Reprimiendo los malos recuerdos con un poco de lectura (Evelyn)

Una tarde fría nuevamente, otro día que se terminaba, lleno de tareas, trabajos, pendientes, compromisos, planes para el fin de semana que ya llegaba. Mientras tanto, yo tenía que ponerme al corriente con las tareas, puesto que por andar divagando tan estúpidamente por mi cabeza, recreando aquellos recuerdos oscuros, no logré poner del todo mi atención a las clases de esa semana. Así que me vi obligado a entrara a la biblioteca, con un montón de pergaminos en mano, libros y la tinta y la pluma colgándo de mi bolsillo de mi túnica. Si me apresuraba, lograría terminar antes de la cena de esa noche, pero en realidad no se me apetecía nada de comer.

Me senté en la mesa más cercana, saludando a la ibliotecaría, la cual siempre solía olvidar su nombre, pero ella siempre que me veía me saludaba con gusto. Suspiré al ver el montón de cosas que tenía que hacer, así que apenas si lo pensé y abrí el libro de Historia de la magia. Tenía que aprenderme las fechas de una supuesta revolución de magos contra el ministerio de aquella época. Comencé a leer todo el tema, mientras hacía varias anotaciones, en mis pergaminos. No tenía buena letra y mucho menos cuando tenía tanta fiaca de escribir...

Miré por una ventana que estába a mi izquierda, veía la nieve caer elegantemente sobre esta, empañándoka por ekl frío que hacía a fuera... recordaba cuando nevaba en aquel inmundo lugar, y que mi única alegría era Gabriela...

Sonreí cuando terminé de escribir la última palabra en mi pergamino. Lo dejé a un lado y bostecé mirando el reloj, ya era algo tarde.

Miré por la ventana, estaba nevando, y eso me encantaba, me quedé un rato mirando los copos caer hasta que volví a bostezar, entonces me levanté y cogí unos libros, eran de la biblioteca, y tenía que devolverlos, se me había olvidado completamente.

Me puse mi túnica y salí de la sala común a toda prisa, no era raro verme correr, siempre estaba de un lado a otro.

Cuando llegué a la biblioteca había muy poca gente, me acerqué a la bibliotecaria sin hacer ruido y le di los libros con una sonrisa, no me dijo nada, ya me conocía, y sabía que tarde o temprano le devolvía los libros.
A modo de disculpa me ofrecí a colocar los libros que habían devuelto ese día y que aun estaban amontonados en una mesa.

Cogí unos cuantos libros y me paseé de un lado a otro, buscando el lugar correcto, intentando no hacer demasiado ruido para no molestar a los estudiantes que había allí.

Después de perderme un poco en mis pensamientos, volví a trabajar en la tarea de Historia de la magia, con los ojos cansados y bostezando un poco; aun no podía terminar aquel ensayo, puesto que necesitaba un libro donde viniera la historia de la creación del ministerio de magia, y no lo tenía, lo que siginificaba una cosa: Levantarme con todo el cansancio que tenía y buscar el libro. Fui a buscar a la bibliotecaria pero se veúia demasiado ocupada cómo para que la interrumpiera, por lo que decidí buscar por mi cuenta. amae paseaba por los pasillos, miramno y hojeando todos los libros que se veían interesantes, pero simplemente no hayaba el que necesitaba. Unos pasillos más adelante, vi a una chica con varios libros en sus brazos, pensé que talvez ella sabría donde estaba el libro que necesitaba. Me acerqué a ella con cuidado, aclaré mi garganta para llamar su atención.

-Disculpa, niña... perdón por interrumpirte... -le hablé, esperando que no se molestara por mi intromisión.

Varios alumnos que estaban también trabajando me voltearon a ver con ojos fulminantes, pues no había moredado mi volumen de voz. Les dediqué una mirada de arrpentimiento antes de volver a dirigirme con la chica.

Según lo que podía ver, ella era una chica de Ravenclaw, me sentí con suertre, pues sabía que los Ravenclaw´s eran conocidos por su inteligencia, seguro ella sabría algo sobre el libro que necesitaba para terminar mis trabajos atrasados.

Observé con detenimiendo las facciones de la chica. Era muy linda, su cabello castaño claro, corto u algo ondulado y una bonita sonrisa. No me sentía con ganas de sonreíle, no era mi estilo sonreíle a todo el mundo, aunque tampoco me consideraba un chico "frío", sólo... reservado y callado. Pedir ayuda a los demás tampoco era algo que me caracterizara pero enserio tenía ganas de terminar los trabajos antes de la cena.

Lllevé mis brazos a cruzar a mi pecho mientras esperaba la reacción de la chica. unos mechones de mi cabello caýó en mi rostro; ya estaba más largo, pronto no tendría más que dos opciones: Cortarmelo o sujetarlo con una coletilla, la primera opción no me apetecía por el momento, ya que siempre que estaba largo lo sujetaba desde la nuca y así no habría problemas y que cubriera mi cara.

Comencé a colocar los libros, había de todo tipo, se notaba que era época de exámenes y que mucha gente quería consultar cosas en la gran biblioteca, mientras lo hacía, pensaba en mis cosas, en mi padre, en mis hermanos, en las clases... Realmente tenía un lio de pensamientos en la cabeza, suspiré y miré por la ventana un instante antes de seguir.

Mientras estaba colocando libros sobre adivinación un chico se acercó a mi, me di cuenta cuando carraspeó para llamar mi atención, me giré para mirarle, sonriendo.

-Hola... ¿Pasa algo?-Le pregunté en voz baja ya que unos alumnos nos miraban con cara de pocos amigos, no tenía ni idea de que quería, no le conocía de nada, quizás le estaba molestando, oh dios, ojalá no fuese eso, me sonrojé un poco al pensarlo, pero negué con la cabeza.

Le miré detenidamente, era un Gryffindor, y muy serio ademas, eso hizo que mi sonrisa desapareciese del rostro, me sentí un poco incomoda durante unos instantes, y me giré para colocar los ultimos libros que me quedaban.

Luego volví a mirarle, a los ojos, tenía una mirada extraña, parecía triste o quizás preocupado, no sabría definir exactamente esa expresión.

La miré unos instantes, no le ponía atención en realidad hasta que habló hacia a mi. Moderé mi voz y me acerqué a ella para que lograse escuharme bien. Dude en hacerlo pues la vi con una extraña expresión marcada en el rostro, pero me dió igual, necesitaba terminar mis trabajos. Mi voz salió más seria y apagada de lo normal, el cansancio me consumía por dentro pero no quería mostrarlo en mi físico.

-Quería preguntarte si no sabes si por aquí hay un libro sobre la historia del ministerio de magia... ya que te vi acomodando los libros.

Me alejé de ella para verle, temía haberla interrumpido en un mal momento pues su expresión no se veía del todo animada, incluso parecía estar triste... más no quería preocuparme por ello, ya yo tenía demasiados problmas cómo para cargar con penas ajenas.

-¿Si puedes ayudarme? o le pregunto a alguién más -intenté no sonar tan grocero al decirlo, pues si necesitaba su ayuda, sólo que el cansancio me poía a veces de mal humor, por lo que tuve que arreglarlo con una media sonrisa un poco forzada que casi no se notaba mi esfuerzo.

Alcé una ceja cuando se acercó a mi, aunque supuse que sería para no molestar a la gente, le miré esperando su respuesta, y me quedé en silencio unos instantes pensando.

-Ministerio de magia... - Miré las estanterías y luego volví a mirar al chico -Si, creo que si, aunque no sé si se lo habrá llevado alguien- Hice una mueca y le hice un gesto con la mano para que me siguiese.

Comencé a caminar hasta una zona mas apartada, y paseé mi dedo sobre los libros, leyendo los titulos, sonreí al encontrar el que deseaba y lo cogí.

-Bueno, parece que has tenido suerte-Sonreí, daádole el libro, tenía los bordes dorados. -¿Estas haciendo un trabajo?-Le pregunté con curiosidad mientras me apartaba un mechón de pelo del rostro.

Miré hacía la ventana, cada vez nevaba mas, sonreí, me encantaba. Me quedé pensativa mientras esperaba la respuesta del chico, quizás le molestaba que me metiese en su vida.

Le miré de nuevo -Por cierto... Me llamo Evelyn... -Me presenté con una sonrisa

Suspiré aliviado cuando me entregó el libro que necesitaba. lo hojeé y sonreí satisfecho, apartando las puntas de mi cabello para cuando me volví a ella para agradecerle. Ya estaba por irme cuando me preguntó si hacía algún trabajo... dudé en contestarle, no quería perder más tiempo hablando con aquella chica, pues mi meta era terminar mis tares, irme a cenar y a dormir. Aunque no quería ser grocero dejarla hablando sola después de hacerme ese pequeño "gran" favor. Lo cual me puse a su lado y respondí a todo lo que ,e decía.

-Pues si, vaya que he tenido suerte, gracias... -abrí el libro y leí la primera página mientras ella hablaba-; Más que trabajos, son apuntes atrasados -reí fingidamente-; Evelyn ... -repetí para mi mismo para recordar su nombre-, Yo me llamo Grillo, eh... perdón, quiero decir... Gabrirel.... Gabriel -titubié, la costumbre...

Los chicos volvian a callarme, otra vez no medí mi tono de voz, me encogí de hombros un momento para luego ver nuevamente la primera página del libro pero la nevada que cubría el castillo había llamado toda mi atención.

Suspiró cuando le dí el libro, y me lo agradeció -No hay de que, siempre es bueno ayudar a los demas

Sonreí mirando al chico mientras hablaba -Un placer Gabriel-Me giré para mirar a unos alumnos que acababan de entrar en la biblioteca. -Vaya, asi que apuntes... Espero que no sea mucho- Sonreí con sinceridad, no me gustaba ver a la gente agobiada por el trabajo. Fulminé con la mirada a los alumnos que nos estaban mirando, tampoco hablabamos tan alto, y ademas, si estuvieran pendientes de sus cosas ni se darían cuenta de que estabamos hablando.

Bajé el tono de voz, para no molestar -Si necesitas algo mas, estaré por aquí-No quería entretenerle mas, parecía ocupado, y yo no quería parecer pesada, por lo que no dije nada mas y me giré para colocar bien los libros de una de las grandes estanterias.

-Gracias, Evelyn... -le contesté un poco más animado.

Me aparté del lugar de los estantes para llegar a la mesa donde se habían quedado mis cosas, en el camino la bibliotecaría me había ofrecido ayuda pero le sonreí diciendole quenno era necesario, me senté en mi asiento y miré por la ventana un largo rato, suspiré viendo el montón de libros a mi lado; retomé el trabajo de historia nuevamente... era pesado y aburrido; no era bueno en historia, me provocaba fiaca y sueño, tuve la idea de seguir havciendo aquellos feos dibujos cómo referencias y encantarlos con mi varita parav que se movieran por todo el pregamino y representara lo que había escrito acerca del tema. Esa idea me divertío mucho, pero reprimí mi risa para no molestar a los demás. Suspiré nuevamente y froté mis ojos para quitarme el sueño de alguna forma.

-Esto es demasiado -dije cuando terminé mis ensayos de historia y comenzando con los de herbología-, tengo que poner más atención.

bostecé y miré la nieve de la ventana, dejando a mi mente vagar mientras mis ojos se cerraban momentaneamente.

Terminé de colocar los libros y me estiré, me dolía un poco la espalda.
Miré al chico que antes me había pedido ayuda, estaba mirando por la ventana, me acerqué, tenía los ojos cerrados, eso me hizo gracia.

Me senté sobre el borde de la mesa y toqué su hombro suavemente

-No te duermas, Gabriel-Le dije sonriendo, miré por la ventana unos instantes

-Me encanta la nieve... ¿A ti te gusta?-Volví a mirarle, parecía cansado, y yo me aburría mucho, por lo que decidí ofrecerle mi ayuda

-Si necesitas ayuda... Dímelo... No tengo nada que hacer...

El cansancio me mataba, no me había dado cuenta en el momento en que me quedé dormido con la cara viendo hacia la ventana... era demasiada tarea la que tenía que hacer y mucha la fiaca que tenía dentro de mi que me insitaba a no hacerlo. Podría asegurar que ya había comenzado a soñar cuando sentí una voz demasiado cerca de mi, desperté de golpe, dando un respingo y un grito ahogado, me volví hacia la voz un poco molesto y mme encontré con la mirada de la chica Raveclaw, suspiré y abrí nuevamente uno de los libros que traía, ahora era el de Herbología. No quería distraerme pero era irresistible.

-Bueno, ahora que lo mencionas me has asustado... pero si necesito tu ayuda, tengo demasiados temas pendientes y no creo terminar -la miré por unos segundps, quise dedicarle una sonrisa pero no quiso salir a la luz aquel gesto.

observé hacia la ventana nuevamente, enserio que el paisaje era de lo más llamativo, sonreí para mis adentros, incluso pude haber reído pero estaba muy somnoliento cómo para hacerlo, rerpimí un bostezo y hablé con Evelyn.

-Vaya que si es bella, pero no me gusta mucho el frío -le dije mientras dveía la pasta del libro-, ¿Podrías dictarme lo que dice en la página 124 del libro de herbología?

Sonreí cuando me miró, solo quería resultar simpática, pero por ahora, no lo estaba logrando, o eso parecía, era un chico muy serio, empecé a sentirme incomoda.

-¿Te he asustado? Vaya, lo siento. Se que soy fea... Pero como para ir asustando a la gente-Dije bromeando mientras me reia

Cuando iba a irme me contestó, volví a sonreír y me senté a su lado, cogiendo el libro de herbología.

-A mi me gusta mucho el frío ¿Sabes?-Le miré y busqué la página que me había indicado. -Bueno, cuanto antes empecemos, antes acabamos...-Comencé a leer, sin elevar demasiado la voz.

Intenté escribir al ritomo de la voz de Evelyn. Había ocasiones en las que tuve que pedrile que repitiera. Tenía tantas cosas rondandome por la cabeza que no podía poner la suficiente atención. Después de haber pasado largo rato haciendo la tarea de Herbología. Guardé los pergaminos y suspiré, recargandome en el respaldo de ni asiento. Estaba demasiado cansado. Froté mis ojos y bostecé; me preguntaba tambie´n si la chica no se sentiría igual de somnolienta.

-¿No estás cansada Evelyn? -le pregunté mientras quitaba lo empañado de la ventada para poder ver la nevada un poco más.

Cierto, odiaba el frío... me traía malos recuerdo. Tomé la cadena que traía al cuello para ver el guardapelo en mal estado. Dentro tenía una pequeñisima foto que me daba alegría en ocasiones. Sonreí cuando la recordé; esa niña había sido mi única alegría en años. Nunca la olvidaría.

-¿Qué sueles hacer en este tipo de días? -intenté hacerle platica para despertarme.

Cerré el libro cuando terminé de dictarle, y lo dejé a un lado

-Bueno... La verdad es que si... Estoy algo cansada-Dije en un susurro mientras me frotaba los ojos.

Sonreí mientras le miraba, y luego, volví a mirar hacia la nieve, todo estaba blanco

-Bueno, suelo venir a la biblioteca... O a veces.. Salgo a dar un paseo, pero hoy... Creo que es imposible... Hay demasiada nieve, y quizás no podria ni andar..- Suspiré, poniendo los codos sobre la mesa, y apoyando la cabeza sobre mis brazos.

-¿Y tu...? ¿Qué sueles hacer?-Le miré

Comenzó a punzarme la cabeza, no pude reprimir a tiempo el gruñido que salió fugaz de mis labios. Me llevé mis manos a ella para frotar mi frente y recargarme en la mesa en donde trabajaba. Esperé varios minutos a que pasara el dolor pero este no quería ceder. Cómo me fastidiaba eso. No quise preocupar a la chica, así que contesté a sus preguntas mientras mantenía mi posición esperando que el dolor me dejara tranquilo unos instantes. últimamente me había estado doliendo la cabeza en momentos menos esperados, incluo el dormir era una tragedia, el dolor me despertaba y coinciliar el sueño era todo un dilema. Ya haste se me empezaban a notar las ojeras, después de varias semanas sin poder dormir correctamente.

-Pues... emm... Paso el tiempo leyendo, prefiero estar afuera del castillo, emmm.... no me gusta estar encerrado, me molesta cómo no tienes idea; tampoco me gusta estar solo... umm... me pone mal. Tambien me tomo un tiempo para tararear una que otra canción, eso... ummm me relaja -tuve que esforzarme para ordenar mis ideas, el dolor no me dejaba pensar con claridad.

Parecía que el chico se encontraba mal, hice una mueca cuando soltó un quejido y me incorporé, para mirarle, ¿Tan pesada era que producia dolor de cabeza entre la gente?. Suspiré un par de veces y me acerqué hasta el.
Comenzó a contestarme, aunque parecía que ni el mismo sabía lo que decia.

-Vamos a ver... -Puse una mano sobre su cabeza con suavidad -¿Te encuentras bien?-Hice una mueca, claro que no, claro que no se encontraba bien, saltaba a la vista...

-¿Te acompaño a enfermería...? ¿O prefieres ir a tu habitación?-Me mordí el labio inferior ¡Por dios, Evelyn, callate! -Mejor dejo de hablar... -Dije en un susurro

Logré soltar una risa, esta si era sincera y divertida. Apesar de todo pude reírme, eso era un gran paso, ya no me sentía triste pero ahora, el dolor de mi cabeza me mataba. No quise preocupar a la chica por lo que me reincorporé y le sonreí lo mejor que pude. No abrí mis ojos, sentía que era mejor dejarños así. Sin más bajeé el rostro y suspiré, el dolor no quería ceder.

-No te preocupes, linda... esto me pasa desde que tengo memoria, no es tan grave, se me pasa pronto... -no era tan cierto la última parte pero tampoco iba a alterarla.

Volví a frotarme el rostro con las manos para liberarme del dolor, pero este comenzaba a empororar. Fruncí el ceó para reprimir mejor el gruñido, por suerte lo había logrado a tiempo. Sólo esperaba que Evy no lo notara. Abrí mis ojos por fon y miré a la chica, se veía preocupada Que tonto... claro que lo está. Llevé una de mis manos sobre la mesa y alcanzar una de las de ella, la palmeé con ternura y le sonreí a duras penas.

-Tranquilizate, estoy bien.

Miré atentamente sus movimientos, al principio no abrió los ojos y volvió a bajar el rostro.
Me dijo que no me preocupase, pero tenía mala cara, y a pesar de que apenas le conocía, no soportaba verle así.

-Claro que me preocupo.. No estás bien... -Volví a mirarle con cara de preocupación.

Finalmente me miró y tocó una de mis manos, yo le sonreí y me levanté, cogiendo sus libros.

-Vamos, te acompañaré a donde tu quieras... No puedes estar así....-Le miré sonriendo

La chica no quería dejarme, bien, supongo que lo peor que podía hacer en esos momentos era resistirme, pues mis absurdos intentos de poner buena cara no estaban dando resultado, normalemente si me funcionaban; esta vez debía tener un mal aspecto cómo para que Evy insistera en llevarme a un mejor lugar para descanzar. Pero si lo pensaba bien, el salir de la silenciosa biblioteca e ir por los bulliciosos pasillos del castillo en busca de la enfermería o a la sala común de Gryffindor, no me parecía una exelente idea.

Me levanté cómo pude y tome a Evelyn por los hombros, quería que me mirase, me sentía mal por preocuparla, yo tan sólo quería terminar mis tareas, no hacer sentir mal o responsable a alguien por mi mala salud. Suspiré y tomé las manos de Evelyn, intentando así, brindarle confianza al hablar con ella.

-Evy, creo que prefiero quedarme aquí un rato... pronto será la hora de la cena en el gran comedor, todos los alumnos estarán allí y los pasillos estarán vaciados por completo... si salgo ahora, supongo que mi migraña empeorará. Aquí esta silencioso y tranquilo. No te preocupes, aunque si quieres irte, estás libre de hacerlo -le sonreí.

Parecía que el chico no estaba dispuesto a acompañarme, le volví a mirar, con preocupación mientras me cogía por lo hombros

-Está bien... Te entiendo... -Dejé los libros sobre la mesa de nuevo, y agarré al chico por un brazo, ayudandole a sentarse de nuevo, con cuidado, en el fondo, tenía razón, había demasiado jaleo, y si le dolía la cabeza, sería peor -Me quedaré contigo-Cuando me senté de nuevo a su lado, cogí una de sus manos y la acaricié con suavidad, quedando en silencio para no molestarle.

Volvía sentirme un poco responsable por retenar a Evelyn conmigo por mi malestar. Refunfuñé una vez más y recargué mi frente en la mesa, esperando así, tranquilizarme y el dolor cese de una vez por todas. Yo tan sólo podía dar una respuesta lógica que justificaba mi malestar: Imprerio... Crucio.... Imperio... Crucio... Esas horrendas imagenes regresaron a mi mente; todas esas ocasiones en las que fuí torturado, obligado a hacer mandatos de mortífagos. Era su esclavo, su marioneta... su... su... ssu sirviente del mal. Nunca lo olvidaría, toda mi vida siempre había sido así: Oscura, trágica, sangrienta, llena de gritos de clemencia, de dolor... Me reincorporé de golpe, tenía de deshacerme de esos recuerdos antes de ponerme mal cómo siempre, ya no quería seguir incomodando a Evelyn, ya era suficiente para mi verla sentada conmigo, viendose obligada a cuidarme.

Froté mi cara con las manos. Suspiré bruscamente y miré a Evelyn. No se veía nada tranquila. Era mi culpa. ¿Por que siempre he de meter la pata con la gente que conosco?, ella sólo intenta ser buena chica.... El dolor comenzaba a disminuir, eso era bueno.

-Evelyn... ¿Te gustan los cuentos? -esa pregunta me la hiso una sola vez Gabriela, cuando la conocí, ese había sido mi más efectivo remedio para librarme de mi cruel relaidad, enseñandome que la fantasía es nuestra puerta a la libertad en los peores momentos.

Dejé los libros a un lado mientras le miraba, ni siquiera sabía que hacía allí, en mi cabeza daban vueltas miles de cosas, seguramente mi presencia le molestaba, pero, no quería dejarle solo, ¿Y si le pasaba algo?. Suspiré, y miré como salían de la biblioteca los últimos alumnos.
La bibliotecaria también salió de allí, era la hora de cenar, se despidió de nosotros alzando una mano, y yo le dediqué una sonrisa.

Cuando volví a mirar a Gabriel se estaba frotando la cara, hice una mueca y giré la cara levemente hacia un lado, me miró, e inmediatamente le sonreí.

-Claro... Claro que me gustan-No entendía por qué me preguntaba aquello, pero le contesté de todas formas. -¿Te encuentras mejor?-Le pregunté cambiando a un semblante de preocupación.

Sonreí, al parecer había logrado que ella se tranquilizase un poco. Me algró un poco. Ya estabamos solos en la biblioteca, el ruido mejoró mi dolor. Miré por la ventaba mientras pensaba que historia le contaría a Evelyn. Tendría que esperar un poco más en lo que los pasillos se vaciaban para no sufrir nuevamente ese intenso dolor en mi cuerpo. Miré detenidamente a la chica, enserio se veía preocupada, linda, pero mal. Hice una mueca y comencé a hablar nuevamente.

-En lo que se despejan los corredores... ¿Te gustaría que te contase un cuento? -No sabría decirle si era buen narrador o no, pero me gustaba-. Me siento mejor ahora... si quieres te acompaño al comedor... -talvez ella no estaba de humor para historias.

Gabriel, eres un idiota... el día que no le causes una pena a alguna chica, ese día serás un cerdo volador. Ese comentario no me elevó mucho el animo, sólo provocó que quisiese pelear conmigo mismo, pero... eso lo haría a solas. No quería ahora causarle un trauma a la chica si me ponía a platicar con mi yo interno.

Miró por la ventana y luego me miró de nuevo a mi, se quedó en silencio durante unos segundos antes de volver a hablarme ¿Por qué me mira así?...

-Claro... Me encantaría-Sonreí-No.. No hace falta... No tengo hambre.-Le contesté cuando se ofreció para acompañarme al Gran Comedor .

Me recosté ligeramente sobre mi silla, mientras le miraba, analicé cada detalle del rostro del muchacho, me gustaba como llevaba el cabello, y a pesar de que lo hacía poco, también me gustaba cuando sonreía.

-Adelante... Te escucho-Dije mientras le miraba fijamente a los ojos, aun seguía hablando a susurros, aunque ya se habían ido todos.

-Muy bien... pero antes de empezar, ¿Qué tipo de cuantos te gustan? ¿Suspenso, sádicos, misteriosos, fantásticos, cursis empalagosos? -Bromeé con el último inciso, eso me ayudaba a mantener la mente despejada, concentrada en cosas más agradables.

Algo tenía Evelyn, no sabía reconocerlo, era algo extraño... talvez seguía preocupada, o talvez estaba muy incomodo por conocer a un chico simplemente reservado, callado, serio. No me importaba, sólo era así pues no solia confiar mucho en la gente que recién conocía. Creo que no hacía falta espesificar mis razones, aunque prefería no comentar mi pasado. Odiaba darle lástima a las personas.

-No temas en pedirme un tema en específico, soy un estuche de monerías -¿qué?-, ¡Ay, que gay sonó eso!

Quería hacer reír a Evelyn y quitarle esa mala cara, ya comenzaba a sentirme de mejor humor, el dolor casi desaparecía y recuperaba mi animo Aun no termino mis trabajos... no son tan urgentes... puedo terminarlos durante el almuerzo de mañana..., me dije a mi mismo, pues comenzaba a disfrutar la compañía de la chica.