―Pues, sonará raro. Y un poco de traidora ―advertí―, pero por favor, no pienses mal de mí. Solo hice lo que me dijo mi tío ―yo, en el lugar de George, me habría matado ya, pero él esbozó una sonrisa tierna. Lo adoraba.
―Yo soy la prima de Leila ―dije, luego de suspirar profundamente―. Yo sé todo sobre ella.