tenido suerte y esa sea Evelyn? Esa chica, tiene dieciocho si no me equivoco, es especial para mí, estoy enamorado, por decirlo de esa manera, desde que la conocí. Pero ella aún no sabe nada, o eso espero, sería muy patético que supiera algo. Quiero ganarme su corazón antes de dar mi primer paso. Me acerco a su mesa, después de pedir un chocolate caliente en la barra. -Buenos días, princesa-. Saludo, plantandole un beso suave en la mejilla. Quizá hoy avance un poco más.

Mientras tomaba mi cerveza de mantequilla alguien se acercó y me beso la mejilla, reconocí su voz cuando me saludó y le miré a los ojos sonriendo
-Buenos dias lindo-Le dije con una sonrisa -¿Te sientas conmigo? ¿O quizas traes compañía?- Le invité a sentarse a mi lado, haciendo un gesto con la mano.

Siempre me había parecido un chico encantador, no había tenido muchas oportunidades de compartir ratos a solas con el, y este era un buen momento, ya que por mi parte no tenía compañía.

Me quité el gorro, por educación hacia el muchacho, aunque me dio un poco de vergüenza, algunos mechones fueron directos a mi cara, me los retiré con cuidado, peinándome con una de mis manos.

Me siento a su lado sin pensar un momento en rechazar la oferta, después de quitarme el abrigo. Sonrío ante su pregunta.-No, hoy me pillas solo. Pero, ¿tú no deberías estar en la Hogwarts? -. Pregunto, bromeando, mientras en me fijo en su sonrisa. Es preciosa, ilumina el lugar. Y sus ojos también sonríen, eso es una de las cosas que más me gustan de ella, que cuando sonríe lo hace de verdad. Una señorita me trae mi chocolate y le doy las gracias. Sabe a gloria.

Se sentó a mi lado y le miré.
-Tu lo has dicho... Debería- Volví a sonreir mientras le miraba, tenía una bonita mirada.
-Entonces, si estas solo, hazme compañía, hoy he venido aquí sola... Necesitaba relajarme un poco ¿A que has venido tu?- Puse mis manos sobre la mesa mientras le hablaba y comencé a jugar entrelazando mis dedos, no podía ser, me estaba poniendo nerviosa, suspiré un par de veces y retiré la mirada, intentando evitar sonrojarme.

Me siento un poquitín nervioso, pero no pasa nada, le doy un sorbo a mi chocolate y se acaba. No, no se acaba. Sonrío, intentando aparentar seguridad, para responder a su pregunta. -Es que a partir de mañana empiezo a enseñar Aritmancia- Digo, alegremente, el trabajo, a decir verdad, me hace mucha ilusión porque la Aritmancia es lo mío. Veo a Eve mover sus dedos. ¿Estará preocupada? ¿Tendrá algún problema? Pongo una mano en su hombre y pregunto. -¿Pasa algo?

Le miré de nuevo, sonriendo, algo sonrojada, había notado mi nerviosismo -No.. No James... Estoy bien..
Di un sorbo a mi cerveza de mantequilla, lentamente, cerrando los ojos unos segundos, para despues mirarle de nuevo

-Asi que Aritmancia.. Seguro que eres un gran profesor- Le sonreí con sinceridad, dejando la jarra de nuevo en la mesa. -Y muy lindo, tambien-Lo ultimo lo dije en un susurro, apenas se entendió.

Lo que sucede a continuación es muy humillante para mí. Me sonrojo, puedo notarlo. Pero es que me dijo lindo, por mucho que eso se pueda interpretar como un cumplido de amigos sé que se puede volver algo más. Me sentiría pagado de mi mismo pero, como acabo de mencionar, me puse rojo, como una adolescente hormonada. -Gracias, pero tú eres preciosa.- Respondo, intentando que parezca un hecho objetivo. Le aparto un mechón de la cara, que se escapa travieso, intentando que parezca casual. -Por otra parte, espero ser un buen profesor, aunque no creo que vaya a tener demasiados alumnos.

Noté que se sonrojaba, y no entendí muy bien porque hasta que me contesto, diciendo que yo era preciosa, eso hizo que me sonrojase un poco mas, sonreí cuando me dio las gracias, y cuando noté como su mano me retiraba un mechón de la cara.

-Yo creo que tendrás muchos alumnos... - Cogí su mano,la que me había retirado el mechón, con suavidad y le miré a los ojos fijamente -Confía en mi.. Si no, obligaré a la gente a que se apunte-Dije bromeando mientras me reía

Qué ojos tiene. Es un color absolutamente hermoso, parece azul común, pero luego tiene esos tildes grisáceos. Si no dejo de mirarla fijamente pensará que soy un psicópata. Desvío la mirada, con tranquilidad, y escucho su comentario. -Oblígalos, aunque es comprensible. La Aritmacia requiere que se esté entregado en lo que se hace, como también lo requieren... más cosas.-. Me controlo en el último momento antes de decir: como también lo requiere el amor. Eso hubiese sontado muy patético. Le sonrío a Eve, que está sonriéndome, mientras me acaricia la mano con suavidad. -Bueno, ¿hay algo nuevo en tu vida? ¿alguien al que deba amenazar para que tenga cuidado contigo?- Le digo, bromeando. Mientras espero que me diga que no hay nadie.

Le sonreí mientras me hablaba, mientras miraba sus ojos, bajé la mirada un momento hacia sus labios y me sonrojé, rápidamente volví a mirarle a los ojos.

-Aritmancia... La verdad, suena interesante... Y.. ¿A que otras cosas te refieres?-Le pregunté con curiosidad mientras sonreía

-¿En mi vida? Nada nuevo, no te preocupes, ya sabes que no me suelo meter en lios- Volví a mirar sus labios sonriendo, tenía un poco de chocolate en la comisura de los labios, me mordí el labio inferior y acerqué una de mis manos para pasar el dedo suavemente sobre el chocolate, luego llevé ese mismo dedo a mis propios labios, probando el dulce chocolate, mientras le sonreía -Te manchaste...-Dije susurrando

Respira James, no pasa nada. Es una chica dulce e inocente, no sabe lo que pasa por tu mente sucia. No lo sabe. Porque si lo supiera... Saldría huyendo despavorida. Respiro profundamente, para evitar caer en la tentación. Soy fuerte. (¡Pero ojalá ella no me tentara tanto!)

-Vale-Respondo, como un tonto. Embobado con su voz, con su rostro, su pulgar que continua en la comisura de sus labios. ¡Joder! -Quien fuera ese dedo-. Digo, recuperando mi humor bromista y charlatán.

Retiré la mirada, sonrojada por su comentario

-Está muy bueno... El chocolate...-Me estaba volviendo a poner nerviosa, y no lo entendía demasiado bien, notaba como mi corazón iba un poco mas rápido al tenerle cerca. No sabía que decir.

-Bueno y.... ¿Tienes algo que hacer ahora..?-Le pregunté para evitar un incomodo silencio, y le volví a mirar a los ojos

-No, la verdad es que no. Lo que tenía que hacer ya lo hice. ¿Y tú?- Pregunto, observando el delicioso tono rosa de sus mejillas. Doy un sorbo a mi chocolate, mientras la miro. Una pregunta viene a mi mente ¿cómo sabrá Eve? En mi opinión tiene que ser dulce, estoy casi seguro de eso. Mmm... quizá vainilla o cereza, como el color de su pelo.

Sentí una gran alegría cuando dijo que no tenía nada que hacer, mejor, así podría pasar mas tiempo con él.
-¿Yo? Bueno... Tampoco... No tengo nada que hacer-Le miré sonriendo y di un último trago a mi cerveza de mantequilla, dejando la taza a un lado.

Cerré los ojos un momento, otra vez estaba nerviosa, ¿Por qué me tiene que pasar esto a mi?. Suspiré y le miré de nuevo.

-James.. Yo...-Calla... Cállate! Retiré la mirada. Ni yo misma entendía que estaba haciendo -Bueno... Como no tenemos nada que hacer.. Me preguntaba si te gustaría pasar el día conmigo...-Le miré sonriendo

Sonrío, incapaz de caber en mi mismo. ¡Me ha invitado a estar con ella! Entonces me corroe la duda, ¿por qué? ¿le interesaré o solo querrá pasar un rato con un buen amigo? -¿Cómo no me iba a gustar pasar el día contigo, Eve?-. Pregunto, sonriendo de medio lado. Me encanta ver a Eve tan tímida, se ve tan tierna. Da gusto esta chica, para qué negarlo. Bueno, por eso me gusta. Que no se diga que yo tengo mal gusto, ¿eh?

Cogí una de sus manos con suavidad entre las mías y le miré directamente a los ojos, sonriendo

-Bueno... No sé... Quizás tengas cosas mas interesantes que hacer que estar conmigo-Acaricié su mano con la yema de mis dedos, no aparté la mirada de sus ojos, a pesar de que estaba algo nerviosa

-Al fin y al cabo, yo no soy interesante-Necesitaba ver su reacción... Me moría de vergüenza, pero lo necesitaba

-Tú tienes de poco interesante lo que yo tengo de rubio platino. Osea, nada. Eres una de las mujeres más fascinantes que he conocido nunca-. Le digo, cogiendo la mano que me estaba acariciando entre las mías. Entonces la beso con suavidad, como hacían los caballeros antaño. -¿A cuántas mujeres conoces que sean tan sumamente hermosas y modestas? Porque yo solo te conozco a ti.- Le confieso, en un susurro.

Sonreí mientras le escuchaba, sabía como hacerme sentir bien, lo sabía perfectamente, o quizás era yo.. Quizás dijera lo que dijera me haría sentir bien, simplemente por ser él.

-Mmm no estarías nada mal de rubio platino-Le dije bromeando.

Me acerqué un poco mas, y acaricié su mejilla con suavidad

-¿De verdad piensas que soy hermosa...?-Le respondí con otro susurro, mientras le miraba fijamente

-Pienso que eres la mujer más hermosa, amable y divertida de Inglaterra.- Respondo, suspirando suavemente contra sus labios. Nunca me había dado cuenta de lo besables que son hasta ahora. Una idea viene veloz a mi mente, quiero besarla. Me muero por plantarle un beso en los labios.

Sin pensarlo una vez más, estampo mis labios sobre los suyos, esperando no haber metido demasiado la pata.

Sonreí ante sus palabras mientras le miraba fijamente a los labios. No me dio tiempo a contestarle, cuando iba a hacerlo se acercó, posando sus labios sobre los míos, con delicadeza.

Cerré los ojos de manera instintiva, correspondiendo su beso, mientras bajé la mano con la que acariciaba su mejilla, hasta su cuello, rozándolo con suavidad, miles de pensamientos me invadieron en ese momento, no sabía si estaría bien vista la relación entre un profesor y una alumna, pero que diablos, solo me había besado y ya estaba pensando en tener algo con el, vamos Eve, concéntrate, no pienses en eso.

Sonrío, nunca había imaginado que esto fuera tan increíble. Ni lo había imaginado, soy un tío. Yo no imagino estas cursiladas. Bueno, sí. El punto es que Evelyn es una gran, gran besadora. Suspiro contra sus labios, me gusta mucho. La quiero. Le muerdo el labio, como acercándola un poco más a mí. Mis manos, no sé cuándo pasó esto, están enredadas en su cabello de fuego. Eve es preciosa. Abro los ojos, cuando es imposible alargar un poco más los besos. El Beso.

-Y, además de todo lo anteriormente mencionado, eres una excepcional besadora.- Le digo, al oído, para luego besarle le mejilla y volver a mi sitio. Como si nada hubiese sucedido. No puedo evitarlo, pero la miro, más intensamente que nunca, y sonrío como un idiota.

Sentía miles de cosas mientras James me besaba, noté como me temblaban las piernas, menos mal que estaba sentada... Sus manos comenzaron a acariciarme el pelo, cada caricia me hacía suspirar. Sentí como me mordía el labio suavemente, me gustaba esa sensación, y mas, si él que lo hacía era James.

-Será porque tengo un gran compañero al cual besar-Le dije mientras sonreía y le miraba fijamente a los ojos, quería decirle mil cosas, pero no era capaz.

Sonrío ante sus palabras y paso el brazo, como quien no quiere la cosa, por el respaldo de su silla, hasta dar con su hombro, la acerco discretamente hacia mí. -No me digas esas cosas que me sonrojo-. Digo, bromeando. Qué le vamos a hacer, mi personalidad es así de extraña. -Además, aquí todo el mérito es tuyo. Si no fueras tan tú yo no sería así-. Afirmo en su oído, plantando un beso en el lóbulo. Diría más cosas, pero en estos momentos es mejor andar con pies de plomo. No la quiero asustar, no sería la primera vez que me pasa algo así.

Me estremecí cuando pasó su brazo por mis hombros y me acercó hasta él, haciendo que me sonrojase ligeramente.
Suspiré cerrando los ojos cuando me habló tan cerca.. ¿Por qué me ponía tan nerviosa? Abrí los ojos para mirarle, girando el rostro un poco

-James..-Dije susurrando mientras acariciaba su pelo con suavidad, sonreí y me acerqué lentamente a sus labios, para rozarlos con suavidad, sin llegar a besarle. -¿Ésto es un sueño?-Susurré sobre sus labios.