Noche de insomnio.. y algo más |Arianne|

Estudiante Cantidad de envíos : 52 Fecha de inscripción : 29/01/2011

Me había pasado toda la tarde durmiendo, una manera de hacer el vago un tanto peculiar en mi. Pero así fue. Quizás eso de levantarme todos los días a las siete de la mañana no fuera precisamente mi fuerte. El caso es que, tras tanto dormir, ahora que se suponía que era cuando tenía que estar en la cama con los ojos cerrados, no era así. La oscuridad era la reina del momento, y lo único de lo que podía disfrutar ahí era del continuo y paso ruido del reloj cada vez que la aguja de los segundos se movía. ¿Qué hora serían? Quizás ya había llegado a la media noche, quizás no. De lo que si estaba seguro es de que el toque de queda ya hacía tiempo que había pasado, y que la mayoría de los alumnos se encontraban en su habitación o en su Sala Común.

Termine por levantarme, mis compañeros ya estaban dormidos. Sin hacer ruido abrí la gaveta de mi mesa de noche, sacando de ella mi varita, un viejo galeón y una bolsa de golosinas que siempre tenía reservada. Era un glotón, todo había que decirlo. Salí de mi cuarto para dirigirme a mi Sala Común, la cual se vio iluminada de repente por las llamas de la chimenea que, tras mi presencia en la estancia, se encendió. Hecho inequívoco de que no había nadie ahí. Mejor, supuse.

Me fui hasta el sillón que estaba frente a la chimenea, no dispuesto a pasar frío, y me dejé recostar sobre el mismo. Dejé la bolsita de golosinas a un costado,en el suelo, acompañada de mi varita, y me dediqué a tirar el galeón al aire para volverlo a coger. Era sábado, por lo que no tenía que preocuparme por que mañana no pudiera levantarme para ir a clases. Y estudiar.. dedicarse a estudiar por no poder dormir solo lo podía hacer un panoli o un Ravenclaw.

Tema: Re: Noche de insomnio.. y algo más |Arianne| Miér Feb 02, 2011 10:38 am

Con tantas cosas en la cabeza, lo que menos podía hacer Arianne en ese momento es dormir. Por lo que dando vueltas en la cama, terminó por desarmarla más de lo necesario y con eso, se fue toda oportunidad de caer en los brazos de Morfeo. Se levanta molesta, refunfuñando lo mal que trabajan esos estúpidos elfos domésticos y toma su varita para ordenar -ella misma- lo que esas criaturas no saben hacer. Sin embargo, cuando ve su cama hecha, sólo pudo sentarse en la orilla de esta y pasar sus manos por su rostro y su cabello.

Tanto que hacer, tanto que su padre espera de ella, tanto rencor que se sigue formando en su interior. Tanto, siempre tanto. Al nivel que ya se siente sobrepasada. Necesita despejarse, cambiar de aire o por lo menos hablar con personas a su nivel. Bufa molesta y toma su túnica para colocarsela, observa el reloj que su padre le regaló y ve que es pasada la media noche. Camina hacia la Sala Común, tal vez tenga suerte y no haya alguien que pueda decirle que salir a esas horas es insentato. Insentato sería aquel que se le ocurra comentarle algo por el estilo, en realidad.

Al bajar, sigilosa, ve que la chimenea está encedida y estuvo demasíado tentada a devolverse y aburrirse en su cama, sólo para evitar encontrarse con alguien que no sea de su agrado; pero una bolsa de golosinas y una varita en el suelo llamaron su atención. Sonríe de medio lado y con pasos aún más cuidadosos se acerca al sillón y ve estirado en él al mismísimo Alexander Mathews.

—¿Por qué tan solo, querido? —le pregunta en un susurro, apoyando sus brazos en el respaldo y mirando al chico desde arriba—. ¿No deberías estar rompiendo las reglas o algo así? No te veo en un plan más tranquilo.

La sonrisa de su rostro no se perdía, es más con cada segundo aumentaba. ¿Por qué será? Ah, sí, porque Alexander es una de las pocas personas con la que puede hablar y actuar sin inhibiciones. Sin facetas. Además, sabe que pasó de ser una aburrida noche a una muy, tal vez demasíado, interesante.

Estudiante Cantidad de envíos : 52 Fecha de inscripción : 29/01/2011

Estaba tan ensimismado en la tarea de ver como el galeón se alzaba en el aire y volvía a mi cayendo sobre mi pecho, que no me di cuenta de que hacía un rato había dejado de estar solo. Solo fui consciente de la presencia de una segunda persona cuando, de repente, una fémina figura apareció tras el respaldo del sillón en el que me hallaba haciendo de que por la impresión el galeón se escapara de mis manos, cayendo al suelo generando unos continuos tintineos hasta que se vio obligado a ceder ante la fuerza de la gravedad. Seguí con mi mirada su trayectoria, mas rápido me olvidé de él para prestarle la debida atención a Arianne que, aparte de sorprenderme por que estuviera despierta a las tantas de la noche, me agradaba el hecho de que así fuera - Vaya, mi serpiente favorita - Comenté tras haber puesto mi mirada sobre ella, embozando una sonrisa ladeada antes de decidirme a contestar a su pregunta. ¿Por qué estaba solo? Patético era molestarme en contestar que era por que no había nadie más, así que me limité a encogerme de hombros.

- ¿Rompiendo las reglas? - Pregunté al ver como se apoyaba y acomodaba contra el respaldo - Debe ser que me estoy haciendo mayor.. que esa opción no se me había pasado por la cabeza - O quizás cargaba encima una vagueza superior a la que estaba acostumbrado a llevar. El caso es que estaba seguro que eso, a partir de ahora, era algo que iba a cambiar. Con Arianne, no podía aburrirme. Llevé una de mis manos tras la nuca, en improvisada almohada, y la otra se la tendía a mi preciosa amiga en un gesto demasiado cortés para ser yo, con la intención de guiarla hasta mi lado.

- ¿Y tu? - Le pregunté - ¿Me estabas echando tanto de menos que has venido a ver si me encontrabas? - Me permití el hacer alarde de mi prepotencia, enfatizando aún más la curva de la comisura de mis labios antes de volver a dirigirme a ella - Tachán! Puedes dejar de sufrir, preciosa, que aquí estoy - Bromeé, pero con ese característico humor negro que pocos conseguían pillar a la primera. Quizás por no molestarme mucho en evidenciar que bromeaba. Estaba seguro que Arianne, como siempre, sabría ver lo previsible de ello.

Tema: Re: Noche de insomnio.. y algo más |Arianne| Vie Feb 04, 2011 8:56 pm

Ante la prepotencia de Alexander, Arianne ríe sutilmente. ¿Se esperaba algo distinto del Slytherin? En realidad no y aunque no recuerde haberlo comentado, le agrada más de la cuenta ese aire de petulancia que le queda tan bien a él. Aun manteniendo una sonrisa en su rostro, rodea el sillón y se acerca al chico, caminando con firmeza y moviendo ligeramente sus caderas, mientras tomaba su cabello con una traba. Ella no tiene ningún problema en jugar con Alex, le divierte medir fuerzas, ambos competitivos y con ese deseo de tener que ganar hasta en la más mínima ‘batalla’.

―Creo que me has pillado ―responde a su pregunta, colocando una de sus rodillas en el sillón e inclinándose hacia su amigo para poder tomar su rostro y mirarlo burlona por unos segundos―. Es más, estaba a punto de ir a buscarte a tu habitación, necesitaba divertirme un rato y con todos tus compañeros ahí, hubiese sido interesante. ―La ironía de su voz era palpable, se deslizaba por su lengua como fiel veneno y llegaba a los oídos de su amigo, retumbando, a pesar de que Arianne hablaba en un susurro provocador―. Pero me has evitado trabajo y debería… agradecértelo…

Su sonrisa aumenta y pasa su mirada a los labios del chico, para inmediatamente morderse el inferior, coqueta. Empieza a cortar la distancia lentamente y cuando se encontraba a unos milímetros de besarlo, desvía un poco su trayectoria y termina por besar, sonoramente, la comisura de los labios de él.

―Algún día ―finaliza y se sienta al lado del chico, doblando la rodilla por debajo de ella―. Y si es que te lo ganas también. ―Se encoge de hombros, divertida y mira la chimenea por unos segundos. Un suspiro escapó de ella y volvió a mirar a Alexander, aburriéndose ya―. Bien, ¿qué cuentas de divertido, cariño? ¿Alguna otra ha caído en tus redes? ―le pregunta ella, mientras veía la bolsa de dulces que aún estaba en el suelo.

Decidida a tomarlos mientras espera respuesta, se estira por sobre el chico, murmurando cosas como: "No dejes que me caiga", "¡Cuidado, Alexander!". No se fue una gran odisea, pero si alguien la hubiese visto de esa forma, su fachada de chica 'nada en este mundo me interesa, pudranse todos' se habría ido a pique. Pero logró conseguirla y al verse con la bolsa en sus manos, se devuelve con una triunfante sonrisa en su rostro. Ya sentada decentemente, saca una de esas golosinas que a él le gustan tanto para llevarselas a la boca y hacer una mueca casi de inmediato.

―¿Cómo te agrada comer estas cosas? ―se queja y le pasa la bolsa, tratando de hacer pasar el estúpido dulce.

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