Estaba aburrida de la rutina. Que terminar las clases, que hacer los deberes, que sentarme a leer... Hasta escuchar música había perdido su interés. Ya estaba aburrida de mis contados compañeros, con los cuales aún hablaba, pues la monotonía me volvía antisocial.
Pero ese día era diferente. ¿Que por qué? No tenía ganas de perder el tiempo respondiendo esas preguntas. Ya lo descubriría.
Al llegar a mi cuarto, luego de terminar la jornada de clases, tomé un par de guantes y una bufanda, y bajé al Lago, a ver si podía hacer nuevas amistades. O un muñeco de nieve.