Por un maldito guisante [Sebastián][Libre]

Miré mi reloj mientras caminaba por el pasillo. Llegaba tarde a la cena y tenía hambre. Aceleré un poco el paso sin llegar a correr. Cuando me encontré al fin frente a las enormes puertas, ya solo quedaban fuera unos pocos rezagados como yo. Unas chicas de Gryffindor me miraron y se rieron, pero no pude saber por qué había sido.
Tomé sitio en la primera silla libre que encontré en la mesa de Slytherin y me dispuse a cenar. Tras servirme un poco de pollo en el plato, tomé la cuchara de la fuente de guisantes, pero al echarlos en el plato, uno de ellos cayó al suelo. Pese a que sabía que los elfos lo limpiarían después, no pude evitar coger mi servilleta y agacharme para recogerlo. Mientras estaba en el suelo, vi los pies de alguien que estaba ahora a mi lado y levanté la vista para saber quién era.

mire , como una chica de Slyterin se agachaba para coger un gisante ,era realmente graciosa ,asi que no pude contener una sonora carcajada. Señorita ,disculpeme por el comentario que voy a hacerle pero debo informarle que usted lleva la ropa al reves ,ademas de que su cabello se encuentra levemente esponjado ,y si usted no me cree acerquese al espejo mas proximo y lo vera por usted misma -dije en el tono mas caballeroso que podia dar.

Cuando oí lo que el chico decía, noté como el rubor teñía mis mejillas y, en un acto estúpido reflejo, me deslicé debajo de la mesa y, lo más rápido que pude, me alisé el pelo con las manos y le di la vuelta a mi túnica. Al salir atropelladamente, me golpeé la cabeza con el tablero de la mesa, haciéndome bastante daño.

Logré al fin ponerme en pie. Parecía que así todo, el chico había sido el único que se dio cuenta de mi alarde de torpeza. Dejé la servilleta hecha una bola sobre la mesa y me dirigí al chico. Con la mejor de mis sonrisas y aún un tanto ruborizada, le tendí mi mano y me presenté.

- Angelina Riddle, un placer. Por cierto, gracias por la información.

sonrei nuevamente ,la chica se habia arreglado en una rapidez ,totalmente increible .ademas habia pasado de la apariencia de una completa loca a una chica totalmente atractiva ,le di una mirada de arriba hacia bajo.Sinceramente te ves mas bonita asi ,-Comente .El placer es todo mio soy Luke Cole de Hufflepuff ,disfrutaste tu cena al parecer -bromee.

Un chico se sento al lado de elllos. Hey Luke, me siento contigo, ¿vale? esque en mi mesa hay demasiada conversacion sobre Quien-tu-sabes. Es un poco siniestro asi que, mejor me siento contigo. Oh, hola Dijo Grisco a la chica de Slytherin, le dio su brazo en vendas, encantado, soy Grisco Silence.

Hola Grisco ,como te va ,dije animadamente .No te preocupes amigo ,aqui estamos en una exelente compañia ,ademas no debes asustarte por quien tu sabes ,sinceramente creo que muy pronto el sera derrotado ,y el mundo magico ,estara tranquilo ,al fin .-dije en el tono serio que pocas veces usaba.Te cuento algo graciosO Grisc ,hace un momento me encontre con una especie de arbusto ambulante -dije bromeando .

Agradecí el comentario de Luke con una nueva sonrisa y ambos tomamos asiento. Al poco rato llegó otro chico, por su túnica adiviné que Ravenclaw, que tomó asiento con nosotros. Parecía ser que el tal Grisco y Luke ya se conocían. Saludé al nuevo estrechando su mano con cierto cuidado, pues la llevaba vendada.
- Encantada, yo soy Angelina -dirigiéndome a los dos, añadí- si queréis, podéis llamarme Angie. De hecho, casi lo prefiero.- sonreí de nuevo y por fin, me metí en la boca un poco de pollo.

bueno Angie ,espero disfrutes tu sopa de pollo , yo por el momento me conformare con un delicioso panecillo y un buen cafe ,pero hoy tomare un moka ,tengo que innovar mis conocimientos sobre el cafe respectan ,y Grisc ¿como sigue tu mano? ,despues de tan horrible hechizo -pregunte burlonamente.

Reí el comentario de Luke y luego, notando que se centraban en una conversación entre ellos, me separé un poco sin que se diesen cuenta para poder cenar tranquila. Parecía que entre los chicos se llevaban bien, pero aquella noche tenía el capricho de hablar con alguien de mi casa.

Estaba hambriento, no había comido durante todo el día, no tuve tiempo. Ya acaecía la noche, cuando me decidi a ir al gran comedor, tal vez habría algún aperitivo para comer. Rapidamente me puse en camino, y cuando llege pude observar como el comedor estaba abarrotado, solo quedaban unos pocos sitios libres en la mesa de Slytherin. Corrí para impedir que nadie me quitara mi sitio, y vi que una chica y dos chicos estaban entorno a la mesa en la que yo solía cenar, los mire fijamente, parecían muy simpáticos.
-Hola chicos, puedo sentarme?- pregunté sin esperar ninguna respuesta, me iba a sentar en mi sitio de todos modos. Al ver las alitas de pollo me volví loco, era la única comida que había visto en todo el día, y sin preguntar de quien eran las devoré sin que ninguno de los chicos pudiera saborearlas.
-¿Cómo es que un un chico de Hufflepuff y otro de Ravenclaw se sienten en la mesa de Slytherin- dije mientras los miraba directamente a los ojos. Si sería un Slytherin típico ese detalle me molestaría, pero no era el caso.

Mientras, me tomaba una taza de café caliente con una nube, se sentó aquel chico.
Cuando me preguntó, le dije. Bueno, no había mucho sitio en nuestras mesas, asi que hemos decidido comer aqui, ya que esta mesa está mas vacia.

Mientras estaba distraída, un Slytherin se acercó a nosotros y, sin darme tiempo a reaccionar se sentó a mi lado y devoró las alitas de pollo. Sin hacer caso de lo que el Ravenclaw decía, me volví sorprendida hacia él.
- Este... ¿Hola? Y yo que pensaba que yo tenía hambre... definitivamente, tú necesitabas esas alitas más que yo.- no pude evitar sonreír ante mi propio comentario. Entonces le tendí mi mano y una servilleta, pues tenía toda la cara pringada de salsa del pollo.- Soy Angelina Riddle, puedes llamarme Angie. Encantada de conocerte.- le sonreí de nuevo, lo cierto era que no el chico no me sonaba de nada.

Al parecer los sitios en sus respectivas mesas escaseaban, y ese día no me extrañaba, había demasiada gente en el gran comedor, era un verdadero agobio. Hacía muchisimo calor, asique me levanté para quitarme la túnica. Estaba enfrente mio aquella chica, anteriormente no la había mirado a la cara, aunque sabía que la había visto alguna vez en la sala común, me acercó una servilleta mientras me miraba reindose timidamente.
-Gracias querida- dije timidamente -Yo soy Sebástian pero me puedes llamar Seb- agregé, mi cara ebozaba una sonrisa comprometedora.

Me resultaron interesantes los modales teatralmente exagerados de Sebastián. Una dulce sonrisa se dibujó en mi boca. Le tendí la mano a modo de saludo, era una costumbre que tenía y me salía automáticamente el estrechar la mano de quien acababa de conocer.
- Y bien, ¿a qué curso vas? porque no me suena mucho tu cara, por lo que no debemos coincidir en clase.

Ella me preguntó a que curso iba -Voy a sexto- dije soltando una leve carcajada irónica. La joven chica me estrecho la mano, y parecía hacerla mucha gracia la situación, pero yo me acerque a ella y la di un beso en la mejilla, no pude evitar el sentir algo especial hacía ella, aunque acabara de conocerla.
-Por cierto hueles muy bien- la susurre en el oido, solo pretendía ser agradable con una chica tan guapa. -Llevas mucho en la escuela?- prengunté sin despegar mis ojos de sus ojos.

Sonreí con él para luego sonrojarme al oír sus palabras. Pensé rápido y respondí con voz suave.
- No, lo cierto es que solo llevo aquí unas semanas. Por cierto, tú tampoco hueles nada mal...- una risita divertida surgió en mi boca, pero el rubor continuaba enrojeciendo mis mejillas. Lo cierto es que me encontraba ante un muchacho atractivo y encantador. Si continuaba como hasta ahora aquella sería una agradable noche.

A veces la vida te sorprende, conoces a una persona agradable, y aquella era una de esas veces. Cada vez me sentía más a gusto con Angie, los dos teníamos además, cosas en común: eramos Slytherin, pareciamos algo tímidos y oliamos bien =) -Me alegra haber encontrado a alguien como tú, no eres arisca como los demás- dije mientras no paraba de comer, tenía un hambre atroz, aunque tal vez estaba dando un mal ejemplo de mi ante aquella bella chica.

Definitivamente, Seb me caía bien. No podía ocultar una radiante sonrisa mientras hablábamos, pues además no paraba de comer.
- Oh, gracias, si te soy sincera, tú también me pareces muy agradable.- lo cierto era que yo comenzaba a recordar el hambre que tenía al llegar, por lo que alcancé un trozo de empanada de carne y le di un bocado intentando no mancharme.- Seb, ¿Podrías contarme algo sobre ti? Quiero decir, sobre tu familia o tu vida... No sé, para conocerte mejor, ¿no?

Lo había conseguido! Había dado una buena impresión de mi, le parecía muy agradable, aunque no lo pareciera yo era tímido, y eso me hizo sonrojar aún más. Angie también parecía tener mucho hambre, cogío una empanada de carne y la pegó un gran bocado. Había notado que ella se había interesado en mi, y yo también en ella. Me preguntó acerca de mi, y no sabía que responder, en realidad tenía una vida algo aburrida. -Mi familia proviene de Francía, mi padre falleció cuando yo era pequeño y con 10 años entre en Drumstrang. Hasta que este año mi madre cambió de trabajo y tuve que venir a Hogwarst. Yo pensaba que iba a ser más dificil el cambio de escuela, porque allí tenía muchos amigos, pero ahora comprendo que merece la pena si puedo conocer personas como tú- dije buscando una mirada complice. -Me encanta leer y dibujar, si quieres algún día puedo hacer un retrato tuyo- agregé con una leve sonrisa. -Seguro que tú tienes una vida más interesante- quería saber algo de ella yo también.

Cada minuto que pasaba, descubría algo en lo que Seb y yo nos parecíamos. Con una sonrisa y sin apartarme de su mirada, le respondí.
- Bueno, lo cierto es que yo me he criado entre muggles. Fui adoptada por unas personas encantadoras que me trataron como a su propia hija, por lo que yo les considero mis padres. Hace poco, me enviaron la carta de Hogwarts, pues sin querer me aparecí en el parque desde mi casa. Al igual que tú, pensaba que el cambio me costaría más, pero lo estoy llevando bien.- hice una pausa para observar su expresión y continué.- También como tú, adoro leer y dibujar. Si tú me haces un retrato, yo podría hacerte otro a ti.- le guiñé un ojo antes de dar otro mordisco a mi empanada y beber un poco de zumo de calabaza.

Su historia al menos sonaba más apasionante que la mia. Yo la mire con atención mientras hablaba y, también teniamos las mismas aficiones, a los dos nos gustaba pintar. -A si que te adoptaron unas personas de pequeña- eso sonaba interesante -Y, conoces a tus verdaderos padres?- agregé, la historia me había intrigado mucho, aunque quizas quería saber demasiado. Cuando se dispuso a responder a mi pregunta, me acerque a ella, y la quite algunos restos de comida que tenía en labio, pasando suavemente mi mano por su cara, era aún más guapa de cerca. La tensión se podía cortar con un cuchillo y ella pareció ponerse un poco más nerviosa -Así estas más bella- dije mientras esperaba la respuesta a mi pregunta.

Definitivamente, aquel chico era todo un galán. Cuando pasó su mano por mis labios, el rubor acudió de nuevo a mis mejillas. Ni siquiera me molesté cuando preguntó por mis verdaderos padres. desde que estaba en el colegio, se me había ido haciendo más fácil hablar de ellos.
- Lo cierto es que no sé casi nada sobre ellos. Sospecho que ambos eran magos. Lo que sé con seguridad es que mi madre me fue a dar en adopción acompañada de mi abuelo y no quisieron saber nada más sobre mí. Tengo cierta intriga por cómo serán, pero no creo que conocerles me haga ningún bien.- estaba hablando un poco más seria, pero reí al fijarme en la nariz del chico.
Tanto ímpetu había puesto al comer que una gota de salsa había acabado en la punta de su nariz. Tomé una servilleta y, acercándome, le limpié con cuidado. Sonreí ampliamente.
- Te lo debía, ¿no crees?

En ansia de comer no paraba de crecer por mi parte y la suya. Hablarla de sus padres parecía ser un tema tabú para ella, poco sabía de ellos y parecía que no les había visto nunca en persona. Tanto estaba comiendo que llegé a mancharme la nariz. Ella repitiendo el gesto que hize antes, se acercó hacía mi y me limpió con una servilleta, me la debía. Nuestros rostros se acercaban cada vez más y más, el momento era muy pasional, y como todos los momentos pasionales deben tener un final feliz, por lo que sin pensar mucho en las consecuencias que esto pudiera tener, mi cuerpo se acercó a su cuerpo, mi rostro a su rostro, mis labios a sus labios, y el momento que tenía que llegar, llegó. Sin que ella se pudiera apartarme, la dí un pequeño beso en la boca que se convirtió en una eternidad, paradojas del destino, aquel momento no podía pagarse con dinero, pero como todo lo bueno acaba. Cuando aquel romántico momento toco a su fin, mantuve las distancias y ambos nos miramos directamente a los ojos, ahora había dos opciones: que entendiera mi beso o que saldría espantada, así que estaba esperando su respuesta.

Al acercarme yo, noté que la tensión entre ambos se hacía insoportable. Finalmente, él decidió romperla y se acercó a mi. Nunca me cansaría de recordar cómo aquella noche en el Gran Comedor, su labios y los míos se rozaron unos segundos que parecieron una eternidad y me hicieron sentir en una nube. Es increíble cómo dos personas que a penas se conocen pueden llegar a conectar de aquel modo. En ningún momento pensé en apartarme de él. De hecho, lo sentí cuando él se alejó, pero pronto comprendí que solo lo hacía para buscar una respuesta en mis ojos. Dicen que un gesto vale más que mil palabras, pues yo digo que un beso vale más que dos mil gestos; por lo que me incliné de nuevo hacia delante, sonriendo, y apoyando mi mano en su rodilla para no caerme, volví a juntar nuestros labios. Esta vez sucedió con más seguridad y deseé con todas mis fuerzas que no se acabase nunca. Recé para mis adentros por que él no se apartase, esperaba no haber malinterpretado el beso (aunque aquello era bastante difícil), pero en el fondo algo me decía que hacía lo correcto.

Al contrario de lo que yo pensaba, Angie no se enfando, me lanzó una mirada cómplice, vi como en sus bonitos ojos se reflejaba un brillo espicial. La vida es realmete extraña, nos habiamos conocido apenas hacía unos minutos, pero ambos sentiamos algo en uno por el otro. Tenía miedo a empezar una realación con una chica, en mi vida no había estado con ninguna, estaba indeciso y no sabía como responder ante aquella situación, pero dicen que el amor es la fuerza que mueve el universo y Angie era una verdadera estrella, lo tenía todo, era divertida, simpática y encima eramos Slytherins diferentes. Sin apenas tiempo a reaccionar ha nuestro primer beso ambos nos fundimos en otro aún mejor, ella tomó la iniciativa, esa vez si me sentía correspondido y seguro de mi mismo. El tiempo se detuvo, pero como todo lo bueno tiene su final, esperaba volver a besar esos dulces labios más veces. -Bueno, siento haberte besado, no lo haré más si tu no quieres- dije tembleroso, esperado que dijera todo lo contrario, que había sentido la misma química que yo, mientras seguiamos mirandonos mutuamente.