Mi juego, mis reglas [Edmond Dantés]

Desde la entrada hasta el séptimo piso, Arianne se divirtió como nunca. El chico que la seguía sabía qué responderle y justo en el momento preciso. "Inteligente", pensó la chica durante el transcurso de la caminata, aunque seguía pensando que es demasíado astuto para ser de las águilas.

—¿Sigues por ahí o ya te aburriste? —pregunta la chica cuando estaban por llegar—. Me disculparía por hacerte caminar tanto, pero eso no va conmigo.

Se da vuelta a mirarlo y le sonríe de medio lado, para seguir inmediatamente.

Se paran frente al tapiz de Barnabás el Chiflado, la chica se da media vuelta y le muestra la vacía pared del otro lado. Sonríe, la cara de incredulidad del chico debe ser increíble, pero decide no burlarse de él. Pasa tres veces y una puerta apareció, la chica la abre y dice divertida.

—Bienvenido a la sala de los Menesteres, Edmond.

Al entrar, el aire del lugar era mucho más frío que el del castillo, pero no llegaba a ser congelante como el del exterior. El clima perfecto para la fría serpiente. Sillones por un lado, y una chimenea apagada se encontraba frente a estos.

—Pide lo que necesites —dice en su oido—, la sala te dará todo.

Y se aleja, para ir a unos de los sofá.

Siguió cada uno de los pasos de Arianne como se lo había propuesto, pasaron tres veces por el mismo pasillo y la chica se detuvo a preguntar si acaso le había aburrido..aburrido? de ella? jaja.. que mal que le conocía... nunca le aburriría de su juego constante... era tan... excitante... Arianne se volteó y sonrió de costado... habrá sonreido al ver que aún la seguía?.. quizá.. pero no le confundiría por su actuar... quizá era eso lo que ella quería.

- No me cansaré de ti hasta que me hagas huir despavorido... preciosa

Agregó con sorna, para luego quedar estupefacto al ver como una enorme puerta se abría ante ellos y aparecía como de la nada... era espectacular y los llevaría seguramente al infierno... siempre supo que ella era demasiado fantástica como para ser de este mundo, pero esto ya era una exageración.

- Oh madre santa...

Susurró con la boca abierta, si había quedado boquiabierto al verla a ella, con la sala se le había caído la mandibula entera... era algo que se escapaba a su concepto de magia... realmente Hogwarts era un lugar lleno de sorpresas... menos mal que ya logró dilucidar una... y en una excelente compañía... una vez adentro el asombro fue mayor al ver aquella sala de sobria decoracíon y aquella chimenea apagada... Arianne se acercó a su oído y susurró que pensara en loq ue necesitara, que la sala se lo concedería, Edmond apunto la chimenea con su varita y esta encendio un tenue fuego, que no aportaba más calor del que ya habia allí adentro, solo contribuía a la decoración... por cierto... un gran detalle... las llamas eran de color azul profundo

- Ah si?... interesante.. la sala me escuchó estando en la lechucería solo

Contesté a su propuesta, acercándome y sentándome a su lado, mirándole y apuntándole el fuego con una ceja alzada

—No lo creo —le responde ella al verlo sentarse a su lado—. Eso se llama suerte.

El hecho de que encendiera la chimenea no le agradó del todo, pero bueno ¿para algo estaba ahí, no? Arianne se acomoda en su lugar y cruza las piernas, colocando su cabeza en el respaldo del sofá.

—Pero si quieres, podemos decir que te ha escuchado y me ha llevado hasta a tí. —Lo mira, le sonríe y ella se divierte al hablar con ese tono susurrante—, o mejor dicho, te ha llevado hasta a mí. Tu fuiste quién me encontró.

Cambia de posición las piernas y vuelve a sonreírle. Lo tentaba, porque mucho que él quisiera mantenerse al margen, Arianne lograría que tome una decisión. Jugar o huir. Simple.

—Has tenido bastante suerte, querido

- Suerte? fortuna??.. definitivamente soy muy afortunado... he encontrado alimento siendo que estaba buscando solo un panorama

Agregó mirándole y pues su mirada insistente en la llama le daba a entender a Edmond que no le agradaba mucho la idea de haber prendido el fuego, él no le dio mayor importancia... y susurró cerca de ella

- Definitivamente he disfrutado con este alimento... pues es tan escurridizo como una verdadera serpiente...

Inmediatamente su mano se alzó y recorrió su mejilla... acariciándola suavemente en un roce casi desesperante, que terminó en su hombro y bajó por la cascada de su terso, fino y hermoso brazo hasta terminar en su mano... levantando su mano completamente para dejar solo dos dedos sobre la mano de la muchacha... los cuales como un espectro de roce llegaron hasta su rodilla... la cual era acariciada tenuemente... el fuego se tornó de color verde levemente.. poco a poco.. casi tan lentamente como mi caricia avanzaba por su cuerpo...

- Cuándo me enseñarás las razones para temerte?

Arianne se ríe ligeramente al sentir la mano del chico acariciar con lentitud su rodilla.

—Es mi juego, querido, yo veré cuando te enseñaré —le dice mientras hace que sus dedos 'caminen' por el brazo del chico hasta su cuello, en donde comienza a hacer pequeños círculos.

Se muerde el labio inferior divertida, la ansiedad puede ser un punto en contra para el chico. Mientras él desea que ella demuestre ya lo que tanto habla, Arianne comienza a jugar tranquilamente.

—Aunque difiero en eso de que soy el alimento, querido. —Se acerca poco a poco a él para hablar en sus labios—. Yo aún puedo controlarme. ¿Puedes tu hacerlo? —agrega, mientras que su mano libre, toma la que él mantenía en su rodilla y la comienza subir lentamente por su pierna—. ¿Qué tanto aguantarías?

- Mmm.. es verdad... es tu juego...

Susurró sintiendo como Arianne llenaba de veneno un camino desde su brazo hasta parar en su cuello... donde seguramente mordería... donde seguramente le acortaría la vida a cambio de una probada del paraíso... Edmond no titubeó... acercándose aún más a ella... acarició los labios de la serpiente suavemente usando los suyos... aún no era un beso... pero ya no había distancia casi entre un no beso y un beso

- Y definitivamente quiero jugar

Agregó mientras seguía el camino que ella misma le enseñaba, subiendo por su suave pierna.. oh que delicioso tacto... ella quería alimentarse de él.. que lo haga!:... pues no será una presa fácil... si resulta ser la presa... se resistirá y no se irá sin darle una probada a ella también... llegó un punto cerca de su muslo donde Emdond detuvo la caricia, envolviendolo con toda su mano, para luego acariciar nuevamente con un roce los labios de Arianne... le miró con una ceja arriba e inquirió

- Dije que jugaría... que aguantaría... pero no para siempre... solo hasta el momento justo... cariño

Arianne detiene la mano de Edmond y le sonríe maliciosa. ¿Que quiere jugar? Bien, sólo que no se vaya a arrepentir. Porque como buena serpiente, la chica sabe hasta que momento seguir y es exactamente cuando él quiera más.

—Ojalá que aguantes harto —dice en un susurro.

Con una delicadeza propia de ella, la chica empuja al chico hasta hacerlo sentar bien, para luego ella colocarse a horcajadas sobre él. Toma las manos de su acompañante y las lleva a cada lado del sillón.

—Porque me gusta jugar —agrega a milímetros de su rostro—. Sólo una regla. —Se acerca divertida, al oido de Edmond y susurra—: Si me tocas con tus manos el juego se acaba, querido.

Rió divertido y le miró desafiante... claramente conocía el juego y gustaba de martirizarle, cada una de sus caricias, cada una de sus palabras... los susurros en su oído, todo era parte del plan para hacerle entrar en ese juego que a ratos se tornaba macabro... en este juego Edmond sufría al tener que aguantar, mas se mantenía fuerte... no podía perder... claro que aguantará harto... aguantará lo que sea necesario hasta que ella pierda el control, porque en algun punto lo hará...

Los movimientos gráciles de Arianne le hicieron quedarse sentado bien con los brazos a una orilla.. mientras ella, sobre él... le dejó claras las reglas, no podía usar sus manos... Edmond se mordió el labio inferior y una vez ella se alejo de él, el mordió el aire que les separaba, mostrándole que era capaz de controlar su instinto, pero solo hasta cierto grado..

- Entonces puedo ocupar cualquier cosa que no sean mis manos?

Preguntó divertido mirándole y sufriendo ante la idea de no poder abrazar ese cuerpo hermoso y deseable, la rubia era perfecta...y su cuerpo rogaba por poseer el de ella, o al menos acariciarlo... como su instinto le rogaba hacerlo,

- Creo que entiendo las reglas... juguemos

—Claro —responde ella maliciosamente—, espero en verdad que puedas hacer algo en esa posición. Y ya que estás taaan ansioso por comenzar...

La chica toma el rostro del Ravenclaw y muerde ligeramente el labio inferior, tirándolo, para luego soltarlo. Mientras una de sus manos, bajaba por el torso del chico, tocando cada músculo.

—... juguemos.

Se acerca nuevamente y comienza con un suave beso, uno simple que lo tendría que hacer pedir más.

El juego había comenzado, y Edmond debía jugar sus mejores cartas... podía hacerlo estando atado imaginariamente de manos y pies?... bueno.. de cierta forma solamente le tocaba disfrutar, pero no completamente... la serpiente era astuta... y probaba sus labios como quien prueba una fruta cualquiera... dándole a sentir a cada segundo ganas de más... Edmond no sabía controlarse... no podía... una ves hubo probado los labios dulces y deliciosos de Arianne siguió la estela del beso después de que ella ya había retirado sus labios... negó con el rostro y alzó una ceja para preguntar con tono sarcástico

- Eso es todo lo que tienes?? Espero que sea porque el juego está recién comenzando

Agregó atrevido y risueño, para descolocar a Arianne, necesitaba verla fuera de control, pues solo así lo disfrutaría como es debido...

Se ríe internamente por el comentario del chico. ¿Asi que él también quiere mandar? Arianne niega lentamente, divertida. Sólo ella es la que juega, son sus reglas, porque es su terreno el que están pisando. ¿Acaso eso no está claro?

—Creo, Edmond —comienza a decirle, después de haber pasado su lengua por el cuello del chico—, que estás muy... ansioso.

Sonríe de medio lado, con sus ojos brillantes de malicia. Se acerca nuevamente y lame los labios del chico, sin quitar su vista de los ojos de él. Tentarlo siempre es la opción, llevarlo al límite y hacerlo caer. ¿No quería ver qué tan peligrosa es? Pues Arianne espera que lo aprenda rápido.

—Vas a tener que hacer algo para que no me aburra —comenta como si del clima se tratara. El chico estaba limitado, por lo que tendría que ser imaginativo—. Porque si no lo logras tendré que ir a buscar un alimento más divertido.

Si el pensaba que sólo le tocaba disfrutar estaba equivocado. Arianne no hace buenas acciones, todo está planeado con anterioridad y siempre saca un beneficio. La filantropía es para los idiotas y ella lo que menos que tiene es ser idiota.

El muchacho al instante comprendió que al mostrarse tan ansioso como realmente estaba, estaba mostrando flaqueza también... estaba siendo débil y estaba perdiendo el control... control.. ¿qué tan importante era en realidad?, bueno.. en este aspecto... en este momento... al parecer lo era todo... los besos... las caricias... su lengua y sus labios en él... cada uno de los músculos del joven se tensaban y se relajaban a cada caricia de Arianne... la serpiente lo envolvía y no lo soltaba... jugueteaba con el antes de devorarlo... pero una presa estática era aburrida... y a la serpiente le gusta cazar... pero... ¿y si su presa está limitada?... Ah! eso nunca había sido una limitación para Edmond... encontraría algo que hacer para entretener a su cazadora.. y hacerle creer hasta el último momento, que él era la presa.

- Cómo no estarlo?... mírate... tu rostro es angelical... pero tus besos arden como el mismo infierno

Le Susurró con un deje de excitación para luego mover su pelvis de tal manera que logró que Arianne se fuera sobre él, quedando pegada a sus labios, Edmond los besó apasionadamente y aprovecó de trazar un camino de besos suavees hasta su cuello, el cual disfrutó por un segundo, en cada suave lína de besos que allí dibujaba... ansioso... extasiado, disfrutando... sintiendo.

- No soy una presa fácil... creo que te lo he dicho

Agrega antes de pasar rozando sus dientes por el cuello de la muchacha... oh dios.. el sabor de su piel era tan delicioso... quizá su movimiento había sido arriesgado y iba contra las reglas de la serpiente... Reglas?... no... no había ocupado sus manos.. así que solamente la estaba desafiando dentro de sus reglas.

Arianne aguanta la respiración cuando siente los besos del chico en su cuello y se muerde el labio inferior para que ningún sonido se escape de su boca. Sonríe al escucharlo hablar y no puedes evitar pensar que está equivocado. Muchas razones cruzan su cabeza pero la principal es que él actua como debe actuar, hace lo que ella le pide y cree, ilusamente, que puede controlar. "¡Qué equivocado está!"

Sin embargo, toma el rostro de Edmond y lo aleja de ella para mirarle fiaramente.

—Sin marcas, Dantés —le dice entre dientes y sin un ápice de diversión en su rostro. Ya bastante tenía con las marquitas como para sumarle una hecha en su juego.

Vuelve a sonreír, y aún con su mano en el rostro del chico, lo besa, apasionadamente, siguiendo un ritmo lento y tortuoso. Pasa su lengua por entre los dientes de Edmond y se encuentra con la del chico. Ladea la cabeza para el otro lado y observa ya más divertida la reacción de su acompañante. Se aleja y comienza a tenatarlo con pequeños roces a su labio inferior.

Aquella serpiente... aquella rubia serpiente de curvas pronunciadas y de ojos profundos le había envenado... y por dios que bien se sentía!... el éxtasis de estar con ella... el placer de estar pegado a sus labios, sentir su lengua buscándole... su lengua jugando con la de él... danzando... juntándose... disfrutándose, cada caricia, cada roce... ella lograba que cada pelo en el cuerpo de Edmond se erizara ante su roce.... su piel tersa... necesitaba probarla... y tocarla... sin embargo no podía, eran las malditas reglas... sus manos quemaban por recorrer ese cuerpo delicioso... exquisito, deseable... quién pensaría que la hermosa chica que se encontró en la lechucería sería así de apasionada y... diferente?

- Sería más facil si pudiera usar mis manos... aunque... si te abrazo lo suficientamente fuerte.. no podrías escapar de mí... escurridiza víbora

Susurró pegado a sus labios, tan deliciosos, tan diferentes, tan exquisitos, Edmond trataba de captar los labios de su acompañante cada vez que ésta rozaba sus labios con los suyos... quería besarle... quería probarle una vez más... disfrutar todo lo que sus manos no podían disfrutar... mientras tanto comenzaba a mover su pelvis, pues en su cuerpo, algo comenzaba a despertar... una reacción a tanto roce... a tantas caricias... a tanta Arianne....Edmond contuvo un jadeo de placer, que, tras aguantarlo, fue peor, pues lo liberó con más fuerza

—Si pudieras tocarme no sería tan divertido —le dice ella, luego de morderle levemente el lóbulo de su oído, para agregar—. Sería muy fácil para ti, ¿no lo crees?

Arianne, con sus manos en el respaldo del sofá, vuelve a besar al chico, descubriendo cada recoveco de la boca de su acompañante, sintiendo como su sangre comienza a hervir en su interior.

Sonríe en el beso cuando siente la excitación de Edmond y decidida a llevarlo al límite, mueve sus caderas rozándolo, notándolo. Gime contra su cuello y es ahí cuando sonríe malévolamente. Se acerca a su oído y deja escapar el aire.

—Es mi imaginación o hace calor —pregunta inocentemente, jugando en ese lugar, mientras acaricia el abdomen del chico.

Edmond seguía ardiendo de pasión y deseo a cada caricia y a cada roce... una vez sintio que Arianne movia sus caderas en sentido contrario al cuerpo de él,esa parte de su cuerpo alcanzó una talla insospechada, bastante prominente y notoria, Edmond enrojeció levemente al mismo tiempo que compratía y aprovechaba de juguetear con la lengua de la serpiente... que a cada beso le enveneaba, pero al mismo tiempo le trasnportaba al paraíso... su cuerpo eran tan delicioso, tan desable, que el muchacho, o al menos su cuerpo, pedía a gritos tenerla...

Una vez escuchó y sintio el gemido de Arianne en su cuello, y peor aún, sentir como esta botaba todo el aire en su oido, Edmond enloqueció y por un instante trató de tocarla... acercando sus brazos pero alejándolos una vez estuvo demasiado cerca... acomodandose nuevamente a medida qe hacia pequeños e imperceptibles 8s con su pelvis... para lograr un roce aún más satisfactorio y placentero...

- Bastante calor... podrás manejarlo?

Contestó el muchacho mientras miraba los ojos de la chica con deseo, pasión... lujuria y excitación, Edmond le pedía muchas cosas con esa mirada... pero una sola se la pedía a gritos, las caricias de esas pequeñas suaves y tersas manos en el abdomen de Edmond le hacían despertar... llegar a ese nirvana... pero no de manera completa, sino como cuando estás pendiendo de un hilo que quieres que se corte, y este no se corta nunca

- Esta velada será inolvidable

Agregó mirándole y sonriendo de costado.

Arianne sonríe arrogantemente mirándo al chico. Con sus manos comienza a sacarle la bufanda, mientras susurra:

—Por supuesto que puedo hacer algo. —Se inclina para besar nuevamente a Edmond, jugar nuevamente con sus lenguas y mover en pequeños círculos su cadera contra la prominente excitación del chico—. La preguntan correcta sigue siendo si tu puedes seguirme.

Su sonrisa se ensancha, cuando acaricia los brazos y hombros del Ravenclaw, cuando baja sus manos por su torso para desabrochar la túnica. Arianne se muerde el labio inferior y en ningún momento desvía su mirada de la del otro.

—¿Crees poder, cierto? —sisea, jugándo con el ego de Edmond.

Le ayuda a sacarse tal prenda y tira de su corbata, acercándolo a ella, sólo para lamer sus labios, disfrutar de su juego como corresponde.

—Lástima que no puedas tocarme —dice ella, como si verdaderamente lo lamentara—, tal vez me ayudarías con tanta ropa.

Disfrutar esos besos era su nuevo trabajo... Arianne hacía maravillas con sus labios y su lengua... le llevaba a sitios insospechados con el mero roce de sus labios en los de él... Edmond no podía aguantar más... pues los movimientos circulares de la chica que comenzaron a hacerse notorios, lograron que el muchacho llegara a su máximo nivel... Edmond no sabía que hacer.. pues estaba desesperado y se sentía de cierta manera algo... aplastado... mientras disfrutaba del placer que la serpiente le entregaba, el chico sonreía nervioso ante los comentarios de la venenosa víbora, la cual trataba de tentarle para hacerle salirse... o perder el juego... Tras escuchar sus palabras, Edmond bajó su rostro cuanto más pudo hasta la túnica de la muchacha y la desabrochó con sus dientes... sin necesidad de usar sus manos, Edmond se sentía tan presionado y tan temeroso de perder esta oportunidad por el simple hecho de descontrolarse, que intentaba mantener la cabeza fría, aunque todoel su cuerpo estuviera ardiendo...

- Eres completamente deseable... eres preciosa... eres una víbora que verdaderamente sabe como envenenar a un incauto

Dijo cerrando los ojos y disfrutándole, comenzando a mover sus brazos y acercando sus manos al cuerpo de la víbora... recorriéndolo en una caricia imaginaria... sin tocar la piel de esta... sin rozarle... sin sentirle realmente... la mano del muchacho se colocó en el contorno del rostro de ésta y sin tocarle ni detenerle, volvió a sus labios y se comió esa boca... invadiendo desesperado la boca de Arianne y explorando su boca con total pasión y desenfreno... sacando a jugar a su lengua y saboreándola... Edmond comenzaba a mostrar debilidad y desesperación, sin embargo seguía allía... sin rendirse tan fácil... Su caricia imaginaria seguía por los brazos de la muchacha, sin tocarlos ni rozarlos, pero recorriéndolos al fin y al cabo con sus manos.... hasta quedar a punto de tocar las caderas de ella... Edmond comenzó a mover su pelvis hacia arriba y hacia abajo, para darle un ritmo más de saltos mientras sus manos quemaban por tocar el cuerpo de la muchacha, pero resistiendo.

—Es muy divertido ver como los incautos caen como moscas —le susurra, dándole a entender que eso es lo que piensa de él. Arianne da por seguro que caerá, que la tocará y que inevitablemente, el juego se acabaría. Mucho puede estar disfrutar de los besos de Edmond, del roce constante y excitante de sus caderas, pero ella terminaría todo si las manos que ahora simulan una caricia, llegasen a acariciarla.

No se ve sorprendida cuando el chico desabrocha su túnica, en realidad, le agradó la forma de hacerlo, pero ¿qué más podría hacer él? La respuesta para la venenosa chica es simple: nada. Al menos claro que vaya a tocarla.

Hace como si fuera a besarlo, pero se desvía por la mandíbula del chico, hasta su cuello, bajando hasta llegar al borde de la ropa, sonríe ahí y hace un pequeño sonido lastimero. Vuelvo a erguirse y lo mira caprichosamente.

—La camisa me molesta —dice inocentemente. Claro, es lo único inocente de esa situación—, has algo Edmond.

Termina de decir, mientras que con una de sus manos sigue acariciando el torso del chico y con la otra, comienza a tocarse el cuello, bajando con su costado. haciendo lo que él tiene prohibido y divertida como está, muerde su labio inferior, jugando.

Edmond comprendió que había llegado a aquel punto crítico, a aquel momento donde sus manos debían entrar en acción... a aquel momento donde el juego terminaría, pues esas eran las reglas... los besos y los roces eran incalculablemente más tentadores que cualquier regla... el chico podría... no... no podría forzarla, nunca, no era su estilo, a parte estaba seguro que la víbora mordía mucho más fuerte enojada que cuando estaba caliente.

- Ah si??... creo que puedo hacer algo por ti

Contestó posando sus codos sobre los hombros de ella, pues no rompía las reglas, no estaba usando sus manos, y irguiendo su pelvis, la recostó en el sofá bajo él, puso sus codos a cada costado de la cabeza de la chica y comenzó a besar sus labios y a bajar en un camino de besos por su barbilla y cuello, donde se ensañó besando y lamiendo provocativamente, para tomar con sus dientes el cuello de la blusa de la muchacha y darle un tirón, arrancándole tres botones, dando a ver el hermoso panorama del sujetador de la muchacha, que a pesar de su edad, era provocativo y sensual.

- Sin manos

Susurró Edmond posando sus dientes sobre el vientre de ella tomando la camisa para arrancar los pocos botones que quedaban

Recostada en el sillón, con Edmond encima, la chica sólo atinó a rodear con sus piernas la cadera del chico y volver a porvocar tales roces que la excitaban tanto. No pudo evitar soltar gemidos por los besos dados por el chico. Aún no la había tocado, pero cuánto más podría aguantar. Arianne no cree que mucho.

Con los ojos entrecerrados ve como Dantés rompe su camisa y la deja con el sujetador al aire. Frunce el ceño levemente, eso no estaba en los planes, pero no pudo evitar soltar una divertida risita al escucharlo susurrar.

—Has sabido llevarlo —le dice ella tomándolo nuevamente por el rostro y arrastrándolo hasta sus labios, para volver a besarle y a morderle levemente el labio inferior—. Veamos por cuanto más, querido.

Lo da media vuelta para quedar ella sobre él nuevamente, aunque en ésta ocasion quedando recostando. Le sonríe divertida, mientras comienza a desabrochar uno a uno cada botón, lentamente, rozando con sus dedos la piel del chico, lamiéndose los labios. Sabe que Edmond está luchando por no tocarla, por no caer, por no ser el culpable de que el juego acabe.

Con la camisa abierta, insta a que se la saque y cuando esto ocurre, ve la varita mágica del chico. La toma y dice sugerentemente.

—Creo que no necesitarás esta varita, Edmond. —Para lanzarla a algún lugar de la sala.

Arianne no detuvo ese roce a pesar de que Edmond estaba sobre ella... al parecer a ella también le gustaba sentir como el imponente miembro del chico ya no resistía por estar más cerca de la piel de ella, en un rápido y precipitado movimiento, Arianne quedó sobre el chico, y Edmond no supo qué hacer... denuevo estaba jugando en desventaja y ya no tenía ni camisa ni varita, Edmond se encargó de deshacerse de la primera, y Arianne de la segunda

- Quizá no necesitemos de... esa varita

Contestó sugerente mientras, al momento de sentir la pelvis de Arianne sobre la suya, comenzaba a moverla de tal manera que generaba un vaivén insoportable que rebasaba los límites de lo erótico. Edmond había aprovechado para deshacerse de la camisa y para guardar sus manos tras su espalda así no podría sacarlas para actuar, se limitaría físicamente si su mente ya no podía resistir, el muchacho aprovechaba cada oportunidad para envolver los labios de la serpiente con los suyos, al mismo tiempo que cuando esta estaba cerca, se encargaba de frotar su pecho ya desnudo contra el de Arianne, para estimular lo que sabía estaba allí arriba.

- No me siento para nada presionado.. pero al parecer tu si

Agregó ante los movimientos pélvicos de la serpiente

Arianne arque una ceja y lo mira divertida. ¿Ella presionada? Si supiera lo que pasa por su cabeza se daría cuenta que la situaciónn es al revés.

—No es a mí a la que se le nota de tal manera su excitación, querido. —Una sonrisa malévola se forma en su rostro, le hace gracia ver como el chico esconde sus manos para no hacer lo que no debe.

La chica vuelve a besarle, lascivamente. Tocando el cuerpo de su acompañante, sintiendo el sudor que comienza a formarse, y la excitacion en ella que comenzaba a pedir atención.

Se estira, lo mira y con sus manos, comienza a rozar su propio cuerpo. Siguiendo su cuello, haciendo la forma de sus senos, bajando por su cintura, hasta su cadera. Para luego volver a subir.

Sin embargo, su sonrisa se vuelve extremadamente peligrosa para cuando llega a su varita mágica. La toma entre sus dedos y dice:

—Porque necesitaré de ésta —dice y coloca la punta en el cuello del chico—. ¿Querías saber que tan peligrosa soy, no?

- Si pudiera usar mis manos... te comprobaría en menos de dos minutos que tu también estás... excitada, cariño

Susurró sintiendo sus caricias al mismo tiempo que disfrutaba del espectáculo de verle recorriendo su propio cuerpo, Edmond estaba llegando a tal punto que ya no podía hacer mucho más ante al deseo, aquel punto donde sus sentidos se dormían y al mismo tiempo estaban más alerta que nunca, el roce era infernal y delicioso...hasta que de un momento a otro sintió una varita pegada a su cuello... Arianne le apuntaba y una gota de sudor helado corrió por entre el sudor cálido del rostro del chico, le miró y tragó saliva lentamente, para luego relajarse y pensar en las mil cosas que podía hacer antes de que ella terminara de pronunciar un hechizo, a pesar de estar abajo, en Durmstrang había aprendido muy bien el como usar la fuerza bruta, tras relajarse, Edmond le miró y sonrió, asintiendo seguro y susurrando lascivamente

- Si... y sería una buena idea demostrarme tu dominio de la varita

Las manos de Edmond salieron de su espalda por si acaso, sus sentidos estaban alerta y su miembro no perdía la ereccion pese a la extraña situación.

- ven.. enséñame

—¿Qué? ¿Piensas desarmarme con fuerza bruta? —le pregunta divertida.

La chica se levanta rápidamente y se aleja unos pasos. Sonríe. No se le hubiese ocurrido demostrar lo que puede llegar a hacer, utilizando en ese momento la varita, pero sigue pensando que es buena idea.

Mira al chico y le silba. A pesar de todo, el chico se veía guapo sin la camisa y ahora es cuando recordaba que debió de haberle dejado algo marca o algo, pero bueno, algo se le ocurrirá.

—Quedate quieto —le dice al ver que pensaba moverse. Con una mano acomoda su ropa y se acerca, sin dejar de mirar al chico, donde había tirado la varita de este—. Creo que tendrás que buscarla en objetos perdidos. —Piensa unos segundos y agrega—: Espero que exissta ese lugar.

Sonríe divertida nuevamente, y le guiña un ojo para luego lanzarle un beso. Se acerca a la puerta y desde ahí le dice:

—No soy como cualquier serpiente, chico. Nunca sabes que puedes esperar de mi.