Por la tarde ( Libre)

- ¿Sabes a qué curso voy yo?

No parecía muy avispada, pero confiaba en que lo intuyera.

-Humm...-me llevé un dedo a la boca, pensativa, mientras lo observaba.

Diría que tiene diecisiete o dicieocho, así que...

-Séptimo.-afirmé totalmente segura.

La sonrisa que bailaba en mis labios se amplió.

- Así es... - dije, y alargando una mano hacia su pelo, se lo alboroté. Después me separé un poco, luciendo sorprendido. ¿Por qué razón había hecho eso? Tal vez la chiquilla me inspiraba algo de... ternura. Suspiré. Con los años me ablandaba con los más jóvenes.

Solté un jijiji mientras me colocaba bien el pelo otra vez y luego sonreí ampliamente.

-¿Veis? El golpe no fue nada. Aún sé contar hasta diez y calcular la edad de las personas.-luego solté otra risita.

Reí suavemente y negué con la cabeza.
Me resultaba simpática. Y esperaba que yo le agradara. Un poquito, al menos.

- Veo, si.

-Oh...-murmuré y me quedé mirándolo fijamente. No era observadora, pero su cara era casi como un libro abierto.-No pareces un chico asiduo a sonreír.-comenté, aún escudriñando sus rasgos faciales.

¿Intentaba leerme? Sin duda no se le daba mal, pero aún tenía mucho que aprender.

- Tienes mucha razón, hufflepuff - asentí con la cabeza, solemne.- Mi medimago me lo prohibió.

Y sonreí levemente ante mi propia broma.

Me eché a reír a carcajadas suaves, como era normal en mí.

-Pues no deberías hacerle caso. Sonreír alarga la vida y te hace más joven. Es como ser un vampiro pero sin...-dejé la frase en el aire, sintiendo una punzada en el pecho, y la sonrisa se me borró de los labios. Rodeé mis piernas con mis brazos y empecé a balancearme de delante hacia atrás.

Fruncí el entrecejo al máximo y me concentré en buscar en su mente la razón a su repentino mutismo.

- ¿Pero sin estar muerto? - quizá me equivocaba o quizás no, pero me arriesgué.- ¿Era eso lo que ibas a decir?

No había sacado nada más en claro, y eso me frustraba en demasía.

Me cerré en mí misma de tal manera que oí como un murmullo su voz.

-Sí, pero sin vivir para siempre.-dije en un susurro.

El boggart, el boggart... ¡El boggart! Empecé a temblar. Y me cayeron unas lágrimas por los ojos, pero no se me veían porque había escondido la cabeza entre los brazos.

¿Mencionaba a un boggart en su mente? Arqueé una ceja, preocupado.
Al estar escondido su rostro no podía ver que llorase, pero sí podía notarlo. Su cuerpo se convulsionaba levemente a causa de los sollozos.

No podía hacer otra cosa que... secar sus lágrimas con un truco.
Cerré mis ojos y me concentré en mi magia.

- Avis - murmuré.

Y un montón de lindos canarios revolotearon libres a nuestro alrededor.
No sabía si aquello funcionaría, pero por probar...

Oí el piar de unos pajaritos y levanté la cabeza, aún con las lágrimas cayendo por mis mejillas. Formé una sonrisa en mis labios pero aún con el miedo recorriendo mi cuerpo. Me llevé una mano al brazo en el que tenía aquella cicatriz... Vi a los pajaritos revolotear cerca de mí.

-Oh... Qué bonitos....-murmuré con una vocecilla.

Se me formó un enorme nudo en la garganta al verla llorar.
Carraspeé. Realmente me estaba ablandando.
Entonces la vi tocarse un brazo... y algo dentro de mí se removió.

- ¿Te duele? - le pregunté.

Lo miré a él y luego a mi brazo, y cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo, separé mis brazos rápidamente.

-No, no. No duele.-dije apresuradamente.

Pero dolió.

Hice una mueca y se lo señalé con la cabeza.

- ¿Me permitirías echarle un vistazo?

-¡No!-chillé tapándome el brazo, como si así no pudiera cogerlo. Pero no quería que viera la marca, no quería que leyera lo que decía...

Su actitud me sorprendió. No pensé que fuera a ponerse así.

- No me reiré, te lo prometo - dije despacio, tratando de calmarla.- Tal vez pueda... ayudarte. ¿Sabes? Una vez una linda chica me dijo que todo el mundo merecía ser ayudado, sin excepciones. ¿Me dejas que lo intente?

-No...-el labio inferior me tembló.-No me puedes ayudar... Esto está curado, ya sólo queda la cicatriz. No he pensado que te vayas a reír, si lo hicieras tampoco pasaba nada, pero esto es horrible...-dije con voz temblorosa.

Siempre hablaba de más.

- ¿Por favor? - medio supliqué.

Realmente quería ayudarla. Y era la primera vez que me pasaba.

Ahora me temblaban ambos labios.

-Sólo si luego me dejas darte un besito.-sabía que no le gustaría el trato, por ello lo había hecho.

Arqueé una ceja.

- ¿Y dónde sería, exactamente? - pregunté.- ¿Y qué ganarías con ello?

-En la mejilla, ¿Dónde pensabas?-quizá me iba poniendo menos nerviosa.-Gano un beso del chico de ojos violeta.

Esbocé una diminuta sonrisa.

- Trato hecho - respondí, alargando una mano para que me diera su brazo, bromeé.- Ahora enséñamelo, quejica.

Quería que se sintiera a gusto, que se abriera a mí...

(Qué mal ha sonado eso XD)

Alcé un brazo y con la otra mano me tapé la cara. Iba a ver mi marca, aquella que decía: ''LA MALDADnoEXISTE''. El ''no'' apretujado porque no cabía...

(OFF: ¡qué mal pensada! Bueno... la verdad es que sabía que sonaría de ése modo, ¡pero no pude evitar ponerlo! xDD)


Fruncí el ceño ante aquél... mensaje.

- ¿Puedo preguntar quién te lo hizo?