Dando el paseo prometido [Sirius]

Hacia casi una semana le había dicho a Sirius que algún día tendríamos que salir a pasear por los jardines. Él había aceptado, pero con la condición de que fuera de día.
Por ello el día anterior le había mandado a Nacht, mi lechuza, para que le dejara un mensaje citándolo hoy al atardecer.

En esos momentos me encontraba apoyada contra la pared del castillo, concretamente a una cercana a la puerta de entrada, de manera que viera cuando Sirius llegaba.

Ayer había recibido a una lechuza en mi despacho. No tenía muy claro de si era propiedad del colegio o no, pero lo que si sabía era que el mensaje que llevaba era de Alexandra.
Le había respondido afirmativamente a su invitación, razón por la cual me dirigía ahora hacia el exterior del castillo.

Llevaba la ropa que acostumbraba a usar para dar clases, una camisa, esta vez gris, y un pantalón formal.

Llegué a la puerta de salida y bajé los escalones, mirando hacia ambos lados. En una pared estaba apoyada Alex.
Caminé hasta ella, sonriendo.

- Buenas tardes - la saludé, mientras la miraba detenidamente.

[ay, ay, ay, ese nuevo avatar me mata *0*.... xD]


Después de unos minutos de espera vi a Sirius salir por la puerta y cómo se acercaba a mi sonriendo, acción que imité.

- Hola - le devolví el saludo, percatándome de que me analizaba - ¿Qué pasa? - pregunté intrigada.

[jajaja xD, como me pediste una imagen a color... ]


Sonreí por su pregunta.

- Nada, estaba viendo qué tal te veías a la luz del sol - respondí divertido.

[es que si no David no se aprecia bien... jiji xDD]


Me sonrojé un poco por su respuesta, un poco incómoda.

- ¿Y qué tal? - pregunté dudosa, tomándomelo a broma - ¿Estoy aprobada?

- De sobra - contesté sonriendo - Te ves diferente pero bien.

- ¿Yo qué tal me veo? - pregunté más en broma que en serio.

- ¿Qué me ves de diferente? - pregunté intrigada. Luego sonreí.

- Y tú bien - respondí - Aprobado.

- Ah, bien, aprobado, ¿pero con qué nota? - pregunté con diversión.

- Y te ves diferente por los colores, que a la luz del sol se aprecian mejor - respondí - El color indefinido entre verde y azul de tus ojos se observa mucho mejor de día, al igual que el de tu pelo; se ve agradable al tacto cuando refleja los rayos de luz.

Parpadeé sorprendida.

- ¿Te has fijado en todo eso? - cuestioné asombrada, aunque lo cierto es que yo también me había dado cuenta, por ejemplo, de que de día los ojos de Sirius parecían más azules que grises.

Entonces pensé qué responderle a su pregunta.

- Pues... supongo que un sobresaliente - dije algo cohibida - Pero eso no es justo, porque tú a mi no me has puesto nota - añadí, sacándole infantilmente la lengua con reproche.

- "Y en muchas más cosas me fijo" - pensé para mí, mientras la miraba a los ojos esperando su respuesta.

Sonreí por su acción.

- Pues un sobresaliente es buena nota, sí - comenté - Así que te pondría la misma.

Negué con la cabeza, divertida.

- Qué cosas tienes... - murmuré, mientras me separaba de la pared.

- Bueno, quedamos en pasear ¿no? - le recordé, sonriendo - ¿Caminamos?

Asentí y comencé a andar, esperando que me siguiera.

- Veo que te gustan los paseos, ¿no? - comenté.

Le seguí, caminando a su lado.

- Sí, si que me gustan, sobre todo a la luz de la luna; por eso salgo a menudo por las noches- confesé, sonriendo - ¡pero no uses eso en mi contra ahora! - le pedí entre risas.

- ¿A ti no te gustan? - le pregunté.

Reí con ella.

- No, nunca lo haría - le dije - Por mi parte no tienes de qué preocuparte de si te encuentro por los pasillos a deshora, no soy de bajar puntos, prefiero darlos - sonreí.

- Y sí me gustan los paseos - respondí - Aunque, como comprenderás hacía tiempo que no daba uno... - añadí con algo de tristeza.

Lo vi entristecerse y le di un pequeño golpecito con el codo, sonriendo.

- No pienses en esas cosas ahora ¿vale? - le pedí - Quiero verte sonreír, piensa en el presente y en todos los paseos que te quedan por dar - le animé.

- A ver... ¿te gusta el Quidditch? - le pregunté, solo para cambiar de tema y que no pensara en el pasado.

Sonreí al ver cómo trataba de animarme y le pasé un brazo por los hombros con compañerismo.

- Vale - acepté - Y sí, me gusta el Quidditch, ¿A tí?

- También - respondí - ¿Pero jugarlo o verlo?

Mientras hablaba lo iba mirando a él a ratos, pues otros observaba el bonito paisaje que nos rodeaba. Era agradable pasear en compañía.

- Ambas, aunque prefiero jugarlo - respondí - Me gusta vivir en primera persona la emoción del momento.

Como seguía teniendo un brazo pasado por sus hombros cogí un mechón de su pelo y jugué con el distraídamente. Era tan suave como había supuesto.

Sonreí.

- Así que eres un hombre de acción ¿no? - le pregunté bromeando.

Había notado cómo Sirius jugaba con mi pelo, pero como no me molestaba, no le dije nada.

- Si - contesté riendo - Y porque no me has visto en mis años jóvenes, porque entonces si que era todo un rebelde.

Al encontrarme hablando de nuevo del pasado, hice una mueca.

- Lo siento, no puedo evitarlo... - me disculpé.

Luego de unos segundos meditando como cambiar de tema, le comenté:

- Por cierto, cuando te vi transformarte en águila no pude evitar preguntarme cuándo habrías conseguido tu forma animaga.

Sonreí al ver que lograba sobreponerse y cambiar él mismo de tema, le cogí la mano que estaba jugando con mi pelo para animarle.
Luego, reí un poco por su pregunta.

- Bueno, mi forma animaga la conseguí en tercer curso, pero no era un águila, si no un halcón - respondí divertida.

Me agradaba sentirme apoyado por Alex.

- Ah, ¿un halcón? - pregunté normal, pero, cuando me di cuenta de lo que aquello significaba exclamé: ¡Un momento! ¡Pero si las formas animagas no cambian!

Reí por su reacción.

- Ya, pero es que el águila no es mi forma animaga - expliqué, sonriendo - Lo que pasa es que soy metamorfomaga - confesé - Pero al principio sólo podía alterar mi forma humana, es decir, color, aspecto, etc... Ahora, con la práctica, puedo transformarme en lo que desee.

- Y por favor, no se lo cuentes a nadie - le pedí - Es una habilidad que prefiero reservar para mí.

Mi mandíbula cayó de la sopresa y me detuve, mirándola atentamente.

- ¡No me lo puedo creer! - exclamé - Hasta ahora sólo conocía a Tonks como metamorfomaga, pero, viéndola a ella, ¡nadie diría que tú eres una!

Había oído hablar de aquella joven por parte de los mortífagos, sobre todo por Bellatrix.

Alcé una ceja.

- ¿Y por qué no parezco metamorfomaga? - pregunté intrigada.