Viktor Barbossa echó a un lado las cabezas reducidas que impedían el paso a menores de edad, y abrió la puerta empujándola con sus mugrientas manos. Sus cojos andares delataron rápidamente su presencia entre todos los que allí disfrutaban de su agradable velada.
- ¿Qué tal, Rosmerta? -dijo en tono bastante alto, con su desagradable voz.
- Un poco peor desde que has aparecido por esa puerta, viejo -dijo con una sonrisa irónica- ¿Lo de siempre?
Viktor sonrió, dejando entrever sus amarillos y sarrosos dientes.
- No, hoy se me ha entojado algo de Whisky de Fuego. ¿Qué tal va todo por aquí, por Hogwarts?
- Bastante bien, aunque creo que la Directora Lea no está muy contenta con Harry Potter... -explicó Rosmerta mientras preparaba el Whisky de fuego y posteriormente se lo entregaba a Viktor, ya sentado en un taburete.
- Ese entrometido, que usa a los demás como escudo... menos mal que el Señor Tenebroso ha vuelto para poner las cosas en su lugar, un Ministerio inútil y un niño engreído, ¿que más puede pedir el mundo mágico? -refunfuñó Viktor, cortando la explicación de Rosmerta y posteriormente, bebiendo un trago de whisky.
- ¿Pero usted cree que... -Rosmerta tosió- ... ha vuelto?
- ¿Lo duda?, es el mayor mago que ha podido existir hasta ahora... -le contestó.
- Pero Dumbledore es mejor, es el único mago que el-que-usted-sabe teme...
- ¿Y dónde está el cobarde de Dumbledore ahora, querida Rosmerta? Ha huído...
La estancia se sumió en un silencio, Viktor Barbossa solía ir muchas veces a hablar con la gente de Las Tres Escobas de este tipo de temas, y ya todos estaban acostumbrados de que apoyara al Señor Oscuro.