Paseando al Alba

-Sí, es el regalo más precioso que me han dado nunca. Aunque todos son magníficos. Este es muy especial...-disminuí el tono de entusiasmo y me tumbé en el césped con las piernas y los brazos estirados. Cerré los ojos.-Alexa, ¿Cuál es tu forma animaga?-le pregunté con voz suave y me quedé dormida.

Estaba paseando por un prado. Las flores crecían de varios colores y la hierba olía a gotas de rocío. Sin embargo, el sol estaba en lo alto, saludando con sus cálidos rayos. Todo era maravilloso...

Por poco tiempo. Las hermosas flores se marchitaron, la hierba se congeló, el sol desapareció tras unas nubes negras y un frío horroroso lo invadió todo.

Saqué mi varita, asustada, cuando descubrí qué ocurría.

Un dementor voló hasta ponerse frente a mí y me miró con aquella cara inexpresiva. Retrocedí.

-Expecto... Expecto...-titubeé y cerré los ojos pidiendo ayuda mentalmente, como si alguien pudiera oír mi llamada de socorro.-Por fa...-la súplica acabó en un rugido y...

... Desperté. El olor a hierba húmeda volvió a llegar hasta mi nariz. Y también un aroma muy agradable que venía de la ubicación de Alexandra, sentada en la orilla del lago.

Me levanté y comprobé que volvía a estar a cuatro patas. Rugí, confusa.

Cerré los ojos, con concentración. Mi ser volvió a cambiar y me transformé en un humana otra vez.

Me levanté del suelo.

-¡Vaya! ¡Eso ha sido estupendo! Soñé que me transformaba en león y lo he hecho sin querer.-reí dando saltitos.

-Pues...-me encogí de hombros e hice un mohín.-Últimamente me persiguen los dementores en sueños convirtiéndolos en pesadillas. Me da miedo que me puedan hacer daño mientras duermo.

-Bueno, quizá sí, sólo lo he intentado una vez.-dije con más confianza.

Ella parecía muy animada y dispuesta.

-No.-dije sin embargo.-Porque sí ser un patronus, pero no me sale cuando tengo delante a un dementor. Y no puedes traer uno.

Ladeé la cara y la miré de soslayo, con cara confusa y curiosa al mismo tiempo.

-¿Cómo traerías a un dementor?

Me estremecí.

-Cambiemos de tema, por favor...-dije como si fuera una niña asustada.

Me acerqué a ella y me senté a su lado, pero no metí los pies.

-Es muy fácil decirlo, ¿Pero a que es más difícil llevarlo a la práctica?-sonreí.

Me tumbé hacia atrás y bostecé.

-Qué sueño... ¿Tú no tienes?

(¡Alexa! ¡Te echaba de menitos!^O^)

-¡Sí, sí! Voy con mamá, ha quedado totalmente maravillada por el salón de té de Madame Malkin.


(Pues estoy genial ahora, todo era porque me faltaba sangre y el martes me la pasé en el hospital porque me tenían que trasfundir)

No dudé ni un momento y respondí agitando los brazos.

-¡Honeydukes y sus chuches!-exclamé.

(pues que tengo anemia crónica pero bueeeeno, no es para tanto)