Dame otra cerveza... [Melinda]

No había sido una buena semana, se había perdido todas las clases de la última jornada, y había sido atrapado por Filch mientras estaba perdido, en realidad Filch no le agradaba, pues Edmond sentía que siempre le andaba buscando pelea, y de no ser una figura adulta y de cierta forma respetable por su trabajo... las cosas serían bastaaaante diferentes.

Por eso decidió ir a las tres escobas, le habían contado que era un sitio agradable y que la cerveza de mantequilla de allí era la mejor de todas, cuando estuvo en Durmstrang la había probado, sin embargo no le encontró mucho gusto, o mucho sentido a esto. Mas al entrar y tomar su primera cerveza, se dió cuenta de que no le mentían, en realidad la cerveza de las tres escobas era la mejor de todas. El lugar parecía bastante solitario, pues la nieve solía alejar a la gente. Se asomó por un intento de ventana y vio como el blanco manto bañaba todo alrededor, y los copos caían impasibles llenando el paisaje... embelleciéndolo, perfeccionándolo... las copas de los árboles estaban casi teñidas completamente de blanco, y cualquier cosa de otro color que no fuera blanco, resaltaría entre el blanco y hermoso manto de blanca nieve.

Las jarras pasaban y pasaban, y vaciaba una tras otra hasta comenzar a sentirse mareado, miró alrededor una vez más y ahora había solo un par de personas, sonrió alrededor y pidió una "última" cerveza antes de ir a pasear por allí, pues no le gustaba estar por mucho tiempo en el mismo sitio.. a menos que la compañía fuera agradable, y en este caso... estaba... solo.

Esa tarde no me apetecía hacer nada, así que decidí ir a las Tres Escobas a tomar algo, sus cervezas de mantequilla estaban deliciosas y también tenían comida bastante rica y lo mejor era que siempre que iba me encontraba algún alumno con quien charlar y pasar un buen rato.

Andaba por Hosmeade y iba pisando nieve, me encantaba el sonido que hacía cuando la pisabas y me encantaba hacer peleas de nieve, era algo que me entusiasmaba desde que era pequeña. De camino ví algún alumno paseando, lo que era extraño ya que Hosmeade casi siempre en esas fecas estaba lleno de alumnos paseando y jugando con la nieve.

Entré en el local, hacía bastante calor dentro por lo que me quité el abrigo, la bufanda y los guantes y los puse en una de las perchas, luego recorrí el local con la mirada, esta casi vacío había solamente un alumno sentado solo y bebiendo cerveza de mantequilla, así que sin pensármelo dos veces me acerqué a hablar con él y a presentarme, ya que no le conocía.

-Hola, ¿vas a Howarts verdad?.-Dije sentándome a su lado.-Lo digo por tu túmnica, pero no te había visto nunca, soy Melinda, Melinda Waterson.-Dije sonriéndole.

Después y me pedí una cerveza de mantequilla y comenzé a beberla al igual que estaba haciendo él.

Su mirada estaba fija en la ventana hasta que oyo y vio entrar a una joven de cabello dorado y hermoso, de apariencia fresca y sumamente amistosa, la miró fijamente por unos instantes, ella se había desecho de su abrigo, su bufanda y unos graciosos guantes sumamente tiernos y de apariencia cómoda y cálida, tras analizar de alto a bajo a la muchacha desvió la mirada, pues no quería ser descortés o ganarse una cachetada, volvió a mirar por la ventana hasta que notó que ella se acercaba hacia él.. acaso había notado que el la estaba mirando tan insistentemente?... esperaba que no...

La joven se sentó al lado de él y el la miró muy sorprendido, escuchó su pregunta y asintió pues este era su primer año en Hogwarts, Edmond estaba preparando en su mente una respuesta hasta que la sonrisa de la muchacha le cegó y le dejó un tanto paralizado, en esos momentos, era cuando su inconsciente hablaba por él y le hacía hablar de manera extraña.

- Bonjour... Oh si... yo... no soy de aquí.. digo, vengo de Durmstrang

Agregó respondiendo a su sonrisa con una media sonrisa, entre más cerca estaba la chica, más hermosa se veía, Edmond se emocionó en demasía la tenerla cerca, pues parecía una mujer agradable. Ambos tomaron al mismo tiempo sus jarras y bebieron un trago de cerveza, Edmond rió divertido y luego le preguntó, obviando lo mareado que estaba.

- Y tu?... has estado siempre aquí?... digo, en Hogwarts?... eres una leona, no?

Inquirió mostrando sumo interés en la respuesta de la muchacha

El chico era bastante apuesto, y siempre me gustaba conocer gente nueva, dijo que venía de Durmstrang, siempre había oído hablar mucho de ese colegio para magos, había oído hablar de Víctor Krum, un excelente jugador de quiditch y que participó en el torneo de los tres mago, ¿él le conocería? yo siempre he sido muy admiradora del quiditch, de verlo, no de jugarlo.

Me quedé mirando al chico yn momento mientras bebía, me di cuenta entonces de que no me había dicho su nombre, pero decidí beber un sorbo más antes de preguntárselo.Cuando acabó de beber miró al chico de nuevo, le encantó el cabello oscuro del chico que encajaba perfectamente con el bonito color de sus ojos. Él me preguntó sobre mi estancia en Howarts y reconoció que iba a Gryffindor, ahí es cuando me fijé en el escudo de su capa, era un Ravenclaw, ''La casa de los inteligentes'' Pensé yo en seguida, pero era una casa donde la mayoría eran muy amables y a los que siempre se les podía pedir ayuda con la tarea que mandaban en clase.

-Yo he estudiado aquí desde siempre, está muy bien, el colegio es grande, siempre hay sitios nuevos por descubrir.-Dije mirándole amablemente.-Y si, soy una Gryffindor ¿tan fácil se me reconoce?-Dije riendo.-Y tu por lo que veo eres un Ravenclaw, ¿verdad?-Dije mirando de nuevo es escudo azul de su capa.

Sonrió ampliamente a la muchacha, pues sintió comomo que con su sonrisa podría provocar que ella sonriera, y su sonrisa, le hipnotizaba. Escucho cada una de sus palabras luego de dar su sorbo al jarrón y ladearse de tal manera que quedaba casi de frente a ella, la cercanía era agradable y su aroma era perceptible, era dulce y ameno, tal y como la precensia de la leoncita que ante el se plantaba como una posible futura amistad.

- Pues si.. me he dado cuenta de que el colegio es enorme, y está tan lleno de gente... imagínate que aún no sé como llegar a todos los salones donde tengo clase

Agregó riendo para mirar a la muchacha fijamente, podría pasar así por mucho rato, pues su aspecto era agradable, no, más que eso, mucho más que eso... tomó el jarrón y le dio otro sorbo antes de seguir contestando, para posteriormente mirar su propia túnica y llevar su mano al cuello de la túnica de ella, pasando su dedo pulgar por el color rojo y sonreírle

- Claro que es predecible... andas toda vestida de rojo, y yo, todo vestido de azul

Dijo divertido para luego quitar su mano, pues a veces el alcohol le daba valor para hacer muchas cosas, pero algo de sentido común le quedaba, el suficiente como para mostrarse caballeroso y cortés con ella.

Por cierto, mi nombre es Edmond.. Edmond Dantés

Agregó ofreciéndole su mano, dejándola estirada para esperar saber el nombre de ella

Ese chico me estaba paraceiendo muy agradable, y le encantaba su sonrisa, era divertida y me hacía sonreir también, aunque había pocas cosas que no me hicieran soreir, era mi forma de expresar mi alegía y compartirla con todo el mundo. Me habló sobre el colegio y la gran cantidad de alumnos que estudiaban allí, y también añadió que no sabía donde estaban muchas de sus clases y como yo conocía bastante bien el colegio en seguida pensé en que me encantaría enseñárselas.

-La verdad es que hay muchos alumnos, y por eso me extraña que no haya nadie aquí, eso siempre está lleno, supongo que es mejor así, hay más tranquilidad.-Dije mirando a nuestro alrededor, la verdad es que ahora había menos gente que incluso cuando entré.-Sabes, si quieres yo puedo enseñarte las clases que no conozcas, conozco bastante bien el colegio, por cierto, ¿a qué curso vas?

Luego él se quedó mirándome y yo le miré a él y no puede evitar sonrojarme levemente, se miró su túnica y yo la miré también, iba vestido de azul y negro, era todo un Ravenclaw, luego tocó la parte roja de mi túnica en la zona del cuello y sonrió, yo también sonreí, iba toda vestida de rojo y negro, ers toda una Gryffindor.

-Eso es porque somos fieles a nuestras casas.-Dije poniéndo una mano en mi pecho como si estuviera diciendo algo muy profundo.

Luego dijo su nombre, el chico se llamaba Edmond, un nombre muy bonito, le pegaba mucho, pensé yo, luego me ogreció la mano y yo la estreché con gusto.

-Encantada Edmond, yo soy Melinda, pero puedes llamarme Mel, es más corto.-Dije con otra sonrisa, no se por que pero tenía la sensación de que ya había dicho mi nombre.. Pero bueno, la verdad es que me daba un poco igual, estaba contenta por haberle conocido.

Su proposición le resultaba sumamente cómoda, provenía de una mujer sumamente hermosa que se ofrecía a acompañarle y enseñarle todos los recovecos de aquel enooorme castillo de belleza incomparable, estará bien el recorrer un castillo sumamente bello al lado de una mujer sumamente hermosa?... bueno, en realidad no lo sabía, pero era una propuesta que no iba a rechazar, sonrió al verle sonrojada, pues se veía más bella aún.. eso debía ser un pecado, o algo por el estilo.

- Claro, sería genial poder recorrer y conocer el castillo contigo, Mel.. y sí... realmente somos fieles...

Agregó mirándole fijamente a los ojos con una mirada menos inocente y más seductora, acortando la frase donde justo debía y quería hacerlo, para pedir otra ronda de cerveza para ambos y mirarle sonriendo de costado, una vez estrechó su mano, Edmond se agachó levemente y depositó un suave y tierno beso en el delicado y aterciopelado dorso de dicha extremidad, su tacto era suave y delicioso... se irguió y volvió a ella, mirándole y sonriéndole

- El gusto es mío Mel... definitivamente

Dijo sin soltar su mano por unos instantes para luego mirar ambas manos juntas, mirarla a ella y con un leve sonrojo, soltar la mano de la muchacha

- Y... qué te trajo a este sitio?

Sería divertido recorrer el castillo con él, un chico muy guapo e irresistiblemente amable y caballeroso y enseñarle las aulas, y todavía sería mejor si él y yo compartíamos alguna clase, pero él todavía no me había dicho el curso al que iba.

-Genial, cuando volvamos te hago una guía, por cierto, yo voy a sexto, ¿y tu?

Me miró seductoramente, y em hizo estremecer, me gustó pero no estaba muy acostrumbrada a eso. Luego estrechó mi mano y después le dió un suave beso, sus labios eran suaves y cálidos... Luego se incorporó y me miró, me sonrió y me dijo que el gusto era suyo.

-Sabes, creo que tu y yo vamos a ser muy muy buenos amigos.-Dije mirándole, luego me dí cuenta de que todavía tenía mi mano cogida, y me hizo sonrojar un poco de nuevo, luego soltó mi mano y me preguntó qué me llevó hasta allí.

-Necesitaba despejarme un poco y decidí venir, y como esto siempre está lleno de gente di por hecho que me encontraría con alguien agradable con quien hablar, y así fue.-Dije mirándole para que supiera que me referia a él.-¿Y a ti qué te ha traido aquí?

Notó cada uno de sus gestos y el cálido tacto de su mano con la de él le hizo sentir algo que nunca antes había sentido, pues la mayor parte de su vida la había pasado en una escuela a la cual solamente iban hombres

- Bueno, yo voy en mi ultimo curso, pero perdí dos años... por unos problemas allá en Durmstrang

Contestó sinceramente mientras miraba la mano de la muchacha algo pensativo, algo entusiasmado ante la idea de lo que había sucedido y como un niño que experimentó algo nuevo, que desea volver a sentir, lentamente llevó su mano a la mano de ella, posándola sobre esta mientras sus ojos se clavaban en los de ella con una mirada amable y una media sornisa en sus labios... escuchó su comentario sobre lo de ser muy buenos amigos... al instante en la mente de Edmond pasaron muchas cosas, como por ejemplo, que quizá podrían ir más allá de eso... pero no sabía como plasmarlo en un comentario, por lo cual asintió pesadamente para luego escuchar lo ultimo que ella dijo, su sinceridad y su sencillez eran tan enternecedoras que Edmond no evitó sonrojarse levemente, a parte, el calor de ambas manos juntas le hacía sentir genial.

- Si te dijera que vine acá por ti, no me creerías... en realidad me habían dicho que este lugar era muy agradable... pero no lo era tanto.. hasta ahora

Agregó mientras le miraba acarameladamente

Me había decepcionado que fuera a un curso mayor que el mío, yo ya me había imagnado con él en clase y haciendo juntos lod deberes y cosas así, pero bueno, así me podía ayudar él a mi, y como las clases eran las mismas para todos los cursos no tendría problema al enseñárselas.

-Es una pena, a mi me hacía ilusión ir a tu mismo curso.-Dije sonriendo.-Pero no pasa nada, podemos vernos después de las clases.

Notaba como la mirada del chico estaba posada en mi, y no pude evitar mirarle yo a él, cuando mi mirada se cruzó con la suya, fue muy extraño, era como si la gente que había en el local ya no estuviera y solo estuvieran sus preciosos ojos y los mios, no sabía muy bien por que era, quizá es por la cerveza, pensé, pero cuando volvió a posar sus manos sobre las mías sentí un calor que me resultó tierno y muy agradable, luego le miré de nuevo, media sonrisa se formó en su cara, tenía que admitir que estaba totamente irresistible... En segida pensó en lo que acababa de decir, muy buenos amigos, si claro, eso puede ser, pero quien sabe quizá con el tiempo... Cuando volvió de sus pensamientos le miró y estaba ligeramente sonrojado, no pude evitar soltar una sonrisa.

-Aquí siempre vas a encontrar gente con la que pasar el rato, pero yo es la primera vez que encuentro a alguien como tu, y es muy agradable.-Dijo mientras sentía el calor de las manos de Edmond.-Sabes, a tu también estás muy bien cuando te sonrojas.

Lamentablemente no eran del mismo curso, era menor que él... bueno, sería difícil encontrar a alguien de su edad, dadas las circunstnacias en las cuales había llegado a Hogwarts, en especial la edad que ya tenía al entrar a este útlimo año, la decepción de la muchacha parecía tan real que Edmond se emocionó en demasía ante la idea de encontrarse después de clases... no tenía nada que perder... por el contrario, tneía mucho que ganar

- Claro.. me encantaría... para serte sincero.. solo se me da bien pociones y DCAO, en lo demás, soy un asco

Agregó para luego reír divertido sin dejar de notar el detalle que su mano no había salido de abajo de la suya, la muchacha era hermosa... Mel era preciosa, sus ojos, su sonrisa... su timidez, en realidad era un conjunto de cosas maravillosas, en una mujer preciosa, Edmond sonrió completamente y respiró pesadamente, como quien se relaja de una manera amplia, tras ver la sonrisa de su compañera, escuchó su comentario sobre la compañía y comprendió al instante que su impacto sobre la chica era algo un poco más profundo que solamente le llamara la atención, la alegría iba en aumento, por la emoción y como un reflejo, contrajo su mano, encajando esta perfectamente entre los dedos de ella, cada uno de sus dedos en cada uno de los dedos de Mel, entrelazados, perfectamente como novios, Edmond se sintió más extraño aún y se trató de contener, volviendo su vista a la jarra y tomando otro sorbo de la nueva cerveza

- Estaría mal si te dijera que adoro tu sonrisa?

Preguntó aún apegado a la jarra

Lo pensé mejor, tal vez no era tan malo que fuera a un curso mayor, se dice que las relacciones se estropean si se pasa demasiado tiempo juntos, aunque nunca había estado muy segura de eso. Pero bueno, nos veríamos despúes de las clases, en las comidas y podríamos volver a Las Tres Escobas a tomar algo.

-Sabes, a mi pociones se me da fatal, ya me puedes ayudar en algo.-Dije sonriendo.-Sabes alguna vez podemos volver a venir aquí a tomar algo, y así verás como no es normal que esto esté tranquilo.

Sonreía, era veredad que lo más seguro que las próxima vez que volviéramos estaría llemo de gente y ya no podríamos estar tan tranquilos como ahora... Pero sería una tarde agradable si estaba con él. Suspiré sin poderlo evitar, él era un chico guspísimo y estaba con él, a su lado y con mis manos entre las suyas, ojalá fuéramos allí más a menudo, me lo estaba pasando estupendamente con él y las cervezas de mantequilla estaban deliciosas. Luego él entrelazó sus dedos ente los míos lo que hizo que definitivamente dejara de tener frío. Luego ví como bebió de su cerveza de mantequilla y yo hice lo mismo, luego volví a mirarle, él era guapísimo, me encantaban sus ojos, su pelo le dba un toque tan... No sabía como explicarlo, pero era como si todo en sí le encajara perfectamente.

-Gracias... A mi me encanta el contraste de tu pelo con tus ojos... Te hace muy... Te queda muy bien...-Dije tímidamente, luego miré que no soltaba su cerveza de mantequilla.-Veo que te ha gustado la cerveza de mantequilla... Te aconsejo que no bebas muchas o si no mañana te dolerá mucho la cabeza, a mi me pasó la primera vez que las probé.-Dije sonriendo.

Todo lo que ella le hacía sentir con solo el tocar su mano le llevaba a pensar el infierno que sería el no estar en clases con ella... incluso en su mente había pasado el sueño infantil de sentarse juntos tomados de la mano... su mente estaba llendo mucho más allá de lo que cualquier persona proyectaría con una conocida... o quizá una amiga... sin embargo, tras haberla conocido, el no concebía una vida sin esa sonrisa, si ese cabello castaño claro y sin esos ojos brillantes e inocentes.

- Claro... podremos estudiar juntos sobre pociones, y definitivamente me tienes que traer aquí uno de esos días en los que está atestado de gente

Luego notó como la mirada de ella se clavaba en el, le miraba como analizándole y como recorriendo cada una de sus características con su mente... a Edmond le entraron los nervios inmediatamente, luego escuchó sus comentarios y comenzó a enrojecer, soltando su jarra de cerveza para luego mirarle y sonreírle ampliamente... de veras ella era hermosa y tierna... Mel no tenía nada que envidiarle a nadie.

- Creo que ya estoy hasta un poco mareado por culpa de esta cerveza

Agregó riendo mientras miraba a la muchacha y levantaba su mano, para ponerla a la altura de ambos, las dos manos tenían los dedos entrelazados, por sobre la mano se fijó en los ojos de ella y miró la mano de Melinda, que apuntaba a el rostro de él.. de la misma forma que la mano de él apuntaba al rostro de Melinda... Edmond se acercó lentamente a la mano de Mel y le dio un leve besito... si, era algo extremadamente simbólico, pero para el los simbolismos eran una excelente forma de decir lo que sentía en el momento,.. lo que necesitaba y lo que quería expresar.

Ahora estaba segura de lo largas qu se le iban a hacer las clases sin él, para mí él ya era mucho más que un conocido, y eso que habíamos pasado muy poco tiempo juntos, pero estaba contenta a su lado y me sentía bien. Cerré los ojos un momento, podía ver claramente su imagen en mi mente, su pelo, sus ojos, sus mejillas ligeramente sonrojadas, su sonrisa... Así podría aguantar sin estar cerca suya.

-Si, pero verás que es mucho mejor venir en días sin gente, así podemos estar juntos y solos, si hay mucha gente lo más seguro es que alguien se siente con nosotro y no podremos estar así de bien...-Dije mirando de nuevo sus preciosos ojos.

Él enrojeció de nuevo, y yo no pude evitar sonreir, le sentaba tan bien ese color en las mejillas... Si era totalmente irresistible con los colores normales sonrojado era practicamente perfecto. Edmond era amable, cariñoso, tierno, muy guapo... No sabía que hubiera pasado si no lo hubiera conocido pero ahora ya no me imaginaba sin él.

-¿Llevas muchas bebidas? Si quieres nos vamos a dar una vuelta o al castillo, no quiero que mañana estés malito.-Dije acariciándole el pelo como si fuera un niño pequeño.

Luego levantó nuestras manos y besó la mía, sus labios eran suaves y sentí un cosquilleo en el estómago. Me acerqué un poco a él y posé mis labios sobre su mejilla, que estaba calentita debido a ue él todavía seguía algo sonrojado y muy suave, luego me separé de él y sonreí con timidez, había sido como un acto reflejo que no había podido controlar y ahora no sabía que hacer ni que decir...

Ella cerró los ojos un instante y me sentí por un momento fuera de lugar, pero una vez los abrió y me dijo que ella prefería estar así... sola conmigo, sin que nadie nos interrumpiera, sentí como un profundo y extenso calor me invadiera y llenara todo mi cuerpo... era tan nuevo y fantástico todo esto que sentía con ella... luego acarició mi cabello y me consintió cual niño pequeño al escuchar mi confesión de la gran cantidad de cerveza que había consumido... si ella supiera en realidad cuantas fueron, creo que saldría corriendo de aquí y de pasada me daría una cachetadota... pero por el contrario, solo me mimaba... oh dios! Melinda es tan hermosa... su piel.. su rostro.. su tacto... incluso su cuerpo... todo en ella es deseable, dulce y precioso.

- Solo quiero estar en un sitio donde pueda estar contigo, Melinda... el resto realmente no importa

Dije como un susurro luego de sentir su beso en mi mejilla, ante el cual enrojecí tremendamente... sus labios.. sus labios se sentían tal cual lo imaginé....no, eran mucho mejores... pero... serán tan dulces como los sentí en mi mejilla?... en ese instante, unos deseos incontrolables de besarla se pasaron por mi mente... será el alcohol?... lo dudo... es en realidad ella con su tentadora presencia y con su sonrisa... oh dios, esa sonrisa que me hipnotiza... tras aquel beso alejó su rostro del mío y el sonrojo de sus mejillas fue hermoso... como una luz verde para acercarme y estar junto a ella... su sonrisa me hipnotizo como solo esta sabe hacerlo y me acerqué a su rostro sin decir nada... pues aun tenia nuestras manos entre nosotros y ya estabamos lo bastante cerca... llegué a aquel punto en el cual el roce entre los labios de dos personas es irresistible, allí y solo allí, susurré con tono apasionado.

- Estaría mal si pruebo tus labios?

Las palabras que susurraba me hacían sentir como en las nubes, nadie me habí dicho nunca esas cosas y cuando él las decía sentía como un monón de mariposas le revoloteaban en mi estómago, era una sensación agradable y que sentía cada vez que se acercaba a mi. Tras separarme de él por el beso en la mejilla le miré, estaba tremendamente rojo y totalmente irresistible, le sentaba tan bien ese color en las mejillas, le hacía que sus labios resaltaran por encima de sus ojos, y eso ya era de por sí bastante difícil. Me planteé que debería pensar él en ese momento, puede que no le hubiera agradado, lo que me asustó un poco, nunca me dejaba llevar por mis impulsos pero esa vez no me había podido resistir, y lo volvería a hacer, había sentido como si el calor de sus mejillas me recorriera todo el cuerpo, y si eso era besar su mejilla, ¿cómo sería besar sus labios?

-Seguramente sería lo mejor que hay...-Dije tan bajo que él seguramente no me entendiera, era parte de mis pensamientos pero lo había dicho en alto, más bien lo había susurrado en forma de confirmación para sí misma.

Luego él se me acercó silenciosamente, con nuestras manos todavía entre nosotros y cada vez más cerca. Mi respiración se aceleró levemente, a lo mejor si le había parecido bien el beso en la mejilla... A lo mejor podía besar los labios de aquel chico, el chico que la traía loca desde que le había visto solo en aquel local. Se paró cuando nuestros labios a penas se rozaban, ¿por qué se detenía? De repente preguntó si estaría mal si probaba mis labios, y yo solo tenía una cosa en mente.

-Tienes todo el permiso del mundo.-Dije con una sonrisa traviesa.

Solo necesitaba su autorización.. bueno.. en realidad estaba seguro de que aunque si ella no me la diera no habría resistido a la tentación... como un yugo lento y pesado me cerní sobre esos labios rojos y delicados... posandome en ellos y habitandolos por un instante... un instante?.. noo.. una vida... disfruté de ese cálido, abrasador y delicioso beso por más de uno.. dos, quizá tres minutos... mis manos tomaron las suyas y la ternura de la imagen y el momento me transportaron a esa tierra lejana donde estabamos solos los dos... donde eramos uno solo... hasta me llevo a fantasear con todos esos encuentros después de clase que seguramente tendríamos y que serían sumamente diferentes tras esto... tras este beso... este beso enternecedor.. este beso cariñoso.

Me separé un segundo de sus labios para tomar aire... pero no aguanté mucho tiempo sin sus labios pegados a los mios, por ende volví a ella como aquel criminal que reincide por puro gusto... tomé una de sus manos y la posé sobre mi pecho para luego envolver su espalda con una de mis manos y con la otra su cintura... posé su otra mano en mi cuello y disfruté del momento... era fantástica.. deliciosa... su roce.. su sabor... era algo sumamente nuevo y fantástico... y de ahora en adelante, no podría vivir sin ello.

- Maravilloso

Dije una vez la sinfonía de infinitas sensaciones acabó contra mi voluntad y tal vez la suya, volvi al sitio donde estabamos, volvi a las 3 escobas y a nuestras jarras de cerveza... pero algo era diferente.. aún me sentía en los brazos de mi trasnporte... de ese alado y angelical transporte que me había llevado al cielo

La espera en que sus labios de juntaron con los mios se me hizo eterna, pero cuando los juntó con los míos sentía su suavidad, su calor, su sabor, su dulzura... El tiempo era como si fuera a cámara rápida, no sabía cuanto tiempo llevaba probando sus labios hasta que noté que me faltaba el aire, ¿por qué una tontería como que me faltara el aire iba a estropear auqel momento tan perfecto? No, no iba a separame de él hasta que a él le faltara el aire. Cerré los ojos y así disfrutaría más de ese beso con ese chico, que aunque le acababa de conocer, sabía que después de eso ya no podría vivir sin él ni sin poder volver a probrar sus labios... Me empezé a imaginarnos juntos, en el lago, en la sala común, en las tres escobas tomando algo, era tan reconfortante pensar que podría estar así más veces con él...

Él se separó de mi para coger aire, yo llené bien mis pulmones que debían de estar vacíos del todo, y sentí ganas de besarle de nuevo, de volver a sentir esa sensación de mariposas en el estómago que siento con solo que me toque la mano y que al besarle se multiplicaba. Puso mi mano sobre su pecho y la otra en su cuello y rodeó con una de sus manos mi cintura y la otra la puso en mi espalda y me besó de nuevo. Le agarré de la camiseta para acercarle más a mi, cuando le sentí tan cerca era como estar en las nubes... Con la otra mano comenzé a jugar con su pelo mientras disfrutaba del sabor de sus dulzes labios.

-Increible.-Susurré a la vez que él decía maravilloso.

El beso había acabado, yo no estaba contenta por eso, y me dió la sensación de que él tampoco. De repente volví a la realidad, estábamos en las tres escobas, con los vasos de cerveza de mantequilla vacíos, y apollé mi cabeza en su pecho deseando que aquello no terminara nunca.

- Quédate aquí conmigo?

Pregunté algo melosamente, una vez sentí su cabeza en mi pecho, acariciando uno de sus brazos, recorriéndolo con mi mano en una suave caricia ante la necesidad de sentir su piel... realmente era fantástica... juntar mis labios con los suyos fue lo unico que necesité para comprender muchas cosas... por dios que dichoso me sentía!... Mel era dulce, tierna y fantástica... sus labios sabían caramelo y seguramente su piel sabría mejor.. su piel?... en qué estaba pensando?... tomé la jarra de cerveza y la vi vacía... la de "mi chica" también lo estaba... pensé en ordenar una más, pero al cerrar los ojos comprendí lo mareado que estaba... solo speraba que ella no lo estuviera tanto, osea... no al menos como para recordar mi nombre... para recordar este momento... pues quería que al igual que para mí... no saliera de su mente nunca. Esta sensación del calor de su respiración contra mi pecho era fantástica, cálida, deliciosa, Melinda era así... era muchas cosas en una sola persona... muchas cosas

- Eres un ángel?

Pregunté mientras perdía los dedos de una de mis manos en su cabello, en una caricia larga y suave por su larga cabellera de color claro, con mi otra mano tomé su menton con suavidad y lo subí a la altura de mi rostro... le miré a los ojos y pues la emoción era tal que sentía como que el corazón se me disparaba, sentí su respiración pegando contra mi rostro, senti sus ojos en los mios y senti su aroma... senti el dulce aroma de sus labios y sin poder hacer nada que no fuera caer, me apoderé de ellos una vez más.. con la suavidad y ternura que ella ameritaba... podría, quería vivir en esos labios para siempre, no despegarme de ellos ni por un instante, ni tampoco de Mel... de esa fantástica criatura que me estaba enseñando lo que era el paraíso

-Me quedaría aquí siempre si estoy contigo.-Dije todavía con la cabeza en su torso.

Oía los latidos de su corazón acompasados con su respiración, era muy relajante. Acarició mi brazo, por un momento me estemecí al notar el contacto de su cálida mano con mi fría piel, pero sentirle en contacto conmigo me hacía senti como en las nubes... Ese beso me había abierto los ojos, tenía verdadera suerte de tener a un chico así a mi lado en ese momento, guapo, amable, tierno... Sus labios eran deliciosos y sentirlos era la mejor sensación de todas... Él cogió su jarra de cerveza, estaba vacía, la mía también, me dolía levemente la cabeza, había bebeido mucho, ¿cuánto habría bebeido él? Es cierto que llevaba ahí más tiempo que yo y que al venir ya había estado un rato... ¿Y si solo se fifó en mi por el efecto de las cervezas? ¿Y si mañana ya no se acordaba de quien era? ¿Y si mañana yo no me acordaba de él? No, no sería capaz de olvidarle, a él no, era demasiado guapo, demasiado tierno, demasiado amable, no podría olvidarle ni aunque quisiera.

-No soy un angel, pero sabes, me siento en el cielo cuando estoy contigo.-Dije bastante mareada.

Él acariciaba mi pelo, yo me acurruqué en su pecho y cerré los ojos disfrutando de su aroma. Luego llevó mi cara frente a la suya y nos quedamos mirando a los ojos, como me gustaban esos ojos. Le sentí respirar tan cerca de mi que tuve ganas de besarle de nuevo, pero él se me adelantó. El sabor de sus labios era mejor a como lo recordaba la vez anterior deseaba poder probar ese sabor siempre, poder sentir la calidez de estar a su lado, poder sentirle a él cerca de mi.

- Eres tierna... Mel.. me encantas... pero..quizá deberíamos volver al castillo por ahora...

Susurré algo hastiado por mi propia idea. ambos estábamos bastante mareados y el tener las jarras vacías allí era lo suficientemente tentador como para pedir otra jarra.. y otra... y otra... y luego, seguramente dejaríamos arrancar pasiones escondidas, que quizá en este estado no tendrían valor alguno... Sonreí ante su tacto y su respiración, ante sus respuestas y su ternura... ante sus caricias y besos... ella me hacía dichoso, de una forma totalmente diferente a todas las dichas que antes había conocido... me enredé en su cabello, jugueteando con este y me quedé mirándole esperando una respuesta.

- Creo que seguirá nevando, y con un par de jarras más... no podremos caminar de vuelta

Agregué riendo levemente ante algo que era bastante evidente, no podía despegarme de esos ojos hermosos ni de lat sensacion de tenerla cerca, disfrutaba de su tacto... disfrutaba de su todo, sin embargo tenia que dejar sensaciones para nuestros proximos encuentros... debía dejar misterio y deseo... cosas que creia necesarias para mantener.. el... "fuego" que evidentemente nos envolvía...Qué importaba el fuego si la tenía cerca?.. su calor era lo unico que necesitaba...

-Tienes razón, creo que será mejor salir de aquí ya antes de que no podamos ni levantaron por beber tanto.-Dije pensando que ojalá hubiéramos bebido más despacio y habríamos pasado más tiempo juntos.

La verdad es que estaba algo mareada, pero seguramente con un poco de aire fresco se me despejara la cabeza y lo más probable es que a él también le viniera bien. él se enredó con mi pelo, y me miró, yo sonreí, era agradable, era muy relajante que me tocara el pelo y cuando se enredó una situación bastante divertida.

-Si, sabes me encanta la vieve, me encanta cuando se me derrite en las manos y me encanta hacer peleas de bolas de nieve.-Dije sonriendo.

La verdad es que no cería que ea ninguno nos apeteciera mucho movernos, pero lentamente me levanté de la silla, me acerqué al percheo, cogí mis ropas de abrigo y volví con él, y le miré mientras me ponía el abrigo, la bufanda y los guantes, luego me senté de nuevo a esperar a que el se abrigara, fuera hacía frío y ninguno queríamos ponernos enfermos.

Me mostré sumamente emocionado al conocer el gusto de Mel por la nieve... pues había crecido en un lugar rodeado de nieve y lo que más había visto en Durmstrang era la misma, pensé por un instante en la idea de tener una guerra de nieve, mas al pensarlo más detenidamente, me di cuenta de que quizá sería mejor que no, pues... con un proyectil que me llegaran, creo que sería bastante para caer rendido al suelo y pasar allí la noche, noté como Mel se levantó y comenzó a abrigarse... que lástima... se veía tan linda en su uniforme de leona... una vez se abrigó completamente sonreí dichoso, pues ella era linda, no tenía que estar de leona para ser fantástica y hermosa...

- Bueno, supongo que nos vemos

Dije tomando mi bufanda que estaba al lado contrario de mi asiento y anudándola en mi cuello, miré a Mel y le besé la mejilla, pasé mi brazo por sus hombros y caminé junto a ella tras dejar un par de galeones sobre la mesa, ambos abrimos la maltrecha puerta del antro, para salir de allí y ver el nevado paraíso que allí nos esperaba, abrí los ojos desmesuradamente, pues era maravilloso, miré de reojo a Mel y comenté

- Creo que eras el ingrediente que faltaba para hacer de este hermoso paisaje, un paisaje perfecto, Mel

Nada tapaba su cabello claro que parecía ondear entre el blanco de la nieve... resaltando a pesar de la similitud de colores, sus labios rojos brillaban como una joya preciosa y su ojos..bueno sus ojos eran el reflejo del cielo.

Luego salimos a la calle, hacía bastante frío comparado con dentro del local, pero la ropa de abrigo hacía que el frío no fuera tan grande, y la verdad, tener a Edmond al lado también daba algo de calor...

El paisaje era alucinante, la nieve blanca daba una impresión de tranquilidad en el pueblo alucinante. Al final de la calle se veían niños jugando, seguramente serían alumnos de Howarts por le uniforme, le miré a él, estaba algo despeinado, le hacía todavía más adorable... La nieve me gustaba por una simple razón, no estaba muy acostumbrada a ella, donde yo vivía no nevaba casi nunca, y cuando llegué a Howarts cada vez que nevaba me pasaba todo el día fuera con la nieve, y siempre acababa enferma.

-Sabes, me encantan los paisajes de con nieve, y más en Hosmeade, y contigo al lado, el momento es totalmente perfecto.-Dije abrazándole yo a él.

Luego me agaché al suelo y toqué la nieve con los guantes quitados, estaba muy fría, pero era agradable sentirla. Me puese los guantes y hice una pqueña bola con la nieve, la dejé en el suelo y hice otra, pensé que como estaba un poco mareada lo más seguro era que al lanzarle la bola no acertaría, así que hice dos por si acaso. Y así fue, me levanté y lanzé la primera bola, él no tuvo ni que moverse ya que iba demasiado hacia la derecha, luego la segunda le dio en el brazo. Yo me reí y le sonreí.

-¿A que tu no consigues darme a mi?-Le susurré al oído retándole dulcemente.

Luego me alejé un poco de él y me puse a hacer bolas de nieve, sería divertido empezar una pelea de bolas de nieve, y eso que los estábamos algo mareados y fallaríamos muchos tiros.

Este rato de calidad con mi nueva persona favorita era perfecto... Melinda era preciosa y embellecía cada cosa y situación con su alegría y espontaneidad... como me encantaba... ella podía ser tierna, romántica, apasionada y linda en una sola oración... en verdad ya estaba cayendo perdidamente en eso que todos llaman amor... pero no quería admitirlo, no aún al menos... sentí aquel disparo de nieve que me hizo perder el equilibrio, y le miré con cara de Clint Eastwood, luego sonreí y me repuse para escuchar su desafío... había olvidado una característica: juguetona.

- Ahora conocerás al mejor lanzador de bolas de nieve de Durmstrang

Dije orgulloso por mis títulos pasados, mientras formaba muchas bolas de nieve y me alejaba para esconderme tras una piedra cubierta en la misma, allí guardar mis reservas y esperar un instante, resistir unos ataques.. y luego salir corriendo para tirarle gran cantidad de bolas de nieve (de las cuales solo una o dos llegaron a su cuerpo, pues los ebrios no tienen muy buena puntería), luego me tropesé con una rama y caí sobre Mel, ambos rodamos por la nieve y terminé sobre ella mirándole... me reí y luego me acerqué a besarla... pues ya estaba claro que no podía vivir lejos de esos labios... entonces, en una especie de amague, en vez de besarle, tome un poco de nieve y lo puse en su cabeza, me levanté riendo y salí corriendo hacia la piedra donde estaba escondido.