Un poco de entrenamiento... (Elizabeth)

Sus palabras eran ciertas, sí, había sufrido, puede que mucho más que Julissa pero eran situaciones bastante diferente… Kyle estaba vagamente enterado de lo que escondía detrás de mi sonrisa. Pero sabía que Julissa había llegado primero y estar enamorada de Kyle era muy peligroso tanto para ella, como para mí… no quería que dejára de ser mi amiga y tampoco quería que Kyle dejara a Julissa. En lo personal ellos dos eran una pareja de lo más adorable.

-Lo sé, pero... No quiero que dejes a Julissa, tú también la adoras –no quería mirarlo, carecía de valor-. Por como la miras cuando están juntos y como la miraste cuando estábamos en el bosque prohibido… -la idea que pasaba por mi mente, la de un rompimiento absurdo, me provocó un desliz en la voz-. Ella es mi amiga…

No sabía ni que era lo que quería decir, pero confiaba en que Kyle entendiera.

Había tomado un fuerte sentimiento, uno incomparable a otro, cuando me besaba… ya no podía seguir resistiéndome a sus labios… pero la culpa seguía. Me angustiaba la idea que pasaba por la cabeza de ese terco vampiro de brillantes ojos y piel tersa.

-Kyle… no entiendo que quieres decir… -estaba confundida y asustada al mismo tiempo.

Nerviosa, volví a jugar con sus manos.

Las palabras de Kyle eran como puñales que se clavaban en mi pecho, haciéndome sangrar de tristeza, La verdad es que me sentía dentro de un agujero del cual cada vez me iba hundiendo más y más y sin poder trepar para salir de el con toda libertad. Solté una de sus manos para levantarle el rostro con suavidad, y de modo maternal, jugué con algunos de los mechones de su cabello que colgaban frente a su cara demacrada. Me sentía bastante extraña haciendo aquello que pronto volví a sonrojarme, mas mi rostro no mostraba felicidad.

-Kyle, no eres un idiota… en ese caso, yo también lo sería, por que me siento igual que tú –suspiré-. Simplemente no puedo estar en esta situación ¿Me entiendes? Si estas con Julissa, yo no puedo estar contigo –intenté sonar dulce-. Me gustas más de lo que imaginas y no sabes como me muero por dentro por estar contigo… -mi voz se quebró ligeramente-. Yo tampoco sé que hacer.

Terminé abrazándolo por el cuello, recargando mi cabeza bajo su mentón… un nudo en la garganta me sofocaba y me ponía mi piel fría. Volví a suspirar y hablé de nuevo.

-Puedes ser para mí todo lo que has dicho, Kyle, sin necesidad de que “estemos juntos”… tú ahora sabes lo que siento por ti y yo sé lo que sientes por mí, creo que es más que suficiente… -dije con voz terna y cariñosa, materializando una sonrisa n mis labios.

El abrazo de Kyle terminó dejándome sobre el suelo, algo que me hizo reír… Lo abracé con más cariño y regresé a verle a los ojos… eran bellos y brillantes… suspiraba cuando me perdía en ellos. Las caricias en mis mejillas me hacían sonreír, dejando que mis pupilas rebelaran una emoción escondida. Entrecerré mis ojos para dar un toque más romántico y suavemente fui acercándome a su boca, me detuve a míseros milímetros de él y susurré con dulzura.

-¿Por qué los vampiros son tan terco y encantadores a la vez? –dije sin perder la sonrisa.

Nuevamente dejé que mi mente dejara a un lado todo el mal sentimiento para enfocarme en él bellísimo vampiro que tenía como compañía. Aunque esto me llevó a revivir a mi versión de diablito y angelito.

“¿Ves? Esto resultó bien, ahora tiene un protector” “¿Y qué pasará con la otra chica?” “eso no importa ahora… ¡Mírala! Jamás había estado más feliz en si vida” “Pues… sí, pero…” “¿Te duele saber que gané?” “Púdrete en el infierno” “y a ti que se te caiga el cielo para que, cuanodo aigas, te partas la cara en el infierno y yo te joda hasta morir”

Correspondí a su beso, riéndome internamente por su comentario… era fácil hablar con él cuando me relajaba; ahora pude besarlo sin tanto miedo. Me hacía pensar el como una simple reunión de magia cambió todo a nuestro entorno. Sonreía después de todo… era grato tenerlo cerca.

-Bien, profesor Owen –dije pícara y riendo-. ¿Cuál es la siguiente lección? No creo que me vayas sólo enseñas estalagmitas ¿O sí?

Era sencillo bromear con él ahora que me había quitado un peso de encima. Sabía que no dejaría a Julissa por mí y que no me haría a un lado por lo que sentía por él…. Seguía siendo mi amigo y además mi caballero.

Sentí un poco de miedo cuando dijo que el siguiente hechizo era peligroso; asentí con la cabeza para darme confianza… observé como creaba una persona con un simple juego de manos, realmente asustaba. Contuve la respiración para tratar de amortiguar el mal recuerdo que me provocó al ver al mortífago.

-Bien… ¿Qué es lo que haré con él? –pregunté nerviosa y apretando su mano por ansiedad.

La imagen amenazadora del muñeco seguía provocándome temor, era casi la misma posee amenazadora que tenía aquel mortífago que quiso matarme hace ocho años.

Me sentí realmente aterrorizada de cómo el mortífago agonizaba, tenía ganas de decir “Basta” y regresar al castillo. Mas Kyle obviamente no iba a dejarme, me dio un beso rápido y con su siguiente creación, me boté de la risa.

-Voy a matar a ese monito… ya me dio lástima –reí. Me quedé junto a él y sonreí levemente. Era realmente confortable estar a su lado-. ¿Cómo inicio?

Lo observé con inocencia y retome mi confianza… esta vezz no quería morir por una estupidez; nuevamente agradecí el que Mushu estuviera inconciente.

No pude contener la risa… esto se volvía realmente divertido y hacía que mi nerviosismo se esfumara. Presté mucha atención de cómo Kyle guiaba mi mano… no quería cometer ningún error, así que cuando me soltó, yo continué con movimiento; de vez en cuando le daba una mirada al extraño fenómeno que maldecía a Kyle… daba tanta risa… “Tacher, tus clases se quedan cortas a comparación de esto”, pensé para mi misma.

-Waaa... Esto me da miedo –dije con voz temblorosa-. ¿Me repites el hechizo? No quiero morir por mala pronunciación.

Era un sentimiento de frustración que iba consumiendo mi cuerpo como una llamarada a la más débil hoja de roble. Mis nervios estaban a flor de piel y las palabras se quedaban atoradas en el medio de mi garganta, atrofiadas por un sofocante nudo que se materializaba en ese lugar. La concentración tomaba su tiempo mientras repetía constantemente el hechizo en mi cabeza y los movimientos de varita con mis manos. Respiré hundo una vez sintiéndome lista para comenzar.

-Es sólo un hechizo más… -me recodé a mi misma cuando apunté mi varita hacia el engendro que estaba frente a mí-. Bien… -Inhalé. Los movimientos de varita era sutiles y marcados, moviéndose a un compás lento y fluido-. Penumbros … -dije con voz tensa y aguda-, Auricera.

Apreté mis párpados en temor y me aferré a mi varita, encogiéndome toda en hombros para no ver el siguiente desenlace que éstas palabras tomarían una vez terminando de sonar mi voz.

Fue como quitarme una daga de la espalda, por suerte el hechizo había salido a la perfección, lo que trajo consigo un suspiro de alivio de mí parte, un abrazo cariñoso de Kyle y ligeros alaridos del mortífago deforma. Estos, aunque fuesen cortos y efímeros, me provocaron una sensación de amargura, haciéndome estrujar mi rostro de nauseas y tornar mi rostro a un tono pálido.

-Éste hechizo es demasiado fuerte –comenté, girando mí cuerpo que seguía estando estrechado por lo brazos de Kyle, y devolviéndole el ameno cariño-. Aunque los nuevos monitos son bastante tiernos –sonreí con mis mejillas sonrojadas.

Los observé por instantes. ¡Vaya que eran graciosos! No pude evitar soltar una ligera risa; hundí mi cabeza en el pecho de Kyle y cerré momentáneamente mis ojos, suspiré… ¡Cómo me gustaba estar entre sus brazos y sentir su calidez aun sabiendo que su piel era apellida como el hielo!

-Deberías dedicarte a ser profesor, eres bastante bueno enseñando –dije mientras esbozaba una curvatura en mis labios.

Me dio tanta gracia ver como el pequeño chibi Kyle se aferraba a mí como un pequeño bebé, de hecho, esa fue la sensación que me produjo ver esas copias de nosotros mismos. Sonreí con mis mejillas coloradas; solté a Kyle de una de mis manos para acariciar el cabello de su imagen pequeña; tomé una actitud tan maternal que era fácil ver lo que pasaba por mi mente al tomar el rostro de ese niño pequeño.

-Es tan adorable- dijo con un tono suave y romántico. Un tono que jamás había salido de dentro de mí.

Volví mi mirada a la de Kyle para sonreírle y pasarla a la pequeña versión de mí que estaba pegada a él. Fue tanta la emoción que me produjo aquel momento que no pude evitar soltar unas lágrimas de mis orbes, mas éstas no dolían… al contrario, eran dulces y jubilosas.

-Gracias –fue lo último que dije antes de cerrar mis ojos y hundir mi rostro en su pecho.

-También pienso que eres tierno y lindo… -dije con voz suave-. Me gustas mucho… no sabes lo mucho que te quiero… yo también sería capaz de hacer cualquier cosa por ti.

Me sentía tan acomoda en poder estar abrazada de él sin preocupaciones ni alborotos, problemas de conciencia y demás… observé como los clones nos imitaban ¿De verdad se veía así de cursi? No me importaba, lo disfrutaba, era algo inolvidablemente romántico.

Aunque quería seguir con la práctica de magia… la verdad es que prefería seguir atada a sus brazos y quedarme hay para siempre. Para mi desgracia, sufrí una punzada irritante en la herida de mi pierna, No pude evitar estremecerme ligeramente y estrujar mi rostro con una mueca de dolor, un grito ahogado provocado por lo mismo y la flexión de mi pierna.