Descanso [James Smith]

-El hecho de que tú seas un sueño no implica que los demás lo seamos.- Respondo enterrando la cabeza en su cuello, me encanta su aroma a vainilla, más bien a dulzura. Es suave, casi imperceptible a menos que se esté donde yo me encuentro. En mi sitio es embriagador. Planto un besito, suave, de mariposa. Y vuelvo a hablar. -Por otra parte, esto no sería tu sueño. Sería el mío.-

Cada vez estaba mas cerca, volví a cerrar los ojos al sentirle, y sonreí inevitablemente.
Sentía sus labios sobre mi cuello, sus respiración, cada roce hacía que me pusiese un poco mas nerviosa.

-No estás tan seguro... -Contesté a lo que dijo sobre que ese, sería su sueño -Creo que por tu parte, sería mas bien una pesadilla-Le dije bromeando -Ésta noche no podrás dormir- Terminé diciendo con un susurro, que sonó algo coqueto.

Levanto la cabeza de golpe, enarcando una ceja. -Espero que eso último sea una proposición, Srta. Beckinsen-. Le digo, socarrón. Le sonrío, me encanta verla tan sumamente alegre. -Por otra parte, nunca sería una pesadilla, a menos claro que me vieras sin maquillaje y despeinado.- Bromeo, imitando a las típicas niñatas que solo se preocupan por su aspecto.

Una de las cosas que más me gusta de Evelyn es que no está obsesionada con su aspecto. A veces, incluso tengo serias dudas de que sepa que es hermosa. -¿Sabes que eres hermosa?-. Pregunto. Aunque, la verdad, me gusta más su personalidad. Nos parecemos en eso de que guardamos cuando nos hacen daño. Y me encanta su timidez, es muy tierna.

Sonreí mirandole cuando dijo que esperaba que fuese una proposición -¿Quién sabe?-Le contesté, sonriendo.
Me encantaba cuando bromeaba, era tan lindo. -Tu siempre estarás guapisimo, con o sin maquillaje-Sonreí, siguiendo su broma.

Me sonrojé cuando me pregunto que si sabía que era hermosa, no sabía que había visto en mi, era muy normal, había chicas millones de veces mas hermosas que yo, pero, por otra parte, me encantaba gustarle. -Y tu... ¿Sabes que eres encantador?-Bajé la mirada un instante, para luego mirarle de nuevo, con ternura.

-No seas tonta-. Le digo, con mucha pluma. Me encanta bromear con ella, de otra forma esto sería incómodo... O la estaría besando. Frunzo el ceño ante este pensamiento. Claro que no la estaría besando. O sí. Mierda.

-Por supuesto que lo sé. Soy un arrogante y encantador chico con suerte.- Le digo, imitando a mi hermana cuando se pone digna. La beso, con suavidad, saboreando sus labios. Aunque pasara la eternidad haciéndolo nunca estaría saciado de Eve. Es mi particular vicio, ahora que lo pienso.

Sonreí de nuevo, era de los pocos chicos que me hacían sonreir con sus bromas.

Hice una mueca ante su segunda respuesta, no le pegaba para nada, ser así, iba a contestarle, pero me besó.
Cerré los ojos de nuevo para saborear su beso. Sabía a chocolate. Sonreí mientras le besaba, y volví a acariciar su mejilla, imité un gesto suyo, cuando me besó por primera vez, y mordí con mucha suavidad su labio inferior.

[James no tiene pensamientos coherentes ahora mismo.]

James abraza a Eve, la coge más de lo que sería correcto en un lugar tan público como es Las Tres Escobas. Acuna su rostro entre sus manos, benerándola, porque es la única manera que tiene de tratarla. Porque, aunque James lo niegue, está enamorado de Evelyn Beckinsen desde que la conoció, un verano atrás. Cuando nota que Evelyn le muerde el labio superior controla un ligerísimo gruñido animal. Esto nunca le ha sucedido. Y el beso, tan rápido como empezó, se acaba.

-Por eso, querida mía, debería renunciar a ser profesor ahora mismo.- Dice, bromeando. Aunque en el fondo nota una ligera molestia. No quiere meter (ni meterse él) a Eve en problemas.

Le miré fijamente cuando el beso terminó, mientras pasaba mi lengua ligeramente por mis labios. Sonreí, tenía unos ojos bastante bonitos, tenía ganas de besarle otra vez.

-No renuncies a lo que te gusta por mi-Le dije mientras acariciaba su mejilla -Y... Tampoco estamos haciendo nada malo... - Le besé con suavidad en la mejilla -Solo han sido un par de besos...-¿Solo? Creo que era algo mas... Pero no podía permitir que renunciase a ser profesor, porque era lo que él quería, y porque así, podría verle cada día por el castillo.

Cogí su mano con suavidad sin dejar de mirarle.

James nota un nudo en la garganta, al escucharla decir que solo han sido un par de besos. De repente, no le parece buena idea haber venido. Quizá, él malinterpretó sus palabras, creyéndolas reales, cuando en realidad son coqueteo. Sonríe, es imbécil. ¿Cuántas veces se lo han dicho? Y lo peor es que tienen razón.

-Sí, eso han sido...- Le dice, sonando socarrón. Bueno, al menos no fue estúpido y le dijo que la quería en algún arranque de locura. Se suelta del agarre de Eve, con suavidad. -Me apetece una cerveza de mantequilla ¿a ti te apetece alo?-. Pregunta, con cortesía, levantándose de la mesa.

Me mordí el labio inferior, me temía que podía pasar eso, había mal interpretado mis palabras, suspiré cuando habló y cuando se separó de mi.

Miré como se levantaba y yo también lo hice, acercándome a el para abrazarle con suavidad y susurrar en su oído -Me apeteces tú...-Sonreí y le dí un suave beso en el cuello para después volver hasta su oído y seguir susurrando -No me mal interpretes... Quiero decir que... No ha habido nada mas entre nosotros... -Suspiré, me estaba poniendo nerviosa -A pesar de que... me gustes...-Las últimas palabras, las dije todavía mas bajito, mientras me separaba para sentarme, fijé mi mirada en la mesa, quedandome en silencio

James siente una vuelvo en el corazón al escuchar las palabras de Eve. Es un maldito dramático. ¡Y lo peor es que lo sabe! Pero eso no le impide devolverle el abrazo, delante de todo el café, y besarla suavemente en la frente.-A mi también me gustas tú-. Le dice, agachándose un poco para decírselo al oído. -Es más, ni siquiera me apetece seguir aquí. A saber qué vieja cotilla estará por aquí- Le dice, sonriendole. Quiere ir al frío y a disfrutar de la nieve. Y, sobretodo, quiere a Eve para él solo, sin que nadie les mire.

Me sonrojé ante sus palabras, no sabía que yo también le gustaba, dijo que no le apetecía seguir allí, y la verdad es que a mi tampoco. Era demasiado timida para mostrarme cariñosa con un chico, en público, aunque no había nadie que conociese, o eso creía.

Sonreí y volví a levantarme, cogiendo mi abrigo, y poniéndomelo mientras le miro, con dulzura.

-Vayamos a otro sitio entonces...-También me puse el gorro, dejando que algún mechón quedase en mi rostro.

Cogí su mano y me mordí el labio inferior -¿A dónde te gustaría ir?