Insomnio {Libre}

Esa noche no lograba quedarme dormida. Mientras mis compañeras estaban dormidas, yo me agitaba en mi cama. Al cabo de un largo rato, me levanté, cogí una sudadera, me puse unas deportivas cualesquiera y salí al salón común mientras me metía la sudadera.

Me senté en el sofá y encendí el fuego de la chimenea. Alcé la mirada hacia un reloj que estaba sobre el hogar. La aguja pequeña apuntaba al dos, la grande al doce. "Las dos de la madrugada... Me meteré en un lío si me pilla alguien...", pensé sonriendo.

Una lechuza entró, dejándome una carta de mi abuela. Cambié de postura. Puse mis pies sobre el respaldo del sofá, dejando colgar mi cabeza a apenas unos centímetros del suelo.

Abrí la carta y comencé a leer.

"Bla, bla, bla... Todo va bien... Bla, bla, bla... Te visitaré en Navidad"

-Joder... -murmuré, dejando caer la carta y agarrándome al respaldo del sofá para no caerme al suelo.

Miré el fuego al revés.

-Asi que encuentro a alguien que no puede dormir jajaja; me pasa lo mismo.
Lydia perdon por no presentarme, soy Seamus Finnigan.
Asi que... esta es la Sala Comun de Gryffindor.... interesante y acogedora jeje.

Me siento a su lado y le pregunto como esta.

Miré hacia el lugar de dónde provenía la voz y sonreí. Cambié de postura y me senté sobre mis piernas cruzadas.

-Yo soy Lydia Halliwell... -dije ofreciéndole mi mano.

Miré al fuego durante largo rato.

-Así que... tú tampoco puedes dormir... -dije, sin dejar de mirar al fuego.

No, el insomnio puede contra mi jajaja, y... ahora que ??
Me quedo mirandola esperando la respuesta y al mismo tiempo pienso que seria genial tener una capa invisible para vagar por los corredores sin que nadie nos descubra, pero esa capa la tiene Harry y no creo que me la preste...

Me encogí de hombros acariciando mi estómago con la mano; me estaba comenzando a dar hambre.

-Tú no sé, pero yo voy a comer algo... -dije, levantándome y dirigiéndome hacia la salida de la sala común.

Buen provecho, yo no tengo hambre, no soy de comer mucho, ve tranquila...
Me quedo esperando bastante aburrido en la Sala Común... Si hubiera algo divertido para hacer, pero ni deberes tengo (no es que sea precisamente divertido).
Miro al fuego que repiquetea en la chimenea y pienso en cuanto podre conocer al trío mas famoso, Harry Potter, Hermione Granger y Ronald Weasley que no los vi en toda mi estadia en Howarts... que tramaran ?

Salí de la sala común.

Al cabo de largo rato entré, empujada por un profesor que estaba de guardia. Éste me dijo que no volviera a salir de la sala común con tono enfadado y yo asentí, divirtiéndome su actitud. El profesor suspiró y salió, cerrando tras él la puerta.

-Siento haber tardado... -dije, saltando desde detrás del sofá y dejándome caer sobre el asiento-. Es que me he distraído un poco en la biblioteca... -murmuré, sacando de debajo de mi sudadera un libro que cogí prestado de la sección prohibida.

Yo estaba roncando en el sillon (por fin me pude dormir !!!)
Ni bola a lo que decia Lydia, se me caia un hilito de baba de la boca abierta.
Me doy media vuelta y sigo roncando sonoramente.

Me encogí de hombros y abrí el libro, comenzando a leer. Al cabo de un rato me cansé de leer y cerré el libro. Miré a Seamus, sonriendo. Me acerqué a él, como si fuese a susurrarle algo al oído.

-Seamus, ¿te has dormido? -susurré. Sonreí al verlo darse la vuelta y roncar. Esto iba a ser muy divertido. Volví a acercar mis labios a su oído.

-¡¡FUEGOOOO!! -grité.

Si ya se que la chimenea tiene fuego... pero dejame dormir...- digo en un susurro.
Al poco tiempo vuelvo a roncar estrepitadamente.
ZZZ...

Bufé, disgustada por no salirme bien la broma. Bajé la mirada hacia el libro que traje de la biblioteca. Me levanté y lo escondí bajo el cojín del sofá; si alguien se enteraba de que había estado en la sección prohibida de la biblioteca me caería una buena.

Me agaché y cogí la carta de mi abuela, dirigiéndome a una mesa para contestarle. Trataría de convencerla de que no me visitara; se enteraría de muchas cosas que no le contaba en las cartas.

Terminé de escribir la carta y la guardé en el bolsillo de mi sudadera. Miré de nuevo hacia el dormilón y sonreí; otra broma se me estaba ocurriendo.

Miré hacia mi alrededor y vi un silbato sobre una estantería. Lo cogí y me acerqué a él con sigilo, tocando el silbato con fuerza cuando estuve lo suficientemente cerca. Esto sí que debería asustarlo.

Salto de la cama repentinamente
Levicorpus!-grito el hechizo.
Veo a Lydia colgada de un tobillo y sonrio.
Uhuu lero lero tome clases de Oclumancia y no me puedes esconder ninguna idea, ya sabia que me ibas a asustar con un silbato y te lei la mente jiji.
La miro muy divertido.

Fruncí el ceño, sacando de debajo de mi manta mi varita de cristal y mirándola furiosa.

-Bájame ahora mismo, o te arrepentirás... -murmuré, pronunciando las palabras con lentitud, mostrando mi ira.

No soportaba que me lanzaran hechizos, y mucho menos, que mis bromas no saliesen como yo quería. Eso era lo que más me enfurecía de todo.

La miro un rato.
Mmm lo haré solo porque eres mi amiga, pero no le temo a los hechizos... Liberacorpus!-grito el contrahechizo.

Mejor ? La miro un tanto extrañado por si forma de ser

Una vez en el suelo lo miré enfadada.

-¿Tu amiga? -pregunté, sentándome en el respaldo del sofá, como si estuviese en un banco cualquiera -. ¿Por qué dices que soy tu amiga?

No sabía por qué, después de haberle gastado un par de bromas con las que cualquiera se hubiera enfadado, quería ser amigo mío.