Ehm... ¿Dónde estoy? [Geneviève de Lioncourt y Edmond Dantés]

La cosa es que aquel día había olvidado, como de costumbre, mi bloc de dibujo en alguna clase perdida. Sólo que... No recordaba cuál. Estaba total y absolutamente perdida en aquel enorme castillo llamado Hogwarts. Algo me decía que ya había estado por aquí ¿Estaba en las mazmorras, quizá? De repente una chica, pelirroja y muy llamativa, apareció casi de la nada.

-Disculpa, me parece que estoy perdida ¿dónde estamos?- Pregunté, cuidadosamente. Esa chica me sonaba de Slytherin y yo no era partidaria de las legendarias rivalidades.

Una voz me sorprendió (bueno, solo hasta cierto punto) cuando me marchaba hacia los jardines, tanto castillo me estaba volviendo loca. Era una Gryffindor, realmente extraño ver a los de su casa merodeando por la zona de las Mazmorras. Sonreí ante su pregunta mientras que el rojo de su uniforme se me clavaba en la mirada.

-Estás en las preciosísimas Mazmorras... -vacilé, al no saber su nombre-. Es extraño que los Gryffindor andeis por aquí ¿qué te trae por nuestra zona? -dije con tono de voz frío, quizás más del que se merecía la situación. Al fin y al cabo la chica no venía buscando problemas. De momento.

-Estaba buscando un salón vacío en el que dejé algo importante, pero, por lo visto no está por aquí-. Me quejé, obviando su tono frío. Nunca he entendido el porqué de ser fríos, no está en la naturaleza humana. Somos seres sociables y blablabla... Me encantaba divagar, pero no me interesaba que la chica supiese más de mi que de lo que fuera necesario. -Soy Tanya Záitseva-. Le dije, ofrediendole mi mano derecha.

Oh, vayaaaaaa, mi tomo de voz parecía haber ofendido a la Gry. Vamos, Viè, compórtate, hace poco que estás en la escuela, no te ganes ya unos cuantos enemigos. Le sonreí, al escuchar su nombre y le estreché la mano brevemente, lo que la cortesía indicaba.

-Geneviève de Lioncourt -me presenté también-. Un salón... un salón... Sí, al final del pasillo hay uno bastante grande que suele estar abandonado. ¿Qué te has dejado por allí? -me picaba la curiosidad.

Eche a andar hacia el salón que decía, quizás se volviera a perder entre aquellos pasillos laberínticos.

-No lo entenderías, es algo especial. Tiene que gustarte el arte para entenderlo.- Le dije, encogiendome de hombros. Era consciente de que muchos magos no sabían diferenciar un picazzo de la Gionconda, pero había algún que otro cultillo. Me daba la sensación de que Genie...Gene... -Oye, ¿hay algún apodo que pueda utilizar para llamarte?-. Le pregunté, imaginando que tenía que haberlo. No todos los nombres podían ser tan fáciles de pronunciar como el mío... Entonces dijo algo sobre una clase, la seguí hasta el salón y lo vi. Ahí estaba, sano y salvo, mi posesión más preciada: mi bloc.

-Arte... No, no es que me llame realmente la atención pero visto el... cariño con el que lo dices puedo imaginármelo. Me pasa al cantar, lo adoro -a veces era demasiado dada a ponerme a hablar de mi vida, cosas del egocentrismo, quizás, pensé divertida-. Apodo -reí suavemente, todo el mundo me decía eso, con lo bonito que me parecía mi nombre. Sonaba importante, a hacerse respetar-. Suele gustarme que me llamen por mi nombre completo pero como sé que un poco difícil de recordar, llámame Viè.

Llegamos a la susodicha habitación y me quedo esperando en la puerta a que coja aquello que tanto quería.

Había sido un día un poco falto de emoción, por lo cual decidí salir nuevamente a recorrer el colegio y sus dependencias, era curioso que hubiera tanto sitio raro que aún no conocía, Durmstrang era definitivamente más pequeño que Hogwarts... Caminé por los campos y luego me aburrí, por lo cual fui al castillo, entre tantos salones y pasillos extraños terminé en las Mazmorras, era el lugar más lúgubre y sombrío del castillo, aquí habitaban los Slytherins, poderosos, prepotentes a veces y los mejores amigos, estaba tan pendiente mirando los arededores y apreciando todos los detalles del sitio, que no me fijé cuando dos chicas venían caminando en sentido contrario, encendí mi varita para ver con mayor claridad y allí noté una cara conocida y otra completamente nueva, sonreí de costado, pues era casi imposible encontrarse con dos ángeles en un pasillo, Tanya, morena y de mirada profunda, provocadora, hermosa, mientras que su acompañante de cabello de dorados y rojizos matices, de piel clara y de ojos que resaltaban en la oscuridad, definivitamente eran dos ángeles, mientras no vinieran a cantar mi muerte, era feliz.

- Ehh.. Hola!.. cómo están? - Pregunté buscando romper el hielo una vez estuve en su camino, en realidad no tenía nada más interesante que hacer, y esperaba me invitaran a acompañarles

Mi bloc. Mi amado bloc de dibujo. Observé que no le faltara ninguno y lo abracé con felicidad.-¿Te gusta cantar? Yo soy negada, pero siempre es agradable escuchar una nueva canción-. Le dije a Vié con felicidad. -Tu apodo, pronunciado de otra manera sería vie, osea: vida. Me gusta- Le dije. Entonces Edmond apareció de la nada. Y que nadie lo dude pero en las mazmorras eso es muy fácil.-Al borde del éxtasis- Comenté, aún en las nubes.-Es decir, bien ¿y tú? ¿qué haces por aquí?-

Antes de que Tanya volviera con su bloc de dibujo apareció otro alumno por allí. Increíble y yo que me quería ir al jardín a despejarme. Que las mazmorras se estuviesen llenando de alumnos que no fueran de Slytherin no me gustaba nada.

-Por favor, el Lumos no es necesario -le dije al chico con un poco de mal humor cuando apareció dando un poco de luz con la varita. En ese momento volvió Tanya y me sorprendió su primer comentario-. Es cierto, nunca me había fijado en eso de mi apodo y bueno... cantar se te tiene que dar bien, está claro. Igual que el dibujo -le concedí, al ver el bloc-. En fin, bien, un poco cansada de tanto castillo -contesté a la pregunta del chico.

- Bueno yo andaba buscando qué hacer.. es difícil tu sabes.. acostumbrarse.. Durmstrang era más pequeño... y trato de memorizarme el castillo- Agregué riendo mientras miraba a ambas y apagaba mi varita, me acerqué y le di un besito en la mejilla a Tanya en forma de saludo y a la otra chica le tendí la mano - por cierto, creo que no nos conocemos, mi nombre es Edmond Dantés, es un placer - Decía sonriendo levemente, pues la chica parecía estar algo incómoda, y ciertamente debía estarlo, logré vislumbrar que era Slytherin, eso me hizo ciertamente asociarlo con su carácter, sonreí de costado y les miré espectante. - Por cierto.. qué hacen? les molesta si me uno?-

-Es imposible memorizarse el castillo, eso seguro. Es demasiado grande -aunque a veces no lo suficiente, puedes encontrarte a dos alumnos no Slytherins merodeando por las mazamorras, añadí mentalmente con una sonrisa que salió a la luz. Me tendió la mano para presentarse y la estreché, otra vez, el tiempo mínimo que permitía la cortesía-. Geneviève de Lioncourt pero puede llamarme Viè si mi nombre te resulta complicado. Aún así, me gusta má mi nombre completo -añadí, por si acaso-. Y no, no eres molestia. Tanya necesitaba ayuda para encontrar esta sala y su bloc. Cualquier que no sea de mi casa se perdería por estos laberintos. Ten cuidado tú también, cuando se hace de noche, nos encanta salir a asustar por ahí -comenté riendo. Aquellos comentarios maliciosos me encantaban.

-No estabamos juntas, para empezar. Vié, simplemente me ayudó a encontrar un salón. Nada más, pero si te quieres unir... Tu mismo-. Dije, encogiendome de hombros. Edmond era demasiado sociable algunas veces. Y, aunque Vié a largo plazo sería soportable... Bueno, para empezar el día no era una buena idea. Me pregunté cuántas probabilidades había de coincidir con dos personas (y sólo una Slytherin) en las mazmorras.

Traté de no reirme con el comentario "malvado" de Vié, pero es que fue muy tierno, como un niño que intenta ser adulto. -Tranquila, estoy segura de que si Edmond se encontrase con una serpiente la amansaría hasta volverla un simple gusano.-Comenté, tranquilamente.

La fulminé con la mirada, casi literalmente.

-Jamás compares un gusano con una serpiente, si no quieres ver la ira de una de ellas, claro -lo dije con el tono de voz más frío que jamás había puesto-. Y bueno, quizás a alguna que otra la lograría apaciguar pero te aseguro que no a todas -comenté, como haciendo notar que yo sería una de las que no-. ¿Y qué, vamos a hacer una fiesta aquí o qué? -pregunte sarcástica, solía odiar estar parada durante tanto tiempo.

Me reí de su ira "helada". ¿Sabría acaso que estoy más que acostumbrada a los desplantes de un Slytherin? -Cariño, se supone que nosotros somos los impulsivos y tú tienes que crear un plan maestro para torturarme. Por supuesto sin que me dé cuenta de que eres tú.- Le dije, seguramente había asustado a muchos con su actitud pero a mí me daba exactamente igual.-Y este chico conquistaría hasta a Snape, si se lo propusiese-. Comenté, aburrida, mientras señalaba a Edmond. Como Ed me pusiera en rídiculo lo mataría.

-Ah, querida, si te quieres mover solo tienes que predicar con el ejemplo.- Le dije, haciendo caso omiso a su malhumor.

-¿Quién te ha dicho que no tenga ya el plan más que forma en mi cabeza? -una Gryffindor me venía a decir como eran los de mi casa, eso sí que era divertido-. Es instantáneo, con sólo pensar la palabra "fastidiar" ya tengo un millar de opciones diferentes. Y por cierto, no me llames ni cariño ni querida, aunque sea en tono satírico -le advertí y esas cosas solamente las hacía una vez. Tenía razón allí parada no hacía nada-. En fin, ¿venís u os dejo a solas? -alcé una ceja maliciosamente mientras que soltaba una carcajada media maliciosa. Y comencé a andar otra vez.

-El hecho de que lo andes pregonando por ahí-. Respondí, encogiendome de hombros. No quería que la chica me odiase, no estoy acostumbrada a ser odiada, pero era tan divertido molestarla. Suspiré, pero no pude controlar lo que salió de mis labios:- ¿Por qué?Si sabes que yo te quiero mucho-.Me quejé con mi mejor imitación de una voz infantil. Estúpida. Soy estúpida. Me dije a mi misma. -Antes de que me odies oficialmente, lo siento pero es que me lo pusiste en bandeja y yo soy así, impulsiva.- Me... ¿Disculpé? Bueno, yo diría que presenté un hecho objetivamente mientras le seguía el ritmo. Como diría Salazar, que hombre tan listo, es mejor un aliado que un enemigo.

Me di la vuelta y la miré con una ceja alzada.

-Ya, ese es uno de los múltiples problemas de los Gryfindor, ser tan increíblemente impulsivos. En fin, podrías caerme mejor pero bueno... tratándote de ser una Gry, la cosa no ha ido tan mal. Encantada -susurré mientras volvía a darme la vuelta y salía de allí.

Reì ante todo lo que decían ambas y alcancé a comprender solo que iban en busca de un block de dibujo, asentì con el rostro y me uní a la bùsqueda del cuaderno, en realidad era una buena oportunidad para pasar un tiempo de calidad con Tanya y para conocer mejor a Geneviève. - Entonces... vamos allá, tu debes conocer mejor el sitio que nosotros, Geneviève- Pronuncié con un perfecto acento para luego quedarme dubitativo ante lo que habìa dicho, pues parecia como que no pudiera volverlo a pronunciar, sonreí a ambas y me puse a caminar en dirección a la que ellas iban, mirandoles para atràs y sonriendo. - Vamos?- El carácter de la chica Slytherin era peculiar, sin embargo no era insoportable, solo era especial... había que saber sobrellevarla, gracias a merlín, tengo muucha paciencia como para perder el control.

Alcé una ceja cuando me llamó por mi nombre completo pronunciándolo que un acento un poco peculiar pero bueno, no iba a quejarme por ello.

-En fin, tampoco es que haya mucho que ver por aquí, por lo menos que os pueda interesar a vosotros -por supuesto, aquellos pasadizos oscuros eran de lo más querido para mí-. Muchas clases vacías, varios salones y uno dedicado exclusivamente para el baile aunque bueno, está un poco desastroso -dije riendo con suavidad, alguno alumnos no solo lo utilizaban para bailar, sino para duelos y fiestas a escondidas-. En fin, vosotros diréis -dije con un suspiro medio agotado.