Nuevo curso en Hogwarts.

Otro año más que aguantar en Hogwarts...deseaba poder dar las clases ya y aprender nuevas cosas. Y todavía me quedaban dos años para poder terminar, debería ponerme a pensar ya qué quería ser cuando saliera de aquí...

El viaje en el andén había sido tranquilo, me senté en un vagón con un par de amigos y hablamos de todo y nada. Cuando la señora del carrito pasó por nuestra puerta compramos un montón de golosinas y nos hinchamos a tope cosa que nos pasó factura para cuando llegamos al Gran Comedor...no comimos nada y nos estábamos empezando a marear. Yo me fui pronto a la cama para ver si se me pasaba y dormí tranquilamente sin ninguna otra molestía rondando por mi cuerpo.

Al día siguiente me desperté temprano y con la cabeza dándome vueltas como si viniera de una borrachera, pero nada de eso. Me levanté, me quité el pijama y luego me puse el uniforme de forma desgarbada; no tenía ganas de arreglarme en aquellos momentos. Intenté arreglarme el pelo que estaba tan despeinado que parecía salido de darme un revolcón; lo intenté un par de veces sin éxito y al final me rendí, dejándolo como estaba. Luego se burlarían de mí, seguramente.

Salí de la Sala Común para dirigirme a la entrada, aún era pronto así que aproveché para salir allí y tomar el aire sin que nadie me molestara. Me senté a un lado en las escaleras donde había una chica también observando a los alumnos pasar de un lado a otro y yo hice lo mismo que ella, con expresión aburrida.

Podía sentir las miradas que me enviaba la chica que tenía al lado, pero no me inmuté por ello, seguía observando a la gente paseando, casi todos yendo al Gran Comedor para darse un buen festín por la mañana.

Llevaba ya rato parado cuando decidí mirarla por el rabillo del ojo y sonreí inconscientemente cuando cambió de postura dejando ver cosas que estaba ocultando en su anterior postura.

Giré la cabeza para mirarla directamente y vi ella también me miraba con una bonita sonrisa.

- Buenos días - dije cortésmente mientras le dedicaba una amable sonrisa.

Negué la cabeza ante su pregunta y desvié mi mirada hacia algún lado del paisaje.

- No - contesté -, anoche comí demasiadas golosinas y se me revolvió un poco el estómago...y creo que sigo igual. - Sonreí un poco y volví a mirarla -. ¿Y qué te trae por aquí a estas horas ahora que todo el mundo va al Gran Comedor?

Bajé la mirada un poco avergonzado. No podía negar que a veces podía llegar a ser tímido aunque no lo pareciera por mi aspecto de persona adulta.

Me quedé mirando mis pies mientras los movía, pensando en qué decirle a la bonita chica que tenía al lado.

- Mmm, ¿quieres...? - dudé unos segundos -. ¿Te apetece hacer algo de mientras? Ya que no tienes hambre...

Se acercó a mi y no pude evitar ponerme un poco más nervioso. En ese momento vi su insignia de Slytherin y la miré fijamente a los ojos. No me incomodaba demasiado que fuera de esa casa, no todos eran tan malos como decían.

- Ah, perdona...Soy Ethan Wright - dije tendiéndole la mano para estrechársela.

- Encantado también - dije casi en un susurro y solté su mano lentamente -. Jimenez, ¿eh? Ese apellido no es de por aquí.

- Oh - fue lo único que pude decir.

Me quedé un rato en silencio hasta que decidí levantarme de las escaleras. Me espolsé la ropa pero ¿para qué? Ya la tenía bastante mal y mal arreglada. Ya no sabía ni lo que hacía.

- Bueno - rodé los ojos y luego miré a Grace -. ¿Damos una vuelta? - pregunté.

Me quedé mirando a Grace mientras ella se levantaba y se colocaba la corta falda que llevaba. Desvié la mirada hacia su cara.

- No nos alejaremos mucho - dije -, por si nos entra hambre de repente.

Después me reí.

- Sí - le contesté y caminé hasta llegar a su lado y seguimos nuestro paseo.

- Y...¿en qué curso estás? - pregunté con curiosidad.

- Sexto - sonreí con vergüenza -. A veces me dicen que qué hago en ese curso si parezco mayor, pero creo que no me miran a la cara infantil que tengo.

Reí y metí las manos en los bolsillos del pantalón.

Me encogí de hombros.

- Normal que aparente más joven, soy menor que tú - bromeé y reí entre dientes.

Mientras seguíamos caminando me encontré con una pequeña piedra por el camino y le di una patada y la piedra voló un par de metros.