Cita a medianoche con lo desconocido (Matthew Riddle) [+18]

Devoraba sus labios con intensidad, mis embestidas volviéndose fuertes y ardientes, llegando una y otra vez hasta aquel punto que lo hacía delirar.

Era jodidamente excitante abrirme paso en aquella estrechez que se cerraba alrededor de mí. En otras ocasiones no me hubiera centrado en darle placer a mi acompañante, pero extrañamente quería que con él fuera diferente, así que llevé una de mis manos a su miembro y comencé a estimularlo al mismo ritmo de mis penetraciones, en una danza perfectamente coordinada.

Mis caderas golpeaban contra su cuerpo sin detenerse, mi boca recorría su cuello cuando la excitación no me cegaba. A veces le daba leves mordiscos que seguro le dejarían marca, mostrándoles al mundo lo que había ocurrido aquella noche.

Volví a atacar sus labios, saboreando su desacompasada respiración, entrelazando gemidos y jadeos.

Ambiente corrompido por el mejor de los pecados, la lujuria.
Embestidas que prometían el cielo, besos que llevaban al infierno…
La demencia de los placeres infinitos guiaba nuestros cuerpos al éxtasis.

Me abrazaba a él con una ímpetu que no utilicé con ningún otro, pues temía que todo fuera un sueño.
Para mí ése encuentro lo era todo y nada.
Era completamente consciente de que había alguna clase de conexión especial entre nosotros que nos unía. También de que aquella no sería la última vez que nos viéramos.

Podía sentir como su carne se enterraba en mí una y otra vez, en un ritmo que encontraba por demás delirante. Mis jadeos llenaban el ambiente, y mis gemidos se dejaban oír cuando el vampiro tocaba el punto divino.

Faltaba muy poco para venirme...

Mientras tanto, él me marcaba, demandaba mi boca cuando se le antojaba. Yo se la concedía, por supuesto. Encontraba la suya sumamente adictiva, como una droga que me estaba haciendo perder la cabeza; lo mismo que su cuerpo.

Cuando me di cuenta de que pronto alcanzaría el clímax, me incorporé y me abracé a él, besando y adorando cuanta piel se ponía al alcance de mis labios.

- Ya casi... - susurré en su oído, tras lo cual mordí levemente el lóbulo de su oreja. Él podía ser un vampiro de nombre y actos, pero yo lo era en cuestión sexo.

(OFF: LOL! Y todo del tirón, olé xDDD)

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