Conflictos en un momento de relajo. [Roikan-Suir]

Roikan no estaba por ningún lado, lo que le dio mala espina a Arianne. Cuando la tierra había bajado lo suficiente afirmó la varita fuertemente preparándose para cualquier cosa, menos para lo que ocurrió.

Arianne gritó asustada y maldijo apenas la varita salió volando por los aires. Sabía que correr por ella era inutil, lo mejor que podría hacer es buscar la suya, pero ¿cómo encontrarla sin la varita de Roikan?

—¡Idiota! —grita aún sin creer que la haya asustado de tal forma—. ¡Genial! Ahora tu varita está perdida y yo en desventaja —termina de hablar entre dientes mientras se cruza de brazos.

Rei ante lo que dijo, simplemte extendi su palma de la mano y aparecio su varita, la otra , la que era mia, la tenia yo en mi bolsillo.

-Tranquila, que no te hare perder tu varita.-dije sinceramente.-No soy idiota...-dije con un suspiro.

El agujero se elevo, convirtiendose en lo que era antes, asi que ahora ambos estabamos en la superficie.

Ya en la superficie, Arianne se percata de su condición. Su cabello estaba desordenado y su piel sucia por la polvodera. No quería mirar con mayor detenimiento, sabía que lo más probable es que tuviera pequeños cortes y moretones de los cuales mañana se quejaría.

Observa a Roikan y bufa al verlo tan impecable como en un comienzo.

—Bien ¿y ahora? —pregunta, alerta.

-Pues ahora y como te cause esas heridas y moratones lo minimo que puedo hacer es curarlos.-dije acercandome a ella.

Movi la varita de lado a lado, los moratons, heridas y cortes que se hubiera hecho se curarian al instante, no era muy bueno en magia curativa, pero sabia lo basico y lo que sabia me salia perfectamente.

Arianne observa como Roikan se acerca y comienza a sanarla. De una u otra forma ella lo hubiese hecho, posiblemente pidiéndoselo a Jun Ki o en último caso a Nata, pero él demostró que, apesar de todo, la personalidad que ahora muestra es mucho mejor de lo que ella es.

—No debías hacerlo —reprocha la chica, luego de sanarla, cruzada de brazos—. Le hubiese pedido a alguien que lo hiciera.

-Si debia de hacerlo, debo ser responsable de mis actos asi que si te provoco heridas yo sere el que te las cure.-dije sinceramente.-Ademas quiero hacerlo y tampoco creo que sea esto para hacer un problema mayor de lo que en realidad es. ¿Tanto te ha molestado?-pregunte desconcertado.-Si lo se y a la siguiente te hiero de gravedad te dejare no vaya a ser que me comas.-dije bromerando.

—No, no me ha molestado —responde ella, negando lentamente pero aún un tanto reacia al acto—, soy la complejidad hecha persona, no actuaré como otros lo hacen normalmente, ¿creía que lo tenías claro?

Sin embargo, al escuchar el último comentario del chico, Arianne abre los ojos y se hace la ofendida.

—¡Hey! Si me dejas herida de gravedad es imposible que pueda comerte, tendrías que sanarme y de ahí veríamos cómo te como —se defiende, sonriéndole coquetamente.

-Se que no eres como las demas y solo lo decia por picarte un poco, cosa que funciono.-dije feliz, por lo visto me adaptaba a su juego.-Bueno, pues cuando eso ocurra esperare de que forma me comeras por sanarte.-dije picaramente.-¿Sera hoy ese dia?-pregunte con una sonrisa.

Arianne levanta una ceja, pero sonríe de medio lado. Roikan se ha ido adaptando a su juego y aún sopesa si eso es bueno o no. Sin embargo, la respuesta que el chico había dado era lo suficientemente divertida como para no responderla.

Guarda su varita y con su dedo indice le pide que se acerque. Divertida le dice al oído.

—¿Estaba acaso herida de gravedad? —le pregunta divertida— o ¿simplemente buscas excusas para que te agradesca tu ayuda?

-No, no lo estabas, pero quien dice que no pueden ocurrir accidentes a lo largo del dia.-dije bromeando.-No, creo que mas bien es para acercarme a ti, mas que para conseguir un agradecimiento.

Tras este pequeño duelo la herida que tenia en mi brazo estaba al borde de abrirse de nuevo, pues estaba empezando a quemarme pero me daba igual ya se cerraria tarde o temprano.

―Accidentes ―susurra ella, pero sus ojos brillaron maliciosos―. Entonces si de la nada pierdo el equilibrio, tendré que tener una idea de lo que ocurrió. Sabré a quién tendré que comerme.

Arianne sonría divertida pero algo en ella la hizo ponerse seria. Estaba actuando muy impulsivamente con Roikan, estaba cediendo mucho. Demasíadas risitas, roces y actitudes muy poco de ellas. No podía permitir que el juego se le escapara aún más de las manos, ya el sólo hecho de que haya aceptado la ayuda de él es una muestra de que no tenía el control por completo.

―Bien, ¿y ahora qué? ―le pregunta más fría de lo que esperaba.

-Bueno pues nada, yo me sazonare para que sea mas facil.-dije continuando la broma.

Note su tono de voz, ya habia hecho algo malo bueeeno, que se le iba a hacer al fin y al cabo esto era entrenamiento asi que no debiamos de estar hablando asi que no me lo tome como algo malo o serio.

-Si te ves capacitada...querria saber cuanto es el grado de dolor que eres capaz de soportar.

―¿Do-dolor? ―pregunta ella un tanto reacia.

A pesar de la dureza de su rostro en su voz no pudo evitar mostrar un tanto de ¿miedo? Sí, la chica estaba asustada detrás de su capa de frialdad y no era para menos, el primer hechizo que se le cruzó por la cabeza fue el Crucio.

―¡Explícate!

-Si, dolor.-repeti.-Pues eso, es tan simple como ver cuanto dolor eres capaz de aguantar sin que pierdas tu concentracion ni seas incapaz de luchar.

¿Acaso dije algo del otro mundo? No es mas que practicar la resistencia del cuerpo del mago frente a fuerzas externas...Hice aparecer mi varita en su mano.

-Vamos, lanzame un crucio con todas tus fuerzas, no lo dudes, como si fuera el que te obligara a transformarte en lo que menos quieres.

Lo primero que pensó fue un claro: "Está loco", pero al ver la seguridad en el rostro de Roikan, sólo atinó a suspirar y a apretar la varita con fuerza.

―Bien ―comienza a decir y se concentra.

Sí, su padre hace un par de años le había enseñado a utilizar las Maldiciones Imperdonables, por cualquier cosa. Para seguir consiguiendo lo que quiere, para salvarse del ataque de alguien o para cuando sea uno de ellos.

Y es eso precisamente lo que la molesta, ver a su padre jactándose con sus amigos de lo perfecta que es Arianne, ver al mismo hombre regañando a su hermano por no pensar como la familia. Sin embargo, no es suficiente, necesitaba pensar en alguien a quien verdaderamente odiaba y al imaginarse a su hermano, de inmediato apareció la imagen de la mujer que la había abandonado. Su madre.

Arianne alza la varita en dirección de Roikan, abre los ojos embargados por un rencor maldito y susurra con firmeza:

―¡Crucio!

Como esperaba no dudo a la hora de lanzarme el crucio, pero aunque realmente iba lleno de furia y para una persona normal hubiera sido suficiente como para desarmarla y hacerla retorcerse de dolor, a mi apenas consiguio hacerme mucho, mas que hacerme flaquear las piernas debilemente, puesto que yo era un metamorfomago y puesto que habia recibido muchas veces esa maldicion sabia aguantar bastante el dolor.

Pero no me di cuenta de algo importante, el crucio es una maldicion que hace que casi literalmente tus musculos se estiren causando dolor, tus organos se opriman y demas...asi que la herida que tenia en el brazo y que podria abrirse o no lo hizo, la venda comenzo a humedecerse, pero no habia mucho que temer, ya era la septima vez que lo hacia y ya me importaba menos.

-Bien, debo de decir que me flaquearon las fuerzas.-dije sinceramente apretando las vendas con ayuda de la varita para que asi la hemorragia cesara.-Pero como viste no fue suficiente y puedo seguir asi eternamente, por lo que esto se basa en aprender del dolor, aguantarlo y usarlo a tu favor.

Arianne cerró los ojos y respiraba lentamente para lograr tranquilizarse. Recordar a esa mujer siempre es un suplicio para ella. Cuando vuelve a la realidad, se da cuenta del brazo de Roikan e instintivamente se acercó a él.

―¿Qué te ocurrió en el brazo, Roi? ―le pregunta con tono preocupado. Había escuchado de lo que le dijo del dolor y sólo atino a asentir y a decir―. Entiendo.

-¿Esto?-pregunte subiendome la manga y mostrando una venda ensangrentada, si, la herida estaba limpia ahora, pero la venda estaba llena de sangre asi que habria que cambiarla.-Un pequeño encuentro con un hombre lobo en Hungria.

La venda se sustituyo por otra nueva, humeda de un liquido que al contacto con mi piel hizo un sonido parecido al del alcohol puro y escocia que no veas, y ademas, la herida aun levemente abierta facilito la entrada de ese liquido por lo que el dolor era el doble, y era profunda y grande, desde la mitad del brazo hasta la mitad del hombro.

-Ese hombre lobo mato a 15 personas y convirtio a otras, estuvo a punto de matar a una niña cuando intervine, como no pude usar la magia delante de ella me cubri con el brazo para evitar que saliera herida, y bueno como dice un viejo refran, el resto es historia, el hombre lobo no volvera a asustar a nadie nunca mas.-suspire.-Lo malo de trabajar con el dolor es que te cause un trauma o la locura, simplemente y si pretendes hacerlo acabaras molida en pocos minutos, aunque en esos minutos consigues mucho mas que en DCAO.

―Un hombre lobo ―repite ella terminando de creer lo que le decia el chico. "¿Es que acaso le ha pasado de todo?" se pregunta ella, bufando entre sorprendido y molesta.

Tuvo la imperiosa necesidad de tocar la herida pero se arrepintió al ver que comenzaba a actuar como una niña otra vez. Levanta su mirada y asiente a lo dicho nuevamente por Roikan y le sonríe de medio lado.

―Creo poder aguantar aunque sea unos minutos ―le dice con un tono seguro que en su interior se iba perdiendo. Nunca había sido atacada por una Imperdonable, no sabía lo que era, pero su padre le había dicho que era horrible.

-Como tu desees, eso si, prepara cuerpo y mente, no sera nada agradable.

Levante la varita y apunte hacia ella, no me hizo falta pensar en alguien en concreto o en algun hecho, me bastaba con pensar en mi, en lo que habia hecho a tanta gente, en lo que al final me reducia, en como acabaria, los malos tiempos que he pasado, para al finar no quedarme donde empece, sino cien metros atras.

-¡CRUCIO!

Seria una maldicion aparentemente para ella potente y desgarradora, pero apenas era una bastante normalilla, las fuertes llegarian con el tiempo...

Por mucho que trató de prepararse, por mucho que quiso poner la mente en blanco o simplemente, en pensar algo agradable, todo fue en vano. Cuando el hechizo la golpeó lo primero que pasó por su cabeza fue un claro "Detente" que no alcanzó a llegar a su garganta.

Arianne cae primero de rodillas y con su boca cerrada, trataba de no gritar. No quería gritar. Aunque no sabía si podría soportarlo mucho más. Llegó un momento en que pensó que no podría lograrlo y por un segundo deseo que eso acabará de cualquier forma.

Abrió la boca nuevamente y un grito desgarrador escapó de sus labios, seguido de un claro y fuerte.

―¡Para!

Al instante que dijo esas palabras revoque el hechizo, y me acerque hacia ella, supuse que no estaba preparada, pero ella quiso hacerlo y lo peor de todo es que apenas era un crucio formado totalmente, pero para ser la primera vez, aguanto mucho mas de lo que otros hubieran hecho asi que mis esperanzas en ellas no se vieron diezmadas, no, aumentaron, decir que no podias con algo ya era un paso, ya conocias tus limities.

Le ofreci una rana de chocolate, en estos casos ayudaban bastante.

-¿Que tal te encuentras?

Trató de incorporarse pero sus piernas cedieron inmediatamente. Gruñe al sentirse así de débil y gime al darse cuenta que le dolía todo.

―Podría ser peor ―responde sólo para no decir directamente que se encontraba mal―. Gracias ―susurra al recibir la rana de chocolate y mordarle ligeramente. No tenía ganas de comer dulces y en sí, su estómago se cerró casi de inmediato al sentir el sabor del chocolate.

-Podrias haberte creido demasiado superior como para admitir que habias llegado a tu limite y haber seguido como consecuencia de ello tendrias hemorragias internas y posiblemente moriras.-dije siendo sincero.

Coloque mi mano sobre su viente, queria asegurarme de que no tenia ninguna herida interna, de mi mano salio una pequeña onda de aire, un truco antiguo pero eficaz, no note nada, asi que aparte del dolor obvio no habia nada.

―No puedo creerme superior en algo que nunca había experimentado ―comenta tratando aún de tranquilizarse―. Soy mejor en otras cosas. ―Sonríe de medio lado y observa con atención lo que hace Roikan.

Al parecer estaba todo bien, por lo tanto aún estar en el suelo le era incómodo. Trata de levantarse nuevamente pero sus fuerzas aún estaban desaparecidas. Bufa molesta consigo misma y se estira en el suelo, para luego cerrar los ojos y dejar su mente en blanco, algo que no logró del todo.

―¿Te costó mucho soportar el dolor? ―le pregunta a su acompañante en un susurro, al ser eso una de las tantas preguntas que se habían formado en su cabeza.