Lanzando un mensaje al viento...[Laia]

Decidí ir a la lechuzería, hacía mucho que no visitaba a mi lechuza Aerith, esto se debía a que no tenía a nadie a quien escribirle, puesto que ya me habían contado lo que hacía mi padre con las cartas que yo le mandaba, así que... para que perder el tiempo. Subía las escaleras dando saltitos y tarareando una cancion que yo misma me había inventado y que no tenía mucho sentido. Cuando llegué arriba del todo fui rápidamente a por mi lechuza, sin percatarme de que había alguien más allí

Estaba concentrada en jugar con Aerith cuando de repente escuché una risilla, me di la vuelta rápidamente, ya que me había asustado, y sin darme cuenta tropecé con algo que había en el suelo, cayendo encima de toda la paja, esa era otra de mis caracteristicas: la torpeza. DEsde allí pude ver a un chico, el cual no me sonaba. Me pusé roja como un tomate, ya que había hecho un poco el ridiculo. -Ho... hola.- Conseguí decir

Vi como el chico se reía y mi grado de vergüenza subió a un más. Cogí su mano con tímidez y escuché su pregunta, asentí con la cabeza notando como estaba roja como un tomate. -Sí, estoy bien.- Le dije una vez de pie sacudiendome la paja de la ropa. -Gra... gracias.- Dije aun con vergüenza

[OFF: Genial tu firma xP]

ON:

Sonreí al ayudarla a ponerse de pie, era extraño que la chica se sonrojara, al menos a mi punto de vista, seguro sería una chica timida, así que seguí sonriendo de la manera más amable que pude, sin mirarla a los ojos.

-No tienes nada que agradecer, pequeña niña roja... Mejor me dejare de apodos, ¿Cual es tu nombre?-Pregunte poniendo mi mano derecha sobre su cabeza, y sacudiendole con suavidad el cabello, tenía mucha paja.

Escuché lo que me dijo y esbocé una leve sonrisa, comencé a jugar con mis manos, en una actitud un poco infantil, algo caracteristico en mí. -ME llamo Laia.- Le dije sonriendo aún con timidez. -¿Y tu?.- Le devolví la pregunta

Sonreí al escuchar como se presentaba el chico. -El gusto es todo mío.- LE dije dedicandole una de mis mejores sonrisas. Posteriormente escuché lo que me dijo y negué con la cabeza mirandole. -Tranquilo, estoy bien, ya estoy acostumbrada.- Le dije divertida rascandome la cabeza levemente

Escuché la pregunta de Andrew y asentí con la cabeza levemente poniendome nuevamente roja. -Digamos que soy bastante torpe.- LE dije encogiendome de hombros. Posteriormente sonreí al ver como me ofrecía un caramelo y lo cogí, ya que me encantaban los dulces. -Muchas gracias.- Le dije sin dejar de sonreir

Escuché lo que me dijo el chico y sonreí de lado al mismo tiempo que asentía con la cabeza. -Sí, todos me lo dicen.- Dije encogiendome una vez más de hombros. -¿Le escribías a alguien?.- Pregunté recordando que estabamos en la lechuzería

Escuché la contestación del chico y sonreí, la verdad es que me daba un poco de envidia, ya que tenía a alguien a quien escribir. Posteriormente escuché su consejo y tengo que decir que me asustó bastante le miré a los ojos y asentí. -Lo sé.- Dije recordando todo lo que Roikan y Sirious me habían contado. -Aunque de momento a mi no me ha pasado nada.- Le dije encogiendome de hombros

Asentí con la cabeza al escuchar lo que me dijo. -Está bien, lo intentaté.- Le dije sonriendo al notar su mano en mi hombro. Posteriormente ladeé un poco la cabeza, ya que no me gustaba mucho que me tocasen el pelo, después le sonreí una vez más, ya que no quería que le molestase aquel gesto. Me di cuenta de que llevaba un brazo vendado. -¿Que te paso?.- Le pregunté señalandole el brazo lastimado

Escuché la respuesta del chico y sonreí aliviada, ya que por un momento pensé que le había pasado algo parecido a lo de Roikan y Sirious. Reí levemente ante su contestacion. -Yo tampoco soy una experta volando.- Le dije encogiendome de hombros con diversión

Reí levementa al notar sus palmaditas sobre mi hombro y rodé los ojos con diversion. Escuché su pregunta y tardé unos segundos en contestar, ya que me había quedado un poco entretenida jugando con Aerith. -Soy de Ravenclaw y voy a 5º.- Contesté mirandole. -¿Y tu?.- Le devolví la pregunta

Escuché lo que me dijo y solté una leve risilla, la verdad es que nunca le había visto por la sala. -¿Y eso por qué?.- Le pregunté respecto a lo de seguir estudiando