Paseando hacia el ocaso [LIBRE]

(Si, Alexandra tiene razón, estabas alzada sobre el suelo xD, pero se le olvidó que tenías a las serpientes
Y Robin, siento no haberme despedido, pero se me volvió a cerrar el msn cuando ya me iba, ¡por eso no me gusta nada!)

De pronto un puñetazo me desencajó la mandíbula, lanzándome contra una pared y cayendo sentado.
Gruñí más de rabia que de dolor y me llevé una mano a la zona golpeada, colocándola en su sitio a lo bestia.

Entonces vi quién había sido. Se trataba de la chica del otro día, la cual se había salvado por la llegada del amanecer, pero esta vez no iba a ser así, porque hoy quedaba mucho aún para que saliera el sol…
Sonreí sádicamente al darme cuenta de que la chica había desecho el crucio, pero que no se había dado cuenta del Fuego Demoníaco.
Y este había captado el movimiento de la chica más joven.

Rápidamente las serpientes de fuego se lanzaron sobre las piernas de ambas, dispuestas a dejarlas hechas cenizas. Y yo, aprovechando el dolor que esto les causaría, salí corriendo hacia la mayor y, cogiéndola del pelo, la estampé de cara contra la pared de enfrente y repetí lo que había hecho con la otra, la encadené mientras el fuego seguía quemándola.

Entonces me giré hacia la menor.

- No debiste moverte, te lo dije, te lo dije… - canté, mientras le daba una patada que provocó que se moviera aún más.

Reí macabramente y exclamé:

- ¡Crucio!

Pero este iba hacia la mayor. Me daba igual que fueran dos, acabaría con ellas igualmente.

(Las serpientes T.T ¡Y no tengo varita! La recuperar鬬 Y no te preocupes, me imaginaba que te había pasado algo así =P Yo siempre pensando en positivo xD)

-¡No! ¡No-exclamé.-¡Las serpientes!

Me atacaban las piernas y me dolía muchísimo, y además sentí la patada del vampiro. ¿No acabaría nunca ese dolor.

Fiendlocked... Pero necesitaba mi varita. Él estaba cerca. Me levanté un poco, estiré el brazo y lo metí en su bolsillo.

-¡Expulso!-grité sin sacar la mano, salió sola cuando él voló por los aires. Me apunté las piernas.-Fiendlocked.

Mi varita comenzó a absorver el fuego maldito pero no tenía suficientes fuerzas...

-¡Fiendlocked!-grité. Poco a poco, mi varita iba absorviendo las llamas hasta que no quedase ninguna.

La chica más joven aprovechó mi distracción con la mayor para sacar su varita de mi bolsillo. Su hechizo me lanzó por los aires, pero no lo suficiente.
Caí de pie y con las mismas la apunté a ella, que estaba haciendo desaparecer las serpientes de fuego.

- Deprimo.

Y un profundo agujero se formó a sus pies, haciéndola caer.
Este era lo suficientemente grande y de paredes lisas como para que no pudiera subir ni transformada en león.
Me acerqué hasta el borde y sonreí.
No sabía qué tal le había sentado la caída, pero me daba igual, lo que quería era mantenerla fuera de combate el tiempo suficiente como para acabar con la otra joven, la que de verdad me preocupaba.

Me acerqué hasta ella, que aún seguía encadenada de cara a la pared y sufriendo los efectos del crucio, y le apunté a la espalda.

- ¡Sectumpsempra! - exclamé.

Y heridas profundas y sangrantes se abrieron en su piel. Sonreí y me acerqué, bebiendo la sangre. Aquello repondría cualquier fuerza que hubiera perdido.

Todo ocurrió en cuestión de segundos.
Apenas me distraje un momento cuando unas serpientes de fuego en las cuales no había reparado nos atacaron a Robin y a mí, quemándonos las piernas horriblemente.
Luego el vampiro me agarró violentamente del pelo y me estampó contra la pared de cara. Probablemente me había partido la nariz, porque me dolía y sangraba a montones.
Por último me encadenó y me lanzó un crucio.

- Pues qué bien - murmuré, en vez de gritar o cualquier otra cosa.

Intenté ver qué pasaba a mis espaldas, pero las cuerdas no me dejaban ni girar completamente la cabeza.
Sólo supe que Robin había conseguido su varita y había lanzado al vampiro por los aires.
Ella retiró las serpientes que la atacaban, pero un par siguieron rondando por mis pies.

Suspiré, aquello iba a costar que se curara.
Intenté entonces saber qué estaba haciendo el vampiro cuando oí aquel hechizo. Abrí los ojos de la sorpresa.

- ¡ROBIN! - grité. No sabía cuán era de profundo el agujero, pero estaba segura de que una caída en su estado podría haberle traído graves consecuencias.

Después me tocó a mí.
El vamprio me lanzó un Sectumpsempra que me hizo sacudirme de dolor, ya que juntaba los efectos del crucio con los enormes cortes.
Noté que el chico bebía mi sangre e hice una mueca.

Ya era hora de que me soltara.
Transformé mis dedos en afiladísimas cuchillas y rasgué las cuerdas sin problema alguno. Desaparecí las serpientes de fuego y luego me giré hacia él.

- ¿Un corte de pelo? - pregunté, imitando su sonrisa malvada.

En apenas un segundo, ya le estaba atacando a la misma velocidad que lo haría un vampiro, cortando todo aquello que pillara a mi paso.

No me importó que mi espalda siguiera sangrando, total, ya lo curaría mi magia.
También estaba preocupada por Robin, pero no podía ir a ayudarla hasta que parara lo suficiente al vampiro o nos mataría a las dos.

Justo cuando me había librado de las serpientes de fuego, un agujero se formó bajo mi cuerpo y, con un grito, caí.

La caída fue catastrófica. Me golpeé en todo el cuerpo al caer y además en la cabeza. Cerré los ojos, aturdida y casi a punto del desmayo.

-No puedo... más...-murmuré. Pero luego oí a Alexandra gritar mi nombre y no sabía qué pasaba. Ella me había ayudado, ahora tenía que ayudarla yo a ella.

Pero no puedo...-pensé.-Vamos, Robin, vamos, es hora de que le enseñes a ese vampiro de lo que está hecha una niña de catorce años.

Me senté no sin gran esfuerzo y me apoyé en la pared de aquel enorme agujero.

-Episkey...-murmuré apuntando a mis heridas, que no sanaban del todo, pero al menos dejaban de sangrar.-Episkey, episkey.

Miré hacia arriba. ¿Cómo iba a subir?, no podía ni ponerme en pie, mucho menos podría saltar.

Ya sé, ¡Ya sé! ¡Sí, sí, sí!

Alcé el brazo en el que tenía mi varita y cerré los ojos, iba a doler.

-Ascendio.-murmuré y salí despedida hacia arriba para luego caer a lo bestia en el suelo. Abrí un poco los ojos y vi a Alexandra con... ¿Cuchillas?

¿Ella estaba bien? En ese caso me podía quedar allí quieta, mirando qué pasaba por si tenía que intervenir yo también.

¿Así que la pequeña se llamaba Robin? Interesante…

Estaba a medio beber cuando la chica cuyo nombre aún desconocía se soltó de las cuerdas con… ¿Qué mierdas era eso? ¿Cuchillas? ¿Y sus dedos?
Sin embargo, no tuve tiempo de pensarlo mucho pues empezó a atacarme a una velocidad que igualaría a la mía, lo que me causaba serios problemas para esquivarla.
Y lo más fuerte es que le daba igual estar desangrándose.

Me cortó varias veces, pero yo la golpeé otras tantas. Aquello parecía una danza macabra de sangre y crujidos de huesos.
Finalmente le di un fuerte puñetazo en la clavícula que hubiera dejado muerto de dolor a cualquiera.

Frené un momento mi ataque y me limpié la sangre que goteaba de un corte que me llegaba desde de la mandíbula hasta casi el ojo. Porque los vampiros sangrábamos aunque estuviéramos muertos debido a lo que bebíamos.

Aquella pelea iba para rato, y entretanto me había dado cuenta de que la llamada Robin había escapado del agujero.
Luego me encargaría de ella, pero ahora no podía distraerme.

(Vale, los vampiros sangran y yo como una boba, que se me había ocurrido varias veces usar el sectusempra xD Para hacer daño es uno de los que más me gustan)

Qué mareo... Tanta rapidez. Hice una mueca cuando golpeó a Alexandra en la clavícula.

No sé cómo sigo viva.-pensé.-Tengo que ayudar a Alexandra, no le puede dar ventaja a él...

Me senté apoyándome en el brazo que tenía marcado con una frase cuyo significado me dolía más que la forma en la que me lo habían hecho, y apunté al vampiro.

¡Lumus Solem!-pensé inmediatamente.-No, no, pero eso lo mataría. Matar no es bonito. Pero me ha hecho mucho daño, y a Alexa también... No, no es motivo.

-Lumus maxima-la luz salió inmediatamente, tuve que cerrar los ojos porque hasta a mí me molestaba, y temía que si seguía haciendo magia no pudiese aguantar más.

(Pues no sé si sangran o no xD, es lo que pone la ficha de personajes, yo sólo la sigo .__.
Y por cierto, yo creo que no me moriría por el Lumos Solem, porque no es el sol ¬¬, sólo me debilitaría.
Pero eso tienen que aclararlo las Admis <__<)


Una luz me iluminó y gruñí colérico mientras cerraba los ojos. ¿Pero es que la niña era una suicida o qué?
A ciegas y guiándome por el olor de su sangre la apunté y dije:

- ¡Inmobilus!

El hechizo atravesó el haz de luz y llegó a su objetivo. Por fin dejaría de darme problemas aquella chica por un rato.

- No tengas impaciencia por morir, Robin, ¡también te llegará a ti el momento! – la amenacé, riendo, mientras volvía a prestar atención a mi pelea.

(Es cierto, es lo que pone la ficha xD. Y estoy de acuerdo, no deberías morir por ese hechizo, porque si no los vampiros no serían peligrosos -___-U
Lo tendré que agregar máaas tarde LOL)


Mi pelea con el vampiro duró largo rato, durante el cual mis huesos crujían bajo sus puños y su piel era desgarrada por las cuchillas que eran mis dedos, hasta que un puñetazo en mi clavícula me dejó sin respiración.
Si no me la había roto había sido de milagro.

Él se limpió la sangre de su mejilla y yo lo hice de mi nariz, la cual notaba hinchada y enrojecida.

De pronto un haz de luz iluminó la noche y el chico tuvo que cerrar los ojos. Esa había sido Robin, lo que indicaba que estaba viva y que había salido del agujero. Él la inmovilizó, pero se distrajo.
Aprovechando la oportunidad que me había dado ataqué a sangre fría, abriéndole un profundo corte al vampiro que le cruzó todo el torso, desde el hombro izquierdo a la cadera derecha.

Luego cambié las cuchillas por otra vez mi puño de hierro y le golpeé en la mandíbula, mandándolo contra una ventana del primer piso del edificio abandonado que allí había.

Habría mirado a Robin a ver qué tal estaba, pero me temía que aquello no había acabado ahí.



(Y otra vez me voy a dormir xDD
Mañana más y mejor (?) jajaja )

(Sí que es luz del sol *jum*, y es que yo no me fijé en los detalles de vampiros. Escribo sólo para decir esto xD Y que me voy, ya postearé cuando pueda moverme, listo xD que estaba pensando en un finite incantatem pero sería abuso del rol ya, si no puedo moverme no creo que sirva aunque tenga la varita en la mano, y para eso no posteo xD. Hala, fins dema xD)

(Seh, es luz del sol, pero no es el sol (?) xDD
De todos modos, tiene lógica lo que dijo Alex, si a los vampiros se les pudiera matar así, nadie les tendría miedo.
Yo creo que se debilitarían mucho pero no hasta el punto de morir)


Pagué realmente caro mi descuido, pues la chica me hizo un enorme corte en el torso que empezó a sangrar profusamente y luego me lanzó contra una ventana del edificio abandonado.
Del impacto rompí los cristales y acabé extendido en el suelo de una habitación en ruinas.
Jadeé del dolor en mi mandíbula – me podría haber partido el cuello – y me levanté, arrancándome mi camiseta negra empapada en sangre para dejarla a un lado, pues ya sólo era un montón de jirones de tela que no servirían ni para hacer trapos.

Luego corrí iracundo hasta la ventana y agité la varita.

- ¡Oppugno!

Y todos los cristales de la ventana se alzaron una milésima de segundo antes de que los lanzara rápidamente hacia la chica mayor, lo que la tomó de sorpresa.

Aproveché eso para saltar y caer ágilmente al lado de Robin, la cual estaba aún inmovilizada.
Pasé un brazo bajo los suyos y la alcé, mientras que con el otro le colocaba un cristal que había cogido en el cuello, rozando su piel pero sin cortarla, aún.

- Si me atacas, muere.


(Y hala, para que no te aburras ahora te uso de rehén xDD)

(Sí, si tiene razón, lo que pasa es que ayer no tenía ganas de seguir escribiendo porque estaba medio sobada xD Bueno, bueno, si se debilitan mucho... *juju* Otra cosa, voy a usar un finite incantatem que me duele todo de estar inmóvil (?) Y ustedes ya deciden si funciona o no xD)

Me había dejado petrificada, no podía moverme, y eso me estaba desesperando, yo quería ayudar. Aunque pude comprobar que Alexandra estaba bien... Hasta que la perdí de vista y oí un ruido muy fuerte de cristales rompiéndose.

Vi a Alexandra caer más allá y que me levantaron sujetándome por los brazos.

Oh, no...

Entonces oí su voz muy cerca, era él. Sentí algo frío en el cuello y me puse nerviosa. No sabía cómo había quedado mi brazo después del movimiento, pero al no poder mover la mano, la varita seguía sujeta.

¿Y si pruebo con un hechizo no verbal?

La verdad es que no nunca había probado algo así, pero podía intentarlo ahora, aunque tampoco sabía hacia dónde apuntaba mi varita.

Finite Incantatem.-pensé.-Finite Incantatem.

Un segundo, apenas me distraje un segundo y ya tenía un millón de cristales volando hacia mí.

- ¡Reducto! – exclamé, y la gran mayoría de los cristales estalló en un brillante polvillo, cayendo como lluvia. El resto se clavó en mis brazos al cubrirme y uno particularmente grande lo hizo en mi abdomen.

Me lo saqué con una mueca y lo lancé a un lado.

- Pues qué bien – comenté como si nada – A este paso voy a acabar con más agujeros que un queso Gruyère.

Entonces me giré hacia el vampiro y me di cuenta de que tenía agarrada a Robin. Me acerqué hasta ellos con las manos en alto y aspecto despreocupado, a pesar de que la nueva herida sangraba abundantemente y de que mi nariz tenía cada vez peor aspecto, sin contar los cortes de la espalda y los moretones que tenía por ahí perdidos debido a los puñetazos que había recibido.

-Muy bien, muy bien – dije – Déjala en paz, ¿Qué es lo que quieres a cambio?

Sabía que el vampiro buscaba que hiciera algo, o si no no me estaría amenazando.
Miré a Robin, no sabía si se estaba enterando de lo que ocurría o no.


(Que ya decida Matt si funciona tu hechizo o no xDD)

Mientras la chica se las apañaba con los cristales noté que Robin se comenzaba a mover, por ello miré hacia abajo y vi que aún sujetaba la varita. Hice una mueca y se la quité antes de que deshiciera del todo el hechizo de inmovilización.
Lancé la varita muy lejos, tanto que se perdió en la oscuridad de la noche.

- La próxima vez te la partiré – la amenacé, frunciendo el ceño, cansado ya de que intentara rebelarse cada dos por tres – de todos modos, una vez muerta no la necesitarás.

Aunque ahora podía mover la cabeza y más o menos los brazos, no me molesté en repetirle a la chica el hechizo, de todos modos, ni tenía varita ni podía usar aún las piernas.

Ahora la otra joven se acercaba a nosotros con los brazos en alto, tenía un aspecto deplorable. Sonreí macabramente.

- A ti – respondí, mientras apretaba un poco el cristal contra la piel de la chica, no lo suficiente aún para cortarla pero si para darle a entender que, o hacía lo que decía, o no dudaría en seccionar su cuello.

(¡¡¡Bieeeeen, puedo moverme un poco!!! xD)

Pestañeé, podía moverme un poco más. Mi varita voló de mis manos y la perdí de vista.

No... Otra vez no...

Sentí que me apretaba más mi cuello con aquello que al fin pude ver que era un cristal.

Ella tenía que irse de ahí, o irnos las dos, pero estaba en un estado horrible.

-Alexandra... No le hagas caso...-dije con cuidado, cada vez que hablaba se me clavaba el cristal.-¿No ves que... me matará... de igual forma?

Los miré a ambos. Ya me había temido aquello.
Me pasé una mano por el pelo, notando que allí también tenía heridas y que la sangre reseca había endurecido parte de mi cabello.

No debía de tener mi mejor apariencia, desde luego.

- A mi - repetí, inclinando la cabeza hacia un lado como si dudara - ¿Para qué? ¿Para torturarme hasta la locura? ¿Matarme directamente...?
¿Qué es lo que quieres exactamente de mí?

Dirigí entonces mi vista hacia Robin y le sonreí tranquilizadoramente, porque aún podía hacerlo, y porque no iba a permitir que el vampiro le hiciera nada.

Hubiera golpeado a Robin por hablar, pero si lo hacía no habría podido intentar negociar nada.
Tuve que resistirme en no apretar aún más el afilado cristal.

- Así que te llamas Alexandra, ¿Eh? – pregunté, sonriendo de medio lado - Y no, no es eso lo que quiero – añadí – porque eso lo puedo hacer con cualquiera.

Guardé silencio unos segundos, durante los cuales ningún ruido estropeó el ambiente de misterio que había creado a propósito.

- Lo que quiero a cambio de no tocar a tu amiga, Alexandra – sonreí de medio lado – Es que te unas a mí.

(Me hace gracia provocarte, Matt xD ahí voy otra vez)

Estaba claro que era un mortífago. Y... A mí no me importaba que se uniera a él, pero eso la haría correr peligro ante el Señor Oscuro...

-No, Alex, no te unas a él...-sollocé.-Déjala en paz, no caerá en tus chantajes.-dije al vampiro entonces.

Miré a Robin desde arriba; tan juntos la diferencia de alturas era considerable.

- ¿Tú para qué estás pensando que la quiero de mi lado? - pregunté, ya que le decía a Alexandra con tanta seguridad que no se uniera a mí aún cuando eso la podría salvar.

No aflojé en ningún momento mi agarre, incluso lo incrementé debido a la impaciencia.

Me estaba costando respirar con la fuerza que estaba ejerciendo para agarrarme.

-Para convertirla... en lo mismo que tú...-musité.-O para... que sea una servidora... del-que-no-debe-ser-nombrado.

Sonreí.

- No me interesa convertirla vampiro, eso sólo aumentaría su poder, y no me conviene - respondí - Y me da igual si apoya a Voldemort o no.

- La única razón por la que la quiero de mi lado es que prefiero tenerla de aliada a tenerla dándome problemas y frenándome - expliqué.

Entonces miré a Alexandra.

- ¿Te interesa mi oferta? - le pregunté - Ten en cuenta que salvarás a tu amiga... yo creo que no exijo demasiado a cambio.

¿Robin creía que el vampiro era un mortífago?
Pues la verdad es que no lo había visto nunca...

Su preocupación me hizo gracia pero a la misma vez me dio pena por el hecho de que yo ya fuera mortífaga y porque dudaba que mi magia permitiera una transformación en vampira.
¿Qué pasaría cuando Robin se enterara de que seguía a Voldemort? Esperaba que no lo hiciera nunca, porque no quería que me rechazara...

- En resumen, que no quieres que te fastidie las comidas - respondí.

Me quedé pensativa unos segundos, meditando la situación.
Finalmente dije:

- Muy bien, suelta a Robin, déjame que la lleve a un lugar seguro, y terminaremos el pacto.

No sabía si era por el golpe en la cabeza, por el dolor que tenía o por cualquier otra cosa, pero estaba confusa.

Por otra parte noté que empezaba a recobrar movilidad en las piernas y me atreví a moverlas un poco, pero no más. No quería moverme, porque aquel cristal era demasiado amenazador.

¿Qué pacto se traían? Me quedé callada, no sabía exactamente qué decir.

-¿Alex...? ¿Qué vas a hacer?-me atreví a preguntar.

Sonreí por el comentario de Alexandra.

- Más o menos, pero sabes que va más allá de "fastidiarme las comidas"

Entonces volví a bajar la mirada hacia Robin, la cual comenzaba a moverse. Rodé los ojos, cansado de ella, y le indiqué pasándole el cristal de lado a lado del cuello que, como hiciera algo, podía ir despidiéndose de su cabeza.

- Lo que va a hacer es lo correcto - respondí - porque con las ganas que tengo de matarte no creo que hubiera otra forma de salvarte.

- Pero... ¿Qué me asegura a mi que si la suelto vas a cumplir con tu palabra, Alexandra? - le pregunté, analizándola detenidamente.

- Nada - le respondí a Robin tranquilamente - sólo voy a asegurarme de que ni tu vida ni la de ninguno de mis amigos peligre por él.

Miré entonces al vampiro.

- Porque el pacto va a ser el siguiente: tú no atacarás a ninguno de mis amigos y yo, a cambio, no molestaré en tus planes - expliqué - incluso, te ayudaré - añadí, pues me temía que si no entonces no iba a aceptar mis condiciones.

- Y no hay nada que te lo asegure, sólo puedes confiar en que me importe la vida de mis amigos lo suficiente como para seguir con el trato - contesté - Aunque creo que la que debería estar preocupada por posibles traiciones soy yo.

Esperé a ver qué opinaba mientras no podía evitar pensar que yo en el lugar de Robin me habría muerto del sofoco a pesar de la situación en la que se hallaba, porque no sabía si se habría dado cuenta, pero el vampiro la agarraba contra su fuerte pecho sin ninguna camiseta de por medio.